Temporada 3 – Programa 4 – Las Vírgenes Vestales

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Estas sacerdotisas romanas, a pesar de ser mujeres, llegaron a ocupar un puesto esencial en la  sociedad romana ya que se encargaban de salvaguardar el destino de Roma, siendo su tarea principal el cuidado del fuego romano, ya que en el momento de su extinción se daba por hecho que un suceso trágico inminente iba a ocurrir.

Redactado y presentado por María Estrella Vizuete
Grabación y Postproducción: Inés Martínez

 

 

VÍRGENES VESTALES

 

Vesta, era la diosa virgen del hogar,y la chimenea familiar, cuyo calor unía a toda la familia. Era una de las divinidades más importantes del panteón romano. Era también la diosa consagrada a los fuegos rituales. Gradualmente, se fue convirtiendo en la diosa protectora de Roma cuyo fuego representaba el bien del Estado, es decir, la res publica.  Esta importancia que fue adquiriendo tuvo como consecuencia la creación de un grupo de sacerdotisas sagradas encargadas de salvaguardar esta llama del hogar de la ciudad.

La chimenea familiar para los romanos fue adquiriendo connotaciones rituales y sagradas, donde ofrecían sus sacrificios y oraciones. El fuego sagrado también estaba considerado como el fuego de la vida que ardía en el pecho del pueblo romano gracias a Vesta.

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Diosa del hogar llamada Hestia en Grecia y Vesta en Roma
Fuente imagen: Globedia: Hestia, vesta: Diosa del hogar y de los templos

Sus orígenes se remontarían a la necesidad antigua del fuego comunal que tenía raíces muy profundas en la cultura y que se trasladaron a las costumbres posteriores. Junto al mal presagio de que se apagara el fuego existía, como consecuencia, una necesidad latente de mantenerlo avivado. De esta función se encargaban las mujeres de la aldea, que normalmente eran jóvenes que aún no se habían casado y por tanto no tenían que atender las tareas del hogar.

La leyenda cuenta que las primeras Vestales fueron elegidas por el héroe troyano Eneas, según la leyenda, el progenitor del pueblo romano, siendo de la misma familia que Rómulo y Remo, fundadores de Roma. En los tiempos de la Monarquía, los reyes eran quienes elegían a las Vestales y también los que impusieron los castigos en caso de incumplimiento por parte de estas vírgenes.  Los votos que debían seguir era permanecer virgen, como la misma diosa,  y el de mantener vivo el fuego sagrado. Si se apagaba era símbolo de que una tragedia se avecinaba para Roma.

Las vírgenes vestales gozaban de un gran prestigio en la sociedad. Eran respetadas por todo el pueblo romano.  Su sola presencia en el camino de una persona que estaba siendo condenada a muerte era suficiente para que le fuera perdonada la vida.

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Vírgenes Vestales cuidando el fuego sagrado
Fuente imagen: La Romapedia: Vesta y Vestales; de ellas dependía Roma

 

Hablemos ahora de los privilegios que tenían estas mujeres: Podían ser escoltadas por los lictores que eran funcionarios públicos que escoltaban a los magistrados, igualmente podían tener un sitio preferencial en los espectáculos y juegos o también ser invitadas a suntuosos banquetes donde solo podían asistir los ciudadanos más ricos de la ciudad.

Otros privilegios dignos de ser mencionados son:

-Que “todos los magistrados debían cederles el paso

-En asuntos de justicia, su palabra era por sí sola digna de tener en cuenta

-Las vestales, estaban consideradas sui iuris, es decir, con pleno derecho y poderes, como hijas del Estado y hermanas de todos los ciudadanos.

– Eran las únicas mujeres que podían hacer testamento desde los primeros tiempos de Roma en virtud de la ley Horacia, además de salvaguardar los testamentos de los ciudadanos, y por la misma ley intervenían como testigos en los juicios.

– Y además, podían administrar su hacienda y realizar operaciones financieras sin necesidad de tutores.

La vestimenta de una vestal también reflejaba su rango elevado en la sociedad y a la vez su pureza y castidad. Las túnicas que utilizaban eran de lino de color blanco y estaban adornadas con una orla púrpura. Dentro de los distintivos que llevaban encontramos uno que es de suma importancia, la vitta. La vida, que era comúnmente utilizada como adorno por las mujeres, pero que en el caso de las vestales, identificaba su posición sagrada en la sociedad. Es por esto, que lo primero que se le hacía a una Vestal que rompía sus votos, era el despojarla de esta vitta.

El número de vestales se fue incrementando a lo largo del tiempo. En un principio fueron dos, luego cuatro y posteriormente seis sacerdotisas. Así mismo como toda hermandad siempre hay una persona que oficia de líder y representante. En este caso, la Vestal de mayor importancia era la Vestalis Maxima, o Virgo Maxima, al menos eso sabemos por Ovidio y Suetonio. Y su principal tarea era la de presenciar en el Colegio de Pontífices y participar de este.

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Virgen Vestal con su vestimenta característica
Fuente imagen: Imperio Romano: ¿Quiénes eran las vestales?

 

Las Vestales servían durante 30 años. De estos 30 años:

– 10 eran como estudiante – o Discipula en Latín-; en esos años aprendían multitud de significados religiosos y cómo cumplir sus tareas en el templo.

-Los segundos 10 años se dedicaban al servicio, donde cuidaban la llama y también participaban en ceremonias de gran importancia

– Y los últimos 10 años trabajaban como maestras de las jóvenes discípulas.

Pasados estos 30 años de servicio, las vestales podían dejar el templo y casarse si lo deseaban. Sin embargo, la gran mayoría decidía quedarse ya que podían vivir rodeadas de todo lujo y comodidad.

 

Los requisitos para llegar a ser vestales eran:

Tener entre seis y diez años — que vivieran su padre y su madre; — que no tuviesen defecto físico como ser tartamuda o sorda; — que ni ella ni su padre hubieran sido emancipados aunque estuviesen bajo la patria potestad de su abuelo; — que ni su padre ni su madre hubieran vivido en esclavitud, ni ejercido un negocio sórdido. Y por último, y lo más importante, tenían que ser vírgenes.

La orden de las Vestales se mantuvo vigente hasta el año 391 DC cuando el Emperador Teodosio decretara por ley, que todo culto y rituales paganos en público quedaran prohibidos y se negara su práctica.  Tras este decreto, el templo de Vesta fue cerrado, y la llama sagrada extinta -muchos dicen que por el mismo Teodosio-.

Las vestales que ocupaban el puesto en ese momento, fueron desligadas de sus tareas, y la orden se desvaneció para ocupar su lugar en la Historia, como recuerdo de una de las más grandes y hermosas tradiciones de la edad dorada de Roma. Y tal vez, quién sabe, casualidad del destino o justicia poética hacia un Emperador incrédulo, pocos años después de haber sido apagada la llama protectora, cayó el Imperio Romano Occidental a manos de las tribus bárbaras que invadieron la península.

Es importante mencionar que las vestales fueron las únicas que tenían pleno derecho y poderes, ya que el resto de las mujeres romanas, por el simple hecho de serlo, no tenían esa potestad y siempre dependían de un varón.

Las sacerdotisas, a pesar de estar vigiladas por el Pontífice Máximo, estaban encargadas de uno de los aspectos más influyentes en el devenir de Roma, el fuego sagrado, y por tanto fueron mujeres respetadas por todo el pueblo romano.

 

FUENTES CONSULTADAS 

  • http://www.vestal.es/
  • http://www.imperivm.org/articulos/vestales.html

 

OTRAS FUENTES

 

 

 

 

María Estrella Vizuete

 Alumna de 3º de Grado de Historia de la Universidad de Murcia.
Para Radio CEPOAT: El Canal de la Historia.

 

 

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