Psicología en la UMU y Espacio Europeo de Educación Superior (EEES). Facultad de Psicología. Curso 2005/06
Grupo de profesores de primero
(formación para el inicio de experiencia piloto conjunta de 1º de Psicología)

La motivación o necesidad de logro es “el deseo o tendencia para hacer las cosas tan rápidamente y/o tan bien como sea posible....de lograr algo difícil....obtener un alto nivel...de destacar”.

Originalmente la motivación de logro se concibió como una característica intrapsíquica estable de los individuos, aunque se pensaba que las variables socioestructurales (como el sistema económico o la religión predominante) influían en el desarrollo de esta motivación. Posteriormente el logro pasó a concebirse como una conducta que la persona desempeña en función de cierta toma de decisiones, que depende tanto del valor que el individuo otorga a la meta como de las probabilidades subjetivas de conseguirlas. De esta manera se descubrió que los niveles más altos de motivación de logro en los individuos no se activan en tareas muy difíciles (donde las posibilidades de obtener éxito son casi nulas), sino en tareas de dificultad intermedia. En la actualidad, la concepción más extendida defiende que las conductas de logro dependen de ciertos procesos cognitivos, como las atribuciones (o explicaciones causales) que los individuos dan cuando se encuentran con éxitos o fracasos. Estas atribuciones influyen en el propio desempeño, en las reacciones afectivas y en las expectativas futuras. Así, por ejemplo, si un estudiante atribuye el fracaso en un examen a una baja capacidad, es probable que en el futuro lo haga mal (a la vez que experimentará humillación y culpa). En cambio, si ese mismo resultado lo atribuye a que se ha esforzado poco o a que ha tenido mala suerte las reacciones serán diferentes: culpa y expectativas de que en el futuro puede ser diferente.

Algunos autores han señalado que el contexto educativo más generalizado tiene consecuencias negativas para el desarrollo de la motivación de logro (Weiner, 1986). Así, en contextos competitivos el éxito se define como hacerlo mejor que los demás. De esta manera, en un contexto de comparación social, suele haber pocos ganadores y muchos perdedores. El fracaso indica que uno no es tan bueno como los otros. La meta de los estudiantes se convierte en demostrar una capacidad superior (alta habilidad), igualando la habilidad con lo valioso. Cuando se sabe que esto es difícil, los estudiantes pueden defender su auto-valía no enfrentándose a la tarea (auto-incapacitación) o diciéndoles a los demás que no lo han intentado. En este contexto las metas del estudio se centran en el individuo (egoístas) o dirigidas a la aceptación por parte de los demás, más que al logro de un dominio sobre el medio (focalizadas en la tarea). Otras influencias muy importantes del contexto son si los individuos perciben la situación como auto-regulada (o controlada por los demás)  y si las recompensas son intrínsecas (derivadas de la propia tarea) o extrínsecas (por ejemplo, recompensas asociadas a la consecución de la tarea). La motivación intrínseca y la auto-responsabilidad por los éxitos obtenidos tienden a incrementar el aprendizaje y la persistencia en acciones relacionadas con el logro.

Varias consecuencias generales pueden deducirse de lo anterior de cara a fomentar la motivación de logro en los estudiantes. Una sería el establecimiento de metas difíciles pero con un grado de dificultad intermedia (las metas fáciles no motivan y las muy difíciles desaniman a la mayoría). Otra sería la importancia de otorgar una retroalimentación adecuada de los éxitos y fracasos. Por último, conviene señalar la importancia de fomentar la motivación intrínseca (“el gusto por las cosas bien hechas”) evitando, en la medida de lo posible, las recompensas extrínsecas.