Fecha

27 de Abril de 2012

Hora

9:00 horas - 19:00 horas

Lugar

Salón de Actos. Facultad de Economía. Campus de Espinardo.

9:00 Horas: INAUGURACIÓN

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9:30

CHARLA INAUGURAL

"Lecciones de una crisis en Lorca"

- Enrique Alcat, Profesor Instituto de Empresa Business School, experto en Comunicación de Crisis.

10:00

12:30

17:00

Panel 1

Emociones

Panel 2

Tiempo

Panel 3

Recursos

- Arturo Pinedo, Comunicación de Crisis Llorente y Cuenca

- Aurelio Soto,Oficina de Información Pública de la UME

- Miguel Ángel Rodríguez, Jefe de la Unidad de Comunicaciones de Emergencia de Cruz Roja

- Arturo Merayo Pérez, consultor de Comunicación en Cícero Formación y experto en inteligencia emocional

- Manuel Buitrago, Redactor Jefe Local, diario La Verdad

 

 

- Luis Serrano, Jefe de Prensa de Madrid 112 y miembro del ERICAM

- Amparo Lobato, directora de Relaciones Institucionales Kellog´s España & Portugal

- Juan José Litrán, Director de Relaciones Externas de Coca Cola

- Almudena Peñaranda, delegada de Europa Press en Murcia

Paul Capriotti, Profesor Titular Universidad Rovira i Virgili

 

 

- Miguel Ángel Pérez, director de Comunicación de la Región de Murcia

- Sergio M. Mahugo, Consultor de la empresa  “Tú y yo qué”

- Daniel Martí, Profesor  Titular Universidad de Vigo

- Javier Ruiz, director “Hoy por Hoy” en la Región de Murcia, Cadena Ser

- Yayo Delgado, Director de Comunicación, Consejería de Sanidad Región de Murcia

 

 

Las emociones son algo natural en cualquier situación de crisis, son un componente esencial. Las emociones inundan las percepciones de los afectados y la visión de los testigos; las emociones son parte de la responsabilidad de las fuerzas de seguridad y emergencia; las emociones condicionan el trabajo de las Administraciones  Públicas y de los medios de comunicación; las emociones, en definitiva, son imprescindibles durante una crisis e imprescindibles para salir de ella.

 

Pero las emociones pueden ser gestionadas de forma negligente, de forma descuidada por parte de los agentes implicados. Pueden ser utilizadas como mercancía por parte de los medios de comunicación o pueden ser marginadas en el trabajo de administraciones, organizaciones sociales y sociedad civil. Haciéndolo, olvidamos una dimensión esencial, escondemos parte de nuestra condición como personas y nos convertimos en organizaciones frías, racionales e inhumanas, provocando, con ello, que la crisis se agrave más.

 

 

En una sociedad de lo inmediato, de lo efímero, de lo fugaz, el paso del tiempo y las implicaciones de su discurrir, tienen consecuencias en el modo en el que nos relacionamos, en la forma en la que nos comportamos, vivimos nuestra actualidad y pensamos nuestro futuro. Nunca fue tan importante el tiempo. También en situaciones de crisis.

 

Cuando estalla una crisis el tiempo es un factor clave, puesto que todas las crisis son urgentes. Las decisiones deben tomarse con premura para que no se agraven las consecuencias y para que los afectados conozcan la realidad  y puedan situarse ante ella. Parte esencial de la urgencia de estas situaciones tiene que ver con la comunicación de los hechos, la información sobre sus consecuencias y sobre las diferentes implicaciones que pueden suponer. En este contexto, es imprescindible una reacción inmediata de las administraciones públicas implicadas, de los cuerpos de seguridad y Emergencias, de los medios de comunicación y de los propios ciudadanos. El tiempo condiciona los resultados, la forma de abordar la crisis y el modo de salir.

 

 

Vivimos en una sociedad interconectada en un entorno global e instantáneo. El individuo medio posee la capacidad, no sólo de acceder a enormes cantidades de información, sino a hacerlo a través de una infinita cantidad de recursos, sobre los que acaba construyendo buena parte de la percepción de la realidad. Estos recursos ya no son sólo los tradicionales, como el grupo de referencia o los medios de comunicación, sino que  el campo se ha ampliado y abarca a cualquier individuo con voluntad de contar.

 

En situaciones de crisis debemos tener muy presente esta capacidad del individuo por recoger información a través de innumerables medios y, con ella, tomar las decisiones que acaban condicionando el desarrollo de los acontecimientos. Las empresas, la Administración Pública y las organizaciones sociales implicadas en las crisis deben conocer y manejar con profesionalidad y sentido común estas herramientas en beneficio de una mejor y más sólida salida de la crisis.

 

 

Colaboradores: