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Revista de estudios filológicos
Nº23 Julio 2012 - ISSN 1577-6921
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MISCELÁNEA DIALECTOLÓGICA

Francisco Gómez Ortín

(Universidad de Murcia)

 

ÍNDICE

 

I.- En pro de la presunta preposición CA ‘en casa de’.

II.- Almojábana/almojábena.

III.- Camisa y camisón: un caso disémico de género.

IV.- Trapería en Murcia.

V.- Apéndice: Bio-bibliografía del P. Fermín  María, ofm.

 

 

I

EN PRO  DE  LA  PRESUNTA  PREPOSICIÓN  CA ‘EN CASA DE’

 

Cuando oigo el machacante anuncio sobre el correcto uso de los contenedores (¡hay que echar el papel en el azul, los envases en el amarillo, el vidrio en el verde, en vez de al azul, al amarillo, al verde), se me alegran los entresijos de viejo latinista, al ver cómo persiste, a lo largo de dos milenios, el régimen latino de in con verbos de movimiento. Y es que hay, en español, un grupo de verbos muy corrientes que conservan aferrada la prístina preposición latina en, sin perjuicio de que  modernamente  avanza el uso alternativo de la  partícula a.

            Tales son: meter en un cajón, caer en un pozo, saltar (desde un barco) en tierra, en el agua, lanzar en el mar, en la piscina, arrojar, y otros sinónimos o afines. El antes mencionado echar equivale a ‘mover o trasladar algo de un sitio a otro’; y tiene múltiples usos: echar en olvido, echar en saco roto, y recuerdo la oración popular: “Como me echo en este lecho, me echaré en la sepultura, a la hora de mi muerte…”. Tocante a ir, antaño se empleó con en, como en latín in (“Sea la conclusión que vaya quien quisiere en la corte” (Guevara, Menosprecio, 11). Hoy, solo hallamos tal construcción en el caso peculiar que nos ocupa, ir en ca(sa).

Cuanto a encomendarse, que antes regía en (encomendarse en la Virgen y  los santos), recientemente se ve reemplazada por a. Así, el salmo que hasta hace poco en todas las Biblias españolas, desde la protestante de Reina-Valera, se traducía “En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu”, ya desde la Nueva Biblia Española (1975), de Schöckel / Mateos, y asimismo en la ultimísima Sagrada Biblia  (2010), edición oficial de la Conferencia Episcopal Española (2010), se vierte: “A tus manos, encomiendo…”.

En lo concerniente a entrar, posiblemente sea este verbo el que se mantenga más apegado al originario régimen latino in ‘en’, que todavía seguimos usando, sin percatarnos de ello; pero, imperceptiblemente, se viene introduciendo la sucedánea preposición a, por mera analogía con la doble construcción aceptada en otros verbos de movimiento, como ir y similares (entrar en/a casa). Ejemplos clásicos: «Se atrevió Rincón a entrar en una sala baja» (Cervantes, Rinconete y Cortadillo). «Entraron los Cardenales en conclave» (Mariana, Historia de España). “Había porfiado por estorbarles la entrada en México” (Sandoval, Historia de CarlosV).

Obviamente, a todos estos usos y variantes formales de la partícula ca (a/en ca), hasta aquí señalados, hay que añadir el empleo general castellano de en con sentido estático o de situación (calco del in latino con ablativo): “Estoy (en) ca mi hermano”. No es acertado decir que solo este uso es correcto, y que decir “voy en ca mi hermano” es uso indebido, como afirma T. Chacón (Habla de Roda). Habría que decir, más bien, que “voy en ca mi hermano” es una excepción, o un arcaismo, pero no una incorrección.

          Respecto  al vocablo casa (apocopada en ca < cas), ¡quién le iba a decir a la humilde voz latina casa, ‘choza, chabola’, que desbancaría a  domus en todas las lenguas neolatinas (incluído el rumano)! Los verbos de movimiento, como ire o vadere, regían en latín in con acusativo, de ahí el arcaismo latinizante “voy en casa de”. Salvo en este caso, suena extraño en español moderno el régimen “ir en”, y se prefiere “ir a”.

Tiempo atrás ya me interesé por la precita locución ca en un artículo de 1974, Limosna para la ca, recogido en mi obra Filologando (Murcia, 2010, 300). Hoy, abundando en aquella idea, me explayaré en propugnar su uso como preposición. Aún es muy fuerte la prevención de las gentes cultas sobre la partícula ca,  que se siente muy vulgar y por lo mismo queda estigmatizada en el habla media normal.

 

VARIANTES  MORFOLÓGICAS DE  “CA”, ‘CASA’

 

Cuatro formas presenta la partícula prepositiva vulgar ca, ‘casa’ con sentido de movimiento, según variedades diatópicas:

a) Después de “en”: voy en ca mi hermano. Esta sería la forma primigenia (en casa de), trasvasada  del latín: “vado in casam (domum) germani mei”. El matiz especial de in con acusativo y verbo de movimiento denotaba la intención de entrar en la casa (voy hasta la casa de mi hermano)

b) Después de “a”: voy a ca mi hermano. Sería también un calco del latín: “vado ad casam (domum) germani mei”. DAlmeriense: “Me voy a ca Pedro”. El valor especial de ad con acusativo y verbo de movimiento indicaba dirección (voy hacia la casa).

c) Sola “ca”: voy ca(sa) mi hermano. Elisión de ambas partículas (en y a), por sentirlas muy rústicas.

d) Forma rústica “an ca”, por redundancia y fusión de “a” más “en”  (a en ca): voy an ca mi hermano < voy a en ca mi hermano.

Curiosamente los que usan cualquiera  de estas cuatro modalidades suelen tachar de incorrectos a los que utilizan las otras tres.

e) Hay que añadir a estas cuatro formas una quinta fórmula sintáctica, el argentinismo vulgar con elipsis total: “Voy del médico”, ‘Voy (a casa) del médico’.

El hablante medio, al ver reprobada la partícula ca ‘casa’, se ve forzado a recurrir al adverbio relativo donde, en función preposicional, (Voy donde mi hermano), pudiendo tener una locución ad hoc, breve y sonora.

 

TESTIMONIOS  GRAMÁTICO-LEXICOGRÁFICOS

 

 (1533) Juan de VALDÉS: «También dezimos en cas del por en casa del» (Diálogo de la Lengua). – El sintagma en casa del, ya gramaticalizado y apocopado en grado inicial (en cas del), se remonta, cuando menos, al siglo XV, según se desprende de su fijación paremiológica a principios del XVI (“En cas del bueno, el ruin tras el fuego”, y “En cas del hacino, más manda la mujer que el marido”). El celoso purista J. de Valdés se limita  a certificar el uso de la frase prepositiva en cas de, sin censura ni acotación regional, lo que implícitamente prueba su aceptación general a la sazón.

(1534) Alejo de VENEGAS: «A un Hombre Dios le truxessen de cas de Caiphás a cas de Pilatos”)» (Agonía, punt. 6, cap. 11. en Diccionario de Autoridades).

 (1610) Lope DE VEGA CARPIO: «Mañana en cas de la hermosa» (El acero de Madrid).

 (1628) Juan RUIZ DE ALARCÓN: «En cas de mi amada bella» (Las paredes oyen).

(1634) Lope DE VEGA CARPIO: «Canción, si acaso vas a passearte / al prado o a otra parte, / pássate por en cas de un alojero, / y dile cómo muero» (Rimas humanas y divinas del Licenciado Thomé de Burguillos, en Diccionario de Autoridades)

(1693) Juan Francisco AYALA MANRIQUE: «En estilo baxo y plebeyo suelen quitar la última a de la palabra casa. No deve usarlo ninguno que hable medianamente» (Tesoro de la Lengua Castellana).- Ya saben Venegas, Lope y Alarcón que hablando, son unos plebeyos. Pese al tono despectivo y a las ínfulas de engolado puritano, el vocabulista atestigua el avance incontenible de la locución en ca/en cas.  

 (1729) R. ACADEMIA ESPAÑOLA: «Cas.  s. f. Lo mismo que Casa: y aun así se dice en muchos lugares, hablando con poco reparo y abreviando la pronunciación» (Diccionario de Autoridades). – Recalco lo de “muchos lugares”, “con poco reparo”.

(1891) Octavio PICÓN: «en ca el tapicero» (Dulce y sabrosa. Madrid, Cátedra, 1990, 320) 1ª ed. 1891.- Por supuesto, el autor quiere calcar el lenguaje del pueblo.

(1897) Benito PÉREZ GALDÓS: «en ca los Paúles» (Misericordia.  Madrid, Alianza, 2004, 21). 1ª ed. 1897; «en ca el sacristán» (O. c., 22). – También Galdós pretende imitar el habla popular.

(1924) Juan MONEVA Y PUYOL: «ca. apóc. de casa. “ca la coja”, en casa de la coja. “a ca la coja”, a casa de la coja. Chipriana, Quinto (Avenia, Avilla)» (Vocabulario de Aragón. ms. 32-D de la RAE. Ed. y estudio de José Luis Aliaga Jiménez. Zaragoza, Institución Fernando el Católico, Universidad de Zaragoza, 2004).

(1932) Justo GARCÍA SORIANO: «ca. Contracción de casa (fam. y vulg.): “ir ca la madrina”» (Vocabulario del Dialecto Murciano. Madrid, RAE.,  1932).

(1951) Antonio ALCALÁ VENCESLADA: «Ca. Casa, significando  en casa o a la casa de fulano. “Voy ca Juana la Picanta” (A. Álvarez de Sotomayor, La seca, 77). “¡Acucha tú quién está aquí! Carlito, er cajero de en ca don Valeriano” (Miguel de Castro, La niña del Alcalde, 70)» (Vocabulario Andaluz. Madrid, RAE, 1951).

(1959) Emilia GARCÍA COTORRUELO: «La Preposición. El antiguo uso de la preposición “en” con verbos de movimiento se conserva en la expresión dialectal “ir en ca(sa) de”,  existente también en otras regiones de España y en Hispanoamérica: “voy en ca Pedro”, donde la pérdida de la preposición “de” se debe a la fonética sintáctica: “en ca Pedro”. En la conversación rápida se omite también la preposición “en”: voy ca Pedro”» (Estudio del Habla de Cartagena y su comarca. Madrid, RAE, 1959, 120).

(1960) Ginés GARCÍA MARTÍNEZ: «Apócope: ca por ‘casa’ (en frases como “en ca María”, “en ca’l tío Perico”, “ca la Pepa” (El habla de Cartagena. Murcia, Diputación Provincial, 1960, 66).

(1962) Ramón MENÉNDEZ PIDAL: «(La a final  se conserva). Pero, “También en proclisis se pierde la a en las frases anticuadas cas de (hoy vulgar en ca’e fulano) y a guis de» (Manual de Gramática Histórica. Madrid, Espasa-Calpe, 1962. 11ª ed., p. 79).  «Las preposiciones latinas perdidas son ab, ex; apud, sustituida por caput cabo o en cas de (vulgar en ca’e)» (O. c., p. 337).

(1966) María MOLINER: «ca. casa popular» (Diccionario de Uso del Español. Madrid, Gredos, 1966). – Sin marca diatópica alguna.

 (1969) Felipe PALACIOS: «Léxico: “Voy en ca Manuel” (casa)» (Estampas de mi tierra, Águilas. Murcia 1969, 70).

(1970) R. ACADEMIA ESPAÑOLA: «Cas. Casa. Hoy sólo tiene uso entre gente del pueblo» (DRAE, 1970). – Creo que la RAE, con todo el peso de su autoridad preceptiva, no podrá frenar el irreversible proceso de expansión del reprobado giro, aunque siga manteniendo una actitud displicente y desdeñe dar entrada en el DRAE a la forma popular ca.

(1974) Francisco GÓMEZ ORTÍN: Limosna para la ca, artículo publicado en Idealidad, revista de la Caja de Ahorros del Sureste, y reproducido en Filologando. Murcia, ITM, 2010, 300-302.

(1974) José GUILLÉN GARCÍA: «ca. Contracción de casa» (El Habla de Orihuela. Alicante, Instituto de Estudios Alicantinos, 1974).

(1978) Pedro YUNTA MARTÍNEZ, profesor de EGB: «Típico de Cuenca, capital, es el uso de la expresión “ir en ca fulano”, en lugar de la correcta “ir a casa de fulano”» (Conquensismos. Cuenca, Caja Provincial de Ahorros, 1978, 93). - Es falso que la locución ir en ca sea incorrecta, y correcta ir a casa. Ambas son correctas-

(1979) Manuel Antonio MARCOS CASQUERO: «ca. Casa. “En ca de”, en casa de; “an ca de”,  a casa de. Frecuente en toda la provincia» (Habla de Béjar. CSIC, U. Pontificia de Salamanca, 1979, 48). Sin embargo, A. LLORENTE no la nombra  en el Habla de la Ribera salmantina.

(1981) Teudiselo CHACÓN BERRUGA: «En casa de y A casa de, a modo de frases prepositivas, sufren estas anomalías en la conversación: 1. Pierden las dos preposiciones, quedando solo el vocablo casa, que, además, se ha desgastado, convirtiéndose en “ca”: (en) ca (sa) (de), (a) ca (sa) (de): Estoy ca la Julia. Voy ca el médico. Es propio de personas de poca o mediana instrucción, pero su uso está generalizado. 2. A veces se pronuncia cas, mas entonces no desaparece la preposición “de”, y se percibe cierto énfasis: Si me buscan, estoy cas de la Antonia. Este empleo se puede oir a rústicos e incultos. 3. Otras veces se mantiene una preposición, pero la segunda (“de”) se pierde siempre. En este caso es “en” la que se emplea en las dos frases prepositivas: correctamente en la primera (en ca (sa de)) si se trata de verbos estáticos; indebidamente en la segunda (“a casa de” > en ca (sa de)  si es un verbo de movimiento. Ejs.: Estoy en ca mi tío Julián. Voy en ca mi madre». (Nota: Es dialectal este empleo, resto del uso antiguo de “en” con verbos de movimiento. Vide Gili Gaya,  Sintaxis, 1964, 254) (El Habla de La Roda de La Mancha. Albacete 1981, 271-272).

(1981) José Luis CALERO LÓPEZ DE AYALA: «Ca.- (Cueva del Hierro, Santa María de Val, Tejadillos). Como sustantivo, casa: “voy en ca Pedro”,  s’ha ido en ca su madre”. Con tal significación tiene auténtico valor dialectal, puesto que en estos pueblos aún conserva el sentido arcaico equivalente a ‘casa de’ El DRAE incluye cas como apócope de casa, que Corominas explica como consecuencia de la pronunciación rápida y descuidada, cuyo resultado es la locución prepositiva ‘en cas de’ (a cas de)» (El habla de Cuenca y su Serranía. Cuenca, Diputación Provincial, 1981).- «Frase hecha. (Poyatos). An ca´l: “Voy an ca’l hijo un ratillo” (a casa del hijo)», p. 56.

(1983) José S. SERNA  HERNÁNDEZ: «ca. (Apócope de casa) Entre el vulgo, dícese de la casa que habita alguien distinto de quien habla.  Se dice: “Vengo de mi casa”. Y “voy ca Perico”, “estaba Antonio ca su tía”, etc. (Admitido por la Academia cas, apócope de casa; hoy sólo usada entre gente del pueblo. “Es muy corriente oir: “Voy ca fulano por voy en casa (sic) de fulano”, González Bermúdez, o. c.,) » (Cómo habla La Mancha. Diccionario Manchego. 2ª ed.  1983. (1ª ed. 1968).

(1984) Rafael ANDOLZ, sj.: «ca: apócope de casa (“boy ta ca Pilar”)». (Diccionario Aragonés. 2ª ed. Zaragoza,  Librería General, 1984). - Ta es aféresis de ata, arabismo, de “hattá”, ‘hasta’. (F. Corriente, Diccionario de Arabismos en Iberoromance, 1999,  ata). 

(1985) Antonio CERDÁN CASADO: «Expresiones, modos y giros. “Voy en ca María”. Frase que se utiliza con frecuencia. Correctamente sería “Me voy a casa de María”» (Glosario aguileño. Águilas (Murcia), Ayuntamiento, 1985, 95).

(1986) Olga Josefina DÍAZ GONZÁLEZ: «en. Se emplea en la frase “a casa de” o “en casa de”. Ej. “Foi a ca Encarna”. “Fumus a a en ca Manolu”. “Tuvi en ca’l Páxaru” (Estuve en casa del Pájaro). “Tamus en ca Marcela” (El Habla  de Candamo. Aspectos morfosintácticos y Vocabulario. Oviedo, Universidad, 1986, 141)

(1986) Ángel SERRANO BOTELLA: «enca. En casa de. Ej. “Cuando vengas estaré enca el Antonio» (El Diccionario Icue de Cartagena. Cartagena 1997,  135).

(1987) Joan PIERSON BERENGUER: «CA. ‘A casa de,  en casa de’.  “A su Anica mandó /ca un gitano” (p. 142). “Ve tú también / ca’l Baldao” (p. 228). “es que ca el tío Facundo” (p. 525). “voy ca Juana la Picanta” (1106). Es un vulgarismo general en castellano» (El habla de la Almería Oriental en la obra del poeta Sotomayor. Almería, Instituto de Estudios Almerienses, 1987, 198).-  «Se trata de un cambio sintáctico que ya ha ocurrido en otras lenguas romances (fr. chez), al perder casa su valor de sustantivo para convertirse en preposición: “Ve tú también ca’l Baldao” (p. 228). En la obra de Sotomayor se encuentra todavía cierta vacilación presentándose ca ya con las preposiciones en o a, ya sin ellas» (O. c., 168).

(1988) Rafael LAPESA: «El habla vulgar y rústica.- En las partículas quedan formas y empleos arcaicos: dempués, dende, cuantimás, “ir en casa de”» (Historia de la Lengua Española. 9ª ed. Madrid, Gredos, 1988, 472) 1ª ed. 1942.

(1990) José Luis PÉREZ MAESO: «Ca. Contracción de la palabra casa. Normalmente va precedida de la preposición en o a» (Diccionario Torrevejense. Torrevieja (Alicante), Ayuntamiento, 1990).

(1991) Francisco José RUEDA CASSINELLO: «Aquí se utiliza mucho como contracción de casa (Ej. “Me voy a ca Pedro”) (Diccionario Almeriense. 2ª ed. corregida y aumentada. Almería, La Crónica, 1991).

(1991) Francisco GÓMEZ ORTÍN: «ca. prep. A casa de, en casa de, de casa de. Ús. t. con las partículas a, en, de antepuestas. Cehegín: “Voy ca mi hermano”. Caravaca (campo): “Voy en ca mi hermano”. “Y él para calmar la pena,/ con el Juan de la Morena / juega al truque ca el Perete(Programas Fiestas de Moratalla, 302).Vulgarismo hispánico universal» (Vocabulario del Noroeste Murciano. Murcia, Ed. Reg.,1991).

(1991) Patricio MOLINA FERNÁNDEZ: «ca. a casa. Contracción de a quiasa. “Voy a ca la tita”. – en casa. Contracción de en quiasa. “Estoy en ca Perete”» (Parablero Murciano. Murcia, Ed. Mediterráneo, 1991).

 (1991) DCECH (Corominas-Pascual): «No existía antiguamente, por lo menos como hoy la entendemos, la oposición entre “en” como propia de los verbos que indican estancia en un lugar y “a” para acompañar a los de movimiento: pasar en, llegar en, subir en están en el G. de Alfarache;  retirarse en, echar en, caer en figuran en Pérez de Hita con usos discrepantes de los modernos; caer en, hablar en el oído, en el Quijote; en la Edad Media esto abunda mucho, y algo  de ello se ha conservado en América; un caso particularmente llamativo es el de ir en casa de alguien, vulgarismo muy extendido, que se halla ya en Pérez de Hita, persiste en andaluces del siglo XIX, como Fernán Caballero y Juan Valera y es hoy común en hablas de León y Castilla (vete en ca tu tía, en un romance tradicional de Villarmentero de Campos, Palencia; voy an ca Alvira, an ca’l juez, en Cespedosa, y muy extendida en América, donde se ha atribuído absurdamente a galicismo o italianismo, y seguramente en otras partes» (s/v. “en”, 584). – Conste que no es un medievalismo castellano autóctono, como pudiera sugerirlo el texto, sino una construcción patrimonial. Extraña mucho que no se haga la más mínima alusión a que esa construcción de en es simplemente herencia latina de en con verbos de movimiento o de cambio o tránsito de un estado a otro. No es del todo correcto llamar vulgarismo al uso de ir en, debiendo llamarlo más bien arcaismo latino, aún hoy conservado. Si bien se repara, todos los ejemplos aducidos son de verbos de movimiento, y por ello llevan en latín la preposición in con acusativo, y así pasaron al castellano. Tales: ire, transire, pervenire, subire, recedere, jacere, cadere; loqui in aurem  ‘hablar al (en el) oído’, o sea,  ‘echar palabras en el (al) oído’.

(1992) Manuel ALVAR - Bernard POTTIER: «in latino + acusativo (in portum accedere = entrar en el puerto; in horas =de hora en hora; in altitudinem = en altura; mutare in = cambiar en)… En cuanto al en + acusativo para indicar el ‘término de un movimiento’, se perpetuó su uso durante siglos, y  así había // casos en los que el verbo exigía el régimen (entró en), pero otros –reemplazados tardíamente- mantuvieron la preposición aun después de haberse reestructurado el sistema español: se decía subir en (Cid), passó en Mallorca, cayole en tierra (Egipciaca)» (Morfología Histórica del Español. Madrid, Gredos, 1992,  296-297).           

(1992) Ana Mª VIGARA TAUSTE: «Cambio en el empleo de preposiciones.- Este cambio tampoco impide normalmente la comunicación, por más que, tomadas al pie de la letra y descontextualizadas, las expresiones en que este fenómeno tiene lugar pueden parecer absurdas. El hablante sale del paso usando por aproximación de sentido, la preposición posible que tiene más a mano, sin detenerse a buscar la correcta. Naturalmente, esto suele ocurrir con las preposiciones más usuales y vacías de contenido (a, de, en…), que dependen directamente del contexto (comunicativo) para “significar”: “Voy en casa de Diego”»  (Habla de Madrid) (Morfosintaxis del Español Coloquial. Madrid, Gredos, 1992, 285).

(1993) Eugenio MIGUÉLEZ RODRÍGUEZ: «fem. “En (an) ca de…” En (a) casa de…  L-MARA, L-SANT, L-VILL. Apócope de casa. S-REBO» (Diccionario de las Hablas Leonesas. León, 1993). L-Mara es El dialecto vulgar leonés hablado en Maragatería y tierra de Astorga, de Santiago ALONSO GARROTE (Madrid, CSIC, 1947).  L-Sant es El habla leonesa de Santibáñez de la Isla, de E. MIGUÉLEZ RODRÍGUEZ (Tesis doctoral inédita). L-Vill es El habla de Villacidayo, de José MILLÁN  URDIALES. Madrid 1966.  S-Rebo es El habla del Rebollar, de Ángel IGLESIAS  OVEJERO. Salamanca 1990.  

(1995) Pilar MONTERO CURIEL: «ca. Casa, en la expresión an ca ‘a, en casa de’» (Vocabulario de Madroñera (Cáceres). Cáceres, Universidad de Extremadura, 1995).

(1995) Emilio NÁÑEZ FERNÁNDEZ: «en ca. En algún caso podría ser considerado como pervivencia de la construcción latina ire in domum. Solecismo por ir a casa. Uso clásico español. Hoy es empleo rústico» (Diccionario de construcciones sintácticas del español. Preposiciones. Madrid, Universidad Autónoma, 1995,  522).

(1998) Instituto CARO Y CUERVO, de Bogotá (Colombia): «EN, prep. que representa la del latín in. En esta lengua dos eran los sentidos fundamentales y dos las construcciones primarias. Construíase con acusativo y entonces el sentido era el de Dirección hacia un lugar, o bien señalaba el punto al que la acción venía a parar, gr. “eis”, implicando la idea de movimiento; o bien  se construía con ablativo y entonces el sentido era el de Lugar en que se realiza  la acción, o bien señalaba el punto en que cesa el movimiento, gr. “en”, implicando la idea de reposo. En uno y otro caso la preposición podía referirse ya al espacio, ya al tiempo, y además usarse en sentido traslaticio. El español ha creado una gran variedad de construcciones y matices de significación. Asimismo, con verbos de movimiento denota acuerdo, conformidad,  cambio,  paso de un estado a otro, la duración del estado, transición, sucesión, distribución,  división, la duración en el tiempo».  - Citas literarias del giro “en casa de”, sin apócope: “Quería que  nos viniésemos en casa de mi padre” (Cerv. Quijote, 1, 24). “Volví en casa de mi huéspeda” (Cerv. Novelas, 11). “Las damas de la Reyna se fueron en casa de sus padres” (Pérez de Hita, Guerras, 1, 14).  Lleváronme en casa de mi hermana que residía en una aldea” (Sta. Teresa, Vida, 3). “Yo fui en casa de cierto discípulo, y diome un panecillo” (Espinel, Escudero, 1, 12). “Se llevó al niño en casa de su madre” (Fernán Caballero, La familia de Alvareda, 2, 3). (Diccionario de Construcción y Régimen de la Lengua Castellana. Barcelona, Herder, 1998).

(1998) . Josefa GARCÍA PAYER: «La preposición en, que en español antiguo se combinaba a menudo con verbos de movimiento, se usa ahora en frases hechas  o en combinaciones puramente dialectales: “ir en casa de su madre, ir en ca(sa) Juan, ir en ca (sa) la Isabel”» (Aproximación dialectal al castellano hablado en la comarca de Casas Ibáñez. Albacete, Instituto de Estudios Albacetenses, 1998, 118).

(1999) Arturo MARTÍN CRIADO: «En el uso de las preposiciones, destaca el empleo de a con significado de ‘dentro’, que, por lo general, se expresa con en, con verbos como entrar, meter, etc.» (Vocabulario de la Ribera del Duero. Aranda de Duero, Ayuntamiento, 1999, p. 20). No está claro si incluye el giro “ir en ca(sa)”.

(1999) Miguel ORTUÑO - Carmen ORTÍN: «ca. Casa de» (Diccionario del Habla de Yecla (Murcia)).

(2000) Diego RUIZ MARÍN: «ca. Apócope de casa» (Vocabulario de las Hablas Murcianas. Murcia, Consejería de Presidencia, 2000)

(2001) Ausencia total de la vulgar partícula ca, ’casa’ en el DRAE. Si la RAE cree que, por expulsar de su Diccionario a tal partícula, la va a erradicar del habla, se equivoca de plano. Recuerde lo sucedido con la popularísima a por, condenada desde 1874, y finalmente triunfante en todos los niveles de habla y aceptada sin escrúpulo por literatos y filólogos. Lo mismo podría ocurrir con ca, reiteradamente reprobada, siendo tan necesaria. Si, hasta 1970, al menos la traía el DRAE, ¿por qué, en su última  edición de 2001, la ignora y elimina, dejando a dos velas a cuantos, propios o extraños, quieran enterarse del particular significado de tan corriente expresión?

(2001) Alejandro Faustino IDIÁÑEZ DE AGUILAR: «ca. f. Casa, en locuciones del tipo “en ca de.”: “Y mi padre el pobrecico, /como no sabía de letra, /y yo iba siendo un mocico /cada día más borrico, /me envió en ca la Petra” (Casimiro Pérez, rev. Bujaraiza, nº 4, p. 19)» (Vocabulario del Nordeste Andaluz. El habla de las Sierras de Segura y de Cazorla. Jaén, Diputación Provincial, 2001).

(2002) José María VELA URREA: «ca. casa de. “Mariapepa, ves ca er Chapa”, José Frutos Baeza, Desde Churra a la Azacaya, 1915. “Vamos ca las Trillaoras a armar baile”, Luis Orts González, Santiago el Ranero, 1909» (Así se habló en Murcia. I. , Murcia, 2002, 156).

(2004) Emiliano HERNÁNDEZ CARRIÓN: «ca.  Apócope de casa: “Voy ca Rescoldos”» (Palabra de calle. El léxico de Jumilla (Murcia), 2004).

(2004) Antonio NARBONA JIMÉNEZ: «La insistencia en que se reponga la preposición de en estructuras denominativas del tipo calle de Alcalá (y en otras, si bien solo en los registros populares, como un vaso vino, delante to(do) el mundo, en ca(sa)  Pedro) delata que su caída o desaparición es, de hecho, cada vez, más frecuente, especialmente en el habla» (“Cambios y tendencias gramaticales en el español moderno”, en Historia de la Lengua Española. Coordinador, Rafael Cano Aguilar. Barcelona, Ariel, 2004, 1018).

(2005) Dolores RODRÍGUEZ: «Partículas. En voy a casa de mi padre, se dice: “voy c’a mi padre”» (Contribución al estudio del habla local en Totana y su comarca.  Totana (Murcia), Ayuntamiento, 2005, 36).

(2006) Diego MARTÍNEZ DE OJEDA: «Ca.  Casa. Ej. “an c’al tío Juan”, “an ca la Pepa”. “En. Donde. Ej.: “en c’al tío Felipe» (Diccionario Cartagenero).

 (2007) José María RIVES GILABERT: «. Por calle o casa. “Voy a el abuelo”. “Voy a la del mesón”» (Diccionario Costumbrista Callosino y de la Vega Baja. Callosa de Segura, Alicante, Ayuntamiento, 2007).

(2007) María MOLINER: «ca. en ca. pop. “Voy en ca mi suegra”» (Diccionario de Uso del Español. 3ª. ed. 2007)

 (2008) Alfredo LEYVA: «Encá. prep. En casa de; p. ej.: “si preguntan por mí, qu’ehtoy encá l’agüela» (Diccionario del Habla Granaína).

(2010) F. GÓMEZ ORTÍN: «ca (a, en) = casa (locución  preposicional). “Voy ca mi niña”; “Vamos (Te espero) a ca la tata”» (“Habla y Folclore de Baza y Comarca (Granada)”, en Filologando. Murcia, ITM, 2010, 123).

(2011) M. SECO-ANDRÉS-RAMOS: No registra el giro ca/enca ni  la 1ª ed. (1999), ni la 2ª (2011) (Diccionario del Español Actual (=DEA). Madrid, Aguilar).

         

            PUNTOS  DE  ISOGLOSAS

 

La ruta de las isoglosas del sintagma en/a ca (cas/casa) se diversifica ampliamente por todo el territorio peninsular y americano, con puntos específicos, que se enumeran:

Toledo (1729),  Zaragoza (Chipriana) 1924. Madrid (1981, 1987), Murcia (1932), Andalucía (1951), Cartagena (1959, 1960), Murcia (Águilas) 1969, Murcia (1974), Orihuela (1974),  Cuenca (1978),  Salamanca (Béjar) 1979, Albacete (La Roda) 1981, Cuenca (1981),  La Mancha (1983), Aragón (1984), Murcia (Águilas) 1985, Asturias (Candamo) 1986,  Cartagena (1986), Almería (1987), Alicante (Torrevieja) 1990, Almería (1991),  Murcia (Noroeste) 1991,  Murcia (Lorca) 1991,  León, Castilla, Andalucía, América (1991), Madrid (1992), León, Salamanca (1993), Cáceres (Madroñera) 1995,  Albacete (Casas Ibáñez) 1998, Burgos (Aranda de Duero) 1999, Murcia (Yecla) 1999, Murcia (2000), Andalucía (Sierras de Cazorla y Segura) 2001, Murcia (Jumilla) 2004, Murcia (Totana) 2005, Cartagena (2006), Alicante (Callosa de Segura), 2007, Granada (2008), Granada (Baza) 2010. 

           

¡Lástima que la RAE sea tan permisiva con la avalancha de anglicismos que nos anega (desde fútbol, con la estúpida t o el vomitivo hat trick (tríada, trío, tripleta, triplete), hasta internet, con esa t implosiva, tan   provocativa y antiespañola), y en cambio se muestre tan intransigente con ciertos vulgarismos difundidísimos por la Hispanofonía y tan necesarios, como el “a por” de marras! ¡Cómo olvida doña RAE que la lengua española no se engendró en cuna de rancio abolengo, como el alcurniado latín ciceroniano o virgiliano, sino que desciende del latín vulgar, lengua  impura, entreverada de dialectismos, traída, no por miembros del Senatus, sino  por colonos y soldados del Populusque Romanus!

¡Qué preciosa y precisa preposición podría tener la  lengua española, si la Real Academia no fuera tan puritanamente melindrosa a la hora de rechazar ciertos vulgarismos creados por el pueblo! ¿Por qué no puede tener nuestra lengua una preposición para denotar la idea tan común  “ir a  casa de o estar en  casa de alguien”, al estilo de otras lenguas europeas, como el latín apud, el griego pará, el francés chez, el italiano ca y da, el alemán zu o bei, y hasta  el genitivo inglés (go to my brother’s)?

 

CODA: Si reivindicar la locución a por, ya casi aceptada por todos (aunque la RAE todavía sea un tantico renuente), me ha costado Dios y ayuda, porfiando durante la friolera de treinta años, ¿me restarán  bríos aún, puesto ya un pie octogenario en el estribo, para salir de nuevo al palenque y lidiar en pro de la descomulgada partícula ca? ¿quedaránme arrestos para embrazar de nuevo la adarga y empuñar la lanza, presto a acometer la  defensa de la locución prepositiva “ca”?  Por muy eficiente que fuera mi lucha, calculando el tiempo trascurrido desde 1874 a estas primerías del siglo XXI, en que se vislumbra  amnistía para el condenado giro a por, barrunto que el sintagma preposicional en/a ca (= a casa de) podría alcanzar parigual anuencia académica allá por las postrimerías del siglo XXII, año arriba, año abajo.

 

II

A L M O J Á B A N A  /  A L M O J Á B E N A

 

 

Originariamente, el queso fue el componente esencial y básico de la “almojábena”, a tenor de su etimología. Todos los arabistas coinciden en señalar la voz árabe “jubn”, ‘queso’ como étimo del término almojábena. Así el Corominas-Pascual, junto a Federico CORRIENTE, que define y explica: «almojábana (castellano, con la variante mojábana, y aragonés), almojábena y monjábena (catalán), almojávena (portugués) y almojábena (murciano) ‘torta de queso y harina’: del and. almujábbana ‘hecha con queso’» (Diccionario de arabismos y voces afines en iberorromance. Madrid 1999).

Diccionario de Autoridades (1726): « 1. Almojabana. Cierta torta que se hace de massa con queso y otras cosas. Es voz arábiga compuesta del artículo Al, y del nombre Mojébene o Mujébene, que según Guadix y el P. Alcalá significa quesadilla, y con poca mudanza de letras, quedó en Almojábana, según la trahe Covarrubias en su Diccionario, y Nebrixa en su Vocabulario». // 2. Almojabana. Vale también comida hecha de massa con manteca, huevo y azúcar, a manera de los que modernamente se llaman Mantecados, que en Soria llaman Mojábanas sin el artículo Al: y también de esta misma massa se hacen buñuelos, y otras frutas que llaman de sartén, y retienen el nombre de almojábanas. – Montiño, Arte de Cocina, hablando del modo de hacer los buñuelos de viento, dice al fin: Esta massa sirve para almojábanas, y después otras almojábanas  de cuajada diferentes. LOPE. Comedia de los Locos de Valencia, jornada I: “Avisa a todo el convento,/ que hoy hay fruta de sartén / y almojábanas de viento”». (Francisco Martinez Montiño, tal vez gallego: Arte de Cocina, pastelería, vizcochería y conservería. Madrid 1611. Fue Cocinero Mayor de Felipe  II, Felipe III y Felipe IV).

DRAE (2001): «almojábana. (Del ár. hisp. almugabbana, hecha de queso, y este del ár. clás. gubn, queso) f. Torta de queso y harina.// 2. especie de bollo, buñuelo o fruta de sartén, que se hace de masa con manteca, huevo y azúcar».

Diccionario del Español Actual (2011): «almojábana. Dulce de queso y harina y frecuentemente otros ingredientes». Cita de Vega, Cocina, que ponemos íntegra.

CANTABRIA: Luis Antonio de VEGA, arabista (Bilbao, 1900-1977): «Si vas a Santander / y no comes almajabana, / no vas para nada. El mencionado pastel no lo pude encontrar en Jerez, ni en ninguno de los pueblos  andaluces. No fue precisamente en Santander donde lo descubrí, sino en la isla de Hierro, donde a la almojabana llaman quesadilla, pero cuya exportación, y buena fama, no pasa del  rosario de las Islas Afortunadas, y aunque tampoco las santanderinas, a las que llaman pastel pasiego, hayan alcanzado la difusión que merecen, se instala como una señorona en los escaparates de todas las pastelerías de la capital de La Montaña… El poeta andaluz Al Maccari la nombra Bent el Jabú (sic) (Hija del Queso), que es sinónimo de al mojabtan. Muchos dirán que es una tarta hecha con masa de manteca y buen azúcar, a la manera de los que se llaman mantecados, buñuelos y otros frutos de sartén fritos de la misma manera. Si no aparece por ninguna parte el queso, ¿por qué ha de llamarse almojabana? ¿Resultaría lógico llamar almojabana a la perdiz estofada o a la pescadilla? El mismo poeta Al Maccari dice que Jerez, cuyo queso era sabrosísimo, fabricaba las mejores almojabanas de todo el Islam» (Viaje por la Cocina Española. Madrid, Salvat, 1969, 64). Siempre como llana, sin tilde de esdrújula.

CANARIAS: Francisco GUERRA NAVARRO: «almojabana. Como en castellano. A la harina y al queso de esta añaden en Gran Canaria huevos. Compuesta la masa en forma de S o de anilla (bollo), se fríe en mucho aceite, rociándoselas para comerlas, con miel. Resulta así una fruta de sartén muy gustosa y de mucha sustancia» (Contribución al léxico popular de Gran Canaria. Madrid 1965). Llana, no esdrújula.

CANARIAS: Cristóbal CORRALES – Dolores CORELLA – . Ángeles ÁLVAREZ: «almojabana. f. GranCanaria. desus. Torta de harina, queso y huevos, frita en aceite, que se comía con miel, especialmente en los días de carnaval. – Observaciones: El DRAE- 92 registra almojabana con significados similares: “Torta de queso y harina” y “Especie de bollo, buñuelo o fruta de sartén, que se hace de masa con manteca, huevo y azúcar” (Diccionario Diferencial del Español de Canarias. Madrid, Arcolibros, 1996). Sin acento esdrújulo.

 

HISPANOAMÉRICA: «almojábana. Colombia, Venezuela (Oeste). f.  I. 1. Especie de pan redondo, hecho de maíz y queso asado al horno.// 2. Puerto Rico. Especie de croqueta hecha con harina de arroz, leche, mantequilla, azúcar, sal, y en ocasiones, queso del país» (Diccionario de Americanismos. Madrid, Asociación de Academias de la Lengua Española, 2010. Director, Humberto López Morales, PRico).

«almojábano. m. Panamá. Alimento que se prepara con masa de maíz, sal y queso, formando una pieza delgada que se dobla en las puntas y se fríe en aceite» (O. c.)

 

Hasta aquí todo perfectamente entendible: la almojábana se confecciona con queso y harina. Pero, ahora resulta que, si buscamos almojábena en la Red, tal vocablo lo monopoliza casi la América hispanoparlante, donde el término goza de gran vigencia. Y con un detalle importante. Todas las variedades americanas de almojábanas poseen un denominador común: el queso primigenio es un ingrediente imprescindible,  del que carecen todas las fórmulas actuales de almojábenas peninsulares. ¿Qué podemos deducir de este hecho singular? Es evidente que la voz almojábana estuvo muy extendida por casi toda la península, testigos Nebrija y Covarrubias. Hoy lo está mayormente, y con isoglosas discontinuas, por la parte oriental, concretamente, Navarra, Aragón, Soria, Murcia, Alicante (cat., monjávena).

 Falta en Alberto SEVILLA y en vocabularios de Cartagena, Jumilla, Yecla,  Parablero Murciano (autor lorquino), Almería, VAndaluz y La Mancha.

La primera cita murciana es de J. RAMÍREZ XARRIÁ: «almojábena. Almojábana, o sea especie de buñuelo, que se hace con manteca, huevo y azúcar» (El Panocho. Vocabulario popular murciano. Murcia 1927).

La segunda es del oriolano J. GARCÍA SORIANO: «almojábena. Almojábana, bollo o pastel que se hace de masa con manteca, huevo y azúcar» (Vocabulario del Dialecto Murciano. Madrid 1932). No se indica  Orihuela, ni  marca diatópica alguna.

La tercera, de José GUILLÉN: «armojábena; también almojábena. Almojábana» (El Habla de Orihuela. Alicante 1974). Variante, por alternancia l/r.

Cuarta cita, de José María RIVES GILABERT: «Armojábena. Almojábana. Dulce tradicional de origen árabe. Muy típico en Callosa en determinadas fechas, como Carnavales o Cuarenta Horas. Hay muchos especialistas, y que las bañan mucho con  miel» (Diccionario Costumbrista Callosino y de la Vega Baja. Callosa de Segura 2007).

Clarísimo arabismo, según el valioso texto del ilustre arabista Fernando de La Granja: Fiestas cristianas en Al-Andalus (Materiales para su estudio). II. Textos de Turtusí, el cadí ‘Iyad y Wansarisi. La segunda obra es la titulada Kitab al-hawadit wal-bida, compuesta por Abu Bakr Muhammad al-Turtusi. Nacido en Tortosa, murió nuestro autor en el año 1126, más de un siglo antes de la composición del Kitab al-durr al-munazzam de los Azafíes… En la obra del Turtusi hallo solamente un pasaje referente a las fiestas cristianas, pero muy interesante pese a su concisión (p. 121). El texto de la obra del Turtusi dice así: “Otra innovación es que en tierras de al-Andalus acostumbran las gentes a comprar dulces para la noche del 27 de ramadán y a celebrar (iqama) yannayr, comprando frutas, como hacen los cristianos (al-‘ayam), y celebrar la ‘ansara’ y el jueves de abril, comprando almojábanas (almuyabbanat) y buñuelos (al-isfany > alfinge), que son manjares innovados (p. 122). Y el que los hombres salgan, en grupos o separados, en compañía de las mujeres, mezclándose en la diversión. Otro tanto hacen en los días de fiesta en que salen a la musallá y erigen en ella pabellones para divertirse, no para orar” (123). Jueves de abril es el Jueves Santo.

Concluyo, advirtiendo que en Orihuela, donde resido, tienen plena vigencia las “almojábenas”, y que su temporada típica es entre febrero y abril, y concretamente, en los días de carnaval,  al mismo tiempo que los buñuelos, y por Semana Santa. Por último, certifico que los confiteros de aquí no relacionan la “almojábena” con el queso, componente que no emplean en la confección, e incluso se extrañan de que yo les pregunte por el detalle del queso.

 

 

III

CAMISA  Y  CAMISÓN: UN  CASO  DISÉMICO  DE  GÉNERO

 

He aquí un par de dobletes, “camisa /camisón”, de cuyo lejanísimo abolengo  nos informa ya S. Isidoro. Desde que oí por primera vez en mis pesquisas de campo el agudo refrán  “Más vale camisa con dolor que camisa y camisón”, comenzó a intrigarme la evolución semántica de este par de dobletes, cuya diacronía  he venido rastreando sin pausa. Los nombres de las prendas de vestir específicas del  hombre y de la mujer no suelen normalmente coincidir, excepto cuando se trata de términos genéricos, como pantalón o abrigo o zapatos. El caso de camisa y camisón que periódica o diatópicamente se han aplicado al varón o a la mujer alternativamente, es un tema digno de  singular atención.   

 

 

I.  (2011)  El DEA registra así el uso actual de tales vestiduras:

 «camisa. 1ª) Prenda de vestir, esp. masculina, que cubre el torso.//  2ª)  Prenda interior femenina. 

camisón.  1ª) Prenda de dormir femenina. // 2ª)  (reg)  Camisa (1ª)»

(Manuel SECO – O. ANDRÉS – G. RAMOS,  Diccionario del Español Actual. 2ª ed. Madrid, Aguilar, 2011). Los ejemplos aducidos son de novelistas andaluces (Grosso y Halcón). Esta acepción regional de “camisón”, propia de Andalucía, es también la usual en Murcia actualmente.

 

II. (2001) El DRAE enmienda la definición de camisa de la 22ª ed., sin asignar su empleo a ningún sexo en particular:

«camisa. (del celtolatino camisia). Prenda de vestir de tela, que cubre el torso, abotonada por delante, generalmente con cuello y mangas». (Artículo enmendado). Nótese cómo  se evita de intento adjudicar el uso de camisa a uno de los dos sexos.

«camisón. 1. Prenda para dormir, generalmente de mujer. 2. And. Camisa».

 

III. (1726) La RAE  admite ya el doblete, en el siglo XVIII,  sin aclarar su doble aplicación  para ambos sexos:

«camisa. s. f. La vestidura de lienzo, fabricada regularmente de lino, que se pone  en el cuerpo immediata a la carne, y sobre la qual assientan los demás vestidos.. Suele hacerse también de lienzo de cáñamo, como lo usan los rústicos. El P. Mariana y Ambrosio de Morales sienten que es voz tomada de los Godos; pero lo más verisimil parece haverse assi dicho del Latino bárbaro Camisia, según afirma San Isidoro.

camisón.  s. m. aum. Propriamente significa la Camisa de hombre, por ser más alta de cuello y más larga de falda; pero se toma promiscuamente por toda camisa que es mayor de las que se trahen regularmente»  (Diccionario de Autoridades,  1726).

 

Semejante confusión existe en vascuence con los nombres de camisa: “A) Atorra, en algunos lugares de Navarra y en el país labortano es el nombre de toda camisa. B) En Vizcaya y Guipúzcoa, la de la mujer es atorra; la del hombre, es alkondara o alkandora (vocablo introducido por los árabes). C) En Vizcaya y Guipúzcoa, las mujeres, pareciéndoles mal sonante el vocablo atorra, han tomado, como si fuera vasco, kamisa. D) En el Roncal, Salazar, Garazi y en muchas otras regiones, atorra es camisa de hombre; la de la mujer, mantarra” (Resurrección María de AZKUE, Literatura Popular del País Vasco. I. Costumbres y Supersticiones. Madrid, Espasa-Calpe, 1935, 446).  

 

Pese al uso común de la camisa por el hombre y la mujer, en el habla popular de Murcia llegó a personificarse o identificarse la camisa con la mujer como prenda femenina y el camisón con el hombre, como masculina. Lo demuestran refranes y coplas: A. Sevilla: Camisa con camisa / no se divierte; / camisón con camisa / ya es diferente” (Cancionero Popular Murciano. Murcia 1921,  copla 1653).  “Más vale camisa con dolor que camisa y camisón” (privativo del NOMu. F. Gómez Ortín, Folclore del Noroeste Murciano. I.  Murcia 1996, 77).

                   

 

CAMISA  (prenda masculina)

(1500) María MARTÍNEZ MARTÍNEZ: «Camisas. una de hombre, una de hombre morisca, una rota de hombre, una de hombre por coser, una morisca de hombre» (“La cabalgada de Alhama (Almería) en 1500, en Miscelánea Medieval Murciana, XI (1984), 91-92). Subasta del botín realizada en Murcia y Mula.

(1549-1569) Juan MARTÍNEZ RUIZ: «Otra camisa de hombre, Níjar, 1562;  camisas de hombre a la castillana, veynte y dos ducados, Níjar, 1549; desynueve camisas de ombre en veynte ducados,  una camisa blanca de ombre, llana, Níjar, 1553; una camisa de hombre de lienço delgado, Granada, 1562¸ quinze camisas de ombre, labradas, de seda prieta e parda e blanca, e de hilo, con sus remates, en dos ducados cada una, Almería, 1568;  seys camisas de hombre, de lienço delgado, labradas de seda, de blanco y negro, e la una con oro y la otra con aljófar, e tres pares de çaragüeles de hombre, todo nuebo, en diez y siete ducados, Granada, 1569; una camisa de honbre, labrado el cabeçón, Órgiva, 1563:  deziseis camisas de onbre, labradas de seda, ocho ducados, Tabernas, 1556» (Inventario de bienes moriscos en el reino de Granada (siglo XVI). Madrid, CSIC, 1972, 76-77). 

(siglo XVI) José Miguel LÓPEZ CUÉTARA: «Ninguno traya çapatos cerrados, ni duerma en savanas, ni traya camisa ni greguescos... sopena de perdicion de ropa y privacion de actos legitimos» (“Las Constituciones de la Provincia Franciscana de Burgos, en Verdad y Vida, nº 223 (1998) 378, cap. II). «Quando el Padre Provincial diere licencia para tener lienço... sea con tal condicion que las mangas de la camisa no pasen de los codos, y el cuello no suba de los ombros arriba» (O. c., 379)

(1605)  Miguel de CERVANTES: «Preguntándole por Don Quijote, les dijo cómo le había hallado desnudo, en camisa, flaco y muerto de hambre” (Don Quijote, cap. XXIX, en Obras Completas de… Madrid, Aguilar, 1952,  1155 b).

 (1611) Sebastián COVARRUBIAS: «¿No veis con qué priesa se pone aquel hombre la camisa? - Pónesela con tanta, que se le(sic) ha vestido sobre el jubón» (Tesoro de la lengua castellana o española, cit. en Maxime Chevalier, Cuentecillos tradicionales en la España del Siglo de Oro. Madrid, Gredos, 1975, 115).

(1622) ANÓNIMO: «- Alonso: ¿Qué jubón?   - Don Pedro: El de raro pespuntado.  - Alonso: Héle aquí.  - Don Pedro: Majadero,  ¿pues el jubón me traes antes que la camisa, quiéresme motejar de azotado?  - Alonso:  Aún no ha traído las camisas la lavandera» (Diálogos muy apacibles,  anónimo, traducción francesa de César Oudin. París 1622. Madrid,  Atlas, 1943,  8. - Colección Cisneros, 17).

(1634) TIRSO DE MOLINA, O. de M.: «Yo sé de cierto señor, / harto regalado y tierno, / que acostándose en invierno, / después que el calentador / la cama le sazonaba, / se levantaba en camisa, / y dando causa a la risa, / desnudo se paseaba» (Fingida Arcadia, cit. en Fermín Sacristán, Doctrinal de Juan del Pueblo, II. Madrid 1912, 111).

(1670)  ANÓNIMO: «Mas seis Rs. de coser dos  camisas de jinovisco y quatro almohadas para la enfermería» (Libro de Cuentas del convento franciscano de Cuevas de Almanzora (Almería), octubre 1670, 68 v., p. 129).

(1708) Luis BELLUGA: «Si yo salgo con vida de estos lugares, y con camisa,  será mucho» (carta de Luis Belluga,  obispo de Murcia, al Ayuntamiento de esta ciudad, en octubre de 1708, en J. Frutos Baeza, Bosquejo Histórico de Murcia, cap. 30, 159).

          (1788) Pascual SALMERÓN, ofm.: «Murió año de 1633 en el convento de Yecla. Quedó sentado, vestido de su hábito, sin haver permitido le pusiesen camisa» (Historia del convento de Santa Ana del Monte, de Jumilla, ms., año 1788, 144). «(Fr. Juan Mancebón) siendo ya de nueve años ayunaba tres días en la semana; no llevaba camissa, la qual escondía donde no la pudiessen hallar» (O. c., 150).

 (1834-1839) Joaquín YELO GÓMEZ: «Camisas, seis  de hombre, 144 reales.  / Camisas, seis  de mujer,  96 reales. Ricote 1837 (p. 66). Cuatro camisas de hombre de lienzo lino, 096 reales / Cuatro idem de mujer, 072. Ricote 1839 (p. 67). Cuatro camisas de hombre en 75 reales. / Cuatro idem de mujer en 50 reales. Ricote 1836 (p. 62). Dos camisas de hombre de lienzo de lino en 35 reales. Ricote 1834 (p. 59). Tres camisas de mujer de lienzo de lino en 52’17 reales. Ricote 1834 (p. 61)» (Escrituras redactadas por J. Yelo Gómez, notario de Abarán, en M. Jorge Aragoneses, “El mueble popular de Murcia”, en Murgetana, 51 (1978).

(1862) José CASTRO SERRANO: «La camisa moderna es la prenda más cara que viste el hombre (p. 18). La camisa cuesta al año doscientos veinticinco reales más que la capa ... Ni sabrás que tu abuelo se mudaba de camisa sólo los domingos» (p. 19) (Cartas trascendentales. 1ª serie. Madrid 1862).

          (1935) Resurrección AZKUE: «Años atrás, en Amézqueta (Guipúzcoa) alguien del pueblo solía exponer el arreo en casa del muchacho: primero las sábanas, luego camisas de mujer, luego camisas de hombre» (el ajuar de novios). (O. c., 271).

          (1953) Camilo J. CELA: «Había un hombre, que era muy feliz porque no tenía camisa... Tu madre no viene refiriéndose ahora a la camisa, prenda que la mujer hace ya muchos años que tiró por la borda» (Mrs. Caldwell habla con su hijo. Barcelona 1989, 154).  (1ª ed. 1953).

         

CAMISA  (prenda femenina)

(siglo XV) ANÓNIMO: «Madre, tres moçuelas / no de aquesta villa, / en agua corriente / lavan sus camisas. / Sus camisas, madre, / vilas y no me valen» (Cancionero de Uppsala, copla XXVIII.  Ed. facs. de Venecia 1556. Madrid, Instituto Hispano-Arabe , 1983, 51). 

(1500) María MARTÍNEZ MARTÍNEZ: «Una camisa rota de mujer, una de mujer» (“La cabalgada de Alhama (Almería) en 1500, en Miscelánea Medieval Murciana, XI (1984), 91). La subasta del botín se hizo en Murcia y Mula.

 (1534) Mª de CAZALLA: «E luego le mandaron desnudar  hasta quedar en camisa y dixo la dicha Maria de Caçalla: y ¿a las mugeres han de desnudar?» (9 octubre 1534) (Milagros  Ortega Costa: Proceso de la Inquisición  contra María de Cazalla. Madrid, 1978, cit. en Mª Laura Giordano: María de Cazalla. Madrid,  Orto, 1998,  84).

(1549-1569) Juan MARTÍNEZ RUIZ: «Una camisa lavrada con redes, para muger, 1562, Níjar;  camisas de muger, lavradas de seda, en veynte y cinque ducados, 1549, Níjar; una camisa de muger, de seda lavrada de colores, 1562, Ugíjar;  otra camisa de muger, vieja, los pechos labrados de azul y negra, 1562, Granada; una camisa de muger, labrada los pechos de amarillo, idem;  una camisa de muger, nueva, labrada de seda colorada las mangas della, 1565, Sortes; otras quinze camisas de muger, de colores, labradas todas, en quarenta ducados, 1568, Almería; otras seys camisas, de lienço delgado, labradas con seda de colores, de pechos a la morisca, la una por acabar, 1569, Granada; veynte camisas de muger de marta y olanda, labradas todas de colores, de seda, y algunas con cabeçones de oro”,  1558, Notáez.-  “una camisilla pequeña e muchachos, 1566, Örgiva; otra camisa de niña, labrados los pechos a la morisca, 1562, Granada;  una camisa que se llama alcandora, de seda, con sus listas de colores, dízese por su nombre yize, enbuelta en un paño, 1566, Alhambra de Granada» (Inventario de bienes moriscos en el reino de Granada.. Madrid, CSIC, 1972).

(1605) Miguel de CERVANTES: «Hallaron a la antojadiza Leandra en una cueva, desnuda en camisa» (Don Quijote, cap. LI, en Obras Completas de... Madrid, Aguilar, 1952, 1263 b).

(1606) Francisco RUIZ DE ALARCÓN: «Quatro camisones y quatro camisas de muger, y seis de criadas y quatro de esclavos» (Inventario que hizo el Dr… en AHMurcia, escribano Luis de Balboa, Murcia, 18 mayo 1606,  f. 253 v.).

          (1765) Don Ramón de LA CRUZ  CANO: « - D. Anselmo: Pues di, muchacha, ¿no fuera / mejor comprar tres camisas?  - Teresa:  En teniendo dos con buenas / mangas, para quita y pon, / está demás la tercera. / Tenga una mujer buen guante, / buen zapato, buena media, /mantilla  limpia y basquiña / bien plegada y algo estrecha, / que en la calle sólo luce  / lo que se ve por de fuera» (La Plaza Mayor de Madrid en Navidad, en Sainetes. Madrid, S:A.P. E., 1986, 125).

(1779) Angel MOLINA Y CASTRO, ofm.: «Fue necesario la rindiese la obediencia, y obligase a admitir camisa, porque sin embargo de sus muchos años, trabajos y quebrantos, jamás admitió este consuelo sin precepto formal» (Crónica del Monasterio de la Encarnación, de Mula. II. Murcia, Felipe Teruel, 1779,  855).

 (1820) Juan Ignacio GONZÁLEZ DEL CASTILLO: «Graciosa. - Es una gran desvergüenza / entrarse sin avisar; / y si, por caso, estuviera / en camisa, ¿era decente / que ustedes así me vieran? En la antesala se aguarda. /   Bartolo. - Señorita; allá en mi tierra, / antesala ni antealcoba / hay; el que llama, se entra; / si los encuentra en camisa / vuelve la cara, y espera / a que se pongan las naguas» (El payo de la carta, sainete, en Obras Completas. II. Madrid, R. Academia, 1914, 509) .

REFRANES MURCIANOS: «La buena lavandera, su camisa la primera» (Alberto SEVILLA, Sabiduría Popular Murciana. Murcia 1926, y Francisco GÓMEZ ORTÍN, Folclore del Noroeste Murciano. I. Murcia, Espigas, 1996, 65). «Más vale camisa con dolor que camisa y camisón» (F. GÓMEZ ORTÍN, O. c., 77). Este curioso refrán,  no citado por Luis MARTÍNEZ KLEISER en su Refranero General  Ideológico Español (1953), lo hallé en Cehegín (Murcia), referido a solteronas, y expresa que es preferible quedarse soltera la mujer, en soledad y sin amparo de hombre, que casarse sin suerte,  viviendo malmaridada, con graves y continuos problemas de marido e hijos. En sentido metafórico,  “camisa” equivale a ‘mujer’, y “camisón” a ‘varón’.

COPLAS MURCIANAS: «Me cago en diez, dijo un fraile / y en la sartén que se guisa; / que esta noche voy a ver / una mujer en camisa» (Francisco GÓMEZ ORTÍN, Folclore del Noroeste Murciano. II. Cancionero. Murcia, Espigas, 2003, copla 1.477). «Ya sé que estás en camisa, / en la ventana escuchando; / tápate, no te resfríes, / que viene el aire solano» (O. c., copla  866).

 

CAMISÓN  (prenda masculina)

 

(siglo XVI) Rodrigo de REYNOSA: «Y del muy delgado lino / demos a nuestros garzones / dos pares de camisones, / pues nos dan placer contino» (Coplas. Madrid, Taurus, 1970, 37).

(siglo XV) ANÓNIMO: «Vésame y abráçame, / marido mío, / Y daros (he) en la mañana / camisón limpio» (Cancionero de Uppsala., copla XVIII. Ed. facsímil. Venecia 1556. Madrid 1983, 48).

(1562) Juan MARTÍNEZ RUIZ: «Un camisón de hombre, viejo, 1562, Granada; otro camisón de hombre, nuevo, idem” (Inventario de bienes moriscos del  reino de Granada). Madrid, CSIC, 1972, 76).

(1606) Francisco RUIZ DE ALARCÓN: «Quatro camisones y quatro camisas de muger, y seis de criadas, y quatro de esclavos» (Inventario que hizo el Dr… en AHMurcia, escribano Luis de Balboa, Murcia ,18 de mayo de 1606, 253 v.). 

 (1752) Luis MARTÍNEZ DE LA PLAZA: «Dos camisones nuevos de hombre, a doce rs. cada uno» (Inventario de bienes de Antonio Forneles y María Josefa Medina difuntos, a 15 de mayo de 1752, hecho por el escribano Luis Martínez de la Plaza. AHMurcia. Protocolo 3450, 99 v.).

(1752) Diego TORRES VILLARROEL: «A pesar de mi persona y mi descuido, (mis hermanas) me hacen remudar el camisón todos los días» (Vida de Diego de Torres Villarroel, escrita por él mismo. Madrid, Espasa-Calpe, 1954, 66).

(1872)  ANÓNIMO: «Diez y ocho pares de carzoncillos… Diez y ocho camisones» (Inventario de Juan Corbalán Matallana, de la ropa y demás, entregados a mi hijo Francisco Corbalán Matallana, al tiempo de contraer matrimonio con Bernabea Yta Corbalán. En el Partido de Cañada de Canara, a 8 de noviembre de 1872).  Pedanía de Cehegín (Murcia).

(1880) José MARTÍNEZ TORNEL: «Con sus zaragüelles blancos / con su faja carmesí / su camisón con pechera, / corta chaqueta de cúbica, /blanca calceta ceñida / iba un mozo de la huerta / por el camino de Churra» (Romances populares murciano.,  Murcia, 1880, 157).

 (1881) Antonio MACHADO ÁLVAREZ: «No hay mares que paran hijos / tan esgraciaos como yo, / sin pretina en los carsones, / sin cueyo en er camisón» (debla gitana en Colección de Cantes Flamencos, recogidos por A. M. A. Madrid, Demófilo, 1975 (1ª ed. 1881).

(1909) Luis ORTS: «Los estrechos calzoncillos arremangados hasta la rodilla y el camisón de lienzo crudo completamente desabrochado, el bueno del tío Juan Lorenzo dormía profundamente» (Vida huertana. Artículos de costumbres de la Vega de Murcia. 2ª Serie. Murcia, Tip. El Tiempo, 1909, 144).

 (1927) Jerónimo RAMÍREZ XARRIÁ: «camisón. Camisa» (El Panocho. Vocabulario popular murciano. Murcia 1927)

(1932) Justo GARCÍA SORIANO: «camisón. Camisa de varón. (Vocabulario del dialecto murciano. Madrid 1932).

(1974)  José GUILLÉN  GARCÍA: «camisón. Camisa de hombre» (El Habla de Orihuela, 1974).

(1986) Francisco FLORES ARROYUELO: “El ajuar del mozo para la boda era... ropa interior, que constaba de una docena de calzoncillos, media de camisones, siempre hecha por la madre” (El último huertano. Murcia, Edic. Mediterráneo, 1986, 36). Entrevista con Manuel Cárceles, El Patiñero.

(1993)  José María SOLER GARCÍA: «camisón. Camisa de hombre» (Diccionario Villenero. Villena, Diputación de Alicante, 1993).

(2000)  Diego RUIZ MARÍN: «camisa. Prenda de vestir, por lo común de hombre, que cubre el torso. // En Murcia siempre se llamó camisón  a la masculina de diario». «camisón. vulg. En algunas regiones, camisa de hombre». (Vocabulario de las Hablas Murcianas.  Murcia 2000).

(2001) Alejandro Faustino IDIÁÑEZ FERNÁNDEZ DE AGUILAR:  «camisón. Camisa varonil» (Vocabulario del Nordeste Andaluz (El Habla de las Sierras de Segura y de Cazorla). Jaén, Diputación, 2001).

 (2005) Dolores RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ: «camisón. Camisa de caballero» (Contribución al estudio del Habla local en Totana y en su comarca. Totana, Ayuntamiento, 2005, 74).

(2007) Pedro José DEL REAL- Juan Manuel SÁNCHEZ MIGUEL: «camisón. Camisa de caballero» (Diccionario del Habla de la Provincia de Ciudad Real. Ciudad Real, Diputación, 2007).

(2007) Alonso TORRENTE: «Entro de nuevo a la cuadra a por un camisón limpio» (La magia de Cajitán. Calasparra 2007, 19). Cagitán, altiplanicie perteneciente a Mula (Murcia).

 

CAMISÓN  (prenda femenina)

(1979) José Luis CASTILLO-PUCHE: «Tía Matilde, con su camisón blanco, despeinada, la vela en la mano izquierda, y en la derecha la campanilla, recorría la estancia» (El amargo sabor de la retama. Barcelona, Destino, 1979).

 

 

 

IV

T R A P E R Í A    E N    M U R C I A

 

En un libro curioso y ameno, recién aparecido, titulado Palabras moribundas (Madrid 2011), los eminentes lingüistas Pilar García Mouton y Alex Grijelmo, se esfuerzan sabiamente en inyectarle vida a una serie de palabras en trance de fenecer, de entre ellas, algunas murcianas, como “alboroque” o “zocato”.

Solamente anotaríamos una leve mota, un sí es no es enojosa para murcianos. La calle Trapería se describe: “En pleno centro de Murcia hay una calle adornada con naranjos que en tiempos tuvo que ser zona de traperos, porque se llama Trapería”. Usar hoy el término disémico “trapero”, sin más, en lugar del sinónimo pañero, quizás induzca a confusión. Al parecer, los autores  conocen la mentada calle con recuerdo “borioso”, pues  los naranjos no están en ella, sino  en la contigua Plaza de la Cruz.

La Trapería, junto a su gemela, la Platería, forman el dúo de calles murcianas por antonomasia. Su origen remonta a la Edad Media, tiempo de gremios de artesanos, ubicados por calles. Si la Platería refulgía por el esplendor  de sus plateros y joyeros instalados en ella, no era menor el prestigio de los mercaderes de paños, establecidos en la Trapería, desde el mismísimo siglo XIII, a raíz de la reconquista murciana. Precisamente, en el Archivo de la Catedral de Murcia, hay una carta de censo, en favor de su Cabildo, sobre las tiendas de la esquina de la calle Trapería (octubre del  1300).

Acudamos al Diccionario de la RAE (2001): «trapería. Sitio donde se venden trapos y otros objetos usados.// ant. Calle o paraje donde estaban las pañerías». Y tres siglos antes, la misma R. Academia precisaba, en su Diccionario de Autoridades (1739): «Trapería.- La calle de los Mercaderes de paños, o la tienda en que se venden». «Trapero. Mercader de paños. Es voz anticuada en este sentido».No se puede aclarar mejor lo que significaba antiguamente Trapería y trapero. De ahí, nuestra extrañeza ante el inconsciente desliz de los autores, pues, sin reparar en la pertinente marca de anticuado, convierten en “zona de traperos” a la histórica calle murciana, antaño repleta de comercios de pañeros, hogaño pletórica de bancos de hervoroso dinero.

 Sin embargo, nada de esto impide que recomendemos vivamente la lectura de este interesante libro, que quisiera frenar la moribundia de tantas palabras, abocadas a su inexorable desaparición.

 

V

APÉNDICE

BIO-BIBLIOGRAFÍA DEL P. FERMÍN  MARÍA, ofm.

 

 

El 5 de octubre del presente año 2011  rendía al creador su  longeva vida nuestro  hermano de 99 años, el padre Fr. Fermín  García Sánchez. Es el momento justo e ineludible de confeccionar una exhaustiva recopilación de sus datos biográficos y redactar el Catálogo completo de sus obras  impresas solamente, pues todavía  restan  obras inéditas. Con este artículo pretendo  dejar consignada para la posteridad la fecunda trayectoria vital e intelectual del P. Fermín (María, sobrenombre literario, que  él mismo se eligió por  devoción mariana, a partir de 1948, al menos).

 

 

SIGLO  XX

1912.  16 noviembre. Nace en Bullas (Murcia) Francisco García Sánchez.

1928. Cumplido el año de noviciado en el convento de  Santa Ana del Monte, de Jumilla, profesa en la Orden franciscana, adoptando el nombre religioso de Fermín.

1935. Aparecen sus primeras poesías en la revista popular Espigas y Azucenas, publicada en Murcia por los franciscanos de la Provincia de Cartagena.

1936. Ordenación sacerdotal, tras haber cursado los estudios eclesiásticos obligatorios: dos años de filosofía, en el convento de Santa Catalina del Monte (Murcia), y cuatro de teología, en el de Orihuela (Alicante).

1936. Detenido en Murcia, y sentenciado por un tribunal popular a un año de trabajos forzados por “vago”, cumple condena en la cárcel-Seminario de S. Miguel, de Orihuela.

1938. Protagoniza, junto con varios amigos, la arriesgada odisea de escaparse de noche, en barco pesquero, desde el puerto de Alicante, zona roja, hasta Mallorca, zona nacional. El piloto de la operación era un pescador de Campello. Entre los fugados, se hallaban el P. Juan Bautista Gomis, franciscano valenciano, y José Muñoz Tafalla, oriolano, padre de José Muñoz Garrigós, catedrático de la Universidad de Murcia.

1938. Capellán castrense, primeramente en el crucero “Almirante Cervera”, con base en El Ferrol (Coruña); posteriormente, en el Arsenal de la Carraca, de San Fernando (Cádiz). Hasta unos meses antes de fallecer, mantuvo frecuente contacto telefónico con el general médico de la Armada, José Benavente Campos, su coetáneo de 99 años, único superviviente de su época de San Fernando.

1942. Su poema Apoteosis del grano de trigo obtiene el primer premio en el Certamen celebrado en el Círculo de las Artes, de Lugo, el 6 de junio de 1942, en el que queda finalista el poeta Luis Felipe Vivanco, y logra también mención honorífica en las Justas Literarias de Cádiz del mismo año.

1943.  P. Fermín García Sanchiz (sic), Capellán de la Armada: Apoteosis del grano de trigo (Poema eucarístico). La Coruña, Imp. Roel, 15 p.

1943.  Profesor de Literatura durante varios años en el Seminario Menor franciscano de Cehegín, donde tuve la suerte de ser su discipulo.

1948. P. Fermín María García Sánchez, O.F.M.: Momentos (Poesía). Cehegín (Murcia), Gráficas Gonor, 1948, 6 marzo, 196 p. (rústica). El prologuista Indalecio Nuñez, capitán de fragata, firma “A bordo y Junio 1943”, lo que  revela que este libro debió de tenerlo escrito el autor  entre 1942 y 1943. Precio, diez pesetas. – El primer poema que aparece es el celebrado soneto “A Jesús Crucificado”, compuesto en la cárcel de Murcia en 1936. En varias ocasiones se ha quejado el autor de que alguien le robó este soneto, que encima publicó en la antología “Cien mejores sonetos de la lengua española”. El verso 12 queda  definitivamente modificado a partir de esta segunda edición.- Resalta, también, en Momentos, la elegía “Se la llevó la mar”.

1951.  R. P. Fermín María, O.F.M.: Corazones y Rosas (Poesía). Prólogo de Adolfo Muñoz Alonso, catedrático de filosofía en la universidad de Murcia. Murcia, Suc. de Nogués, XVI-263 p. – Aquí se publican los divulgados poemas “La Primera Comunión del Mar” y “Canto apasionado a la Virgen de las Maravillas”, más la versión extensa de la premiada “Apoteosis del grano de trigo”.                       

1952. P. Fermín María, franciscano: El Corazón de mi Madre (Prosa). Murcia, Suc. de Nogués, 1952, 590 p. La segunda parte es un Breve Devocionario cordimariano. Al autor le gustaría que resaltemos que fue un ferviente devoto del Corazón de María, cuya devoción propagó con su pluma y su voz elocuente en su predicación y misiones.

1952. El día 30 de diciembre, un grupo de aficionados representó magistralmente  El Belén de Greccio, drama lírico original del R. P. Fermín María, O.F.M., en el Teatro Circo, de Orihuela.

1953. Nombrado Superior Mayor  de la Provincia Franciscana de Cartagena, envió, durante su provincialato, a conventos de Alemania a un grupo de profesos franciscanos  teólogos para cursar estudios universitarios. De entre aquellos saldrían dos eminentes filólogos, el P. Alfonso Ortega Carmona, natural de Águilas (Murcia), catedrático de griego en la Pontificia Universidad de Salamanca, y Juan Cano Ballesta, natural de Rincón de Beniscornia (Murcia), catedrático de literatura española en la universidad de Yale y otras  de EE. UU.,  amén de señero especialista en Miguel Hernández.  

1955. Fermín María, franciscano: Momentos (Poesía). 2ª ed. Murcia, Sucesores de Nogués, 1955, 169 p. Prólogo de Xystus Barth, seud. de Alfonso Ortega Carmona, ofm.

Esta edición se  amplía con seis poemas y cambios en  el orden y título de textos. En el soneto “A Jesús Crucificado”, se modifica el verso 12 definitivamente: “Yo quisiera, oh Amor, Amor amado”.

1955.  Murieron los lobos (El Belén de Greccio). Drama lírico en tres actos y en verso. Murcia, Suc. de Nogués, 1955, 226 p.

1956.  El Corazón de mi Madre (Prosa). 2ª ed. Madrid, Coculsa, 427 p.

1960. El catedrático de la Universidad de Murcia, Ángel Valbuena Prat, elogia «los líricos Momentos del P. Fermín María García Sánchez», en su Historia de la Literatura Española.ed. Madrid 1960.

1960.  P. Fermín María, franciscano: Mensaje sin palabras. ¿Por qué llora la Virgen? (Prosa). Prólogo de José María Pemán. Madrid, Editorial Cisneros, 1960, 462 p.

1960.  A fuer de avezado predicador y  misionero popular, fue elegido para la Gran Misión de Buenos Aires (Argentina), que se desarrolló del 24 de setiembre al 16 de octubre. Acabada esta, aprovechó para visitar la residencia de Pablo Neruda (ausente) en Isla Negra (Chile), y conocer a la ínclita poetisa Juana de Ibarbourou, en su casa de Montevideo. Asimismo, consiguió de la gran dama de la escena, Lola Membrives, que recitara, en el Teatro Colón, de Buenos Aires, La Primera Comunión del Mar.

1966. Obtiene la licenciatura en teología por la Universidad Pontificia de Comillas (Madrid) con la tesis doctoral sobre El Pastor de Hermas, escritor cristiano primitivo.

1969.  Las Bienaventuranzas del Agua (Poesía). Prólogo de José Camón Aznar. Murcia, Editorial Espigas, 1969, 58 p.

1972.  Fermín María: El loco de las Maravillas. Poema lírico-dramático en varios actos. Cehegín (Murcia), Gráficas Gonor, 1972, 238 p.- Nunca se ha representado.

1972.  Destinado a Centroamérica, allí permanecerá siete años. Enseña teología en la Universidad  de Heredia (San José, Costa Rica), y más tarde, en el Instituto Teológico Salesiano, de Guatemala capital.

1976. Funda y dirige el semanario católico La Voz, en Guatemala.

1977. Sucedió hace un segundo… Libro del Mejor Amor. Reflexiones sobre la Pasión (Poesía). Guatemala, Instituto Teológico Salesiano, 1977, 409 p. (Colección Vida Espiritual, 4).

1978. Llanto por Tecún Umán (Poema épico). Prólogo de David Vela. Guatemala, Unión Tipográfica, 1978, 232 p.

1979.  Regreso definitivo a España.

1984. Fermín María: Francisco de Asís. El desafío de un pobre (Poesía). Presentación de Víctor Sánchez Gil, ofm. Prólogo de Isidoro Rodríguez, ofm. Murcia, Editorial Espigas, 1984, 199 p. (Publicaciones del Instituto Teológico de Murcia).

1985. Fermín María: Pequeña Antología (Poesía). Selección de F. J. Gómez Ortín y F. Torres Monreal. Murcia, Cajamurcia, 1985, 15 p. (folio).

1985. 23 de octubre. Homenaje al poeta Fermín María, en Murcia, financiado por Cajamurcia, con intervención de  distinguidos catedráticos y escritores murcianos.

1986. Fermín María: Llanto general por Guatemala. (Poema épico). Edición preparada por Francisco Torres Monreal. [Colaboradores: Francisco Gómez Ortín, Victorino Polo, David Vela, Estanislao Ramón Trives, Salvador García Jiménez]. Murcia, Editora Regional, 1986, 376 p. (Colección Poesía,  18).

1986.  Monteagudo. Revista de la Universidad de Murcia. Segunda época, nº 3, diciembre: Crítica anónima muy elogiosa de Llanto general por Guatemala (p. 31).

1995. Fermín María, franciscano: Fray Cándido (Prosa). Prólogo de Fr. Juan Fernando Cuenca. Murcia, Editorial Espigas, 1995, 210 p. 

1996. Fermín María García: Romance de la Lengua Niña. Homenaje a Berceo (Poesía). Murcia, Editorial Espigas, 1996, 101 p.

 

 SIGLO XXI                                 

2002. Fermín María: El Mar y Yo (Poesía). Bullas 2002, 166 p. Prólogo de Kairós, seudónimo de Antonio Fernández Gil, escritor y periodista murciano. El libro, compuesto en El Ferrol en 1943, es una extensa glosa a su famoso poema La Primera Comunión del Mar, cuya génesis  expone detalladamente. De aquel patético incidente, ocurrido en la cubierta del “Almirante Cervera”, «brotó este poema, que ha dado la vuelta a medio mundo y ha sido recitado por personajes tan ilustres como José María Pemán y Lola Membrives», afirma el autor, rememorando  pormenores de aquel recital de Buenos Aires en 1960: «La ilustre actriz, acabada la representación de Los intereses creados, de Jacinto Benavente, regresó a la escena, vestida aún de protagonista, y se puso a recitar este poema de modo tan asombroso que a mí mismo me pareció muy bello porque olvidé que era mío. Recuerdo que yo también me puse de pie y uní mis aplausos a los de Alejandro Casona y a los de otros ilustres campeones de las letras.. Yo aplaudía a Doña Lola, que había transfigurado y resucitado mis humildes versos. Cuando volví en mí, me llené de vergüenza, y no quise subir al escenario a pesar del reclamo insistente del público» (El Mar y yo, 16).

2002. Fermín María: El Cántico de las Criaturas (Poesía). Prólogo de Fr. Francisco Oliver. Murcia, Editorial Espigas, 2002, 364 p. (Publicaciones del Instituto Teológico  de Murcia: Serie Menor, 19).

2007. Fermín María García: Camposanto – Bullas (Poesía). Prólogo de Francisco Henares. Bullas 2007, 221 p.

2008.  Fermín María: Florecillas santaneras (Poesía). Murcia, Ed. Espigas, 2008, 262 p. (Publicaciones del Instituto Teológico: Serie Menor, 22).

2010.  Fermín María: Hagamos soledad (Poesía). Murcia, Ed. Espigas, 2010.

 

OBRAS INÉDITAS: Ha dejado obras perfectamente ultimadas para la imprenta. Destaquemos: Diario de un cura de aldea (en prensa),  Autobiografía interior. Cien sonetos  y En carne viva.