estudios
Ginés Lozano Jaén
(Universidad
de Murcia)
Mª del
Carmen Nicolás Alba
(Universidad de Arizona)
Resumen:
El siguiente artículo
pretende mostrar gran parte de las teorías lingüísticas más relevantes acerca
de las construcciones consecutivas. Las perspectivas sobre su ubicación dentro
de las diferentes clasificaciones de la parataxis o hipotaxis y sus diversas
propuestas de análisis de los segmentos que organizan estas oraciones impiden
una comprensible didáctica de estas, lo que obstaculiza la comprensión
estructural de los enunciados lingüísticos. El estudio sobre las oraciones
consecutivas abarca las propuestas significativas en un periodo bastante amplio
de la historia de
Palabras clave:
Sintaxis,
construcciones consecutivas, distintos análisis teóricos, didáctica, confusión en las interpretaciones,
propuestas contradictorias.
Abstract:
The following report tries to
show some of the most relevant linguistic theories about the consecutive clauses.
The different points of view about their location between different parataxical
and hypotaxical classifications and the several ways of analysing their
segments hamper their structural comprehension. This study about consecutive
clauses contains significant proposals made during a quite large period of
linguistic history. The reader of this article will have the chance of choosing
the most methodological and didactical one for teaching and learning sintaxis,
although they can all be very different.
Key words:
Sintaxis, consecutive clauses,
different theorical analyses, didactic, confusion between theories,
contradictory proposals.
1.- INTRODUCCIÓN
Desde
el punto de vista etimológico el término Didáctica lleva implícito la idea de enseñar, pues la palabra deriva del
verbo griego didaskein que significa enseñar, instruir, explicar. Si
entendemos
Las
profusas y certeras propuestas de análisis, clasificación y funcionamiento de
las oraciones o construcciones consecutivas han llevado a los lingüistas a fomentar
un cierto caos y un laberinto de tal calibre que, en ocasiones, resulta tan
compleja la comprensión de las mismas, como arriesgada la decisión dubitativa
del profesor por la que debe decantarse a la hora de enseñar ante la vorágine
de propuestas lingüísticas, sin el riesgo de confundir a los alumnos o
enfrentarse a opiniones contrarias de compañeros o al desconocimiento de muchos
postulados de aquellos sobre el tema que considerarían incorrectos o
desafortunados. Por tanto, los objetivos que se pretenden en este artículo es
compendiar en lo posible un buen número de teorías que explican la forma y el
funcionamiento de las construcciones consecutivas; actualizar las diferentes
concepciones que se tienen dichas oraciones; abrir el horizonte y perspectivas sobre
el tema y manifestar las discrepancias con ciertas posturas ante las
estructuras sin argumentos sólidos.
2.- FUNDAMENTOS
TEÓRICOS
2.1. Consecutivas intensivas
Se
pueden definir las oraciones consecutivas como aquellas estructuras sintácticas
que expresan consecuencia en grado máximo. La clasificación más conocida de las
construcciones consecutivas considera dos tipos: consecutivas no intensivas,
incluidas en las coordinadas y las consecutivas intensivas, verdaderas
subordinadas que trataremos ampliamente.
Según
En
el ejemplo Los atletas llegaron a la
meta que no se mantenían de pie,
Fernández Ramírez (1951, p. 167) complica aún más el tema y denomina a este
tipo de oraciones “relativas consecutivas” desde el punto de vista formal, pues
la subordinada posee un grupo fónico propio y se incluirían en la relativas
especificativas en su opinión. La definición da lugar a serias dudas, aunque el
lingüista no vacila en unir las dos estructuras sin explicarlas.
No
menos compleja resulta la explicación que Rafael Seco (19713, p. 226)
ofrece de las subordinadas consecutivas, pues al definirlas y matizar los
cuantificadores termina con unas palabras desconcertantes para el lector y para
él mismo, siguiendo los argumentos esgrimidos por Fernández Ramírez: “A veces
no es fácil saber si son consecutivas o solo relativas con matiz consecutivo”.
Si el mismo lingüista no distinguía con claridad la diferencia entre una y
otra, el docente difícilmente podría explicar los matices sintácticos en torno
a las oraciones consecutivas o relativas, por lo que la didáctica de la lengua
se resentía considerablemente.
Tampoco
Gili Gaya (1961, p. 318) demuestra tener soluciones fáciles para deslindar y
definir las unidades que forman las construcciones consecutivas. Para él, la
correlación viene establecida “por medio de los antecedentes tanto, tan, tal, de modo, de manera, así, de
forma, en grado, seguidos del
relativo neutro que. Sabemos que
concibe las oraciones consecutivas como relativas, pues menciona los
antecedentes y el relativo neutro, a pesar de que, realmente, no explica con
claridad qué significa exactamente un relativo neutro que.
Debemos
tener presente que no todos los lingüistas de la década de los años setenta
están de acuerdo con que las oraciones consecutivas sean consideradas como
relativas. Uno de los estudiosos que se opone con contundencia a esta propuesta
es Sánchez Márquez (1972, pp. 236-237), quien manifiesta su rechazo y propone
una serie de argumentos para negar el valor relativo de las consecutivas,
aunque sus teorías están hoy superadas. Según él, es inadmisible, pues:
a) se trata de auténticas subordinadas
que dependen de la oración principal.
b) de ningún modo la consecuencia es sólo del correlativo pues éste no
predica nada;
c) la consecuencia es semántica de lo indicado en la principal;
d) hay correlatividad de modo y tiempo entre el predicado de la principal
y el de la subordinada;
e) sería
imposible una consecutiva sin una correlación de elementos lingüísticos;
f) las
relativas son inordenadas
y no subordinadas
g) hasta se pueden dar consecutivas sin
ningún correlativo elíptico.
En
opinión de Marcos Marín (1972, p. 258), las oraciones consecutivas están
incluidas en las denominadas subordinadas cuantitativas. Sigue las nociones de
Gili Gaya citando los mismos antecedentes, pero determina que “la consecuente va
introducida por que, relativo neutro
en este caso, gramaticalizado en su uso consecutivo”. Volvemos a plantear la
duda de por qué el transpositor que
es neutro y por qué la locución de tal
modo que la cual cita el autor está gramaticalizado el que sin poder adquirir valor funcional alguno.
El
Esbozo de una nueva gramática de la
lengua española (1973, p. 553) define las oraciones consecutivas como
aquellas construcciones que indican consecuencia de una acción, circunstancia o
cualidad expresada en la oración principal, la cual se une mediante la
conjunción que, la cual tiene como
fórico los antecedentes tanto, tan, tal,
de modo, de manera. Se infiere que para el Esbozo el que consecutivo están muy cerca de los relativos, ya que se señalan
los intensivos como verdaderos antecedentes.
Emilio
Alarcos (20058, pp. 340-341) en su Gramática de la lengua española clarifica con nitidez y perspicacia
las relaciones intrasintagmáticas entre los elementos lingüísticos de las
oraciones, como siempre hizo, y matiza cómo las construcciones consecutivas se
refiere a un cuantificador que le precede cuyo antecedente es el mismo
cuantificador mencionado:
Si en las
relativas la oración transpuesta funciona en principio como adjetivo
dependiente del antecedente, en las comparativas y las consecutivas tal oración
degradada depende de un cuantificador. Ninguna de estas tres especies
oracionales mantiene relación directa con el verbo nuclear, sino que solo junto
con su antecedente desempeña uno de los oficios determinantes del núcleo
verbal. […] En suma, las comparativas y las consecutivas no son otra cosa que
oraciones degradadas, análogas a las relativas, con la diferencia de que su
llamado antecedente es un cuantificador o una unidad cuantificada.
No
pocos autores funcionalistas sugieren que el /que/ de las construcciones consecutivas sea considerado como un
transpositor relativo. Así, J. A. Martínez (1985, pp. 141-150) matiza que, si
desaparece el cuantificador, se pierde el matiz consecutivo para convertirse en
estructuras de relativo. Señala dos ejemplos para sustentar sus argumentos:
Dicen
tantas tonterías que no se aguantan ->consecutivo
Dicen
tonterías que no se aguantan ->relativo
Escribió
libros tan densos que se caen de las manos -> consecutivo
Escribió
libros densos que se caen de las manos -> relativo
También
el conocido lingüista Hernández Alonso (1995, pp. 201-201) admite que las
oraciones consecutivas son cláusulas desempeñan la función de adyacente de un
cuantificador relativo y, al tiempo, denotan un claro matiz consecutivo.
Compara las oraciones comparativas con las consecutivas y manifiesta que en el
caso de elidir el cuantificador relativo o de la cláusula que señala
consecuencia la oración es agramatical:
*Es guapa que todo el mundo la mira al pasar
*Estudiaba todos los días que se volvió loco
*Es tan guapa
*Tanto estudiaba
Es
preciso ser objetivo y reconocer que el lingüista Alfredo I. Álvarez tal vez
sea el mejor conocedor de las estructuras consecutivas en español. Ya en 19972
publicaba un clarificador y completo libro titulado Las construcciones consecutivas en el que señalaba que las
consecutivas, como las comparativas, eran oraciones muy próximas a las
subordinadas adjetivas o de relativo. Las consecutivas, en palabras de Álvarez
(19972. P. 15) carecen de de función oracional y se integran en el
enunciado a través de la dependencia con el antecedente con el que forman un
grupo de categoría nominal. Si el citado libro es espléndido por su claridad y
estructura, el capítulo que escribe Álvarez en
Aquellos
que sostienen que los intensivos tan, tal,
etc., son antecedentes conciben el segmento /que/
subordinado a los núcleos, aunque realmente no existe subordinación sobre el
antecedente, núcleo del grupo oracional. Resulta un buen argumento que se debe
tener en cuenta el que realiza Isabel Iglesias Casal (1996, p. 59) cuando se
refiere a la posibilidad de prescindir del segmento encabezado por /que/. Si se
omite, debe existir una curva de entonación exclamativa con tonemas en
suspensión para mantener el sentido “encarecedor”.
José
Perona (2001, pp. 157-174) alude al artículo de Emilio Alarcos (1969, pp. 301-329)
Aditamento, adverbio y cuestiones conexas
para diferenciar las distintas funciones del que. Para el conocido funcionalista, en opinión de Perona, el valor
del /que/1 está ligado a las oraciones sustantivas; el /que/2 se
refiere a las subordinadas de relativo y el /que/3 señala las
oraciones subordinadas comparativas y consecutivas:
Su
tripartición entre los llamados que1, que2 y que3 (sic) le permiten, por una
parte, agrupar al relativo personal quién y a los adverbios relativos cómo,
cuándo y dónde bajo el llamado que2 (si los tres últimos no llevan acento pasan
a ser variaciones del relativo con antecedente) y, a la vez, le llevan a
distinguir tres tipos de subordinación: a) sustantiva o su variante adverbial
esclerotizada; b) subordinadas de relativo y c) dar cuenta, mediante el que3 de
las especiales relaciones de subordinación agrupadas bajo el nombre de
oraciones subordinadas comparativas y consecutivas.
El
paso del tiempo hizo cambiar de opinión a Emilio Alarcos al concebir las
estructuras consecutivas como oraciones relativas por poseer un claro
antecedente cuantificador o intensificador, frente a su primera concepción de
considerar las subordinadas consecutivas como aditamentos mediante el
transpositor /que/3.
Las
consideraciones de Gómez Torrego (20079, p. 368) acerca de las
construcciones consecutivas intensivas como adverbiales no están exentas de
cierta confusión. Si admite que las oraciones consecutivas “intensivas van
introducidas por el nexo que, apoyado
en un intensificador” (tanto, tan, tal,
cada, un) y “su función es la de complemento o modificador del
intensificador”, está admitiendo que la función de complemento es una forma de
adyacencia del intensificador, toda vez que concibe el cuantificador como el
verdadero núcleo en el ejemplo que él mismo analiza:
![](../imagenes/untitled1.jpg)
Los
libros de lingüística más actuales siguen creyendo que las oraciones
consecutivas deben ser consideradas como relativas. Así pues, Pilar Gómez, Paloma
Cuesta y otros (20096, p. 454) afirman que las construcciones
consecutivas tienen el mismo comportamiento que las oraciones subordinadas
adjetivas, que funcionan como adyacente de otro elemento no verbal que puede
considerarse su antecedente cuyo núcleo es un sustantivo, un adjetivo o un
adverbio cuantificados o el mismo intensificador en función sustantiva o
adverbial.
Hortensia
Martínez (2005, p. 165) sigue en la misma línea de pensamiento que los demás
autores, pero señala que las oraciones consecutivas precedidas de que indica como consecuencia el grado
superlativo de lo indicado en la oración principal. En el ejemplo que expone,
que una persona no quepa por la puerta es consecuencia de crecer mucho o ser
altísimo:
Comió tanto, que no cabía por la puerta -> Creció
muchísimo
Hasta
este punto hay bastante consenso en reconocer que las oraciones consecutivas
deben incluirse en las relativas menos por parte de
Se ha
debatido numerosas veces la cuestión de si deben analizarse como relativas o
como consecutivas las oraciones subordinadas a las que se alude en el apartado
precedente. Aunque la cuestión sigue siendo polémica, algunos factores parecen
apoyar la hipótesis de que se trata de consecutivas. Por una parte, se requiere
que la oración denote una magnitud extrema, propiedad que no exigen las
relativas. Contrasta, pues, marcadamente Acabo
de ver una película de miedo que me ha encantado (con relativa) y Acabo de ver una película de miedo que me
mordía las uñas (donde se entiende “tan emocionante, tan escalofriante…”).
Como se ve, el elemento cuantificado no está representado en la oración
subordinada, lo que descarta la interpretación relativa.
Sin
embargo la situación se complica en tanto en cuanto se proponen otros tipos de
relaciones formales y semánticas entre las construcciones consecutivas y otras
subordinadas complejas o compuestas para algunos expertos, razón por la cual la
didáctica de la enseñanza de las construcciones consecutivas se vuelve más
compleja y difícil de comprender a causa de tanta excepcionalidad. Los
lingüistas Marcos Marín y otros (1998, p. 472) especifican la relación tan
estrecha que hay entre las construcciones consecutivas y las causales, porque
el significado de las consecutivas es equivalentes a las causales invertidas:
El
niño duerme tanto que asusta a su madre (consecutiva)
El
niño asusta a su madre de tanto que duerme (causal)
El
niño asusta a su madre porque duerme tanto (causal)
Pero
existen algunas diferencias entre ambas estructuras: mientras en las
consecutivas el núcleo es el predicado verbal unido al transpositor que, en las causales hay una función
adverbial causal mediante la preposición de:
Era tan listo que
nadie quería estar a su lado
De lo listo que era, nadie quería
estar a su lado
Como
explica Alfredo I. Álvarez /1999, p. 3796), puede distinguirse una equivalencia
entre las construcciones consecutivas y las denominadas causales-intensivas,
introducido el segmento por la preposición de:
Le tenía tanto miedo que no lo
miraba
De tanto miedo que le tenía, no lo miraba
De igual modo en la construcción de + infinitivo, según Alfredo I. Álvarez (1998, p.39),
es posible convertir el verbo de la subordinación en infinitivo sin mecanismos
de extraposición por la ausencia del cuantificador tanto:
Le
picaban los ojos de leer muchas novelas
Por
otro lado,
2.2. Consecutivas no intensivas
En
la actualidad se suele admitir la existencia de oraciones coordinadas equifuncionales
consecutivas a través de los nexos conque,
luego, así que, de forma que, de manera que, de modo que, por lo tanto, por consiguiente…, que
indican que lo que se manifiesta en la segunda oración se infiere como una
consecuencia y se deduce de la primera oración:
a) Ha venido tu hermana; así que lo celebraremos
Ha venido tu hermana
Lo celebraremos
b) Ha tocado el timbre, conque nos podemos ir
Ha tocado el timbre
Nos podemos ir
Hay
que destacar que no todos los estudiosos del tema ni
Como
matizaremos más adelante, algunos lingüistas, entre ellos Rafael Seco (19713),
llaman también a las coordinadas consecutivas ilativas, del latín illatio,-onis
como señala
a)
Conclusivas: si la segunda es
conclusión de la primera y van separadas por comas. Los nexos son luego, por consiguiente, así que.
b)
Continuativas: si la segunda indica
continuidad o adición de un párrafo a otro. Es frecuente que las coordinadas
vayan separadas por punto. Los nexos más frecuentes son en verdad, en efecto, ahora bien, pues bien.
La
certera inclusión de las oraciones ilativas o continuativas en los enlaces
extraoracionales por parte de Gili Gaya (1961, p. 326) resulta una novedad en
los años sesenta. Estas construcciones son propias del habla culta (por consiguiente, luego...) y del habla
popular (así que, con que…). Incluso
las oraciones consecutivas no intensivas tienen relación con las coordinadas
copulativas si estas aparecen de modo que el tiempo de la primera sea anterior
al de la segunda. En este caso, Gili Gaya (1961, p. 278) admite que la relación
entre ambas oraciones es consecutiva:
Se copió de ti y tuvo bastantes
problemas
Se copió de ti, por tanto tuvo bastantes problemas
Lo echaron de casa y no volvió más
Lo echaron de casa, por consiguiente no volvió más
Podría
aceptarse de un gran avance lingüístico que Gili Gaya incluyera las oraciones
ilativas dentro de los enlaces
extraoracionales. Por otro lado, Alcina y Blecua (1975, p. 886) denominan
estos nexos ordenadores del discurso
o “unidades que se emplea para relacionar la oración con la que le precede o
sirve para situarla dentro del discurso en una jerarquía o relación lógica”.
Las partículas utilizadas son por tanto,
con todo, por consiguiente, luego, así que, pues, etc.
Otra
teoría original y novedosa la propone Guillermo Rojo (1978, pp. 105-107) quien piensa
que este tipo de consecutivas forman parte de las oraciones bipolares
constituidas por dos cláusulas, las cuales funcionan como antecedente y
consecuente y poseen una relación de interdependencia desde el punto de vista
de la glosemática. El concepto de interdependencia, formulado por Hjelmslev, se
refiere a las dependencias mutuas en las que un término presupone el otro y
viceversa, por lo que la interdependencia es la función entre dos constantes.
El
investigador Antonio Narbona (1978, p. 215) plantea otra solución para las
consecutivas de “manera”: tienen un antecedente en el sustantivo “manera”: manera, modo, forma, suerte y guisa,
igual que las oraciones de “intensidad-manera” llevan como antecedente los sustantivos
intensificados con tanto/a o tal.
En
opinión de Hortensia Martínez (2005, p. 139), los nexos funcionan como
coordinadores siempre que no puedan abandonar su posición interpuesta, en tanto
que serán nexos subordinados si aparecen al principio del enunciado. Mediante
los siguientes ejemplos se observan con nitidez los valores semánticos
introducidos por los conectores o transpositores:
Silbé, de modo que me
oyeron los vecinos
(coordinada consecutiva)
Silbé de modo que me
oyeron los vecinos
(subordinada de modo: así)
Llevaré coche, luego
te acercaré a casa
(coordinada consecutiva)
Llevaré coche, te
acercaré a casa luego
(adverbio temporal)
Utilizó la enciclopedia para hacer el trabajo, conque
copió (coordinada
consecutiva)
Utilizó la enciclopedia para hacer el trabajo con la
que copió
(subordinada relativa)
Dos
de las grandes diferencias existentes entre las consecutivas coordinadas y las
subordinadas estriban en que, a diferencia de las oraciones subordinadas
consecutivas, las oraciones coordinadas tienen la posibilidad de llevar el
verbo en forma imperativa y que necesitan una pausa mayor entre las oraciones,
como el punto y coma, el punto e incluso se puede llegar a prescindir del nexo
coordinado:
Ya me has hecho bastante daño, así
que cállate ya
Iremos a Madrid mañana; con que hagamos la maleta
Saldremos temprano al monte;
acuéstate pronto
Pese a
lo expuesto anteriormente,
Cuando nos levantamos
esta nevando, así que aplazamos el viaje (ilativa)
Aplazamos el viaje, ya
que cuando nos levantamos estaba nevando (causal explicativa)
Lo
curioso de estos razonamientos es que, a continuación,
1.-
Las ilativas “no se suelen admitir detrás de las oraciones interrogativas,
imperativas o exclamativas”.
2.-
Las oraciones ilativas son externas al núcleo del predicado, frente a las
oraciones causales o finales.
Es
importante destacar que para
Creo
que se debería hacer un gran esfuerzo para lograr aclarar y unificar criterios
para obtener una didáctica sencilla, en vez de
llenar las gramáticas con excesivas complejidades y excepciones, aunque
todos sabemos que el español es una lengua tan rica y tan espléndida que
resulta muy difícil llegar a un consenso por las variantes combinatorias de
nuestro caudal léxico para formar infinitos mensajes plurisignificativos.
2.3. Consecutivas yuxtapuestas
Se
puede afirmar con seguridad que sintácticamente la coordinación y la
yuxtaposición son variantes de la parataxis
que une oraciones equifuncionales. La diferencia es bien conocida: las
oraciones coordinadas necesitan la presencia de un conector, mientras que las
oraciones yuxtapuestas exige una pausa entre los segmentos yuxtapuestos.
Para
Emilio Alarcos (20058, p. 322) existen grupos oracionales unidos a
través de partículas como luego, con que,
así que y por locuciones del tipo por consiguiente,
por tanto, etc. Consideradas como ilativas, estos nexos pueden eliminarse
sin que la oración se convierta en asemántica. De hecho las conjunciones y
locuciones conjuntivas poseen un “papel adverbial de referencia anafórica a lo
expresado en el contexto precedente, en palabras de Alarcos. Un ejemplo
ilustrativo que expresa dicho lingüista es el que sigue:
Trabajo en el ramo cafetería, conque
tú verás
Hay
propuestas que se basan en unos sólidos argumentos para proponer una didáctica
diferente de consideraciones sintácticas que durante décadas han sido sagradas.
Así, Gómez Torrego (20079, p. 371) concibe oraciones consecutivas de
enunciados formados con locuciones adverbiales o adverbios como conectores.
Entre ellos cita por lo tanto, por
consiguiente, en consecuencia, así pues, pues y así. Los enunciados
enlazados con los conectores citados son, en su opinión, oraciones yuxtapuestas
por dos motivos fundamentales:
1.- Las
locuciones adverbiales y adverbios pueden aparecer junto a nexos coordinantes:
Ha
caído una tormenta y, por lo tanto, me he mojado
2.- Estas
mismas locuciones tienen la capacidad de cambiar su posición en la estructura
oracional:
He
comido demasiado; por tanto, tengo mucho sueño
He
comido demasiado; tengo mucho sueño, por tanto
Incluso
es posible que determinadas oraciones consecutivas no estén conectadas con
nexos coordinantes, ni locuciones adverbiales, ni adverbios. Bastan los rasgos
suprasegmentales para establecer una relación de consecuencia entre las
oraciones:
Hoy es jueves: compraremos
en el mercado
Alfredo I Álvarez (1999, pp. 3793-3802)
refuerza la teoría de que en las oraciones coordinadas consecutivas es
obligatoria la interposición del nexo conector entre los segmentos, sin
embargo, partículas como por tanto, por
consiguiente, así pues, etc., tienen la capacidad de aparecer entre
sintagmas con distintas funciones y categorías gramaticales y la posibilidad de
coexistir con nexos coordinantes, enfatizando el matiz consecutivo, como se
explicó anteriormente:
Está
lloviendo; llévate, por consiguiente, el paraguas
Es
posible que en la yuxtaposición de dos oraciones la segunda, invirtiendo el
orden, sea introducida por el cuantificador tan(to),
tal, así con una entonación ciertamente enfática:
Si no apruebo ahora el examen, me dejo la carrera; tanto es el odio que
le tengo
3.- CONCLUSIONES
Como
se ha podido advertir a lo largo de estas páginas, resultan ciertamente
desalentadoras las numerosas y variadas posibilidades de análisis sintáctico
que proponen los lingüistas, motivo por el que la didáctica de las oraciones
consecutivas se traduce en continuas dudas que el profesorado posee a la hora
de transmitir sus estructuras, funciones, características, etc., ante sus
discentes.
Hay
que tener presente que hoy se admite que las oraciones consecutivas intensivas
pertenecen a las relativas por llevar un antecedente que son los
cuantificadores. Hay tanta confusión al respecto que algún estudioso considera
estas estructuras como “relativas consecutivas”, aunque otros lingüistas como
Sánchez Márquez niegue tal posibilidad. El cambio de perspectiva sobre estas
construcciones de Emilio Alarcos es extraordinario al considerar en un
principio el nexo /que/3 como aditamento, para, posteriormente,
introducir las consecutivas dentro de las relativas.
Pese
a tantos investigadores defensores del valor adyacente de la consecutiva de un
antecedente cuantificador,
El panorama se vuelve aún más sombrío
toda vez que algunos autores, con cierta lógica, relaciona las oraciones
consecutivas con las causales invertidas, aunque con leves diferencias
estructurales.
Respecto
a las construcciones consecutivas no intensivas, hay múltiples propuestas de
análisis y funcionamiento. No todos los especialistas consideran que de manera que, de modo que, de forma que introduzcan
oraciones coordinadas, sino adverbiales consecutivas. Este tipo de oraciones
son denominadas coordinadas ilativas, continuativas, conclusivas o enlaces
extraoraciones, e incluso hay quien propone que sean relativas con su
antecedente “manera”. En
Por
último, aunque
4.-
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