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Psicología
en la UMU y Espacio Europeo de
Educación Superior (EEES). Facultad de Psicología. Curso 2005/06 Grupo de profesores de primero (formación para el inicio de experiencia piloto conjunta de 1º de Psicología) |
Una
situación se considera un problema cuando inicialmente no está claro el modo
de llegar desde la situación actual a la meta. Esta falta de claridad es la que
diferencia la capacidad de resolver problemas de otras competencias.
Un
problema consta de un estado de inicio, un estado final y un conjunto de
operadores o procesos que convierten el estado inicial en el final (Newel y
Simon, 1972). En nuestra vida cotidiana los problemas no suelen estar bien
definidos, faltan algunos de los componentes o no existe una única forma de
resolverlos. Gran parte de las actividades académicas pueden ser concebidas
como de resolución de problemas porque incorporan los elementos básicos de un
problema. De hecho, a menudo las tareas de planificación o de toma de
decisiones se plantean como problemas cuando el objetivo puede alcanzarse por
distintas vías.
Para
resolver problemas debemos ser capaces de detectar aquellos aspectos que son
relevantes y buscar los pasos a seguir para encontrar la solución. En ocasiones
son nuestro conocimiento y nuestra capacidad lógica y de generalización los
que nos permiten establecer la secuencia de pasos. En otras, existe un
procedimiento que establece directamente los pasos a seguir. Esto ocurre en
algunas disciplinas o en campos concretos de conocimiento en los que se dispone
de técnicas particulares que se aplican a ciertos tipo de problemas (por
ejemplo, técnicas de tinción cromosómica). En estos casos, la competencia de
resolución de problemas depende del conocimiento y la capacidad de ejecutar una
técnica especifica.
La mayoría
de los procedimientos que utilizamos, sin embargo, no son específicos a
contenidos concretos. Ellos se pueden agrupar en dos: los métodos algorítmicos
y los métodos heurísticos. Sólo el método algorítmico garantiza que se
encontrará la solución, siempre que el problema la tenga. Un algoritmo indica
cómo realizar una búsqueda sistemática entre todas las alternativas posibles.
Sin embargo, en algunos problemas hay demasiadas condiciones o estados posibles,
con lo que no se puede garantizar una solución en un tiempo aceptable. Incluso
en problemas más simples, las personas (pero también los expertos) optan por
aplicar reglas elementales, los métodos heurísticos, que aunque no garantizan
la solución son fáciles y rápidos. Un ejemplo de heurístico es la estrategia
de medios-fines (Anderson, 1993),
en la que la persona trata de reducir la distancia entre el estado inicial y la
meta, dando por bueno como paso intermedio una situación que aparentemente se
acerca a la meta (porque se parece a ella).
La
habilidad de resolver problemas (Bransford y Stein, 1993) depende de:
- La representación del problema (análisis
y síntesis). Ser capaz de detectar los elementos relevantes del mismo
- Establecer o comprender, de modo más o menos preciso, dónde se quiere llegar
(cuál es la meta buscada)
- Conocer los movimientos u operaciones
que pueden aplicarse
- Encontrar un método o procedimiento
que permita llegar o acercarse a la meta
- Ejecutar
la estrategia y verificar los resultados
En
algunos casos para poder resolver el problema hay que establecer submetas o
dividir el problema en partes que pueden ser resueltas por separado (hacer de un
problema complejo, dos más simples).
Por otra
parte, los seres humanos mostramos tendencias o sesgos que dificultan la
resolución de ciertos problemas. Por ejemplo, cuando se nos presenta un
problema en una situación en la que ya hemos resuelto otros parecidos, tratamos
de comprenderlo del mismo modo que antes (atendamos a las mismas características)
aplicando el mismo método, lo que, en ocasiones, es un error dificultando así
la solución del nuevo problema (fijeza funcional o del método). Como directriz
general se debe indicar a los alumnos/as este posible sesgo y las ventajas que
tiene mirar el problema desde distinta una distinta perspectiva.
Algunos
aspectos que deben ser valorados positivamente como signos de desarrollo de esta
competencia son:
a) El número y variedad de los recursos considerados para la resolución,
detectar cuándo un problema es intratable,
b) Identificar las limitaciones del procedimiento (heurístico) y sus ventajas, decidir
cuándo utilizar un procedimiento heurístico, y
c) Ser capaces de detectar la estructura de un problema en un dominio concreto e
identificar problemas con la misma estructura en otros dominios de conocimiento
que podrán ser resueltos del mismo modo.
Los docentes y los alumnos/as pueden servirse de métodos gráficos que ayudan a explicitar la estructura de los problemas (bien definidos) y del proceso, tales como las representaciones de estado-acción.