REVISTA ELECTRÓNICA DE ESTUDIOS FILOLÓGICOS


LA EXPRESIÓN DE LA AGENTIVIDAD EN ESPAÑOL E ITALIANO.

LA ATENUACIÓN DEL AGENTE EN LAS NARRACIONES DE ACONTECIMIENTOS TRAUMÁTICOS[1]

 

Franca Orletti

 (Universidad de Roma Tre)

Laura Mariottini

(Sapienza Universidad de Roma)

 

 

 

Resumen

Objetivo del presente trabajo es presentar parte de los resultados -tanto de avance teórico como analítico- de un proyecto de investigación sobre la narración de acontecimientos traumáticos como lo son la guerra, la muerte, el exilio y el abandono. En las narraciones los hablantes construyen sus emociones gracias a elecciones lingüísticas que atañen a todos los niveles de la lengua y gracias al empleo de estructuras discursivas específicas; al hacerlo, acuden también a distintos formatos de recepción, contribuyendo así a construir la(s) identidad(es) del destinatario. Los cuentos de acontecimientos traumáticos que se analizan proceden de narraciones orales en italiano y en español. El marco teórico es el de la antropología cultural y del constructivismo social en donde la lengua es un medio a través del cual las emociones se construyen y adquieren forma. Por lo que concierne la narración partimos del trabajo de Schiffrin (1996) en el que la autora subraya que la narración permite la proyección y la definición de identidades que no se pueden considerar “rígidas” y “fijas” sino que dependen de lo que los hablantes “hacen” hablando, de sus destinatarios y de las actividades de discurso en las que estén involucrados: “narrative is a means by which to arrive at an understanding of the self as emergent from actions and experiences. The form, content and performance of narrative thus all provide sensitive indices of our personal selves and our social and cultural identities.” (1996: 194).

 

Palabras clave

Análisis del discurso, narración, acontecimientos traumáticos, lengua y emoción, relatividad lingüístico-cultural

 

 

Abstract

The aim of this paper is to present part of the theoretical and analytical results of a research project on the narration of traumatic events such as war, death, exile and abandonment. In the narrations speakers build their emotions through linguistic and discursive choices and, in doing so, they build different formats of production and reception. The stories of traumatic events discussed proceed from oral narration in Italian and Spanish. The theoretical framework is that of cultural anthropology and social constructivism where the language is considered a means through which emotions are built and shaped. We start from the work of D. Schiffrin (1996) in which the author emphasizes that narrative allows the projection and the definition of identities, in fact they cannot be considered “established” and “fixed” because they depend on what the speakers “do” talking, depend on recipients and on the activities in which speakers are involved while talking: “narrative is a means by which to arrive at an understanding of the self as emergent from actions and experiences. The form, content and performance of narrative thus all provide sensitive indices of our personal selves and our social and cultural identities.” (1996: 194).

 

Keywords

Discourse analysis, narratives, traumatic events, language and emotion, linguistic and cultural relativity

 

 

 

 

1. Introducción

 

En el presente trabajo presentamos un fenómeno típico de las narraciones de acontecimientos traumáticos, un fenómeno que en estudios anteriores denominamos “atenuación del agente” (Orletti, 2009a, 2009b) y lo hacemos ubicándonos en la línea de investigación que se ocupa de las prácticas discursivas y de la narración, y, más en concreto, en la de la construcción de la identidad.

Nos movemos dentro del marco teórico más amplio ofrecido por el constructivismo social en el cual convergen líneas de investigación distintas, propias del ámbito de las ciencias humanas y sociales post-estructuralistas, entre otras: la etnometodología y el análisis conversacional, los estudios de corte sociolingüístico y antropológico acerca de la identidad.

En los últimos 20 años, en los ámbitos de la antropología lingüística, de la sociología interaccional y de la psicología cognitiva, se ha asistido a un interés creciente en la identidad y en su conceptualización. Más en concreto, ha venido emergiendo una postura crítica con respecto a una visión fija de la identidad, como algo pre-establecido, un mero producto. Se ha puesto en tela de juicio el paradigma sociológico tradicional según el cual las identidades sociales que emergen a lo largo de la interacción se seleccionan en el interior de un conjunto de identidades que los interactuantes llevan consigo, conjunto que había de entenderse como un sistema fijo compuesto de propiedades determinadas por las diversas categorías en las que se colocan los individuos en la estructura social externa.

A pesar de la gran variedad de perspectivas y de cortes en los que la matriz teórica del constructivismo social se manifiesta, ésa consigue mantener estables dos objetivos: por una parte, cuestiona la relación entre individuo y sociedad tal y como se entendió en la sociología estructuralista, es decir, la idea según la que la estructura social pese a existir de manera auotónoma con respecto al individuo condiciona su acción, y por otra, mostrar que las identidades no son el reflejo de la estructura social sino que se construyen a través de prácticas de distinta naturaleza entre las que el discurso y la interacción asumen un papel de relieve.

Tales visiones se acercan mucho a las del análisis conversacional, ya que el AC pone el mismo énfasis en el carácter construido, flexible y modificable de la identidad. Ya a partir de las primeras lecciones de Sacks, esta línea de investigación ha abogado por mostrar y subrayar las formas en que las identidades de los participantes en una interacción emergen paso tras paso, en el desarrollo local de la interacción.

De ahí que a la visión existencialista de la identidad social, se opone una visión local y contextualizada. Las identidades no se configuran como el producto de un macro-orden social externo, sino que se construyen y adquieren fuerza mediante lo que los participantes dicen y hacen en la interacción (como propugnaba Garfinkel en su etnometodología).

La atención pasa, así, de la identidad como producto a la identidad como proceso.

 

1.1. Identidad, narración y yo

 

La relación entre narración -que ha de entenderse en sentido laboviano, es decir, como narración de experiencias personales- y expresión de la identidad, del yo, es un tema frecuente en los trabajos de investigación procedentes de las perspectivas del análisis del discurso y de la sociolingüística.

La narración de experiencias pasadas permite la reorganización consciente de eventos que los seres humanos han llevado al cabo en la niebla de la vida, como subraya Ochs (2004) retomando la visión kunderiana del andar humano sin una perfecta consciencia de quiénes somos ni de cómo nos ponemos con respecto a los demás (Kundera 1995). La narración sirve para proporcionar continuidad al yo, que, de otra forma, aparecería inestable y fragmentario, para darle sustancia y continuidad y para construir una relación continua y lógico-temporal entre las acciones del que el yo es protagonista.

El poder de la narración autobiográfica en la costrucción de la identidad se ha explorado desde distintas perspectivas, incluso la de la psicoterapia, y se ha llegado a la conclusión de que la narración desempeña una función representativa. Quien narra su vida, la vuelve a organizar poniendo en un primer plano (foregrounding) los aspectos que considera más relevantes. Para explicar el concepto de foregrounding Gergen y Gergen (1983), Polinhorne (1988) y otros emplearon la noción de emplotment: los acontecimientos de la vida se organizan según una perspectiva coherente y orientada a una conclusión. Sin embargo, la función representativa no es suficiente para dar cuenta de cómo se construye la identidad a lo largo de la narración (Wortham 2000), es necesario también tener en cuenta los lugares que la identidad viene ocupando en el contexto interactivo de la narración.

La investigación sobre narración e identidad, ha subrayado que la identidad del narrador no emerge solo del contenido de las historias narradas sino también de las maneras en que la narración se lleva a cabo, de las elecciones lingüísticas, interactivas, estilísticas y retóricas, empleadas para narrar. La atención pasa, de este modo, del contenido a la forma, y se fija más en concreto en la narración como performancia (Bauman 1986). La identificación con un grupo social, con una identidad cultural o de género específicos, se manifiesta a través de la elección de recursos lingüísticos y retóricos determinados culturalmente, que, a su vez, mediante una relación indexical, se refieren a puntos concretos del contexto social. 

 

1.2. Objetivos

 

El objetivo principal del presente trabajo es analizar cómo los narradores representan y construyen su identidad en narraciones de acontecimientos traumáticos tales como la guerra, los bombardeos, la prisión y el exilio.

Siguiendo la línea de investigación esbozada por Schiffrin acerca de la relación entre recursos lingüísticos y discursivos necesaria para la costrucción de la identidad en las narraciones y, más en general, acerca de la relación entre lengua, experiencia e historia (Schiffrin 1996; 2000; 2001; 2002), este trabajo individúa las estrategias (es decir, las elecciones lingüísticas) empleadas por el narrador para atenuar al agente.

Se consideran en particular:

a) las maneras para categorizar al narrador y a los demás personajes a través del uso de pronombres personales y otras expresiones;

b) el papel temático desempeñado por el narrador y por los demás personajes y

c) el grado de agentividad que ésos mantienen.

 

1.3. Los datos

 

Los datos se componen de narraciones en italiano y en español acerca de la experiencia vivida en primera persona en la seguda guerra mundial y en la guerra civil, respectivamente.

Las entrevistas italianas se realizaron dentro del proyecto Lo spazio della memoria patrocinado por el Ayuntamiento de Roma; las españolas, en cambio, se realizaron en situaciones formales e informales distintas.

Las entrevistas se grabaron en audio o vídeo y para su trascripción, se empleó el método jeffersoniano.

En las entrevistas los participantes narran historias que vivieron en primera persona, es decir de las que fueron protagonistas o testigos. No son acontecimientos de la macrohistoria, sino que reflejan lo que el historiador italiano Ginzburg (1976) llama microhistorias. Los temas dominantes son el hambre, los bombardeos, el cautiverio, el abandono de la patria, los escasos recursos para sobrevivir. Los acontecimientos y los temas de la macrohistoria se narran con base en la experiencia personal del narrador, es decir, percibidos, en la mayoría de los casos, desde una perspectiva microhistórica.

 

2. Análisis de los datos italianos

 

2.1. El yo testigo

 

Por una parte, hemos notado que el narrador, en casi todas las historias, presenta los acontecimientos en primera persona, singular o plural, “yo” o “nosotros”. Es un hecho peculiar en un idioma como el italiano en el que el sujeto no tiene que expresarse necesariamente ya que la marca morfológica del verbo ya indica persona y número.

De ahí que el uso gramaticalmente marcado del pronombre personal sujeto se presenta como un recurso lingüístico que sirve para acentuar la presencia del narrador en la escena.

Pero, por otra parte, y a pesar de su presencia en la escena, el narrador presenta los acontecimientos bajo una perspectiva que le ve solo en el papel de testigo. Eso ocurre sobre todo si se trata de cuentos que pertenecen a la macrohistoria, como los bombardeos, la defensa de Roma, ecc. pero, a veces, también se encuentra en las microhistorias.

Es esta, sin duda, la perspectiva desde la que los sujetos vivieron los acontecimientos que cuentan, dada su edad en la época de los hechos: infancia, adolescencia o primera juventud.

El narrador vio, observó y oyó lo que ocurría, pero no desempeñó el papel de agente.

Los verbos en primera persona son casi todos verbos de percepción, “ver”, “oír”, ecc. como se puede apreciar en los fragmentos 1-4:

 

(1)

Io per la prima volta con l’arrivo degli americani ho visto una pagnotta di pane bianco che non avevo mai visto in tutta la mia vita di bambina e quindi noi stavamo lì a guardare questi americani come voi andate al giardino zoologico a vedere il pasto dei leoni o delle tigri noi vedevamo bambini il pasto degli americani e gentilmente ci davano ogni tanto ci davano un pezzo di pane un pezzo di cioccolata... per noi era una festa.

 

(2)

Io ho visto il grande bombardamento, sì, del 1943. Ero alla stazione Termini. Il primo bombardamento a Roma, dove io ho perso una zia e due cugini. E ho visto, ero alla stazione Termini con mamma, quando scoppiò a mezzogiorno, le sirene, il bombardamento. Io scappai no?

 

(3)

Dopo dopo quando s’ereno un po’ calmati uscendo di casa ho visto tanti de quei morti sulla strada a Porta S.Paolo si..si dietro la posta di via Marmorata che è sempre la posta centrale di Roma dietro questa n’hanno ammucchiati de quei sol... tanta de… de quella gente proprio tutta morta è stata proprio na’ cosa raccapricciante

 

 

 

(4)

Uscii da scuola e vidi passare su Ponte Mazzini questo cellulare, in questo caso era un soldato tedesco e allora vedendo mio padre incatenato mi arrampicai sul primo gradino della... e chiamavo papà ... e il gendarme tedesco mi… col calcio del fucile mi cer... cercava di farmi cadere dal cellulare per non salire e lui dalla... dalla... dalla ... dal posto dove era seduto mi diceva vai a casa e dì a mamma che non vengo a pranzo

 

Cuando no indican percepción, los verbos en primera persona empleados por el narrador, son verbos intransitivos que indican movimiento, a veces, hasta huida, como muestra el fragmento 2 “yo me escapé”, o, el fragmento 3, “saliendo de casa” y, finalmente el fragmento 4, “salí, me trepé”. Entre los distintos papeles temáticos que puede desempeñar un sujeto, en italiano, el narrador se atribuye a sí mismo sólo los que expresan un bajo nivel agentivo, es decir, el de experimentador (quien percibe algo), o el de actor (agente de una acción intransitiva) sin llegar nunca a ser agente de una frase con verbo transitivo en la que la acción del sujeto tiene consecuencias sobre entidades ajenas. De ahí que el narrador construye un yo observador, testigo de hechos más grandes que él sobre los que no ejerce poder alguno, sino que sufre en calidad de víctima.

El narrador se atribuye a sí mismo un grado mayor de agentividad sólo en la narración de acontecimientos de la microhistoria, como por ejemplo en los del hambre, como muestra el fragmento 5, donde el narrador da lugar a las acciones transitivas de cocinar, aliñar y comer pasta.

 

(5)

Una sera che eravamo andate a letto... io c’avevo una stanza insieme con mia sorella con due lettini, mia sorella comincia a smaniare, dice oh Dio mio non posso dormì quanto c’ho fame non ce la faccio più, era più giovane de me resistenza de meno, ho detto ... dico vabbè mo sta bona vedemo n’po che se po fa’ ...mamma là dentro c’ha la pasta nella cristalliera ... vabbè con che la condimo? vabbè ma solo così con l’olio non lo so, un pochetto de quei capperi così andai là presi sta pasta tutto in silenzio calma cucinai sta pasta e la portai in un bel piatto de là, ce la mangiammo tutte e due e poi s’addormentò ... se non che dopo ‘na mezz’ora cominciò a smania’ de nuovo perché stava male oh Dio... diondiondiondio.. e dette de stomaco in quel mentre però che avevamo fatto tutto in silenzio mamma si svegliò e svegliandosi venne de là ma che v'è successo? Ma che è tutto sto movimento? Ma che avete? E non facemmo in tempo a parla’ che s’accorse che Vanda aveva dato de stomaco tutto quello che aveva mangiato allora lei se mise a sede’ sul pizzo del -letto e cominciò a fa’ certo che io non riesco a capì questa abbiamo mangiato ieri sera la farinata che è come la polenta come ha fatto questa a tira’ fuori i cannolicchi? noi zitte dopo un po’ c’ha pensato però da allora la cristalliera che c’erano quelle poche provviste fu chiusa con il lucchetto.

 

La construcción narrativa del yo testigo se acentúa gracias a la riqueza de detalles visuales con los que cuenta los acontecimientos. A menudo la sensación es la de ver la escena de una película más que la de oír el cuento de un acontecimiento. Un ejemplo de cuanto afirmamos se halla en el fragmento 6, en el que la deportación de una familia judía se introduce de forma gradual a través de pormenores visuales aparentemente irrelevantes: dos buffet nuevos (dos piezas de mueble típicas de las salas de estar de la época) abandonados en el balcón y la cortina revoloteando ruinosamente en la ventana abierta en pleno invierno hasta lacerarse. O detalles más horripilantes que acompañan cuentos más cruentos como los de los fragmentos 7 y 8 (7: tenía la espalda llena de agujeros…lo ametrallaron en la espalda; estaba desnudo completamente porque se llevaron todo, los zapatos, la camisa, los abrigos…todo lo que llevaba excepto la camiseta y los calzoncillos)

 

(6)

Abitavamo al terzo… al quinto piano e questi stavano al terzo piano era una famiglia con dei giovani si radunavano sonavano la chitarra cantavano un po’ festaioli allegri e io pe’ ‘n po’ de tempo non vidi più sti ragazzi non c’era più nessuno affacciato erano rimasti su questo balcone due buffé che erano nuovi e poi è stato inverno passò parecchio tempo la tenda che svolazzava che s’era tutta strappata cominciai a domanda’ ai vicini ma dico lassù c’è una casa così cercai il portiere e non se trovava mai ... che voi il portiere? non c’è, il portiere non c’ ..il portiere non c’è finoché un giorno trovai una donna lì cerco una famiglia così così qui non ce so famiglie ma come è un palazzo non ce so famiglie allora domandai ad una donna che usciva anziana si ricorda al terzo piano abitava una famiglia numerosa che c’erano dei ragazzi ah dice per carità non dica niente era una famiglia di ebrei l’hanno presi l’hanno tutti portati non so dove e non s’è visto più nessuno... e allora mi dissero che era una famiglia di ebrei una spiata li avevano presi de notte li avevano portati via dice che l’avevano portati tutti a morire in un campo di concentramento e nessuno più s’era interessato de sta casa de ‘ste cose...

 

(7)

Abbiamo preso sto ragazzo e l’abbiamo portato a casa mamma l’ha medicato mia madre che sarebbe tua nonna l’ha medicato era tutto inguaiato c’aveva tutti buchi sulle spalle l’avevano mitragliato alle spalle

 

(8)

il lunedì mattina praticamente poi questo soldato qui che adesso ci sono le inferriate che era diciamo... completamente nudo perché gli avevano portato via le scarpe i giubbotti la camicia e... tutto quello che c’aveva all'infuori di maglietta e mutandine era riverso giù

 

La representación cuidadosa de los pormenores de la escena se combina con otro recurso de performancia (Bauman 1986), el discurso referido, que se emplea para hacer que el destinatario penetre en el interior de los acontecimientos narrados, para que comparta el papel de testigo con el narrador y para que así vea los acaecimientos también desde las perspectivas de los demás participantes.

Varios autores han analizado el uso y la función del discurso referido en las narraciones (entre otros, Macaulay, 1987, 1991, quien habla de monólogos polifónicos; Tannen, 1989, quien lo clasifica como diálogo construido; Schiffrin, 2000, que apunta a su función de atribuir a otros, puntos de vista y valoraciones propios del narrador; De Fina, 2003, que lo examina en el discurso de la migración como recurso para construir la identidad étnica).

En las narraciones que aquí se analizan, las funciones del discurso referido pueden ser numerosas, antes que nada se halla la de acrecentar el sentido de realidad de los acontecimientos narrados, hacer que las situaciones descritas parezcan más vividas y reales.

El poder representativo de las palabras del dicurso referido se recalca gracias al uso extendido del dialecto y al empleo de la repetición, como muestra el fragmento 9

 

(9)

a quel ..quel palazzo non te dico che morte che hanno fatto il grande spostamento d’aria ho attraversato tutte le rotaie del tramve e incontro ce stava un negozio de merceria con annesso dietro una..vasca io so andata a fini’ lì non lo so come so arrivata lì né come ho fatto e c’era pure un soldato che piangeva diceva che c’aveva paura c’aveva paura c’aveva paura... io tra un mhhh.... momento che non se sentivano le fortezze volanti un momento che..che volevo usci’ perché nonna ... dico quella me starà con la pena chissà quella a ‘ndo sta ho preso e so uscita so uscita ehhhhh già c’era ‘na cosa già ce stavano tutti i morti pe strada le finestre rotte bombardavano a tutta ripresa proprio a bassa quota bombardavano ma mitragliavano difatti di fronte al portone nostro che io abitavo a via dei c’era un ragazzo con un cavallo trainato da un carretto e sto carretto era fermo e sto ragazzo era tutto ferito appena arrivo lì al portone mia madre dove sei stata? vieni su abbiamo con l’aiuto dei miei genitori abbiamo preso sto ragazzo e l’abbiamo portato a casa mamma l’ha medicato mia madre che sarebbe tua nonna l’ha medicato era tutto inguaiato c’aveva tutti buchi sulle spalle l’avevano mitragliato alle spalle e lui piangeva il cavallo il cavallo mi nonno mo che me dice mi nonno che me dice mia madre strappò un lenzuolo prese dello spirito cominciò a tamponaie tutte ‘ste ferite lui chiamava mamma mamma chiamava tra mamma e il cavallo chiamava mamma mamma mamma ma mia madre mentre lo medicava è morto tra le braccia di mia madre poi sono anch’io andata su casa me so messa attraverso le finestre me so messa attraverso le finestre che anzi ereno ereno persiane de vetro che ancora durano nel tempo e ‘ste cose passavano e bombardavano difatti ‘na scheggia guarda (tira su la manica del maglione) questa è ‘na scheggia che io parto dal 19 luglio ‘43 pensa non me la faccio mai toglie proprio pe ricordo poi quando ho visto le brutte che stavano proprio a bombarda’ de brutto ho preso e siamo scesi tutti in cantina ai rifugi nel palazzo de dove abitavamo e poi c’è stato l’allarme ehhhhh c’hanno c’è stato l’allarme e siamo usciti tutti strillavano piangendo abbiamo visto una scena apocalittica perché morti dappertutto tutti che chiedevano aiuto gente che cercava i parenti gente che cercava è.... e da lontano me vedo un palazzo letteralmente giù che quello dove ero andata a compra’ carta e busta io stava tutto giù e pensa che il tabaccaio non so quanti morti c’ha avuto in famiglia pe fa’ la bomba l’ha proprio centrati l’hanno trovati tutti dentro la botte s’erano rifugiati pensa il padre e la madre di Bradanini s’erano rifugiati s’erano rifugiati... tutti.. tutti morti un macello non te dico tutte ste sti morti per terra sto cavallo morto davanti al portone e... tutto così... e da quel giorno m’è rimasto nella mente e ce sto sempre a pensa’ e vorrei che i giovani de oggi se ricordassero de ste cose perché purtroppo... dovrebbero ricordarle nelle scuole pe fa sape’ quello che abbiamo sofferto purtroppo è un ricordo ma nella mia mente rimane sempre vivo perché io ce sto sempre a pensa’ pure perché ai parenti de tuo nonno in famiglia davano cinque morti tra zie nipoti e cugini... ecco tutto qua...

 

Sin embargo, el diálogo construido se emplea también con otra función, la descrita por Tannen, quien retomando la línea bachtiniana, mantiene que la construcción del yo testigo sirve para alejarse emotivamente del cuento dándole cierto nivel objetivo, aséptico. El narrador, de hecho, casi no expresa sentimientos de miedo que, en cambio, atribuye a ajenos (“todos chillaban llorando”; “asistimos a una escena apocalíptica”).

La función del discurso referido, entonces, es la de dar voz a puntos de vista y valoraciones del narrador a través de voces ajenas, de otros personajes de la historia. El empleo de este recurso de performancia responde a la tendencia más general de atenuar la representación del yo narrador. Y las elecciones lingüístico-discursivas juegan un papel esencial. Véase, por ejemplo, el fragmento 10:

 

(10)

Se non che era talmente la gioia l’euforia di aver... essere liberati

 

donde la posición de sujeto superficial está ocupada por los sentimientos de felicidad y de euforia sentidos por el narrador e por los demás protagonistas de la historia. A través de este recurso se cancela el yo epistémico que vivió los acontecimientos mencionados. Lo mismo se ve en los fragmentos 11-12 (que proceden de Portelli et al. 2006) donde la guerra se describe como un juego y los bombardeos como fuegos artificiales en una noche de verano. Aquí también desaparecen los narradores para dejar lugar a los sentimientos que emergen como sujetos superficiales.

 

(11)

Quando suonavano le sirene io mi trovavo sempre per strada, si vedevano come fuochi d’artificio, illuminazione, polvere, gente che scappava. Sembrava, adesso ripensandoci, come una festa, ma la paura era tanta.

 

(12)

Ci fermevamo a vedere i duelli aerei….Pe’ noi era ‘na festa, capito.

 

 

3.2. La construcción del yo en relación a los otros

 

Las narraciones permiten una representación del yo narrador también porque en la exposición de los acontecimientos, el narrador se caracteriza y se posiciona a sí mismos con respecto a los demás personajes de la historia (Bamberg, 1997). En el apartado anterior vimos que el narrador tiende a atenuar su papel agentivo y epistémico para desaparecer de la escena narrada. Ahora bien, su desaparición resulta aún más fuerte en un discurso que subraya la función agentiva y epistémica de otros protagonistas. Por ser más precisas, debemos reconocer que el papel agentivo tiende a no expresarse en las narraciones también cuando el agente es distinto del narrador. Lo vemos muy bien en los acontecimientos de la macrohistoria, donde los recursos lingüísticos para obtener la atenuación del agente son muchos: entre ellos, el empleo de pronombres zero (“bombardeaban, ametrallaban, los cogieron de noche y se los llevaron”), el empleo de formas sustantivadas, la expresión del instrumento como sujeto (la bomba centró el edificio; los caza bombarderos ametrallaban), el empleo de la forma pasiva (fue destruido un edificio). En los casos (raros) de narraciones de acontecimientos de guerra en que se indican los agentes, esto ocurre a través del uso de categorías de identidad nacional, “los americanos, los alemanes”, y, de la misma forma, a través del uso de categorías colectivas de identidad se identifica a las víctimas de la guerra y de las persecuciones, “los judíos”.

 El empleo de términos que indican grupos, categorías, clases como expresiones de referencia, nos parece que contribuya a despersonalizar al agente, a hacer que aparezca como una no-persona, y, por ende, a atenuar su responsabilidad individual y el grado de agentividad que se les atribuye a los protagonistas. A nivel de la microhistoria, los agentes se indican de forma más clara y son, por la mayoría, miembros de la familia del narrador. Los agentes se identifican con su proprio nombre y con la relación de parentezco existente con el narrador.

 

 

3.3. El yo moral

 

Tanto la representación del yo epistémico como la del yo agentivo y también su atenuación, contribuyen a la función que el narrador quiere dar a las historias, es decir, trasmitir el horror que la guerra genera, haciendo que el destinatario logre una visión de testigo de acontecimientos vividos por el narrador y que pueda entonces, formular juicios y valoraciones por sí mismo. Por eso los juicios morales no se expresan sino que se infieren. Hay poquísimos casos en los que el yo moral del narrador, es decir la posición que consigue ocupar mediante la expresión de juicios con respecto a la guerra y de todo lo que ésa conlleva, muerte, privación de libertad, persecuciones, emerge de forma explícita.

Ejemplos en los que los juicios son expresos se hallan en los fragmentos 13-14, donde, en realidad, lo que hace el narrador es una comparación entre pasado y presente, dictadura y democracia, en lugar de dar un juicio explícito sobre la pérdida de libertad:

 

(13)

adesso che voi siete liberi o sentite dire abbasso questo viva questo via quello viva a destra viva a sinistra non si poteva dire non c’era libertà di parlare e di esprimere il proprio pensiero

 

(14)

Questo pensiero è una cosa per voi difficile da capire ma allora neanche noi bambini potevano dire quello che pensavamo senno i nostri genitori passavano un guaio e questa era la mancanza di libertà...

 

4. Los datos españoles

 

Las narraciones examinadas son de dos testigos de la guerra civil española, una época histórica crucial para España entera porque impactó al país tanto desde un punto de vista político como y sobre todo desde el punto de vista de las relaciones sociales y hasta familiares.

 

4.1. ¿Qué sujeto por la macrohistoria? La identidad atenuada del narrador

 

Los narradores cuentan los acontecimientos de la guerra civil, es decir los de la macrohistoria, tales como la entrada de las tropas nacionales en Barcelona, los bombardeos, las batallas, el exilio, ecc. empleando el pronombre de primera persona plural, “nosotros”, un pronombre participativo que nos confirma la presencia del narrador en la escena y que, al mismo tiempo, crea una identidad colectiva con la que el narrador se identifica y tras la cual se escuda. En esa identidad colectiva, en efecto, su voz se hunde para esconderse, perder fuerza y atenuarse. Véanse los ejemplos 15-16:

 

(15)

Nosotros después de muchas maniobras por muchos sitios, nos llevaron casi al final del río Ebro, unas chavolas que estaban muy bien porque estaban llenas de pulgas […]

 

(16)

Tres días después entraban los nacionales en Barcelona (.) nosotras ya estábamos en la frontera y nos pasaron para Francia por la juntera estaba la: entramos por Gerona a la frontera era la juntera y de allí pa’ dentro por la noche.

 

Las narraciones de acontecimientos traumáticos presentan, además, un desarrollo narrativo que se basa en acciones cuyos sujetos agentes no se expresan y en las que los narradores desempeñan el papel de paciente. Las acciones, de hecho, se describen empleando construcciones verbales con pronombre cero, pasivas o impersonales, como se ve en los fragmentos 17-21.

En los casos, menos frecuentes, en los que en las narraciones de guerra se indican los agentes, eso ocurre, como ya subrayábamos, mediante el uso de categorías, que, en este caso, son de identidad militar (“los mandos”, fragmentos 19). El empleo de una categoría militar como expresión de referencia para identificar a los agentes de las acciones, contribuye a despersonalizarlos, a no definirlos como personas y, entonces, a atenuar su responsabilidad individual sobre los hechos cumplidos y narrados.

 

(17)

nos metieron aquí en trenes a un pueblo catalán que se llama Targa, nos bajaron, nos alojaban en corrales o en iglesias, yo la iglesia que estaba llena de paja, pa’ que durmiéramos allí encima de la paja. Como no:: ((sonriendo)) no nos dieron na’ más que un uniforme y nada pues no teníamos más ropa

 

(18)

Luego, allí desde aquel pueblo nos trasladaron debajo de un árbol, estábamos cuatro o cinco y allí hacíamos la vida, venía de vez en cuando un camión y nos traía un poco de comida y hasta que, allí estando allí debajo de aquel árbol, nos reunieron y fue cuando hicimos la batalla del Merengue.

 

(19)

Hostia en el momento que me dijo aquello pues ya me agaché y estuve agachado pues hasta que: nos sacaron de allí, porque nos tuvieron allí mucho tiempo, allí donde después de haber herido a aquel herido, allí nos tuvieron mucho tiempo nos traían la comida. Hasta que un día de repente pue:s los mandos nos hicieron salir de allí y nos llevaron a la provincia de Lleida °a la provincia de Lleida°. Cuando me cogieron (.) ((levanta los ojos y los cierra durante un segundo)) nos llevaron, claro, prisioneros en un campo que estaba organizao en Navarra

 

(20)

El día (.) 28 de enero de 1934 nos sacaron del colegio, una noche, y se nos llevaron de Barcelona, del Prat. Pues nos fuimos montadas en camiones nada de coches ni autocares sino camiones vulgar de estos tapaos allí nos fui se nos llevaron, nos pilló una gran tormenta de frío y de nieve porque era un 29 DE ENERO cuando se nos llevaron.

 

(21)

Fuimos borban bombardeadas por el camino, nos tuvieron que meter en una granja que había entre pinos y allí estuvimos pasando la la ehm el bam el bombardeo que nos hicieron.

 

Los narradores hablan de sí mismos y de sus compañeros como pacientes, sin capacidad de acción. Los narradores no tienen control alguno sobre los hechos, no cumplen acciones que tienen efectos sobre entidades externas, son víctimas de eventos más grandes cuyos efectos padecen. Los fragmentos 17-21 no sólo muestran la imposibilidad, la incapacidad para actuar, sino también la dependencia total de los demás, de esa tercera persona indefinida que “los sacaron, los reunieron, los tiene, los bombardea, se los lleva, los lleva al campo de concentración”. La incapacidad para reaccionar y la dependencia de acciones ajenas, se hace más evidente en las reformulaciones de los ejemplos 22 y 23, en las que los narradores dan lugar a falsas partidas e introducen un cambio en la construcción del verbo con el que el sujeto se transforma de agente en paciente.

 

(22)

Fui:: me llevaron al hospital de San Pablo y me colocaron al lao de un enfermo grave,

 

(23)

Pues nos fuimos montadas en camiones nada de coches ni autocares sino camiones vulgar de estos tapaos allí nos fui se nos llevaron

 

Ya en el análisis de las narraciones en lengua italiana, afirmábamos que el narrador, siendo un civil, un habitante de Roma que se encontró viviendo el bombardeo de San Lorenzo, vio, observó y oyó lo que ocurría, por eso al describir las acciones en primera persona, emplea casi exclusivamente verbos de percepción, atribuyéndose el papel temático de experimentador.

La narración de P.P., sin embargo, es la de un soldado que debería hacer la guerra y no de un civil que la observa. No obstante, el narrador no construye una imagen de sí mismo como agente y ni siquiera como experimentador sino de paciente, víctima de las acciones, como mostraban los fragmentos presentados ahora.

En los acontecimientos de la macrohistoria de la guerra civil, al igual que en las de los bombardeos de San Lorenzo, el narrador no proporciona una descripción de sus emociones y sentimientos, deja más bien que ésos emerjan de la objetividad de las circunstancias en las que se desarrollan los hechos, como muestra el fragmento 24 donde se usa la fecha y la tormenta descritas para que el destinatario infiera la sensación de frío experimentada.

 

(24)

nos pilló una gran tormenta de frío y de nieve porque era un 29 DE ENERO cuando se nos llevaron.

 

4.2. Qué sujeto para las microhistorias? La emersión de la identidad

 

Dintisto es el caso de las microhistorias, en las que la identidad del narrador emerge de la colectividad del pronombre “nosotros” y se configura como “yo”. El narrador, entonces, es yo hablante en el caso de las microhistorias, historias personales que se desarrollan en el interior de la macrohistoria de guerra. Es allí, en efecto, donde ellos dan forma y voz a una identidad individual, independiente, que se expresa a través del pronombre personal “yo” como muestran los fragmentos 25-26.

 

(25)

yo: le dejé un libro o dos libros a un amigo mío, sería mejor porque yo era más resistente o él era más resistente no se aclaró

 

(26)

yo vivía como os digo en la calle castillejos y en la avenida Gaudí había una iglesia donde yo hice la primera comunión y el día que empezó la revolución, el día 25 de julio de 1933, una bomba desde un barco destruyó esa iglesia y allí pues empezó eso. Yo no estaba allí, estaba en un colegio, mi colegio estaba en el Prat de Llobregat y era un colegio que era para oficiales de allí del estado.

 

Un fenómeno que ya aparece en el fragmento 26 pero que se evidencia aún más en el 27, es la tendencia a reducir los eventos de la macrohistoria a los de la microhistoria. En el fragmento 27, en efecto, la narradora contextualiza el estallo de la guerra civil con su edad (a los trece años…).

 

(27)

A los trece años, estalló la revolución, en 1933.

 

La reducción de la dimensión macro a la micro es necesaria para que los narradores tengan una visión adecuada, una perspectiva desde la que poder mirar directamente a los acontecimientos, desde una misma altura y poder, así, enmarcarlos y enfocarlos de la mejor manera. El principio sacksiano según el que es a través de los acontecimientos diminutos y ordinarios que se puede llegar a la descripción y construcción de los extraordinarios no resulta, entonces, suficiente para dar cuenta de todos los fenómenos encontrados; de hecho, hemos visto que el contrario también es verdad, es decir que lo extraordinario, para ser accountable, contable, tiene que ser ordinario, diminuto, minimizado, reducido al plano personal.

En las microhistorias, no sólo el narrador adquiere una identidad clara e independiente sino que también los demás personajes se indican de forma más clara y precisa, a menudo por nombre y apellido, o también por grado y, por ende, por relaciones de simetría/asimetría con el narrador.

 En el fragmento 28, el cuento de una anécdota del campo de concentración, una historia incrustada en el marco principal de la guerra, el narrador construye un cuadro participativo distinto en el cual los personajes (incluso él mismo) desempeñan papeles con una mayor agentividad. El narrador, de hecho, es tanto experimentador (sento un silenci de mort; casi me cago en los pantalones) como agente de acciones transitivas e intransitivas (estaba yo hablando catalán, me subo arriba). El otro participante, también, el sargento Florentino, es agente de acciones intransitivas (entrar) y transitivas (le estaba pegando una paliza) y nótese que es el que cumple la acción que complica la narración.

 

(28)

Una pequeña anécdota del campo de concentración, una pequeña anécdota.

El campo de concentración mmh mío y del yayo era un cortijo, en fin, una casa grande muy grande muy grande que ellos la habían transformado y teníamos el río. No teníamos alambradas pero teníamos el río que pasaba y claro pues no podíamos marcharnos. Pues bien, había un sargento que le estaba pegando una paliza fenomenal porque hablaban catalán, la mayoría éramos catalanes, nos habían cogido en terreno catalán y estaba con un amigo hablando en catalán y él lo oyó, sargento Florentino, lo recordaré toda la vida, pues le estaba pegando una paliza fenomenal a uno por hablar en catalán y yo me subo arriba porque, como era una casa grandísima, como se llamara aquello, todos los compañeros allí sentados, hablando de sus cosas. Digo «hostia divina - digo - hostia divina: el sargento Florentino le ha fotut una paliza… le ha fotut una paliza mu: por parlar en català» y de repente estaba yo hablando esto, claro en catalán, parlant aixó, dient… estaba yo parlant aixó y de repentu sento un silenci de mort, un silenci de mort ¿y saps qui era? El sargento Florentino ((entonación de mando)) que entraba por la puerta de allí de aquella sala que teníamos para estar allí. Madre mía, casi me muero del susto, dice «Qué… ¿hablando en catalán? - ((imitándole)) - que si no fuera porque estoy cansao de una paliza que le he metido a uno ahora te molía a palos». Digo madre mía, casi me cago en los pantalones ((ríe)) ¡qué churro!… ¡madre mía, qué suerte tuve!

 

El yo del narrador emerge también cuando ellos se alejan del peligro de la guerra, de la persecución y de los bombardeos, como muestra la narración de E., quien empieza a construir una identidad (en principio colectiva y finalmente individual) que se define con mayor rotundidad conforme huye y se aleja de España, es decir conforme procede en la narración de los acontecimientos acaecidos, alejándose temporalmente del peligro de la captura. Un punto crucial en su narración se evidencia, de hecho, en la frase “ya estamos a salvo porque hemos pasado la frontera” dado que señala el pasaje de la narración de la macrohistoria de la guerra a la de las microhistorias de sobrevivencia. Al término de su historia, E. cuenta cómo pudo regresar, es decir gracias a su capacidad para aprender rápido los idiomas, lo cual le permitió aprender el francés a partir del momento mismo en que empezó su huida de España.

 

(29)

Pues yo tuve que arreglarme, irme al ayuntamiento a hablar con la gente porque yo, otra cosa no tendré, pero en cuanto llegué intenté saber hablar, EL FRANCÉS, ¿sabes? Y yo pues me iba con las chicas de la limpieza de que venían con nosotros desde el colegio que esas eran las que se cuidaban de hacernos la comida luego y darnos de comer allí y me decían «Meri ¿quieres venir con nosotros? porque es que tú no sé cómo te apañas pero los entiendes» pues bueno mira yo los entiendo a mi manera pero yo mhm a los (.) tres meses [asintiendo con la cabeza] ya hablaba francés. Al ayuntamiento pregunté, digo «¿es cierto que puedo dirigirme desde aquí a mis padres? » y me preguntaron «¿dónde vivíais? » digo «en Barcelona» y dijo «sí, podéis, puedes» dice «¿sabes la dirección? » digo «sí, entonces le dije vivo en la calle Castillejos 330 en el primer piso» «vale, pues ahora mismo hacemos una reclamación para usted y tiene que ir al ayuntamiento que le hagan un PERMISO al al juzgado» no el ayuntamiento era donde estábamos que nos lavábamos y todo «vaya que le den un permiso» para escribir y yo escribí PERO en vez de escribirle a mi madre le escribí a mi tío

 

4.3. La estructura de participación: “nosotros” vs. “ellos”, una polarización falsamente dicotómica

 

El empleo de pronombres personales no se limita al uso de “yo” y de “nosotros”, sino que se extiende también al pronombre de tercera persona plural “ellos”, que, a veces, se acompaña de aposiciones, con las que el narrador quiere identificar y categorizar los grupos sociales y políticos de la narración.

 

(30)

ellos decían lo los fascistas decían “¡¡aupa rojillos!! ¡¡que ya llegáis!!” Se burlaban de nosotros… ¡¡aupa!! porque esto era de noche “¡¡aupa rojillos!! ¡¡que ya llegáis!!”

 

Sin embargo, la estructura participativa que resulta, no sigue el clásico esquema de la polarización dicotómica de los personajes de la historia, es decir, los buenos y los malos, los amigos y los enemigos, los protagonistas y los antagonistas, sino que se configura como una categorización que presenta de forma neutral tanto a los unos como a los otros y, más interesante aún, presenta a los dos grupos como sujetos no agentes, como testigos de lo que ocurrió o hasta víctimas de eventos controlados por personas ajenas, por las autoridades. El fragmento 31 contiene una muestra de cuanto acabamos de expresar.

 

 

(31)

veíamos hasta las tropas internacionales y teníamos a los fascistas enfrente ((indicando)) que eran mmh tropas enfrente y ellos estaban allí y nosotros aquí ((indicando los dos espacios)) y nos hablábamos por la noche, y nos hablábamos, nos decíamos cosas. De vez en cuando se ve que los mandos de ellos y los mandos nuestros nos hacían disparar, tirar tiros porque, como hablábamos tan amigablemente, a los mandos no les gustaba y:: nos hacían tirar tiros.

 

Esta es, sin duda, la perspectiva desde la que las personas implicadas en la narración, los soldados, vivieron los hechos. Tanto el narrador como los demás vieron, observaron, vivieron, obedecieron a lo que otros les mandaban sin desempeñar el papel de agente de las acciones, sino que sufrían y padecían las consecuencias de tales decisiones.

 

5. Conclusiones

 

La comparación entre datos diferentes y en lenguas diferentes nos permite afirmar con más rotundidad que el trauma experimentado hace que el narrador se presente a sí mismo y construya la estructura participativa de forma distinta en los hechos que forman parte de la macrohistoria y en aquellos de la microhistoria.

En los primeros, se configura como testigo y víctima de las acciones, sobre ellas no tiene ningún control, al contrario, tiene que obedecer y padecer los efectos de unas acciones cuyos sujetos agentes se omiten o se expresan mediante categorías, pronombres cero, ecc. todos recursos que sirven para despersonalizar al agente y, a la vez, para atenuar la responsabilidad individual.

En los segundos, en cambio, los participantes adquieren nombre y estatus, y el narrador asume roles temáticos con un mayor grado de agentividad. Todo eso se realiza mediante elecciones ligüísticas y discursivas como la construcción verbal y el uso de los pronombres personales.

 

 

 

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[1] El contenido del artículo es el resultado de un trabajo común y compartido entre las dos autoras; sin embargo, se deben principalmente a Franca Orletti el proyecto, el andamio teórico-metodológico y el análisis de los datos italianos. A Laura Mariottini se deben, en cambio, la recogida, transcripción y análisis de los datos españoles así como la redacción del texto.