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Revista de estudios filológicos
Nº25 Julio 2013 - ISSN 1577-6921
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NUEVA ENTREGA DE MURCIANISMOS MÁS O MENOS GENUINOS

Francisco Gómez Ortín

(Universidad de Murcia)

 

 

 

ÍNDICE

 

I. ANDAR / ANDÉ / ANDARA. LA INSÓLITA HISTORIA DE UN MEDIEVALISMO SUPERVIVIENTE

II. BOTIJUELA / BOTIFUERA

III. E L   H O D I E R N O   A N G L I S A P O   C O N   B O R I A

IV. H A B E R  /  H A I G A

V. LOTERÍA  DE  LOS  IGUALES  EN  EL  SURESTE  ESPAÑOL

VI. EL  MURCIANISMO  RAIGUERO

VII. JOPO, INÉDITO MURCIANISMO

 

 

 

I. ANDAR / ANDÉ / ANDARA. LA  INSÓLITA HISTORIA DE UN MEDIEVALISMO SUPERVIVIENTE

 

 

RESUMEN

El autor aporta un  ingente acopio de documentos, que muestran  cómo el uso anómalo del irregular “andar” (andó) tiene origen medieval. Hoy este vulgarismo está muy arraigado en la población hispanoparlante, tras una lucha multisecular, aunque oficialmente parezca haberse impuesto la norma culta (anduve).

 

PALABRAS  CLAVE:  andar, andé, andaste, andó, andaron, andara, andase, andare, pretéritos fuertes, formas irregulares, formas regulares, arcaismo, medievalismo, vulgarismo, español vulgar, habla culta, habla rural, analogía, neutralización.

 

 

ABSTRACT

This philological work consists of a thorough investigation  about the verb “andar” regular forms of past tense (andé), used instead of irregular  forms (anduve). The author, by collecting a big lot of documents, aims to prove the diacronic presence of the vulgar forms till now, after an unending  struggle against that verb normal conjugation.

 

KEYWORDS: the verb andar all  both irregular and regular forms (anduve-andé, anduviste-andaste, anduvo-andó, anduvimos, anduvieron-andaron), popular language, normal language, vulgar Spanish, archaism, medievalism, neutralization.

 

 

Curándome en salud o poniéndome la venda antes de la herida, me apresuro a acogerme al sagrado del venerable Diccionario de Autoridades académico, antes de que los zoilos la emprendan conmigo y me pongan cual digan dueñas y me corran a zurriagazos, o sea, me estigmaticen cual filólogo villanesco antisistema, digno de ser arrojado a las tinieblas exteriores y condenado como defensor de perversas incorrecciones sintáctico-gramaticales (tales, las formas analógicas regulares del verbo andar). Trátase, en efecto de formas arcaicas (andé, andó, andara), previas al paradigma académico actual, normativo u oficial en nivel de habla general y culta. No se olvide que ciertas formas de estadios primitivos del castellano incipiente han pervivido en niveles del lenguaje coloquial amén del rural, es decir en lo que se entiende por español vulgar. Aunque ilustres filólogos lo hayan calificado de  aragonesismo arcaico documentado, hoy en día se constata su mayor vigencia en la zona oriental peninsular, sin perjuicio de que tal vulgarismo afecte al ámbito casi entero de la hispanofonía,  como nos proponemos demostrar.

No pretendo con este alegato diacrónico filológico defender a ultranza el uso de formas regulares del verbo andar (en vez de las oficiales irregulares), sino exponer el  desconocido estado actual del verbo andar.

 

          (1234)  Gonzalo de BERCEO: «Tanto andó por la montanya / por fallar alguna ermitanya; / alguna hermitanya cuydó fallar / con quien pudiesse fablar» (Vida de Santa Maria Egipciaqua. Madrid, edición conforme al códice del Escorial, 1907, p. 34, verso 918). Esta obra anónima relaciona con el dialecto aragonés.

 

(1517) Antonio de NEBRIJA: «Que en la pronunciacion muchas veces la proporcion falta. No hai cosa que tanto nos guie en la coniugacion de los verbos como la proporcion e semejança de unos a otros: e esto no solamente en el griego e latin: mas aun en el castellano, pero esta muchas vezes nos engaña: por que el uso de los sabios siempre vence, e por esto dize Quintiliano que la proporcion no tiene fuerça en la razon sino en el exemplo. Como si porque la primera coniugacion castellana forma el preterito de la primera persona singular del presente del indicativo mudando la e final grave en e aguda como de amo amar, yo ame, de alabo alabar yo alabe, de burlo burlar yo burle: algunos siguiendo la proporcion formasse de andar yo ande, e de esto estar yo este, contra el común uso de los doctos que tienen de ando yo anduve de estar yo estuve» (Reglas de ortografia. 1517, 34-35). Obviamente, faltan las tildes en sílabas agudas, como andé, pues aún no se habían inventado en las tipografías, pero el acento prosódico  se marcaba sobre la última sílaba, como ahora, aunque no se escribiera.

 

(1726) R. ACADEMIA ESPAÑOLA: «andar. Antiguamente se solía decir andó por anduvo, con cita del Bachiller Ciudad Real» (Diccionario de la Lengua Castellana. I. Madrid 1726, 285).

 

(1786) Antonio CAPMANY y MONTPALAU:  «De andar se formó andió, andaron (hoy anduvo, anduvieron)» (Teatro Histórico Crítico de la Eloquencia Española. I. Madrid, A. Sancha, 1786. “Formación de la lengua castellana”, p. 193).

 

(1847) Vicente SALVÁ: «Pero donde resaltan singularmente los estravíos en que puede  caer un ideologista, es en las conjugaciones de los verbos anómalos andar, traer y conducir. En cuanto al primero, nos asegura Noboa en la pág. 144 que “no disuena tampoco el pretérito andé, andaste, ni sus derivados andara, andase, andare, etc.”. Algunos siglos atrás tendríamos que volver, para que no disonasen el tal pretérito ni los otros tiempos que de él se forman» (Gramática de la Lengua Castellana. 8ª ed. Valencia, J. Ferrer de Orga, 1847, cap. XVII. Censura al Br. D. A. M. de Noboa, Nueva Gramática de la Lengua Castellana, según los principios de la filosofía gramatical, 1846).

 

(1882) Francisco RODRÍGUEZ MARÍN:  “Si andaran de cabesa / los lechuguinos, / ¿caería algún cuarto / de sus bolsillos?” (Cantos Populares Españoles. Madrid 1882, IV, 7249).

 

(1903)  ARRIMA-THEA, seudónimo: Varios artículos de polémica entre un periodista de La Correspondencia, de Murcia,  contra un tal de La Verdad, de Murcia, que firma Arrima - Thea. El periodista de La Correspondencia ataca al de La Verdad y le echa en cara que escriba andamos, por anduvimos. (La Correspondencia, de Murcia (mayo 1903), se incluye en el mismo volumen de El Diario de Murcia, de 1903).

 

(1905) José María RÓDENAS (n. Caravaca): «Entre otras mil aventuras / que tuvo ese caballero, / refieren que andó a trastazos / con dos molinos de viento» (Acetileno, seudónimo de J. Mª Ródenas, “D. Quijote en los barrios bajos”, en La Luz de la Comarca, nº 1323, Año XXIV, 13-mayo-1905).

 

(1921) Julián MARTÍNEZ MIER: Se incluye andé, etc. por anduve, etc., entre los “Barbarismos vulgares y Solecismos” (Método de Ortografía Española. Madrid 1921, 197).

 

(1925)  Jesús PINTOR LLORENTE (n. Cehegín):  «Las doce leguas que distan / desde Cartagena a Lorca / las andaron como el viento, / llevando en el pensamiento / a la que Cehegín invoca» (Recuerdo en el segundo centenario del principio, origen y venida de Nuestra Señora de las Maravillas. Cehegín, Imprenta Moderna, 1925, 30). El autor, llamado el “molinero poeta”, era un trovero popular.

 

(1927) Jerónimo RAMÍREZ XARRIÁ: «Andemos, por anduvimos” (El Panocho. Vocabulario popular murciano. Murcia 1927, 10)

 

(1927-1928) Joaquín ARDERÍUS SÁNCHEZ-FORTÚN (Lorca 1885 – México 1969): «Andó y desandó pasillos, hasta que un hombre vestido de mecánico le indicó el cuarto» (La espuela. Madrid 1927. 3ª ed. 1990, 57). - Sabía muy bien que lo normal culto era anduvo: “Víctor anduvo unos pasos a tientas y tropezó con un sarcófago” (Los príncipes iguales. Madrid 1928, 125).- Educado en Madrid, aunque murciano de origen, quiso adrede provocar usando el andó murciano, tolerado en el habla vergonzantemente, pero estigmatizado en escritos; se atrevió a desafiar a la sociedad burguesa  escudado en su fama de escritor anarquizante, pero demonizado su uso por escrito.  quebrantar la gramática a sabiendas, tan descaradamente

 

          (1929)  Víctor FERNÁNDEZ  LLERA: «Escriba primeramientre todo el fecho como andó en la misma ley. (Gramática y Vocabulario del Fuero Juzgo. Madrid 1929, 105)… El hecho es que nuestro romance rehusa la reduplicación, pues aun el verbo andar presenta, enfrente de las arriba mencionadas, las formas regulares andó, andaron, hoy populares» (O. c., pp. 45-46, § 158).

 

(1932)  Justo GARCÍA SORIANO:  «El vulgo no emplea nunca  en los tiempos de pretérito el tema anduv-; y así dice siempre andé, andara y andase, en vez de anduve, anduviera y anduviese» (Vocabulario del Dialecto Murciano. Madrid, R. Academia, 1932, XCVIII).

 

          (1934)  Francisco RODRÍGUEZ  MARÍN:  «Andé, andé, y a mi casa me torné. Lo que “a tu tierra, grulla, aunque sea en un pie”. Andé, y no anduve, dice mucha gente iletrada. Cuentan que como dijese andé uno que relataba ciertas andanzas propias, y no faltase quien le enmendara, para que otra vez dijese anduve, continuó imperturbablemente su narración, diciendo: “Perseguido como iba, echéme al río sin desnudarme, y naduve, naduve…”- Nadé, querrá usted decir”, enmendóle el corrector de antes. Y repuso el que relataba: - ¿Sabremos cómo hablar? ¿Antes anduve, y ahora nadé?» (6. 666 refranes. Madrid 1934, 23)

 

(1945) Fernando LÁZARO CARRETER: «Andar.- Coincide con el vulgar general en los pretéritos andé, andara» (El Habla de Magallón. Notas para el estudio del aragonés vulgar. Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 1945, 12).

 

(1947) Antonio LLORENTE MALDONADO: Formas vulgares y regulares del verbo andar, ej. andé, por anduve (Estudio sobre el habla de la Ribera (comarca salmantina ribereña del Duero). Salamanca, CSIC, 1947, 152).

 

(1947)  Santiago ALONSO GARROTE: Se constata el uso vulgar del verbo andar como regular (andé, ‘anduve’) (El dialecto vulgar leonés hablado en la Maragatería y Astorga. Madrid, CSIC, 1947, 89).

 

(1951) Antonio ALCALÁ VENCESLADA: «El vulgo andaluz hace regular el imperfecto de subjuntivo. “Me miras, / y es como si der peyejo / me andaras sacando tiras” (Solearilla, incluída en José Carlos Luna, De cante grande y chico, 32).

 

(1951) F. MONGE CASAO: Se detecta el uso vulgar de andar (andé,‘anduve’) (“El habla de Puebla de Híjar, en RDTrP  VII (1951) 187-241).

 

(1953) Manuel ALVAR: «Unificación temática de presente y de perfecto. Este cambio se dio en antiguo aragonés y subsiste en los dialectos actuales» (El dialecto aragonés. Madrid, Gredos, 1953, 246 y 322).

 

(1959) Emilia GARCÍA COTORRUELO: «Lo corriente en personas poco ilustradas de toda la comarca es el empleo del vulgar andé, como en otras regiones españolas» (Estudio sobre el Habla de Cartagena y su Comarca. Madrid, R. Academia Española, 1959, 112).

 

(1960) Ginés GARCÍA MARTÍNEZ (n. Cartagena): «Muy escaso empleo de los pretéritos fuertes: vení, sabí, hací, andé dominan a los pretéritos fuertes, rara vez oídos (131). Temas de presente por el de perfecto (forma general andara);  ‘anduve’ y ‘supe’ son, frente a andé y sabí, desusados (133) (El habla de Cartagena. Palabras y cosas. Murcia, Diputación, 1960).

                

(1961) Gregorio JAVIER (n. Caravaca): «Se andaron con curanderos, con mujeres de esas que dan friegas con cebolla» (Caravaca de la Cruz. Barcelona, Pareja, 1961, 166).

 

(1964)  Copla popular:  «Tengo más pasitos dados, / resalada, por tu amor, /  que San Juan Evangelista, / cuando por el mundo andó» (La jota aragonesa. Antología. Recopilación e introducción de J. GARCÍA  MERCADAL. Madrid, Taurus, 1964, 88).

 

(1964)  Antonio RUBÍ CAMPINS:  «Andé unos cien metros tranquila sin mirar a nadie» (El Gigolo.  2ª ed. Palma de Mallorca, edic. Sacosa, 1964, 77).

 

(1966) Juan MARSÉ: «Con un leve balanceo de la cabeza… como si andara graciosamente desnucado» (Últimas tardes  con Teresa. Barcelona, 1966, 107).

 

(1969)  José Jesús SÁNCHEZ MARTÍNEZ (n. Moratalla): «Empujé la puerta y entré. Puse la maleta encima de una silla. Andé por el pasillo, y en vista de que mi madre no estaba por allí,  llamé (54)… Anduvimos por aquellas callejas cogidos de la mano (61)» (Muerte por inanición. Bilbao 1969). Andé es espontáneo; pero anduvimos es la reacción del autor, maestro de escuela, que enseña gramática. 

 

(1970)  Ana María MATUTE:  «Como si todos se hubieran quedado sin voz y andaran en sandalias por dura y compacta arena» (Algunos muchachos y otros cuentos. Biblioteca Básica Salvat, Libro RTV, 1970, nº 47, en ABC, crítica de Guillermo Díaz –Plaja, Algunos muchachos, 14). Pero, «Creo que anduviste  una primavera por las lomas» (O. c., 48).

 

(1974)  Ángel ROSENBLAT: «El habla popular y campesina es buena tal como es y cualquiera que se acerque a ella debe hacerlo con respeto.. Pero, ¿debemos todos amoldarnos a esa habla popular? Ese es otro cantar. El niño que pasa por la escuela aprende que no se debe // decir querramos, andé, habemos, hacen diez años, sino queramos, anduve, estamos o somos, hace diez años. La cultura impone a todos los habitantes del país, por encima de sus diferencias regionales, muy legítimas, una norma superior, que es la de la lengua general. Allá en su rincón, rústico o familiar, cada cual puede hablar la lengua que le de la gana. Pero en la cátedra, en la prensa, en el libro, en la tribuna, hay unos imperativos. La lengua representa una unidad de cultura, y la demagogia lingüística es disgregadora» (Buenas y malas palabras en el castellano de Venezuela. 4ª ed.  II. Madrid, edit. Mediterráneo, 1974, 251-252).

 

(1974)  José GUILLÉN: «Los pretéritos fuertes son escasos. Se rehacen sabí, hasí, andé, que conviven con los arcaicos truje y vide, trujo y vido» (El Habla de Orihuela. Alicante, Diputación, 1974, 64).

 

          (1975)  Salvador GARCÍA JIMÉNEZ (n. Cehegín): «Tras bajar los peldaños andaron un patio techado de cristaleras» (Tres estrellas en la barba, novela. Barcelona 1975, 138).

 

(1975)  ANÓNIMO: «Atajaron la tierra i desiertos, i andaron siete días (f. 39 r.)…Y atajaron la tierra i desyertos, i andaron diçisiete días (f. 89 r.)…I andaron çinko días (132)… I dexó el kaballo en la tierra i andó monteando…I andaba Halid a pied, i el kaballo de çaga d’él; i andó montamientos de dos alfarçahes (= leguas) (220)… i lo ke andó Halid en veyte (sic) días, lo andó Alí en una noche (234)… I lo ke andó Alí en medya noche, andaron ellos en dieç dias (243)… I ansí andaron toda la noche 308) (Libro de las Batallas, aljamiado-morisco, s. XVI. Madrid, Gredos, 1975).

 

(1978) José MARTÍNEZ SEVILLA: Se constata andé (En Ayora. Temas y Costumbres. 2ª ed. Barcelona, Rondas, 1978, 18).

 

(1979)  Manuel ALVAR – Antonio LLORENTE - Tomás BUESA: Se detecta  anduve, etc. (ALEANR= Atlas lingüístico y etnográfico de Aragón, Navarra y Rioja. 12 v. Zaragoza, Diputación, 1979-1983).

 

(1980)  Alfonso USSÍA: «¡Andó  Andó! La directora general de la Juventud, dependiente del Ministerio de Cultura, Carmela García Moreno, que es amén de guapa, gran cuidadora de la pureza idiomática, ha dicho en entrevista televisiva que “ella siempre andó en política y que esta le producía Gustirrín

¡Ay Carmela monona y carmelina, /

carmelitana carmelona y mona/

¡Ay molona Carmela, sí, molona/

por arrogante e inculta parlanchina!

Por la Televisión escolarina

desde su beige y cérvida poltrona

ha hablado como intrépida fregona

con gran seguridad grecolatina.

Andó la cosa bien” – sentenció crítica -.

“Siento un gran gustirrín con la política”,

y al decir gustirrín ni se contuvo.

Lo cierto es que me dio casi un “telele”

al oir a Carmela por la “tele”.

¡Qué gustirrín lo bien que andó y habluvo!

(Domingos de ABC, 7-XII-1980).

 

(1981) José Luis CALERO LÓPEZ DE AYALA (n. Cuenca): “Irregularidades en el grupo de los pretéritos. El verbo irregular andar se conjuga así: andé, andaste, andó / andara o andase” (El Habla de Cuenca y su Serranía. Cuenca, Diputación,  1981,  53).

 

(1981)  Teudiselo CHACÓN BERRUGA:  «En el verbo andar se evita el pretérito fuerte y sus derivados, prefiriéndose la tendencia regularizadora del idioma, así: andé, andastes, andaron, andaras, andarais…» (El Habla de La Roda de La Mancha. Albacete, Diputación, 1981, 261).

 

(1981)  Fernando LÁZARO CARRETER:  «El niño no se limita a decidir entre las vacilaciones del idioma de sus padres, sino que él, al oir las oraciones, es quien induce reglas personales conforme a su propia percepción de lo que oye. Por eso, los niños dicen sabo, conduzo y andé» (“Lenguaje y generaciones”, en Estudios de Lingüística. Barcelona, Crítica, 1981, 240).

 

(1981)  Ottmar HEGYI: «El rey con toda su gueste se despidió de los sabios kon muchas lagrimas por deseo de Muhammad; i andó por sus jornadas hasta llegar a la çibdad de Nifalçan» (Cinco leyendas y otros relatos moriscos, Ms. 4953 de la B. N. de Madrid. Edición, estudio y materiales por O. Hegyi. Madrid, Gredos, 1981, 156. Colección  Literatura Española Aljamiado- Morisca, 4).

 

(1982)  Mercedes SÁNCHEZ ÁLVAREZ: «I perdónale Allah sus pekados ke andaron sus piedes (p. 163)… Diso : Reçebirlo e por tus piedes. – Diso: kon ellos anduve a la fabla de mi señor (238)» (El manuscrito misceláneo 774 de la Biblioteca Nacional de París. Edic., estudio y glosario por M. S. Álvarez. Madrid, Gredos, 1982).

 

(1983)  Manuel ALVAR – Bernard POTTIER: «Ya en latín vulgar, la tendencia a igualar los paradigmas verbales llevó a eliminar las diferencias temáticas… Lógicamente, los vulgarismos se continúan en épocas posteriores, como en asturianos de 1155 o en los riojanos de los siglos XII y XIII donde la analogía, al hacer débiles los perfectos, viene a igualar los dos temas verbales: cadió, tradució, andó, trayó, podió (n. Dialecto riojano, 1969). En aragonés, tanto antiguo como moderno, es muy frecuente la unificación temática del presente y del perfecto; en la documentación medieval aparecen estaron, daron, andaron ‘anduvieron’» (Morfología histórica del español. Madrid, Gredos, 1983, 283).

 

(1984)  Juan GALDOS (n. Murcia):  «Marchando con unos amigos de ronda, por tener el tranco más largo que los otros, uno le protestó que no andase tan de prisa, llamándole Pasoslargos» (Era lo importante, novela. Murcia 1984, 90).

 

(1986) Angel SERRANO BOTELLA: «Andé, andaste, andó…, anduve; pretérito de indicativo del verbo andar…» (Diccionario Icue. 2ª ed. Cartagena. 1997).

 

(1986) José María BECERRA HIRALDO – Cándida VARGAS LABELLA:  Se constata el uso de las formas vulgares de andar (andé. ‘anduve’, etc.) (Aproximación al español hablado en Jaén. Granada, Universidad, 1986, 23).

 

(1986)  A. LORENZO VÉLEZ: «Lázaro, levántate y anda. Y Lázaro se levantó, y andó. Y le dice el cura desde la escalera: - Anduvo – jodido – Anduvo. Y el sacristán dice: - Bueno, anduvo jodido unos días. Pero, luego ya andó bien» (Cuentos anticlericales de tradición oral. Valladolid, Ámbito, 1997, 177. “Lázaro andó,  recogido en La Fregeneda (Salamanca) en 1986 a José Piñiel, de 65 años).

 

(1988) Rafael LAPESA: En el español vulgar se dice andé, por anduve (Historia de la Lengua Española. 9ª ed. Madrid, Gredos, 1988, 470).

 

(1989)  Manuel SECO: «Ciertos rasgos gramaticales que aparecen en el castellano de zonas bilingües, como la neutralización de irregularidades (andaste ‘anduviste’, en habla de catalanes) se dan también fuera de esas zonas» (Gramática esencial del español. 2ª ed. Madrid, Espasa-Calpe, 1989, 252).

 

(1990) Pascuala MOROTE MAGÁN: «Y el mismo camino que la otra andó, pos lo andó ella. Andando, andando, se encontró el peral» (Cultura tradicional de Jumilla. Los Cuentos populares. Murcia, R. Academia Alfonso X el Sabio, 1990, 215).

 

(1991) Francisco GÓMEZ ORTÍN: general andó (Vocabulario del Noroeste Murciano. Murcia, Editora Regional, 1991).

 

(1992)  Cristóbal CORRALES – Dolores CORBELLA – Mª. Ángeles ÁLVAREZ: «Atestiguo el perfecto analógico del verbo andar (andé, andáhte, andó, andámo, andáro), según la tendencia vulgar en el dominio castellano» (Tesoro lexicográfico del Español de Canarias. Madrid, Real Academia, 1992).

 

(1992) Ana Mª VIGARA TAUSTE: «Extensión analógica del sistema.-  El aspecto que con más claridad manifiesta esta tendencia espontánea del hablante al menor esfuerzo y a lo más cómodo en la comunicación es la extensión analógica del sistema (código) de la lengua en su empleo coloquial; extensión que hablante y oyente, que han interiorizado inconscientemente desde niños las reglas de la gramática, hacen sin ninguna dificultad» (Morfosintaxis del Español Coloquial. Madrid, Gredos, 1992, 191). «Regularización incorrecta de las formas verbales:  “Yo conducí un 1.500 y era la gloria”; “Peor sería si andara (el niño)”» (O. c., 192).-  Añado mi pertinente comentario. Esta sería la explicación psicológica de esa tendencia del hablante al uso analógico. Pero no se puede olvidar la presión histórica de tal empleo desde los orígenes medievales.

 

(1992) Luis GOYTISOLO: «Es improbable, con todo, que un académico empleara la forma andase (p. 226), ni escribiera travejos (24) por trebejos» (Crítica de Fernando LÁZARO CARRETER a Estatua con palomas, de Luis Goytisolo (Barcelona. Destino, 1992), en ABC Cultural, nº 14, 7-2-1992, p. 7).

 

(1992)  Antonio QUILIS – Matilde GRAELL STANZIOLA:  «Hemos encontrado en nuestras encuestas las siguientes formas de los pretéritos irregulares, por analogía con el infinitivo: maldecí, andé, en el informante no universitario de Panamá. n. 51: En el resto (de informantes), siempre más generales, maldije, anduve, cupimos, mantuve» (“La lengua española en Panamá”, en  RFE, LXXII, 3-4 (1992), 623).

 

(1992)  Mauro ARMIÑO: «El Ayuntamiento del pueblo malagueño de Arenas ha decidido multar todo cartel, muestra de tienda, señales públicas que contengan faltas de ortografía… En el pueblo conquense de Raúl del Pozo, al lado de formas palmariamente latinas como ”vide” por vi, la moderna corrosión gana el esqueleto del idioma simplificando formas como “anduvo” en otras erróneas como “andó”. Remedio, bien lo sé, no lo hay; pero, mientras avanza el caos, por lo menos en Arenas, el concejo hace una mueca para frenarlo» (El Remedio, en ABC, 22-7-1992, p. 18). Falsa apreciación la del periodista, pues no se trata de una moderna incorrección, como podría creerse, sino de un uso muy arraigado, tal vez medieval, conservado en el español vulgar  de muchas regiones hispanoparlantes, al igual que vide, vido, otro arcaismo.

         

(1992)  Nélida Esther DONNI de MIRANDE: «Podríamos mencionar otras muchas características morfológicas del sistema verbal en Argentina, algunas como rasgos de unidad y otras de diferenciación del diasistema (distintas desinencias de tiempos y modos, cambios acentuales de diversos tipos, formas regularizadas de caber, andar y otros verbos, alternancias vocálicas, conservaciones de antiguas formas romances y de vulgarismos dialectales, confusiones en la expresión del plural en verbos con enclíticos pronominales, etc.) » (“El sistema verbal en el español de la Argentina”, en RFE, LXXII, 3-4 (1992), 664).

         

(1993)  José María SOLER  GARCÍA (n. Villena, Alicante): «andé. Anduve» (Diccionario Villenero. Alicante, Diputación, 1993).

 

(1994) José María GALIANA (n. Murcia): «Desde el corazón del albero Pepín citó al moraco de angustiosa arboladura que se había quedado en tablas. Liria insistió, le gritó retador, abaniqueó el capote, andó unos pasos, se cruzó en la trayectoria mientras crecía la expectación» (“Feria de San Isidro. Un Liria heroico conquista Madrid”, en La Verdad, de Murcia, 6-junio-1994, 35).- Le ha salido espontáneo el “andó” a este finísimo escritor y periodista, lo que demuestra su uso normal y corriente en Murcia.

         

(1994)  Almudena GRANDES, madrileña: «Alguna simplificación de urgencia… o el repetido error morfológico de “andara” (pp. 115 y 506) suponen apenas motas de fácil limpieza que ahora no deben empañar la favorable acogida de esta valiosa novela» (Malena es un nombre de tango. Barcelona, Tusquets, 1994. Crítica de Ángel BASANTA, en ABC Cultural nº 129, 22-abril-1994).

 

(1994)  Lourdes ORTIZ, madrileña: «Hay que advertir que en su acierto general se han deslizado algunos errores como “andara” (p. 173), que deben se corregidos» (Urraca. Madrid, ed. Debate, 1991. Crítica de Ángel BASANTA , en ABC literario, 7-9-1994).

 

(1994)  Camilo José CELA: « A mí no me gustaría nada que mi esposo, si lo tuviera, que no lo tengo ni falta que me hace, andase (anduviera) hurgando a desconocidas y se trajese para el hogar lo que ni tenemos ni necesitamos. A mí no me solazaría que mi esposo, es un suponer, andara (anduviese) en tratos sanitarios con esas pelanduscas descaradas y medio podridas» (“Como la vida misma”, en ABC, 5-2-94, 13). - El tono irónico del artículo encaja bien con la burla que hace de las formas vulgares andara, andase. Pero, demuestra la vigencia del vulgarismo.

 

(1996)  Antonio SOLER (Málaga, 1956): «un erróneo andara» (Las bailarinas muertas, novela, 1996, p. 210. Crítica literaria de Ángel BASANTA, en ABC Cultural  nº 266, 6-diciembre-1996, p. 9).

 

(1997) Antonio PRIETO: «El juego del abuelo exigía más, porque pedía que la imaginación del lector de sus fragmentos caminara entre suposiciones, andara entre los indicios y testimonios de una escritura» (Isla Blanca, novela. Barcelona, Seix Barral, 1997, 148).  El empleo de “andara” puede obedecer a doble motivo: el origen murciano (Águilas) del autor, o la edición del libro en Barcelona, donde las imprentas son proclives a poner las formas analógicas regularizadas (andé, etc.), al ser estas también  corrientes en el habla popular catalana.

         

(1997) Antonio ENRIQUE (Granada, 1953): «Hay algunas incorrecciones inadmisibles, como andase (p. 32) y andaron (pp. 327 y 349)» (La luz de la sangre. Granada 1997. Crítico literario Ángel BASANTA, en ABC Cultural, nº 315, 14-noviembre-1997, 14)

 

(1998) Mª. Josefa GARCÍA PAYER: «En general se evitan los pretéritos fuertes y sus derivados, tendiendo a la regularización del idioma. Tal es el caso de las siguientes formas: andé, conducí, maldecí, reducí, etc. » (Aproximación dialectal al castellano hablado en la comarca de Casas-Ibáñez. Albacete, Diputación, 1998, 111).

 

(1999)  Miguel ORTUÑO PALAO  - Carmen ORTÍN  MARCO: «andé. int. Anduve. Vulgarismo» (Diccionario del Habla de Yecla. Murcia, R. Academia Alfonso  X el Sabio, 1999).

 

(2000)  Diego RUIZ  MARÍN: «andé. pret. indef. anduve» (Vocabulario de las Hablas Murcianas. Murcia 2000, 50).

 

(2004)  Carsten SINNER: «Andar es uno de los verbos que suele considerarse problemático en las clases de castellano de las Universidades en Cataluña, y se hace especial hincapié en la conjugación irregular del mismo. Por esta razón, decidimos no incluir el verbo andar en ninguno de los test, a pesar de haber documentado usos de las formas regularizadas del verbo en todos los registros y en personas de todos los estratos sociales. Se supone que en los “verbos  de  uso más corriente han podido resistir la asimilación a la conjugación regular” (Entwistle 1969, 246) (222) … La analogía es un mecanismo general del cambio lingüístico. Habría que analizar los usos de las demás verbos irregulares.  Sin apoyar los juicios en estudios  empíricos, es posible realizar un estudio diacrónico de la neutralización de la conjugación de los verbos irregulares en textos escritos de las diferentes épocas, pero no es posible estudiar la neutralización en la lengua oral, pues no podemos obtener corpus orales de épocas pasadas (224)» (El castellano de Cataluña. Estudio empírico de aspectos léxicos, morfosintácticos, pragmáticos y metalingüísticos. Tübingen, Max Niemeyer Verlag, 2004). Argumento falso y absurdo es afirmar que no podemos saber el uso oral en el pasado del verbo andar regularizado, al no vivir hoy personas de otros siglos. No podremos saber la fonética de tales formas, pero sí la composición de ellas, pues hay testimonios que confirman el empleo vulgar de andar, v.gr. el Diccionario de Autoridades  (1726).

 

(2005) R. ACADEMIA ESPAÑOLA: «andar. Las formas con la raíz irregular anduv- del pretérito perfecto simple o pretérito de indicativo (anduve), pretérito imperfecto o pretérito de subjuntivo (anduviera o anduviese) y futuro de subjuntivo (anduviere) son las únicas admitidas hoy en la norma culta. Así pues, no se consideran correctas las formas de estos tiempos con la raíz regular and-: andé, andara o andase, andare» (Diccionario panhispánico de dudas. Madrid 2005).

 

(2005) Dolores RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ: «Indicativo. Pretérito indefinido: andé, andaste, andó, andemos, andasteis, anduvieron. Subjuntivo. Pretérito Imperfecto:  andara o andase, etc. (Contribución al estudio del habla local en Totana y su comarca. Totana, Ayuntamiento, 2005, 33).

 

(2007) Fernando SÁENZ: «En relación con errores lingüísticos en ABC, algunos lectores siguen remitiéndonos sus quejas. En la información “El acusado por el crimen de Fago se enfrentará a veinte años de prisión (28 de marzo), detectó Fernando SÁENZ que en el texto se decía que «la defensa del acusado va a solicitar un peritaje para comprobar si su defendido andó determinado número de kilómetros. Respetando el mejor criterio de los peritos –ironiza el lector-, mi modesta opinión es que no los andó. La duda está en si los anduvo o no los anduvo» (ABC y sus lectores. 8-4-2007, 8).

 

(2008)  Francisco GÓMEZ  ORTÍN:  Es al presente detectable la vigencia  del  uso regular de andar (andé, andó, andaron) (Habla y Folclore de Baza y Comarca, Péndulo, revista, nº 9. Baza 2008, en Filologando. Murcia 2010, 122).

 

(2012) Información directa de su uso en ALMANSA (Albacete).

 

Traducciones bíblicas.- Texto de ISAÍAS (Cap. 38, 8):

(1944)  E. NÁCAR – A. COLUNGA: «Y el sol retrocedió diez grados». (Sagrada Biblia. Madrid, BAC, 1944).

(1947)  J. M. BOVER, sj - Francisco CANTERA:  «Y el sol retrocedió diez grados« (Sagrada Biblia. Madrid, BAC,1947).

(1964) Serafín de AUSEJO, ofmcap.: «Y el sol retrocedió los diez grados que ya había descendido» (Sagrada Biblia. Barcelona, Herder, 1964, 899).

(1975) Luis ALONSO SCHÖKEL, sj. (Antiguo Testamento): «Y desandó el sol en el reloj los diez grados que había avanzado» (Nueva Biblia Española. Madrid, Ed. Cristiandad, 1975, 839).- Nótese que Schökel, pese a su apellido alemán, es un preceptista de estilo en español.

(1981) TEXTO OFICIAL LITÚRGICO: «Y desandó el sol en el reloj los diez grados que había avanzado» (Leccionario IV. Tiempo Ordinario. Lectura continuada. Semana XV (Año par). Viernes, 664).- Sin duda, para el texto litúrgico se tomó la traducción de Alonso Schökel, sin más disquisición, pues literalmente es la misma que la de la Nueva Biblia Española.  Pero, Biblia de Jerusalén: «Y desanduvo el sol».

(2010) CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA:  «Y el sol retrocedió las diez gradas que había avanzado sobre la escalera» (Sagrada Biblia. Madrid, BAC, 2010).

 

En conclusión. Toda lengua, oficialmente establecida en un territorio, ha de tener una norma lingüística universal, con fonética, gramática y ortografía propias, sin detrimento de que pueda haber otras normas particulares de habla  en ciertas partes de ese territorio. Así, en el dominio hispanófono,  los sonidos (tanto vocálicos como consonánticos) tienen su general pronunciación, comúnmente aceptada. No obstante, hay grafemas que poseen peculiar sonido en ciertas áreas del territorio, v.gr la c, la ll, norma fonética especial, que ni siquiera coincide con límites de naciones.

         

Ciñámonos al ámbito del español murciano. Aunque en el habla oficiosa y culta de Madrid sólo podría decirse con naturalidad “aceituna (fruto) / olivo (árbol)”, o “adelfa” (planta),  esas voces, en cambio, disonarían en Murcia, donde lo normal sería decir “oliva (fruto) / olivera (árbol)”, o “baladre” (planta). El residual léxico murciano, aún vigente, se acogería a la norma regional del habla murciana. Asimismo, entraría en esa norma regional  el uso morfológico regularizado del verbo andar, que como se ha visto, está muy difundido en diversas regiones peninsulares y en América, y ha invadido ya el área literaria, donde por mucho que escandalice a hablantes de otras regiones y a escritores puristas y a hipercríticos literarios, se va generalizando en algunas, como Murcia, donde nadie lo siente como incorrección, incluidos catedráticos, excepto los originarios de otras regiones. Yo, por mi parte, no puedo estar a favor ni en contra, sino simplemente me limito a constatar y analizar este singular fenómeno, que las próximas  generaciones verán si se consolida o se diluye.  Yo tengo la experiencia de que el giro “a por”, condenado expresamente por la R. Academia hacia 1870, y reivindicado acérrimamente por mí, ha logrado ver su justa aprobación al presente. Por supuesto, tal giro aún no ha saltado a ultramar, donde se rechaza totalmente, como por ejemplo, a la inversa, no se acepta en la península el uso de pararse ‘ponerse de pie’, que llega a ser allí un panamericanismo normal. Al fin y “a la prepartía”, como decían en la Huerta de Murcia ¿qué fueron los vulgarismos romances, sino corruptelas o incorrecciones del latín vulgar, que originaron nuestro idioma?

 

 

ISOGLOSAS DEL VERBO “ANDAR” REGULARIZADO

A tenor de los datos arriba aportados, enumeramos los puntos específicos que tocan las isoglosas del arcaismo y vulgarismo andar, contra la norma culta.

          España:  

Aragón,  Navarra, Rioja.

León, Salamanca, Madrid, Cuenca.

Andalucía:  Jaén, Málaga, Granada, Baza.

Albacete:  La Roda, Casas-Ibáñez, Almansa.

Región de Murcia: Murcia, Cartagena, Lorca, Águilas, Totana, Caravaca, Cehegín, Moratalla, Jumilla, Yecla, más  Mula (información directa).

Alicante: Orihuela, Villena.  

Valencia:  Ayora.

Cataluña:  Barcelona.

Mallorca.

Canarias

América:

Venezuela, Panamá, Argentina.

 

 

 

 

II. BOTIJUELA / BOTIFUERA

 

 

          Propina o gracia, del vendedor al comprador;  alboroque o invitación.

 

          Este raro vocablo, de probable origen aragonés, hoy de vigencia limitada al cuadrante suroriental de la península, registra variedad de cambios formales: botifuera, botijuera, botijuela, botafuero. Suponiendo que la forma primigenia sea la aragonesa botifuera, las demás podrían derivar de aquella por un proceso fonético de velarización, si ya no es que la forma académica botijuela procede directamente de botija.

 

          PRESENCIA  LEXICOGRÁFICA

 

(1726)  R. ACADEMIA  ESPAÑOLA: «botijuela. dim. de botija La vasija pequeña de barro en forma de botija: “Habiendo socorrido al dicho Padre un hombre honrado con un frasco de azeite, y no quedando gota en la botijuela donde lo sacó” Ovalle, Historia Chilena» (Diccionario de Autoridades. Madrid 1726).

         

          (h. 1950)  Alberto SEVILLA PÉREZ (Murcia, 1877-1953):  «botijuela. Se aplica esta palabra cuando el vendedor le entrega al que compra más que se acordó al cerrar el trato» (Vocabulario Murciano. Murcia, 1ª ed. 1919; 2ª ed. 1990). Solo aparece esta voz y su definición  en la ed. de 1990, que había dejado ultimada el autor para su publicación antes de su muerte, y que han editado sus herederos Emilio Estrella Sevilla y Mª. Dolores Sevilla. La torpe redacción de la acepción asignada al término botijuela revela que tal vocablo debió serle desconocido al autor por no ser corriente en Murcia y Huerta, y por ello debió de comunicárselo tardíamente algún amigo de la zona murciana donde el uso de botijuela es corriente (Jumilla, Blanca, etc.), aunque no se indique la procedencia.

 

(1951)  Antonio ALCALÁ VENCESLADA: «botafuero. Convite que hace a los recolectores de aceituna el dueño el último día (Jaén): “Del botafuero de este año, de mi aceituna, vinieron varios borrachos”» (Vocabulario Andaluz. Madrid, R A E, 1951).

          (1951) «botifuera. Botafuero. Convite que el dueño de olivos hace a los trabajadores el día en que termina la recolección: “El botifuera del año pasado me costó más de mil pesetas” » (V. Andaluz).

          (1951)  «botijuela. Botafuero, botifuera (Jaén): “El día del remate de la aceituna tendréis la botijuela de costumbre”» (V. Andaluz).

          (1951)  «botijuela. Entre mercaderes, parte o porción pequeña que el vendedor regala al comprador: “Esta pastilla de jabón es la botijuela que me han dado en la tienda”» (V. Andaluz).

          (1951) «botijuela. En el modo adverbial “de botijuela”, graciosamente, gratis: “Si compro esas veinte cabras, esta chiva ha de entrar de botijuela” » (V. Andaluz).

         (1951)  «botijuera. Final de la varada de trabajo que se celebra con comida excepcional de carne, vino, etc. (Jaén): “Tan mísero es, que no quiso darnos la botijuera del agosto”» (V. Andaluz).

     (1983) José S. SERNA: «botijuela. f. d. de botija // caerle a uno algo de botijuela. fr. fig. y fam. Por añadidura, de propina» (Diccionario Manchego. 2ª ed. Albacete 1983; 1ª ed. 1974).

          (1984)  Rafael ANDOLZ: «botifuera.- f. 1. (Pardo Assó) Gratificación o descuento que se hace al comprador. // 2. (Monzón) Propina a los criados. // 3. (Monzón) cierto derecho que cobra por cántaro el medidor de vino. // 4. comida extraordinaria que se da a los trabajadores al terminarse la recolección o alguna obra de albañilería» (Diccionario Aragonés. 2ª ed.  Zaragoza 1984).

(1993)  José María SOLER GARCÍA: «botijuela. Alboroque. Cantidad  de vino u otro líquido que cabe en una bota o barrilillo, y que se da de gracia a los que acarrean la partida del mismo género objeto de la transacción»  (Diccionario Villenero, Alicante, Diputación, 1993).

 

(2000)  Diego RUIZ MARÍN: «botijuela.  Alboroque. Cosa gratuita. Propina.//

 2. Copla de aguilando que se cantaba como despedida» (Vocabulario de                                                              las Hablas Murcianas. Murcia, 2000)

(2001) Alejandro Faustino IDÁÑEZ DE AGUILAR: «botijuela. Invitación que el propietario  da a los trabajadores al acabar la recolección de la aceituna (zona de Cazorla)» (Vocabulario del Nordeste Andaluz. El habla de las Sierras de Segura y de Cazorla. Jaén, Diputación, 2001).

(2001) REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: «botijuela (del dim. de botija).-  1. f. agujeta (propina). // 2. f. alboroque» (DRAE. 22ª. ed. 2001).

          (2004) Emiliano HERNÁNDEZ CARRIÓN: «botijuela. Propina que se da en especie. Dar o hacer más de lo que se acuerda o debe, “Toma, y esta de botijuela”. Admitida en el DRAE» (Palabra de calle. El léxico de Jumilla. Murcia, R. Academia Alfonso X el Sabio, 2004).

          (2005) Dolores RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ: «botijuela (de). Frase adverbial.  Ir a un lugar gratuitamente» (Contribución  al estudio del habla local en Totana y su comarca. Totana, Ayuntamiento, 2005, 150).

          (2007) Pedro José del REAL FRANCIA – Juan Manuel SÁNCHEZ MIGUEL:

 «botijuela. (de botijo) f. Diversión (La Solana). No en DRAE» (Diccionario del Habla de la Provincia de Ciudad Real. Ciudad Real, Diputación, 2007).  El DRAE registra el término, pero no la acepción local. Por extensión semántica, se aplica a todo tipo de fiesta, recordando el alboroque o invitación  que se solía dar a los trabajadores del campo, como remate de las faenas agrícolas.

          (2007)  «botifuera. Cosa no contada (Pedro Muñoz). No en DRAE» (Diccionario del Habla de la Provincia de Ciudad Real, 2007).

 

     (2011) Manuel SECO – Olimpia  ANDRÉS – Gabino RAMOS:  «botifuera. (regional) Convite que el dueño del olivar hace a los trabajadores el día que acaba la recolección.// Jaén,  9 :”Aquellos ritos festivales del botifuera - júbilo final de la cosecha – constituyen un magnífico exponente fraternal”» (Diccionario del Español Actual.  2ª ed.  actualizada. Madrid, Aguilar, 2011). – Este  Diccionario oficioso ha recogido el vocablo en la forma botifuera, frente al oficial DRAE (botijuela) y al Vocabulario del Nordeste Andaluz (botijuela).

 

Ruta de Isoglosas (norte < sur) de  botijuela-botifuera:  Aragón, Ciudad Real, La Mancha (Albacete), Alicante (Villena), Murcia (Jumilla, Blanca, Ricote, Totana), Jaén (Sierras de Segura y Cazorla)

 

 

 

III. E L   H O D I E R N O   A N G L I S A P O   C O N   B O R I A

 

 

No pasa día sin que los medios nos atraganten el desayuno con anglisapos y culebras “anorre”, asaz vomitivos, que si bien a los anglocultiparlas les harán reir hasta los huesos; por  contra,  a los filólogos nos hacen echar los hámagos revueltos con los kiries. La anglorrea hoy por hoy es el rayo que no cesa. No se conforman con el estomagante coach / coaching, que, un día sí y otro también, los periódicos y demás medios compiten en “engargantárnoslo” hasta la náusea, como a los pavos, sino que acabo de tropezarme con un espeluznante verbo, perfectamente prescindible, pues comporta el mismísimo significado de ‘personalizar, individualizar’, adaptar la ropa al gusto de cada cliente. A más de uno se le caerá la baba  ante el flipanteanglopalabrusco  (del inglés customize < customer ‘personalizar la ropa al cliente’), y en cambio despreciamos  nuestros vetustos murcianismos residuales. No sabría decir cuál es  mayor, si la horripilancia del vocablo en sí, o la descarada osadía de quien se ha atrevido a mimetizar el término inglés, sin encomendarse a Dios ni al diablo. He aquí el cuerpo del delito: «Los bañadores de Raquel Mosquera han sido los más acertados. Lydia Lozano pidió que le customizaran los suyos... Pero customizando trajes de baño nadie gana a Falete» (Alba Castilla: “Los bañadores de los famosos saltan a la playa”, en La Verdad, ed. Vega Baja (29-4-2013).

Mientras tanto, se evidencia el desdén a las escasas voces aún vigentes que restan de nuestro entrañable hablar murciano. No se trata ya de dignificar o realzar los vocablos genuinamente murcianos, pero sí, al menos,  de no descalificarlos, colgándoles el sambenito de “argot” o “jerga”, términos que conllevan un matiz despectivo, cuando resulta que son palabras  castizas murcianas cien por cien, cuya pervivencia actual, en el caso de “boria”, es vivo testimonio de un sustrato catalán medieval. Al respecto,  he detectado recientemente dos casos en la Vega Baja del Segura, que trascribo.

F. Reyes: «Un raro fenómeno meteorológico tuvo lugar ayer en Torrevieja, provocado por las densas nieblas, conocidas también en el argot local como “borias”» (Corresponsal en Torrevieja de La Verdad, ed. Vega Baja, 7-5-2013, 4). El término boria (metatizado del catalán occidental boira, derivado del grecolatino “boreas” ‘viento del norte’) no corresponde a una niebla especial, sino que es el sinónimo normal de  ‘niebla’ en las hablas murcianas. Curiosamente, no trae boria el  Diccionario Torrevejense (1990),  pero sí  el Habla de Orihuela (1974) y el Diccionario Callosino (2007), amén de todos los léxicos murcianos, como el Vocabulario Murciano (1919), de A. Sevilla, y el acreditadísimo Vocabulario del Dialecto Murciano (Madrid, R. Academia Española, 1932), del oriolano Justo García Soriano, sin excluir mi Vocabulario del Noroeste Murciano (Murcia 1991), que contradice al susodicho Gª. Soriano cuando afirma: “En el NO. de la Región no se usa”, teniendo yo recogidos boria, boriazo y borioso. Y a todo esto, ¡a ver quién es el guapo locutor que, en el espacio del tiempo meteorológico, se atreve a mentar el intruso boria, en lugar de niebla o bruma, en una tele regional! Sería fulminantemente defenestrado. Con lo que se patentiza  que son las autoridades las culpables no sólo de no defender o fomentar el dialecto popular, sino que lo persiguen o proscriben. La actitud acomplejada del periodista, al asignar boria al argot, ya es de por sí bastante elocuente. ¡Si supiera que hasta el delicado poeta murciano José Selgas (1822-1882) no se desdeñó de usar el fino murcianismo boria, escribiendo en Madrid!

Antonio Colomina, oriolano: «En alguno de mis libros ya he comentado la costumbre que había en Orihuela de volar la cometa – “milocha”, en la jerga oriolana -… Por estas fechas los chicos de mi época solíamos acudir en masa a los parajes más idóneos para echar al vuelo nuestra milocha. » (“Y en mayo a volar la milocha”, en Portada, revista quincenal. Orihuela, 1ª quincena de mayo, 2013, p. 4). - No es fácil demostrar si el murciano bilocha / birlocha (forma ya recogida en el Diccionario de Autoridades, 1726) proviene del valenciano milotxa,  con cambios fonéticos por equivalencia acústica (m=b, más r de refuerzo), o es un mozarabismo independiente. El autor se doblega, por puro complejo, a denigrar su propia habla oriolano-murciana, llamándola jerga.

 

 

 

IV. H A B E R  /  H A I G A

 

La forma vulgar haiga, hoy residual en el habla rural y totalmente estigmatizada en el habla común, mantuvo una larga lucha frente a la culta haya, su contrincante, a tenor de los testimonios que aporto, cronológicamente ordenados.

 

(1712)  Empadronamiento de Orihuela:  «En conformidad de lo que Su Magestad tiene resuelto por la Nueva Planta, ayga la mejor orden de calidad» (AMOrihuela, año 1712, 125).- Es traslado del original, del que da fe el escribano Jayme Taormina. La letra es de un escribiente, no la del propio escribano.

(1725)  Libro Capitular de Cehegín: «Se les ayga de entregar la existente (f. 21 v.)… declaren lo que a su saber y entender aya existente … que los Lugares acopiados que aigan sacado el todo de la sal… que los lugares que no aygan sacado porzion alguna de sal de sus acopios (f. 22 v.) (AMCehegín. Instrucción Real de 6 febrero de 1725, inserta en Auto del Gobernador de Cieza, Ramón Félix de Benavente y Maldonado, de 16 de febrero de 1725). - Es copia del original.

(1730) No sé cómo calificar este singularísimo caso de morfología diacrónica, si de confusionismo grafemático o de consciente eclecticismo ortográfico. Es sin duda el ejemplo más diáfano de un período anárquico, plagado de vacilaciones tanto en la ortografía como  en la  morfología, al que pondrá fin  la autoridad de la R. Academia.  Nunca antes, en mi largo filologar, me había topado con un libro tan insólito y peregrino. Ahora bien, ¿a quién achacarle la culpa de tan extravagangte conducta? El autor, P. Fr.  Gerónimo GARCÍA, era nada menos que Vicario de Coro en el Convento de San Francisco de Murcia, o sea, el responsable de dirigir el canto y liturgia conventuales (Misa y Oficio divino), y a la vez el experto liturgista. En tan inaudito caso de ortografía mixta se combinan la forma medieval popular preacadémica y la culta, que sancionaría luego la R. Academia. ¿A quién se debe, al impresor o al autor, la decisión de entremezclar ambas formas  aiga y aya? Ni han de considerarse simples erratas tipográficas, pues, de haberlas advertido a tiempo el autor o el impresor, las habrían metido   en la Tabla de Erratas. No es verosímil que el autor, por su cuenta y riesgo, permitiera el uso del  vulgarismo-arcaismo aiga, alternando con la forma aya, ya generalizada en las primerías del XVIII. La aparición sorprendente de la forma vulgar aiga tuvo que  deberse a poca cultura del impresor o más bien de los oficiales del taller, que acaso quisieron contentar  a todos los posibles lectores, mezclando curiosamente ambas formas, vulgar y culta (haiga-haya), sin conocimiento del autor. La obra fue distribuida a los conventos de la Provincia. De hecho aún se conservan ejemplares provenientes de las “librerías” de  conventos, como Cehegín y  Orihuela. Tampoco a los censores se les debe imputar la intrusa aiga, dado que ellos examinaban  el texto manuscrito, antes de imprimirse, en el que tal vez no estuvieran los ayga. He aquí la ficha bibliográfica de  la rarísima obra analizada: 

Compendio breve de las Ceremonias que usan los Religiosos de esta Santa Provincia de Cartagena, assi en el Coro, como en otros exercicios de Comunidad. Compuesto o Recopilado de varios Autores por el P. Fr. Geronimo Garcia, Predicador y Vicario de Coro en el Convento de N. P. San Francisco de Murcia. Impresso en Murcia, por Joseph Díaz, año de 1730. Aprobación de los PP. Fr. Pablo de los Ríos y Fr. Salvador Serón. Licencia de la Orden. Censura del R. P. Fr. Antonio Segovia Monteagudo, Lector de Teología. Texto. Tabla. Erratas. (A. Martín, Apuntes bio-bibliográficos de Escritores de la Provincia de Cartagena, Murcia 1920,  147).

Examinemos pormenorizadamente el cuerpo del delito. La forma vulgar (h)ayga aparece 12 veces, frente a 10 veces la culta (h)aya. No creo que la mínima prevalencia numérica  de ayga indique  predilección del autor por la forma vulgar, pues 12 y 10 son cifras casi igualadas.   Intercalamos totalmente las citas de las dos formas, siguiendo el orden del discurso textual: «Qualquiera otra Missa que ayga fuera de la conventual (p. 11)… para que de esta suerte no ayga falta (13)… hasta que el Diacono aya tomado la Bendición (22)…esperará a que se ayga concluído toda la Incensación del Altar (24)… esperará a que se aya concluydo (25)… no hará en él genuflexión, si no es que ayga patente Sacramento (30)… aunque ayga otros Religiosos más dignos (37)… si no es que en el mismo Martirologio ayga algo en contrario (48)… Se postran todos en tierra hasta que ayga dicho Secundum carnem (50)… aunque se ayga dicho oficio parvo (52)… aunque aya quatro o seis (60)… aunque aya sola una oracion (61)… aunque la rubrica dize aya tres lienços (70)… aunque en el Altar aya alguna Cruz (70)…hasta que los ayga rociado (73)… aunque no aya Sacramento (74)… si no es que aya patente Sacramento (75)… hasta que el Sacerdote ayga consumido (77)… aunque ayga costumbre de lo contrario (106)… hasta que se aygan desnudado todos los Altares (107)... assi se aya de observar siempre (116)… para que aya en todos uniformidad (119)» . Obsérvese cómo a veces coinciden las dos formas en frases literalmente similares (24, se ayga concluido / 25, se aya concluydo; 30, que ayga patente Sacramento / 75, que aya patente Sacramento). Alude al Santísimo Sacramento expuesto en copón o la custodia.

En definitiva, este libro muestra inconcusamente la soterrada y multisecular lucha del habla vulgar contra la prepotente habla culta, siempre apoyada esta  por la R. Academia Española.

 (1734) Diccionario de AUTORIDADES : «Haber. Poseer, tener alguna cosa en su dominio. Es verbo anómalo; en el presente de subjuntico se dice Haya, que algunos barbaramente dicen Haiga» ( Diccionario de la Lengua Castellana, por la R. Academia Española. IV. Madrid 1734). Menuda andanada le sacuden los empingorotados y empelucados aristócratas  académicos del XVIII   al hirsuto y arcaico haiga, aburujado entre el vulgo. Pero, con todo,  ahí sigue coleando el repelente palabro, atribuído al mítico nuevo rico inculto, que porfía en comprar el mejor coche (antaño caballo, hogaño jet) que haiga.

(1740)  Colegio San Leandro: «Quedando al cuidado del Señor Rector prefinir el tiempo en que hayan de ir a dar lección los que estudiasen fuera del Colegio algún instrumento, para lo que en él no haiga Maestro» (Constituciones del Colegio de San Leandro, Murcia, año 1740,  31).

(1758-1776)  José  Francisco de ISLA, sj.: «Ni le hay ni le ha habido ni es verisímil que jamás le hayga (Prólogo con morrión, p. 10)…Apenas se hallará tampoco, no digo religión, sino casa o comunidad tan reducida donde no haiga otros hombres sabios que lloren los desaciertos (21)… Supongamos que en nuestra nación haiga muchos predicadores Gerundios, indignos de ejercitar tan sagrado ministerio (30)…Aunque entre estos últimos, haiga algunos, que o no se proponen este fin, o no aciertan con los medios  (43)».- Pero en esta misma página, cita  El  Verdadero Método de predicar según el espíritu del Evangelio, de Luis Abelly, obispo de Rodas: “No debe pues causar admiración haya tan pocos predicadores que conviertan”. Libro VI, cap. III, párrafo 28: «Dio por supuesto que el Buen Ladrón se llamaba Dimas y el Malo Gestas, sin embargo de que sobre el verdadero nombre de los dos haiga tanta variedad en los autores». Cap. IV, párr. 7: «Hácenos más fuerza la Constitución 65 de Paulo VI, en la cual se manda que “en todos los estudios de los regulares se enseñen las lenguas hebrea, griega y latina, y en los estudios más célebres haiga también maestros de la arábiga». Cap. IV, párr. 31: «Yo no sé si hay en España tal lugar de Pero Rubio, pero háigale, o no le haiga, es cierto que ni de tal lugar se hace mención en los manuscritos originales». Cap. IV, § 32: «No constando de estos originales ni que haiga tal lugar de Pero Rubio ni que se representen en él esos pasos teatrales, soy de sentir que debe reformar ese pasaje, o a lo menos no está muy seguro de que haya padecido alguna equivocación»  (Historia del famoso predicador Fray Gerundio de Campazas. Madrid, Espasa-Calpe, 1969. I.  2ª ed.).  Es muy llamativo el uso de haiga en el eruditísimo escritor P. Isla. No creo haya que atribuirlo a descuido, sino a empleo consciente a favor de esa forma. Me he limitado a hacer unas calas en su famoso Fray Gerundio, al principio y final de la obra. He hallado passim o sea, algunas veces más el haiga, sin anotarlo. En las citas de otros autores suele conservar el haya. Merecería la pena revisar a fondo todas las obras del P. Isla, para comprobar su apego a la forma haiga. 

(1763) En las Actas de la antigua  Hermandad de la Virgen de las Maravillas, de la parroquia de S. Pedro, de Murcia, reorganizada en 1763 y desaparecida a mediados del siglo XIX, encontramos “ayga (ff. 10 v-11 r.) y “aiga (f. 15 r.).

(1769) «Estas limosnas, antes de consumirlas dicho convento, puede retraerlas el donante, sin que aiga derecho de retenzion en los religiosos para no debolberlas (f. 82)… es mui de estrañar que sin haber prezedido las Justificaziones que se apetezen y dejo referidas, se aia prozedido a las ejecuziones despachadas contra mi parte (f. 85 v.)» (Obra pía de Isabel Terán, 14 –VII-1769, archivo  del convento de Cehegín).

(1771) El escribano del ayuntamiernto de Cehegín, Martín Manuel Sánchez Lorencio: «Manda anotar a cada uno el estado que goza procurando que no ayga queja ni agravio de parte» (AMCehegín. Libro de Repartimientos, 1770-1775, 20 febrero 1771, f. 39).

(1772) El escribano de Murcia, Andrés Portillo Valcárcel: «En las regaderas no han de consentir haiga agua alguna, sino en los días de riego» (AHMU, protocolo 3803, año 1772, f. 6).

(1773)  El mismo escribano de Cehegin, citado en 1771, Martín M. Sánchez Lorencio, con distinta letra: «Prebiene se anote a cada uno el estado que goze  procurando en todo no aia agravio» (AMCehegín. Libro de Repartimientos  1770-1775, 19 marzo 1773, f. 62).

(1784) Gaspar FERNÁNDEZ Y ÁVILA, párroco de Colmenar (Málaga): «Sólo hay que reseñar los vulgarismos generales habemos y haiga» (V, 103 y IV, 69, respectivamente). (La infancia de Jesucristo. Estudio y ed. crítica de F. Torres Montes, Granada, Universidad,1987. 1ª ed. Málaga, 1784).

(1784)  «Una misa cantada y quatro rezadas anualmente y que todas precisamente se haygan de celebrar en dicha Capilla» (A. CatedralMurcia. Capellanías y Pías Memorias, nº 9). «que se haygan todas las misas así rezadas como cantadas de celebrar en la Capilla propria de las Santas Cruzes» (O. c., f. 7 v.).

(1787)  Ramón DE LA CRUZ: «Felices, señora Paca / Javiera, con muchos gustos, / y los aumentos de gracia / que yo la deseo en vida / del difunto, que Dios haiga (p. 171)… - ¿Y si ninguno me saca? (a bailar) / -Yo sacaré para ti, / el mejor mozo que haiga (177)» (Las castañeras picadas. Sainetes. Barcelona, Edic. Orbis, 1988).  

(1812) Joaquín CHICO DE GUZMÁN escribe a su hermano Pedro (25 mayo 1812): «No dejo de recibir un gran consuelo el saber ha sido bien asistido (su padre fallecido), tanto en lo espiritual como en lo corporal, a efecto de los buenos oficios de F. Juan Baiona, que me ha alegrado mucho no aiga fallecido» (Juan González Castaño, Cuatro generaciones de una familia española. Los Chico de Guzman, 1736-1931. Murcia 2012, 262). - El mencionado Joaquín, teniente del Regimiento Provincial de Lorca, pertenecía al estamento noble de Cehegín.

(1922) Mariano DE CAVIA,  fino escritor purista ya  descubrió, entre los vendedores de la Puerta del Sol, el uso persistente de los vulgarismos “haiga, diferiencia, ivierno, y ayer merendemos en la Bombi” (Limpia y fija. Madrid, Renacimiento, 1922, 152).

(1957) Enrique  SAPORTA Y BEJA: Lavar que hayga, que salú no manca” (= Lavar que haya, que salud no falta). (Refranero sefardí oriental. Madrid, CSIC, 1957, 112).

 (1974) Ángel ROSENBLAT, venezolano: «En el terreno gramatical, cuando coexisten dos formas se tiende hoy a considerar una de ellas como incorrecta: haiga era en la época clásica tan legítimo como haya (se apoyaba además en la analogía con caiga y traiga), y hoy es evidente vulgarismo. En la lucha por la existencia triunfa siempre una de las dos, y no siempre la más legítima» (Buenas y malas palabras en el castellano de Venezuela. II. Madrid, Editorial Mediterráneo, 1974, 127).

(1977) Pascual PASCUAL RECUERO: «ayga, presente subjuntivo de aber»  (Diccionario básico  ladino-español. Barcelona, Ameller, 1977, 21).

(1981) José Luis CALERO LÓPEZ DE AYALA:  «Conjugación del verbo haber. Presente de subjuntivo: haiga, haigamos, haigan” (El Habla de Cuenca y su Serranía. Cuenca, Diputación, 1981, 53).

(1983) Manuel ALVAR – B. POTTIER: «El presente de subjuntivo evolucionó desde el clásico habeam al vulgar haiam que dio haya. Lo mismo que hemos señalado en el verbo ir, hay una forma analógica haiga» (Morfología Histórica del Español. Madrid, Gredos, 1983). (nota: “Virtualmente, cubre el dominio de todas las hablas vulgares de España y América” (Rosenblat, Notas , pp. 244-().

(1990)  Pascuala MOROTE MAGÁN: «Me presentas un traje mejor que el de mis hermanas y mejor que ninguno que haiga en el pueblo» (Cultura tradicional de Jumilla: Los Cuentos Populares. Murcia, R. Academia Alfonso X el Sabio, 1990, 228).

 

 

 

V. LOTERÍA  DE  LOS  IGUALES  EN  EL  SURESTE  ESPAÑOL

 

 

ABSTRACT

There is a typical case of popular lottery, called Iguales, and generally sold by the blind people on the streets in southeastern Spain (from Valencia to Almería).  It consists of one hundred numbers, each with its own name, according to its different areas.  The author makes special comments  about some  names of obscure origin.

 

KEYWORDS.  lotteryblind  - ONCE - iguales – Valencia – Alicante – Murcia – Cartagena – Almería – Torrevieja – Villena – valenciano -  J. Mariano González Vidal – Pregón de Ciegos

 

RESUMEN

Existe un caso típico de lotería, conocido por los Iguales, cuya venta callejera está  a cargo de los ciegos. Arraigada en el Sureste español (de Valencia a Almería),  consta de cien números con sus respectivos nombres, según las varias zonas de difusión. El autor examina y comenta ciertos nombres de oscuro origen y explicación.

 

PALABRAS-CLAVE. lotería – iguales – ciegos -  ONCE – Valencia – Alicante – Murcia – Cartagena – Almería – Torrevieja – Villena – valenciano – J. Mariano González Vidal – Pregón  de Ciegos

 

 

PREÁMBULO

 

Hay un curioso caso de antroponimia popular, cuyo origen no se remonta a las brumas medievales ni al consabido tiempo inmemorial, sino que  se ha gestado  cerca de nosotros, a caballo de los siglos XIX y XX: tal la rifa de los Iguales, cuya venta callejera está hoy a cargo de los ciegos de la ONCE y asimilados. El primer sorteo de la etapa moderna tuvo lugar en mayo de 1939. Los cupones llevan números a los que se asignan  nombres de creación  caprichosa, tirando de metáforas. 

Copiamos la información que sobre el asunto nos proporciona la global Wikipedia: «El origen de este sorteo tuvo lugar en Alicante, cuando en el barrio de San Antón, por el año 1903, se tenía por costumbre, cada 17 de enero, la rifa de un cerdo (el porquet de San Antón), que era paseado por calles y plazas para estimular la compra de papeletas. Esta rifa se asimilaba a la que se hacía en Murcia y Almería con el nombre de los Iguales. La aceptación de este sorteo fue excepcional por lo que fue copiado en las ciudades próximas, como Murcia (1910), Cartagena (1918), Almería (1921), Alcoy (1926) y Valencia (1933). En Murcia fue Antonio el Baldao el que puso en funcionamiento este tipo de sorteo. La experiencia de Murcia pronto pasó a Cartagena, siendo la Casa del Niño la encargada de ponerlos a la venta. En La Unión, al que vendía los iguales se le conocía con el nombre de Igualero». - Esta fuente informática, sabionda pero insegura, no clarifica el lugar de origen de los Iguales, si fue Alicante, o Murcia.

 

 

REPASO  LEXICOGRÁFICO

 

(1927)  Jerónimo  RAMÍREZ  XARRIÁ: «Hay otros muchos vendedores y tipos callejeros que no pueden titularse netamente murcianos, y son: el basurero, el amolador,  esterero, horchatero…el de las hierbas pa la sangre, el lechero, el de los iguales, el de cuplés y romances» (El Panocho. Vocabulario popular murciano y otros apuntes de interés. Murcia, Tip. Carlos García, 1927. Apéndice, Voceros Tipicos, 117).

 

(1932) Justo  GARCÍA  SORIANO: «igualicos. m. pl. Cierta rifa popular, en que se repiten en series números iguales, a los que se les da nombres caprichosos y pintorescos, como la palmera, el jarrito, etc. Los premios son en metálico. (“que me quedan cuatro iguales/  la lechuga, la escarola, / er pimiento y er tomate». Francisco Frutos y Enrique Soriano, La inquinia de los panochos, 31» (Vocabulario del Dialecto Murciano. Madrid 1932).

 

(1974)  José GUILLÉN GARCÍA: «iguales. Lo mismo que  igualicos. Pl. 1) Rifa popular, en la que se repiten en series números iguales, que se reconocen por llevar cada uno de ellos un nombre caprichoso como apodo:  el 13 es San Antonio, el 28 es Alicante, el 45 es el tambor, el 69 es la mudanza, etc.» (El Habla de Orihuela. Alicante, Diputación, 1974. 2ª ed. 1999)

 

(1983)  Francisco José RUEDA CASSINELLO: «iguales. Lotería de ciegos, como en toda España. Aquí cada número tiene un nombre y por él la vocean los ciegos (la cabra, el burro, etc.)» (Diccionario Almeriense. (1ª ed. 1983. 2ª ed. Almería, Crónica, 1991). - Se detectan dos errores: “como  en toda España”, es falso, pues los iguales se desconocen en la  mayor parte de España, y el ejemplo de “el burro” es un dislate, pues no existe tal nombre en la lista almeriense, pero sí “la mula”.  ( = DAl). - Esta obra no se cita en VHM.

 

 (1990)  José Luis PÉREZ MAESO:  «Cupones que hasta el año 1983, fecha en que los números pasaron de 3 a 5 cifras, componían las rifas regionales de la ONCE. Las terminaciones eran números correlativos del 00 al 99 y a cada uno se le conocía por un nombre» (Diccionario Torrevejense. Torrevieja, Ayuntamiento, 1990). 

 

(1991) Francisco GÓMEZ ORTÍN: «iguales. Rifa popular diaria, a cargo de la ONCE. Los números llevan nombres o apodos caprichosos»  (Vocabulario del Noroeste Murciano. Murcia, Editora Regional, 1991).

 

(1993) José María SOLER: «iguales (los). Rifa de los ciegos» (Diccionario Villenero. Alicante, Diputación, 1993, 315). (= DVi)

 

(1997) Ángel SERRANO BOTELLA: «iguales (los): Cupones del sorteo de la institución benéfica cartagenera Casa del Niño y de la Organización Nacional de Ciegos Españoles (ONCE), respectivamente» (Diccionario Icue. 2ª ed. Cartagena 1997).

 

(2000) Diego RUIZ MARÍN: «iguales. Rifa popular antigua, actualmente sorteo de la ONCE o, populamente los ciegos, en que a cada número se asignaba un nombre: “Me quedan cuatro iguales,/ la lechuga, la escarola,/ el pimiento y el tomate. / Pos p’hacer una ensalá / na más te farta er vinagre…/ La pipa, el cañón, los patos, / el agua, el clavel, el catre, / la palmera, el sol, la luna, / Francia, Aragón, Alicante…/ Un rematico me queda,/ me quedan cuarenta iguales, / la revolución, la muerte, / la bomba, el cólera grande, / ¡la torre, va a caer la torre, / Me quedan cuarenta iguales! (Frutos Rodríguez y Soriano, La inquinia de los panochos, en Vocabulario de las Hablas Murcianas. Murcia, Diputación, 2000, 339) (= VHM). -  El autor recopila casi todas las listas de iguales (Murcia, Almería, Bullas, Cartagena, Torrevieja, Valencia, Alicante), excepto la del Diccionario Almeriense (1983) y la del Diccionario Villenero (1993), obras que no conoce, pues no aparecen en la Bibliografía del VHM.    

 

(2001) La última edición del  DRAE, la 22ª., silencia totalmente la voz y rifa de los Iguales, adjetivo sustantivado, con significado especial y concreto.

 

(2011) Manuel SECO: «igual (col, hoy raro) En pl: Cupones de la  lotería de ciegos, que suelen venderse en series de un mismo número. Carandell Madrid 19: Ha habido pintores que han firmado el metro de Lavapiés, la taberna de los gitanos del Rastro, o un ciego vendiendo los iguales» (Diccionario del Español Actual. 2ª ed. actualizada. Madrid 2011).-  De raro, nada; al contrario, tiene plena vigencia entre las clases populares en las regiones que se indican. (= DEA)

 

Noroeste Murciano (Cehegín, etc.).- «Lotería casera (de cartones, tipo bingo). Nombres populares de algunos números: el martillo (7), el mejor mozo de Bullas (8), los tísicos (11), la docena (12), Santa Lucía (13), carga malo (14),  los dos patitos (22), las dos docenas (24), la edad de Cristo (33),  arriba y abajo (69), las dos alcayatas (77) y los anteojos de Mahoma (88)». El VHM copia mi obra Folclore del Noroeste Murciano. (I.  Murcia, Editorial Espigas, 1996, p. 113), sin mencionar la fuente, y la atribuye a Bullas arbitrariamente.

 

 

PERFIL  LITERARIO

 

El único ensayo sobre el tema que nos ocupa es el debido al galardonado escritor murciano José Mariano GONZÁLEZ VIDAL, Pregón de ciegos (Murcia 1972) ( = PC.). Me permito hacer un extracto  prolijo de esta obra: «Parece, a lo que cuentan fuentes de la tradición oral, que fueron los ciegos valencianos los pioneros en el arte de vestir con el ropaje de las imágenes los cien primeros números en el voceo de los iguales de su rifa. Levante abajo, los ecos del pregón ribetearon la orilla mediterránea hasta (p. 115) encallar en Almería y la marca vocinglera de las tiras anegó a su paso, las costas de Alicante y Cartagena (116)… como ámbito de resonancia de su pregón un delgado triángulo geográfico con Murcia cabalgando en su cima y los cabos de la Nao y de Gata alejándose en sus vértices extremos. Para que haya pregón hacen falta ciegos y la ceguera brota en los parajes suresteños como la pitera y la grama al borde de sus caminos (117)… Cora y Jan Gordon, matrimonio de pintores ingleses, turistas de Murcia en el primer tercio del siglo XX, anotaron entre los tipos más pintorescos de la ciudad a los ciegos vendedores de rifas que pululaban por los cafés de Trapería y del Arenal, en la única referencia escrita de la época sobre la venta de los iguales (p. 118)…

Los ciegos de Valencia exportaron generosamente los motes de sus iguales, y sólo retuvieron como muestras exclusivas la perdiz (21), la paquera (34), la mala noche (54) y los calzones (99). Los primitivos vocablos dialectales –chiquet,  bacora, pajareta, figa y bufa- también fueron exportados y aún se cobijan en otros pregones. Conservaron la guitarra (16), tradicional instrumento de acompañamiento de los ciegos, misteriosamente ausente de Murcia, y los coprólogos –la figa, las mamellas, la bufa y el orinal- como exponente de un talante levantino proclive al cultivo de la escatología y la ironía gruesa, disfrazando la mierda (86) con el fingimiento del ful. La proximidad fronteriza de Aragón introdujo el tema del viaje (29), que ya se ha visto que también viajó a otras tiras del pregón de ciudades alejadas del reino aragonés, y acaso por la misma razón mantuvo la Pilarica (12), fecha del mes de su festividad. Aparte del empleo, acaso arbitrario, de plurales por singulares –los claveles (11), la cereza (14)- los apodos valencianos sufrieron en su transplante a otras localidades, variaciones de sinónimos o traslaciones castellanas: chiquillo por chiquet, barco por navío, pelea por bronca, marrano por cerdo, jarro de mear por orinal, arriba y abajo por la mudanza, y en entomología doméstica de sus tiras sobrevivió la cucaracha (78), metamorfoseada en abejorro en Murcia y en escarabajo en Cartagena (p. 122).

Dejando a un lado las variantes y el trueque de imágenes en traslaciones dialécticas o sinónimos –chiquet por chiquillo, ramo por ramillete, abuela por vieja, y paella por arroz, utilizando aquí un tropo gastronómico- los ciegos alicantinos comparten con los de Cartagena el privilegio de contar con la uva (15) y con los valencianos y almerienses el verde (13). Como patrimonio exclusivo y ciertamente alegórico cuando de gritar se trata, detentan el clarín (44), la gamba (89) –ingrediente indispensable en la confección de la paella- (36). Este último apodo supone un curioso fenómeno de metamorfosis lingüística, al transformarse el vocablo primitivo en selá con apoyo en el seseo levantino y degenerar en sala en los restantes pregones. Como elemento urbanístico local dominante es comprensible que la explanada (96), sustituya al parque en Alicante. El pregón de los ciegos de Cartagena es el único que ha merecido los honores de la letra impresa de la mano ilustre de Camilo José Cela. En la Revista de dialectología y tradiciones populares publicó (p. 123) sus comentarios del pregón de ciegos, incluyendo posteriormente el artículo en sus Apuntes carpetovetónicos. Que Cela no resistiera el tirón del pregón de los ciegos cartageneros no sorprende si se recuerda que uno de sus relatos cortos lleva el título de ¡Quién me compra la dama y el niño!  y otro el de El coleccionista de apodos. A Camilo J. Cela suscribió Carlos Ruiz Funes la lista de los iguales de los ciegos de Murcia con ocasión de una visita del escritor a la ciudad para pronunciar una conferencia».

          También dedicó Antonio CRESPO al tema de los iguales un artículo, titulado “Intención y fantasía de los pregones de ciegos”, en Cuadernos Murcianos, nº 29 (VHM).

  

 

 

               L  I   S   T   A  S      D  E      L   O  S      I   G   U   A  L   E  S

 

                                     

                              I.      M  U  R  C  I  A

                                       

                                       (PC y VHM)

 

«Motes de los números de los ciegos:

                               


1.   El galán

2.   El sol

3.   El chiquillo

4.   La cama

5.   La pincha

6.   El corazón

7.   La luna

8.   La dama

9.   El arpa

10.  La rosa

11. El clavel

12. La talega

13. San Antonio

14. Las cerezas

15. La niña bonita

16. La Virgen del Carmen

17. El navío

18. El ramillete

19. San José

20. España

21. Francia

22. La poma

23. El melón

24. La galera

25. El cañón

26. El pollo

27. La pajarita

28. Alicante

29. Aragón

30. El león

31. El caballo

32. La bomba

33. La torre

34. El pato

35. El infierno

36. La sala

37. Espada y daga

38. El perro

39. El toro

40. La campana

41. El negro

42. La estrella

43. La corona

44. El escapulario

45. El tambor

46. El sombrero

47. El mundo

48. La negra

49. La bacora

50. El cartucho

51. La cabra

52. El tomate

53. El pimiento

54. El cólera

55. Los gallegos

56. La lechuga

57. La zanahoria

58. El limón

59. El canario

60. La vieja

61. La pipa

62. El piojo

63. El arroz

64. La casa

65. La pelea

66. Las monjas

67. El fraile

68. El rosario

69. La mudanza

70. El albaricoque

71. El maestro de escuela

72. La figa

73. El conejo

74. La escalera

75. El gato

76. El agua

77. Las banderas

78. El abejorro

79. El marrano

80. La lavandera

81. El matrimonio

82. El jarro de mear

83. La dama y el niño

84. El casamiento

85. La palmera

86. La con perdón mierda

87. El pescado

88. Las mamellas

89. La bufa

90. El abuelo

91. El borracho

92. El palomo

93. La revolución

94. La rata

95. El pavo

96. El parque

97. La gallina

98. El borrego

99. La agonía

100. La muerte»

 


 

Sobre  el núm. 47, el mundo, anotamos que mundo no se refiere al planeta tierra que habitamos, sino al baúl  mundo; de ahí que al caer en desuso este sintagma, se optó por dejar mundo sólo. En cambio, en Almería  quedó baúl sólo, por más conocido.

En La inquinia de los panochos, (citada en VHM) se mencionan la escarola y el catre. Este será la cama, pero  la escarola junto a la lechuga parece raro e inexplicable.

 


                              

                               II.    A L M E R Í A

                                

                         (PC, DAl, pp. 343-346 y  VHM)

 

    «Nombres con que se vocean los iguales:


1. El galán

2. El sol

3. El niño

4. La cama

5. El primo

6. El corazón

7. La luna

8. La dama

9. La col

10. La rosa

11. Los claveles

12. Lo que pone la gallina ( Los huevos)

13. El verde

14. La cereza

15. La uva

16. La guitarra

17. Barco velero

18. Ramillete

19. San José

20. El dinero

21. La naranja

22. Los patitos

23. Los melones

24. El coche

25. El cañón

26. Los pollos

27. La pajarera

28. El avión

29. El viaje

30. El león

31. El caballo

32. La bomba

33. La torre

34. El garrote

35. El fuego

36. La sala

37. La espada

38. El perro

39. El toro

40. La campana

41. El negro

42.  La naranja

43. La corona

44. El baile

45. El tambor

46. El sombrero

47. El barril

48. La negra

49. La breva

50. El cartucho

51. La cabra

52. El tomate

53. El pimiento

54. El colorín

55. El peine

56. La lechuga

57. El rábano

58. Los limones

59. El canario

60. La abuela

61. El azúcar

62. El pica-pica

63. La cebolla

64. La casa

65. La pelea

66. Las viudas

67. El chocolate

68. El tabaco

69. La mudanza

70. El albaricoque

71. La verbena

72. La mesa

73. El conejo

74. Las escaleras

75. El gato

76. El agua

77. Las banderas

78. La cucaracha

79. El marrano

80. La lavandera

81. Matrimonio

82. La jara cuca

83. La dama y el niño

84. Casamiento

85. La palmera

86. La M

87. El pescado

88. Las calabazas

89. La mula

90. El abuelo

91. El borracho

92. Los palomos

93. La fiesta

94. La rata

95. El pavo

96. El parque

97. La gallina     

98. El borrego

99. La agonía

100. La muerte»


                

En PC leemos: “Al filo de la terminación de este ensayo, una reciente decisión de la autoridad ha proscrito el pregón de los ciegos en Almería” (p. 127). Esta prohibición de los Iguales en Almería (1971) debió de quedar  en agua de borrajas, pues  el DAl, en sus dos ediciones (1981 y 1991) trae la lista completa de la lotería, sin la menor alusión a que hubiera sido prohibida ni a que haya desaparecido en Almería.

          Sobre las peculiaridades de los Iguales almerienses escribe el mismo PC: “En ningún otro pregón de ciegos de la comarca se cuentan tantas imágenes privativas: el primo (5), la col (9), los huevos (12), el dinero (20), la naranja (21), el avión (28), el garrote (34), el baile (44), el baúl (47), el peine (55), el azúcar (61), la cebolla (63), la viuda (66), el chocolate (67), el tabaco (68), la verbena (71), la rueda (72), las calabazas (88), la mula (89) y la fiesta (93)” (p. 126). En cuanto al número 47, el barril, en el DAl, creemos ha de ser una errata, por baúl, pues PC  y VHM coinciden en poner baúl.

 

 

III.      C A R T A G E N A

 

 

«A cada número, del 1 al 100, se le adjudica un nombre. Estos son:


1. El galán

2. El sol

3. El niño

4. La pincha

5. La cama

6. El corazón

7. La luna

8. La dama

9. La música

10. La rosa

11. Los claveles

12. La talega

13. San Antonio

14. La cereza

15. La uva

16. La Virgen del Carmen

17. El barco

18. El ramillete

19. San José

20. España

21. Viaje a España

22. La manzana

23. El melón

24. La galera

25. El cañón

26. Los pollos

27. La pajarita

28. El viaje a Aragón

29. El viaje a Francia

30. El león

31. El caballo

32. La bomba

33. La torre (o la edad de Cristo)

34. Los patos

35. El fuego

36. La sala

37. La espada y la daga

38. El perro

39. El toro

40. La campana

41. El negro

42. La estrella

43. La corona

44. El escapulario

45. El tambor

46. El sombrero

47. El mundo

48. La negra

49. La breva

50. El cartucho

51. La cabra

52. El tomate

53. El pimiento

54. El cólera

55. Los gallegos

56. La lechuga

57. La zanahoria

58. El limón

59. El canario

60. La abuela

61. La pipa

62. El piojo

63. El arroz

64. La casa

65. La pelea

66. Las monjas

67. El fraile

68. El rosario

69. La mudanza

70. El albaricoque

71. El maestro escuela

72. La figa

73. El conejo

74. La escalera

75. El gato

76. El agua

77. Las banderitas de Italia

78. El abejorro (o el escarabajo)

79. El chino

80. La lavandera

81. El matrimonio

82. El jarro de mear

83. La dama y el niño

84. El casamiento

85. La palmera

86. La mierda (la “eme”)

87. El pescao

88. Las mamellas

89. La parrala

90. El abuelo

91. El borracho

92. El palomo

93. La revolución

94. La rata

95. El pavo

96. El parque

97. La gallina

98. El borrego

99. Los caracoles

100. La muerte


(Ángel Serrano Botella, Diccionario Icue. 2ª ed. Cartagena, 1997).

 

En Cartagena,  variantes peculiares: 15 La uva. 16 La guitarra. 21 El viaje a Francia. 28 El viaje a Alicante. 29 El viaje a Aragón. 35 El fuego. 45 El tenedor. 77 Las banderitas de Italia. 78 El escarabajo. 80 Las banderas. 89 La bula (o la parrala) (VHMu, 340).

 

                                       

                          IV.  T O R R E V  I E J A   (ALICANTE)

 

 

“Iguales. Cupones que hasta el año 1983, fecha en que los números pasaron de 3 a 5 cifras, componían las rifas regionales de la ONCE. Las terminaciones eran números correlativos del 00 al 99 y a cada uno se le conocía por un nombre. Estos eran:


1. El galán

2. El sol

3. El niño

4. La cama

5. La pincha

6. El corazón

7. La luna

8. La dama

9. La música

10. La rosa

11. Los dados

12. La talega

13. San Antonio

14. La cereza

15. La uva

16. La Virgen del Carmen

17. El barco

18. El ramillete

19. San José

20. España

21. Viaje a España

22. La manzana

23. El melón

24. La galera

25. El cañón

26. Los palos

27. La pajarita

28. Alicante

29. El viaje a Francia

30. El león

31. El caballo

32. La bomba

33. La torre

34. Los patos

35. El fuego

36. La sala

37. La Espada

38. El perro

39. El loro

40. La campana

41. El negro

42. La estrella

43. La corona

44. El escapulario

45. El tambor

46. El sombrero

47. El mundo

48. La negra

49. La breva

50. El cartucho

51. La cabra

52. El tomate

53. El pimiento

54. El cólera

55. Los gallegos

56. La lechuga

57. La zanahoria

58. El limón

59. El canario

60. La abuela

61. La pipa

62. El piojo

63. El arroz

64. La casa

65. La pelea

66. Las monjas

67. El fraile

68. El rosario

69. La mudanza

70. El albaricoque

71. El maestro

72. La figa

73. El conejo

74. La escalera

75. El gato

76. El agua

77. Las banderas de Italia

78. El abejorro

79. El chino

80. La lavandera

81. El matrimonio

82. El jarro de mear

83. La dama y el niño

84. El casamiento

85. La palmera

86. La mierda

87. El pescao

88. Las mamellas

89. La parrala

90. El abuelo

91. El borracho

92. El palomo

93. La revolución

94. La rata

95. El pavo

96. El parque

97. La gallina

98. El borrego

99. Los caracoles

100. La muerte


(José Luis Pérez Maeso, Diccionario Torrevejense. Torrevejense, 1990)

Variantes de Torrevieja:  9 La música, 11 Los dados, 15 La uva, 17 El barco, 21 El viaje a España, 26 Los palos, 29 El viaje a Francia, 35 El fuego, 39 El loro, 60 La abuela, 79 El chino, 89 La parrala, 99 Los caracoles.

 

                             

                 V.     V I L L E N A     (ALICANTE)

 

“Nombre que se les da a los números en la Rifa de los Ciegos:


1. El galán

2. El sol

3. El niño

4. La cama

5. La puncha

6. El corazón

7. La luna

8. La dama

9. El arpa

10. La rosa

11. Los claveles

12. La talega

13. San Antonio

14. Las cerezas

15. La niña bonita

16. La guitarra

17. San Pascual

18. El ramo

19. San José

20. España

21. Francia

22. La poma

23. El melón

24. La galera

25. El cañón

26. El pollo

27. La pajareta

28. Alicante

29. Aragón

30. El león

31. El caballo

32. La bomba

33. La torre

34. Los patos

35. El infierno

36. La ensalá

37. La espada

38. El perro

39. El toro

40. La campana

41. El negro

42. La escuela

43. La corona

44. El clarín

45. El tambor

46. El sombrero

47. El mundo

48. La negra

49. La breva

50. El cartucho

51. La cabra

52. El tomate

53. El pimiento

54. El cólera

55. Los gallegos

56. La lechuga

57. La zanahoria

58. Los limones

59. El canario

60. La abuela

61. La pipa

62. El piojo

63. La paella

64. La casa

65. La riña

66. Las monjas

67. El frail

68. El rosari

69. La mudanza

70. El albaricoque

71. El maestro escuela

72. El higo

73. El conejo

74. La escalera

75. El gato

76. El agua

77. Las banderas

78. El escarabajo

79. El cochino

80. La lavandera

81. El matrimonio

82. El orinal

83. La dama y el niño

84. El casamiento

85. La palmera

86. La mierda

87. El pescao

88. Los chulos

89. La bufa o la gamba

90. El abuelo

91. El borracho

92. El palomo

93. La revolución

94. La rata

95. El pavo

96. La explanada

97. La gallina

98. El borrego

99. La agonía

100. La muerte


(José María Soler García, Diccionario Villenero. Alicante, Instituto de Cultura Juan Gil-Albert, 1993, p. 315).- El nº 17 es aquí San Pascual, santo muy venerado en la comarca.

 

                           VI.           ALICANTE      MURCIA

 

 

Estampamos, por último, el sorteo de los iguales, que confronta la fórmula castellana y valenciana (José Antonio SÁNCHEZ PÉREZ, Supersticiones Españolas. Madrid, Edit. Saeta, 1948, 181-182):

«En Alicante y Murcia existe desde hace muchos años una lotería de sorteo diario en los mercados, que actualmente ha sido sustituída por la “lotería de los ciegos”. El influjo de la superstición hizo que los primitivos recibos fueran los recuadros y figuras de los clásicos “pliegos de aleluyas” y cada uno se representó por una figura. Actualmente, es decir, en el año 1948, se puede  oir en el mercado de Alicante a una muchacha que le dice a un ciego: - Deme usté el tomate y el conejo. Y resulta que lo que quiere la tal muchacha es un número que termine en 52 y otro que termine en 73. Las equivalencias  de los cien primeros números en Alicante y en Murcia son:

 


  1. Galá (Galán)
  2. Sol
  3. Chiquet (Niño o Chiquillo)
  4. Llit  (Cama)
  5. Puncha  (Punza)
  6. Cor  (Corazón)
  7. Lluna  (Luna)
  8. Dama
  9. Arpa
  10.  Rosa
  11.  Clavellina  (Clavel)
  12.  Taleca  (Talega)
  13.  Verde
  14.  Sireres  (Cerezas)
  15.  Raim  (Uva)
  16.  Guitarra
  17.  Navío
  18.  Ramo
  19.  San Jusep  (San José)
  20.  España
  21.  Fransia  (Francia)
  22.  Poma  (Manzana)
  23.  Meló  (Melón)
  24.  Galera

San Joan  (San Juan )

  1. Cañó  (Cañón)
  2.  Pollastre (Pollo)
  3.  Pajareta  (Pajarita)
  4.  Alicant  (Alicante)
  5.  Aragó  (Aragón)
  6.  Lleó  (León)
  7.  Caball  (Caballo)
  8.  Bomba
  9.  Torre
  10.  Pato
  11.  Infern  (Infierno)
  12.  Salá  (Ensalada)
  13.  Espada y Daga
  14.  Gos  (Perro)
  15.  Bou  (Toro)
  16.  Campana
  17.  Negre  (Negro)
  18.  Estrella
  19.  Corona
  20.  Clarí  (Clarín)
  21.  Tambor
  22.  Sombrero
  23.  Mon  (Mundo)
  24.  Negra
  25.  Bacora  (Breva)
  26.  Cartucho
  27.  Cabra
  28.  Tomate 
  29.  Pebrera  (Pimienta)
  30.  Cólera
  31.  Gallegos
  32.  Copé  (Lechuga)
  33.  Safanoria  (Zanahoria)
  34.  Llimó  (Limón)
  35.  Canario
  36.  Abuela
  37.  Pipa
  38.  Pollós  (Piojoso)
  39.  Ros en seba  (arroz con cebolla)
  40.  Casa
  41.  Pelea  (Riña)
  42.  Monjas
  43.  Flare  (Fraile)
  44.  Rosari  (Rosario)
  45.  Mudansa  (Mudanza)
  46.  Albercoc  (Albaricoque)
  47.  Mestrescuela  (Maestre escuela)
  48.  Figa (Higo)
  49.  Conill  (Conejo)
  50.  Escala  (Escalera)
  51.  Gat  (Gato)
  52.  Auya (sic)  (Agua)
  53.  Banderas
  54.  Escarabat  (Escarabajo)
  55.  Marrano
  56.  Lavandera
  57.  Matrimoni  (Matrimonio)
  58.  Orinal
  59.  Dama y niño
  60.  Casament  (Casamiento)
  61.  Palmera
  62.  Merda  (Porquería)
  63.  Peig  (Pescado)
  64.  Mamellas  (Las de Quica)
  65.  Bufa  (Vejiga)
  66.  Abuelo
  67.  Borracho
  68.  Palomo o Paloma
  69.  Revolusió  (Revolución)
  70.  Rata
  71.  Pavo
  72.  Explaná  (Explanada)
  73.  Gallina
  74.  Borrego
  75.  Agonía
  76. Muerte

          En Alicante se vocean las variantes siguientes: 13. El verde, 15. La uva, 36. La celada, 44. El clarín, 89. La gamba, 96. La explanada.-  En el 36 ocurre un caso curioso de ultracorrección, que el seseo valenciano agrava. La celada (pronunciado selá) equivale a la sala (Murcia, Almería, Cartagena, Torrevieja),  a la ensalá (Villena) y a salá (ensalada) (Alicante / Murcia).

 

En Valencia, el VHM señala   estas variantes: «12. La Pilarica, 16. La guitarra, 21. La perdiz, 29. El viaje, 34. La paquera, 54. La mala noche, 78. La cucaracha, 86. El ful, 99. Los calzones». – El 16, La guitarra, está en Almería, Villena, Alicante /  Murcia y Valencia; en los demás el 16 es La Virgen del Carmen. El 86, La mierda, presente en todas las listas,  aquí es El ful (en valenciano, El falso o inconsistente).

 

El nº 78 ofrece las variantes:  abejorro (Murcia, Cartagena, Torrevieja), cucaracha (Almería y Valencia), escarabajo (Cartagena,  Villena,  Alicante / Murcia) y escarabat  (Alicante / Murcia). Tal vez estos cambios se deban a que los supersticiosos consideran  de mal agüero estos insectos, si son negros.

                                  

 

            

          

VI. EL  MURCIANISMO  RAIGUERO

 

         

          P R E S E N T A C I Ó N

 

El vocablo raiguero, ya anticuado, entre latente y moribundo, solo y escasamente se ha documentado en el Sureste español, o más concretamente, en el espacio de la cuenca del Segura. Raramente se usa esta palabra como apelativo; en cambio, su empleo se mantiene fosilizado en la toponimia. Así, la Enciclopedia Espasa omite raiguero como nombre común y solo lo menciona como topónimo (en Murcia y Alicante).

Su significado exacto, más que  ‘ladera o falda’, sería la ‘parte llana contigua a la pendiente o cuesta del monte, la base o raíz de un monte’, coincidente con los sinónimos ‘oripié’ y el tecnicismo geológico ‘piedemonte’. Por supuesto, las ausencias de la voz raiguero son más que las presencias en los léxicos, excepto en los murcianos, que luego aduciremos. Entre las ausencias más notables, destacan las 22 ediciones del DRAE, el del Español Actual, o el de María Moliner, el Diccionario Aragonés, el Vocabulario Andaluz, el del Nordeste Andaluz o el Diccionario Manchego.  Mi mayor sorpresa ha sido el no hallar raiguero en el gran Diccionario de Corominas-Pascual, siendo ese vocablo, de indudable origen catalán, un testimonio patente del sustrato lingüístico que dejaron los repobladores catalanes en el español murciano.

 

         

            T E X T O S    D I A C R Ó N I C O S

 

 

(siglo XIV) «En escala descendente el olivar, que tiene mayor difusión en algunas alquerías y raigueros próximos al regadío, especialmente en Sangonera, Tiñosa, Beniaján y Cinco Alquerías» (Juan Torres Fontes, “Ordenaciones para la guarda de la Huerta de Murcia (1305-1347)”, en Miscelánea Medieval Murciana, XII (1985) 251) «Nada de colmenas en la huerta ni en los raigueros que descendían, sino que se mantuvieran en los lugares que les habían sido señalados» (O. c., 252).

(1432)  «El “rayguero”, falda o ladera de un fenómeno orográfico, es el término siempre usado popularmente  en relación con los ganados, extremeños o cabañiles, forasteros o locales; utilizado siempre en los vedamientos de caza que afectaban al entorno montañoso en la cuenca media del Segura; en 1432 se confirmaba la prohibición de la caza a la ordenanza antigua que lo establecía, “en quanto tocava a los raygueros alrededor de la huerta de la dicha çibdat”» (Mª. de los Llanos Martínez Carrillo, Los paisajes fluviales y sus hombres en la Baja Edad Media. El discurrir del Segura. Murcia, Universidad, 1977, 170). «Existía un vedamiento y defensa de la caza, un adehesamiento del territorio que afectaba a los raigueros o vertientes, pero también a la huerta y resto del término concejil…el contrato de arrendamiento de las carnicerías de 1461 que prohibe a los ganados, que no estuviesen destinados al abastecimiento, que no entrasen en todos los raigueros desde el  Vadillo Rubio hasta Zeneta por el sur y desde Monteagudo hasta el Azud Mayor por el norte» (O. c., 171). 

(s. XVI) Ginés PÉREZ DE HITA: «Tornó el morisco bando aquel rayguero / que dicen de la sierra de Aguaderas: / hacen, pues, por allí muy gran sendero / llevando bien tendidas sus banderas» (Libro de la Población. Canto XIV. Ms. publicado en Lorca 1929) (cit. en A. Sevilla, 2ª ed. Vocabulario Murciano. Murcia 1990).

(1565)  PODER: «Como herederos que somos en el Raiguero Secano que llaman de Churra» (De un poder otorgado ante Diego Pérez, escribano,  a 22 de noviembre de 1565) (cit. en A. Sevilla, 2ª ed. VMu).

(1695) ORDENANZAS: «Ordenamos y mandamos que ninguna persona passe ganado de un rayguero a otro, ni lo saque del término desta Ciudad» (Ordenanzas de la Ciudad de Murcia , y de su Campo y Huerta. Murcia, Imp. Vicente Llofríu, 1695,   p. 169 (cit. en Gª. Soriano, VDMu).

(1695) SENTENCIA: «Por pretender ser Realengo todo el sitio de dicho Lugar y la parte del Raiguero» (Sentencia dictada por la Chancillería de Granada a 24 de diciembre de 1695 en el pleito seguido por los vecinos de la Añora contra D. Rodrigo Puxmarín y el convento de San Jerónimo) (cit. en A. Sevilla, 2ª ed. VMu).

(1741) Pedro MOROTE PÉREZ-CHUECOS, ofm. (Lorca, 1680-1763): «raiguero. “En frente de la ciudad, y a su vista, en el rayguero de la opuesta sierra, está la famosa fuente de Felix, antigua Villa… En el rayguero de la sierra que mira al Poniente, antes de llegar al puerto de Nogalte, están las casas y fuente de Véjar… En todo lo restante de este rayguero ay otras fuentecillas» (Antigüedad y blasones de la Ciudad de Lorca. Murcia, Joseph López Mesnier, 1741,  58). “Socorrió con mayor número de tropas a la Ciudad de Murcia , por la parte de Espinardo, y intentado después por el Rayguero opuesto” (O. c.,  425).- Los  textos evidencian que en época del P. Morote se usaba raiguero  como apelativo.

(1819) Juan Antonio LA RIVA, canónigo: «raiguero. “Le obliga a derramar gran parte de sus aguas por dos grandes acequias, que caminando por los raigueros o faldas de los mencionados montes, ciñen dicha vega» (Juan Antonio La Riva, Historia del Santuario e Imagen de Nuestra Señora de la Fuensanta, escrita en 1819. Murcia 1892, 10). El agregar el explicativo falda a raiguero muestra que este término estaba ya en desuso como apelativo, a principios del XIX.

(1884) CONDE ROCHE – J. PÍO TEJERA: «En la casa de su hacienda del Raiguero, situada entre dicho pueblo y la Alberca, hubo de nacer el niño D. Diego» (Saavedra Fajardo, sus pensamientos, sus poesías, sus opúsculos. Madrid 1884,  XXV, nota) (cit. en A. Sevilla,  VMu).

(1887) Pedro DÍAZ CASSOU): «Ocurrióse  a algunos propietarios del raiguero de Churra asociarse para llevar agua a sus tierras» (La Huerta de Murcia.  Madrid 1887, p. 257) (cit. en A. Sevilla, 1ª ed. VMu). 

(1901) Joaquín BÁGUENA: «Contra los enemigos que corrían por el raiguero y falda del monte» (Historia de Aledo. Madrid 1901, 58) (cit. en A. Sevilla, 2ª ed. VMu).- El autor se ve forzado a usar el sinónimo ‘falda’, al sentir anticuado el término raiguero.

(1901)  Francisco CÁCERES PLA: «Por el camino que llaman de Raiguero, cerca de dos leguas de Lorca» (Tradiciones lorquinas. Lorca, Montiel, 45) (cit. en A. Sevilla, 2ª ed., VMu).

 (1929)  Luis ORTS: «En un paraje de la Huerta, llamado el Raiguero, entre el convento de San Jerónimo y Churra la Vieja» (Santiago el Ranero. Murcia 1929, 17) (cit. en A. Sevilla, 2ª ed. VMu).

 

 

                 R E V I S T A   L E X I C O G R Á F I C A

(1919) Alberto SEVILLA (n. Murcia):  «raiguero. Parte inferior de un monte. Estribación» (Vocabulario Murciano. 1ª ed. Murcia 1919. 2ª ed. 1990).

(1927)  Jerónimo RAMÍREZ XARRIÁ:  «raiguero. Nom. mas. Falda de un monte» (El Panocho. Vocabulario Popular Murciano. Murcia, Tip. Carlos García Martínez, 1927).

(1932)  Justo GARCÍA SORIANO (n. Orihuela):  «raiguero. Falda o ladera de un monte (Del ant. cat. “raiguera”, terreno quebrado)» (Vocabulario del Dialecto Murciano. Madrid, R. Academia Española, 1932).

(1991)  Patricio MOLINA FERNÁNDEZ (n. Lorca): «raiguero. Falda, ladera de un monte. Ca uno e los costeros d’un caezo. “Trompezó y ruló raiguero ebajo”» (Parablero Murciano. Murcia, Mediterráneo, 1991).

(1993)  José Mª. SOLER GARCÍA:  «raiguero. Falda o ladera de un monte. “Se acordó que la Redonda sea por el raiguero de la sierra de Lomas de Carboneras a el Collado de Salinas” (Cabildo de 25-1-1607, del Ayuntamiento de Villena (Diccionario Villenero. Villena, Diputación de Alicante, 1993).

(2000)  Diego RUIZ MARÍN:  «raiguero. (aporta sendas definiciones de los vocabulistas A. Sevilla y J. Gª. Soriano). // Top. Raigueros de Algezares, de Bonanza, de Zeneta, de Totana» (Vocabulario de las Hablas Murcianas. Murcia 2000).- El Raiguero de Bonanza forma una pedanía de Orihuela, a un kilómetro de esta.

 

       R E G I S T R O   D E   T O P Ó N I M O S

 

(1998) Antonino GONZÁLEZ BLANCO: «Raiguerico: Totana» (Repertorio Alfabético de la Toponimia de la Región de Murcia. Murcia, Edit. KR, 1998, 527).- «Raiguero: Abarán, Alhama, Beniel, La Unión, Lorca (Escucha, Hinojar, Pozo Higuera, Purias), Mazarrón, Puerto Lumbreras, Totana (Raiguero Alto, Raiguero de Arriba, Raiguero de Abajo) (O. c., 528).- Falta el Raiguero de Algezares al que se refieren los textos datados en 1884 y 2000. El perteneciente a Beniel, ubicado en Zeneta, se denomina “El Raiguero- La Villa”.

(2005) Dolores RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ: «Raiguerico.  Toponímicos» (Contribución al estudio del Habla local en Totana y su Comarca. Totana, Ayuntamiento, 2005, 141).- Solo como topónimo.

          (2009) ACADEMIA VALENCIANA: «El  Raiguero de los Frailes (Orihuela); El Raiguero (Almoradi, Alicante); Raiguero de Levante  (Orihuela, La Aparecida); Raiguero de Poniente (Orihuela, La Aparecida)» (Corpus, o Atles Toponímic Valencià. vol. I. Valencia, Academia Valenciana de la Llengua, 2009, 1442.  “Zona de predomini castellanoparlant”).- En Orihuela es totalmente desconocido  El Raiguero de los Frailes; y en cambio, se omite el Raiguero de Bonanza, que aquí todos conocen, a un kilómetro de la ciudad.

          «”Zona de predomini valencianoparlant”: Raiguer. Camí del Raiguer (Guardamar del Segura); El Raiguer (Alacant)» (O. c., 786).

         

 

ETIMOLOGÍA

El étimo latino de raiguer es ‘radicariu’ > raigairu > raigueiro > raiguer / cast. raiguero. La forma “raiguer” es  del catalán oriental, mientras “raiguera” se adjudica al occidental (Compárese oliver ‘olivo’, catalán oriental, y  olivera ‘olivo’, occidental y murciano). En Murcia se castellanizó el término “raiguera”, por cambio de sufijo (raiguero). 

 

          (1996) Joan COROMINES: «raiguer i raiguera semblen ser les formes correctes a llegir en Muntaner per a ‘peu, faldar de la muntanya’»  (Diccionari Etimológic i Complementari de la Llengua Catalana. v. VII. Barcelona, Curial Edicions Catalanes, 1996).

(2007)  INSTITUT D’ESTUDIS CATALANS: «raiguer.- m. La part mès baixa d’una muntany, on comença la pujada» (Diccionari de la Llengua Catalana. Segona Edició. Barcelona 2007).

 

 

 

VII. J O P O,   I N É D I T O   M U R C I A N I S M O    

               

No quisiera despedirme de mi incansable filologar sin  dedicarle una cata lingüística a un adorable trozo de tierra, ubicado en el cogollo de la Huerta de Murcia, y denominado el Rincón de Beniscornia. Allí estaba la casa natalicia de mi abuelo, el  “tío” Francisco Ortín Meseguer, y de mi madre, Carmen Ortín Ortín.” Evocaré la estampa veraniega de la casa, rodeada de incitantes higueras, con una senda trasera que bajaba hasta el azarbón, por entre fecundos melocotoneros. Se cruzaba la acequia por un tablón para subir a la carretera, a  la “Vuelta o Güerta  del río”, frente al puente Magaz. Actualmente, enderezado el cauce del río Segura, se ha cercenado el meandro, que configuraba la pedanía del Rincón de Beniscornia, de suelo fertilísimo, aunque sometido a esporádicas riadas,  que anegaban los bancales de tarquín y bardomera.

El carril o vereda, que conduce al entrañable lugar descrito, conserva de tiempo inmemorial el apelativo del Jopo (‘hopo de la caña, rabo de la zorra’). Desentrañemos el insólito  significado de este  microtopónimo, con acepción exclusiva, que se aplica al vocablo jopo en el partido  de Rincón de Beniscornia, pero que nunca han recogido vocabularios murcianos.

 El término jopo  aquí conlleva o expresa el concepto de un  carril, estrecho y alargado, que se adentraba en la hondura de la huerta. Así es y era el “jopo” que habitaban los Ortines, hoy señalizado como Jopo de la Ermita, porque comenzaba en  la antigua ermita. Esta albergaba la imagen de la patrona, la Virgen de los Remedios, devoción propia de los frailes mercedarios, y que ellos debieron de establecer aquí. Los Ortines del Rincón y Maciascoque están ya instalados en esta zona  en el siglo XVIII.

Restan todavía por analizar varias sorpresas léxicas.  El entrañable nombre Beniscornia provendrá de alguna familia mudéjar, que a la vista del paraje, se prendó de este bello Rincón, regado por el  Segura prepotente, antes de  ser domeñado por los pantanos. El inicial Beni  indica diáfanamente su procedencia  árabe. El segundo componente Scornia es discutiblr, dado que pudiera ser  latino, formando el raro hibridismo Beniscornia. Pero, ¡ojo!, resulta que hasta el mismísimo nombre común Rincón es un documentado arabismo, de rukn ‘ángulo, rincón’, de donde derivan < runkun < rancón < rincón, amén del  catalán ‘racó’.

         Aún queda el bombazo, el efecto que provocó mi descubrimiento del arabismo semántico pararse ‘ponerse de pie’, peculiar de cierto enclave murciano, localizado en la vega media del Segura, donde más arraigo tuvieron los últimos moriscos expulsados. Curiosamente solo lo detecté en los pueblos de la margen derecha del río, faltando en  los de la izquierda. Persiste el uso actual de pararse con su doble sentido (‘detenerse’ y ‘ponerse de pie’)  desde arriba (Cieza y Ricote) hasta Molina,  Javalí Nuevo, Alcantarilla, Librilla, Barqueros, Puebla de Soto, La Raya, Nonduermas, Era Alta, Aljucer, mientras que se desconoce en Javalí Viejo, La Ñora, Guadalupe, Rincón de Beniscornia, poblaciones adonde no penetró tan peculiar uso, por estar entonces apenas comunicadas con la otra parte del río, por donde se difundió el pararse morisco, hasta la carretera de Cartagena- Palmar, que hizo de límite para frenar su avance. 

Cumple subrayar aquí que la gestación del disémico pararse (detenerser / levantarse) podría datarse en el siglo XIV, en época muy anterior al año 1505, fecha de publicación de El Vocabulista arábigo (Granada), de Fr. Pedro de Alcalá, franciscano, quien aclara muy bien la disemia del verbo árabe wákaf  y de su equivalente  castellano pararse.

Es difícil barruntar lo que saldrá del magma de la emigración masiva sudamericana, que por supuesto también utilizan el aludido pararse ‘ponerse en pie’, habida cuenta de que tan especial acepción es un expandido panamericanismo. Hay, por ello, posibilidad de que tan privativo uso murciano, no solo no se extinga, sino que se extienda o mantenga en la zona murciana donde vige tal uso, fuertemente apoyado por los sudamericanos que lo emplean a su vez. Lo que durante siglos impidió la barrera del río o factores ocultos, hoy la riada de hispanoamericanos,  desbordada por toda Murcia, logrará su expansión invasiva. En definitiva, lo que antes chocaba oirlo en seriales de allá (“párate, que nos vamos”), ahora las empleadas de hogar bolivianas o ecuatorianas, que, a falta de brazos nativos, asisten a personas mayores o impedidas, acabarán por implantar acá  el particular pararse, tan  suyo  como nuestro.

“Al fin y a la prepartía”, ese recóndito terruño murciano descubre un haz de vocablos: uno propio, el topónimo Beniscornia; un segundo común, el arabismo rincón; otro privativo murciano, Jopo, toponimizado; y por último, una ausencia llamativa, el arabizado pararse, arraigado en la ribera opuesta del río.