corpora
NUEVA ENTREGA DE MURCIANISMOS MÁS O MENOS GENUINOS
Francisco
Gómez Ortín
(Universidad de Murcia)
ÍNDICE
I.
ANDAR / ANDÉ / ANDARA.
II.
BOTIJUELA / BOTIFUERA
III.
E L H O D I E R N O A N G L I S A P O C O N
B O R I A
IV. H A B E R / H A
I G A
V.
LOTERÍA DE LOS
IGUALES EN EL
SURESTE ESPAÑOL
VI.
EL MURCIANISMO RAIGUERO
VII.
JOPO, INÉDITO MURCIANISMO
I.
ANDAR / ANDÉ / ANDARA.
RESUMEN
El
autor aporta un ingente acopio de
documentos, que muestran cómo el uso
anómalo del irregular “andar” (andó) tiene origen medieval. Hoy este vulgarismo está muy
arraigado en la población hispanoparlante, tras una lucha multisecular, aunque
oficialmente parezca haberse impuesto la norma culta (anduve).
PALABRAS CLAVE:
andar, andé, andaste,
andó, andaron, andara, andase, andare, pretéritos fuertes, formas irregulares, formas regulares,
arcaismo, medievalismo, vulgarismo, español vulgar,
habla culta, habla rural, analogía, neutralización.
ABSTRACT
This philological work consists of a thorough
investigation about the verb “andar” regular forms of past tense (andé), used instead of
irregular forms (anduve). The author, by
collecting a big lot of documents, aims to prove the diacronic
presence of the vulgar forms till now, after an unending struggle against that verb normal
conjugation.
KEYWORDS: the verb andar
all both irregular and regular forms (anduve-andé, anduviste-andaste, anduvo-andó, anduvimos, anduvieron-andaron), popular language, normal language, vulgar
Spanish, archaism, medievalism, neutralization.
Curándome
en salud o poniéndome la venda antes de la herida, me apresuro a acogerme al sagrado
del venerable Diccionario de Autoridades académico, antes de que los zoilos la
emprendan conmigo y me pongan cual digan dueñas y me corran a zurriagazos, o
sea, me estigmaticen cual filólogo villanesco antisistema, digno de ser
arrojado a las tinieblas exteriores y condenado como defensor de perversas
incorrecciones sintáctico-gramaticales (tales, las formas analógicas regulares
del verbo andar). Trátase, en efecto de formas arcaicas (andé, andó, andara),
previas al paradigma académico actual, normativo u oficial en nivel de habla
general y culta. No se olvide que ciertas formas de estadios primitivos del
castellano incipiente han pervivido en niveles del lenguaje coloquial amén del
rural, es decir en lo que se entiende por español vulgar. Aunque ilustres
filólogos lo hayan calificado de aragonesismo
arcaico documentado, hoy en día se constata su mayor vigencia en la zona
oriental peninsular, sin perjuicio de que tal vulgarismo afecte al ámbito casi entero
de la hispanofonía, como nos proponemos demostrar.
No
pretendo con este alegato diacrónico filológico defender a ultranza el uso de
formas regulares del verbo andar (en
vez de las oficiales irregulares), sino exponer el desconocido estado actual del verbo andar.
(1234)
Gonzalo de BERCEO: «Tanto andó por la montanya / por fallar alguna ermitanya;
/ alguna hermitanya cuydó
fallar / con quien pudiesse fablar» (Vida de Santa Maria
Egipciaqua. Madrid, edición conforme al códice
del Escorial, 1907, p. 34, verso 918). Esta obra anónima relaciona con el
dialecto aragonés.
(1517)
Antonio de NEBRIJA: «Que en la pronunciacion muchas veces la proporcion
falta. No hai cosa que tanto nos guie en la coniugacion de los verbos como la proporcion
e semejança de unos a otros: e esto no solamente en
el griego e latin: mas aun en el castellano, pero
esta muchas vezes nos engaña: por que el uso de los
sabios siempre vence, e por esto dize Quintiliano que
la proporcion no tiene fuerça
en la razon sino en el exemplo.
Como si porque la primera coniugacion castellana
forma el preterito de la primera persona singular del
presente del indicativo mudando la e final grave en e aguda como de amo amar,
yo ame, de alabo alabar yo alabe, de burlo burlar yo burle: algunos siguiendo
la proporcion formasse de
andar yo ande, e de esto estar yo este, contra el común uso de los doctos que
tienen de ando yo anduve de estar yo estuve» (Reglas de ortografia. 1517, 34-35). Obviamente,
faltan las tildes en sílabas agudas, como andé, pues
aún no se habían inventado en las tipografías, pero el acento prosódico se marcaba sobre la última sílaba, como
ahora, aunque no se escribiera.
(1726)
R. ACADEMIA ESPAÑOLA: «andar.
Antiguamente se solía decir andó por anduvo,
con cita del Bachiller Ciudad Real» (Diccionario
de
(1786)
Antonio CAPMANY y MONTPALAU: «De andar
se formó andió, andaron
(hoy anduvo, anduvieron)» (Teatro
Histórico Crítico de
(1847)
Vicente SALVÁ: «Pero donde resaltan singularmente los estravíos
en que puede caer un ideologista,
es en las conjugaciones de los verbos anómalos andar, traer y conducir. En cuanto al primero, nos asegura Noboa en
la pág. 144 que “no disuena tampoco el pretérito andé, andaste, ni sus derivados andara, andase, andare, etc.”.
Algunos siglos atrás tendríamos que volver, para que no disonasen el tal
pretérito ni los otros tiempos que de él se forman» (Gramática de
(1882)
Francisco RODRÍGUEZ MARÍN: “Si andaran de cabesa / los
lechuguinos, / ¿caería algún cuarto / de sus bolsillos?” (Cantos Populares Españoles. Madrid 1882, IV, 7249).
(1903) ARRIMA-THEA, seudónimo: Varios artículos de
polémica entre un periodista de
(1905)
José María RÓDENAS (n. Caravaca): «Entre otras mil aventuras / que tuvo ese
caballero, / refieren que andó a trastazos / con dos
molinos de viento» (Acetileno, seudónimo de J. Mª Ródenas, “D. Quijote en los barrios bajos”, en
(1921)
Julián MARTÍNEZ MIER: Se incluye andé, etc. por anduve, etc., entre los “Barbarismos vulgares
y Solecismos” (Método de Ortografía
Española. Madrid 1921, 197).
(1925) Jesús PINTOR LLORENTE (n. Cehegín): «Las doce leguas que distan / desde Cartagena
a Lorca / las andaron como el viento, / llevando en
el pensamiento / a la que Cehegín invoca» (Recuerdo en el segundo centenario del
principio, origen y venida de Nuestra Señora de las Maravillas. Cehegín, Imprenta Moderna, 1925, 30). El autor, llamado el
“molinero poeta”, era un trovero popular.
(1927)
Jerónimo RAMÍREZ XARRIÁ: «Andemos,
por anduvimos” (El Panocho. Vocabulario popular murciano. Murcia 1927, 10)
(1927-1928)
Joaquín ARDERÍUS SÁNCHEZ-FORTÚN (Lorca 1885 – México 1969): «Andó y desandó pasillos, hasta
que un hombre vestido de mecánico le indicó el cuarto» (La espuela. Madrid 1927. 3ª ed. 1990, 57). - Sabía muy bien que lo
normal culto era anduvo: “Víctor anduvo unos pasos a tientas y tropezó con un
sarcófago” (Los príncipes iguales.
Madrid 1928, 125).- Educado en Madrid, aunque murciano de origen, quiso adrede
provocar usando el andó murciano, tolerado en el
habla vergonzantemente, pero estigmatizado en escritos; se atrevió a desafiar a
la sociedad burguesa escudado en su fama
de escritor anarquizante, pero demonizado su uso por escrito. quebrantar la gramática a sabiendas, tan
descaradamente
(1929)
Víctor FERNÁNDEZ LLERA: «Escriba primeramientre todo el fecho como andó
en la misma ley. (Gramática y Vocabulario
del Fuero Juzgo. Madrid 1929, 105)… El hecho es que nuestro romance rehusa la reduplicación, pues aun el verbo andar presenta,
enfrente de las arriba mencionadas, las formas regulares andó, andaron, hoy populares» (O. c., pp.
45-46, § 158).
(1932) Justo GARCÍA SORIANO: «El vulgo no emplea nunca en los tiempos de pretérito el tema anduv-; y así
dice siempre andé, andara y andase, en vez de anduve,
anduviera y anduviese» (Vocabulario
del Dialecto Murciano. Madrid, R. Academia, 1932, XCVIII).
(1934)
Francisco RODRÍGUEZ MARÍN: «Andé, andé, y a mi casa me torné. Lo que “a tu tierra,
grulla, aunque sea en un pie”. Andé, y no anduve,
dice mucha gente iletrada. Cuentan que como dijese andé uno que relataba ciertas andanzas propias, y no faltase quien le
enmendara, para que otra vez dijese anduve,
continuó imperturbablemente su narración, diciendo: “Perseguido como iba, echéme al río sin desnudarme, y naduve, naduve…”- Nadé, querrá usted decir”, enmendóle el corrector de antes. Y repuso el que relataba:
- ¿Sabremos cómo hablar? ¿Antes anduve,
y ahora nadé?» (6. 666 refranes. Madrid 1934, 23)
(1945)
Fernando LÁZARO CARRETER: «Andar.- Coincide con el vulgar general en los
pretéritos andé, andara» (El Habla de Magallón.
Notas para el estudio del aragonés vulgar. Zaragoza, Institución Fernando
el Católico, 1945, 12).
(1947)
Antonio LLORENTE MALDONADO: Formas vulgares y regulares del verbo andar, ej. andé, por anduve
(Estudio sobre el habla de
(1947) Santiago ALONSO GARROTE: Se constata el uso
vulgar del verbo andar como regular (andé, ‘anduve’) (El
dialecto vulgar leonés hablado en
(1951)
Antonio ALCALÁ VENCESLADA: «El vulgo andaluz hace regular el imperfecto de
subjuntivo. “Me miras, / y es como si der peyejo / me
andaras sacando tiras” (Solearilla, incluída
en José Carlos Luna, De cante grande y
chico, 32).
(1951)
F. MONGE CASAO: Se detecta el uso vulgar de andar (andé,‘anduve’) (“El habla de Puebla de Híjar”,
en RDTrP VII (1951) 187-241).
(1953)
Manuel ALVAR: «Unificación temática de presente y de perfecto. Este cambio se
dio en antiguo aragonés y subsiste en los dialectos actuales» (El dialecto aragonés. Madrid, Gredos,
1953, 246 y 322).
(1959)
Emilia GARCÍA COTORRUELO: «Lo corriente en personas poco ilustradas de toda la
comarca es el empleo del vulgar andé, como en
otras regiones españolas» (Estudio sobre
el Habla de Cartagena y su Comarca. Madrid, R. Academia Española, 1959,
112).
(1960)
Ginés GARCÍA MARTÍNEZ (n. Cartagena): «Muy escaso empleo de los pretéritos
fuertes: vení, sabí, hací, andé dominan a los pretéritos fuertes, rara vez oídos (131).
Temas de presente por el de perfecto (forma general andara); ‘anduve’ y ‘supe’ son, frente a andé y sabí, desusados
(133) (El habla de Cartagena. Palabras y
cosas. Murcia, Diputación, 1960).
(1961)
Gregorio JAVIER (n. Caravaca): «Se andaron con curanderos, con mujeres de esas que dan friegas
con cebolla» (Caravaca de
(1964) Copla popular: «Tengo más pasitos dados, / resalada, por tu
amor, / que San Juan Evangelista, /
cuando por el mundo andó» (La
jota aragonesa. Antología. Recopilación e introducción de J. GARCÍA MERCADAL. Madrid, Taurus, 1964, 88).
(1964) Antonio RUBÍ CAMPINS: «Andé unos cien
metros tranquila sin mirar a nadie» (El Gigolo. 2ª ed.
Palma de Mallorca, edic. Sacosa,
1964, 77).
(1966)
Juan MARSÉ: «Con un leve balanceo de la cabeza… como si andara
graciosamente desnucado» (Últimas
tardes con Teresa. Barcelona, 1966,
107).
(1969) José Jesús SÁNCHEZ MARTÍNEZ (n. Moratalla):
«Empujé la puerta y entré. Puse la maleta encima de una silla. Andé por el
pasillo, y en vista de que mi madre no estaba por allí, llamé (54)… Anduvimos por aquellas callejas
cogidos de la mano (61)» (Muerte por
inanición. Bilbao 1969). Andé es espontáneo; pero
anduvimos es la reacción del autor, maestro de escuela, que enseña gramática.
(1970) Ana María MATUTE: «Como si todos se hubieran quedado sin voz y andaran en sandalias por dura y compacta arena» (Algunos muchachos y otros cuentos.
Biblioteca Básica Salvat, Libro RTV, 1970, nº 47, en ABC, crítica de Guillermo Díaz –Plaja, Algunos muchachos, 14). Pero, «Creo que
anduviste una primavera por las lomas»
(O. c., 48).
(1974) Ángel ROSENBLAT: «El habla popular y
campesina es buena tal como es y cualquiera que se acerque a ella debe hacerlo
con respeto.. Pero, ¿debemos todos amoldarnos a esa habla popular? Ese es otro
cantar. El niño que pasa por la escuela aprende que no se debe // decir querramos, andé, habemos,
hacen diez años, sino queramos,
anduve, estamos o somos, hace diez años. La cultura impone a todos los
habitantes del país, por encima de sus diferencias regionales, muy legítimas,
una norma superior, que es la de la lengua general. Allá en su rincón, rústico
o familiar, cada cual puede hablar la lengua que le de la gana. Pero en la
cátedra, en la prensa, en el libro, en la tribuna, hay unos imperativos. La
lengua representa una unidad de cultura, y la demagogia lingüística es
disgregadora» (Buenas y malas palabras en
el castellano de Venezuela. 4ª ed. II. Madrid, edit. Mediterráneo, 1974,
251-252).
(1974) José GUILLÉN: «Los pretéritos fuertes son
escasos. Se rehacen sabí, hasí, andé, que conviven con los arcaicos truje y vide, trujo y vido» (El Habla de
Orihuela. Alicante, Diputación, 1974, 64).
(1975)
Salvador GARCÍA JIMÉNEZ (n. Cehegín): «Tras
bajar los peldaños andaron un patio techado de
cristaleras» (Tres estrellas en la barba,
novela. Barcelona 1975, 138).
(1975) ANÓNIMO: «Atajaron la tierra i desiertos, i andaron siete días (f. 39 r.)…Y atajaron la tierra i desyertos, i andaron diçisiete días (f. 89 r.)…I andaron
çinko días (132)… I dexó el
kaballo en la tierra i andó
monteando…I andaba Halid a pied,
i el kaballo de çaga d’él; i andó montamientos
de dos alfarçahes (= leguas) (220)… i lo ke andó Halid
en veyte (sic) días, lo andó
Alí en una noche (234)… I lo ke andó
Alí en medya noche, andaron
ellos en dieç dias (243)… I
ansí andaron toda la noche 308) (Libro de las Batallas, aljamiado-morisco, s. XVI. Madrid, Gredos,
1975).
(1978)
José MARTÍNEZ SEVILLA: Se constata andé (En Ayora. Temas y Costumbres. 2ª ed.
Barcelona, Rondas, 1978, 18).
(1979) Manuel ALVAR – Antonio LLORENTE - Tomás BUESA:
Se detecta anduve, etc. (ALEANR= Atlas lingüístico y etnográfico de Aragón,
Navarra y Rioja. 12 v. Zaragoza, Diputación, 1979-1983).
(1980) Alfonso USSÍA: «¡Andó Andó! La directora general de
¡Ay
Carmela monona y carmelina, /
carmelitana
carmelona y mona/
¡Ay
molona Carmela, sí, molona/
por
arrogante e inculta parlanchina!
Por
desde
su beige y cérvida poltrona
ha
hablado como intrépida fregona
con
gran seguridad grecolatina.
“Andó la cosa bien” – sentenció crítica -.
“Siento
un gran gustirrín con la política”,
y
al decir gustirrín ni se contuvo.
Lo
cierto es que me dio casi un “telele”
al
oir a Carmela por la “tele”.
¡Qué
gustirrín lo bien que andó y habluvo!
(Domingos de ABC, 7-XII-1980).
(1981)
José Luis CALERO LÓPEZ DE AYALA (n. Cuenca): “Irregularidades en el grupo de
los pretéritos. El verbo irregular andar
se conjuga así: andé, andaste, andó / andara o andase” (El Habla
de Cuenca y su Serranía. Cuenca, Diputación, 1981,
53).
(1981) Teudiselo CHACÓN
BERRUGA: «En el verbo andar se evita el pretérito fuerte y
sus derivados, prefiriéndose la tendencia regularizadora del idioma, así: andé, andastes, andaron, andaras, andarais…» (El
Habla de
(1981) Fernando LÁZARO CARRETER: «El niño no se limita a decidir entre las vacilaciones
del idioma de sus padres, sino que él, al oir las
oraciones, es quien induce reglas personales conforme a su propia percepción de
lo que oye. Por eso, los niños dicen sabo, conduzo y andé» (“Lenguaje y generaciones”, en Estudios de Lingüística. Barcelona,
Crítica, 1981, 240).
(1981) Ottmar HEGYI: «El
rey con toda su gueste se despidió de los sabios kon muchas lagrimas por deseo de Muhammad; i andó por sus jornadas hasta llegar a la çibdad
de Nifalçan» (Cinco
leyendas y otros relatos moriscos, Ms. 4953 de
(1982) Mercedes SÁNCHEZ ÁLVAREZ: «I perdónale Allah
sus pekados ke andaron sus piedes (p. 163)… Diso : Reçebirlo e por tus piedes. – Diso: kon ellos anduve a la fabla de mi señor (238)» (El manuscrito misceláneo 774 de
(1983) Manuel ALVAR – Bernard POTTIER: «Ya en latín
vulgar, la tendencia a igualar los paradigmas verbales llevó a eliminar las
diferencias temáticas… Lógicamente, los vulgarismos se continúan en épocas
posteriores, como en asturianos de 1155 o en los riojanos de los siglos XII y
XIII donde la analogía, al hacer débiles los perfectos, viene a igualar los dos
temas verbales: cadió, tradució, andó, trayó, podió
(n. Dialecto riojano, 1969). En
aragonés, tanto antiguo como moderno, es muy frecuente la unificación temática
del presente y del perfecto; en la documentación medieval aparecen estaron, daron, andaron ‘anduvieron’» (Morfología histórica del español. Madrid, Gredos, 1983, 283).
(1984) Juan GALDOS (n. Murcia): «Marchando con unos amigos de ronda, por
tener el tranco más largo que los otros, uno le protestó que no andase tan de prisa, llamándole Pasoslargos»
(Era lo importante, novela. Murcia
1984, 90).
(1986)
Angel SERRANO BOTELLA: «Andé, andaste, andó…,
anduve; pretérito de indicativo del verbo andar…» (Diccionario Icue. 2ª ed. Cartagena.
1997).
(1986)
José María BECERRA HIRALDO – Cándida VARGAS LABELLA: Se constata el uso de las formas vulgares de
andar (andé.
‘anduve’, etc.) (Aproximación al español
hablado en Jaén. Granada, Universidad, 1986, 23).
(1986) A. LORENZO VÉLEZ: «Lázaro, levántate y anda.
Y Lázaro se levantó, y andó. Y le dice el cura desde
la escalera: - Anduvo – jodido – Anduvo. Y el sacristán dice: - Bueno, anduvo
jodido unos días. Pero, luego ya andó bien» (Cuentos anticlericales de tradición oral.
Valladolid, Ámbito, 1997, 177. “Lázaro andó”, recogido
en
(1988)
Rafael LAPESA: En el español vulgar se dice andé, por anduve (Historia de
(1989) Manuel SECO: «Ciertos rasgos gramaticales que
aparecen en el castellano de zonas bilingües, como la neutralización de
irregularidades (andaste
‘anduviste’, en habla de catalanes) se dan también fuera de esas zonas» (Gramática esencial del español. 2ª ed.
Madrid, Espasa-Calpe, 1989, 252).
(1990)
Pascuala MOROTE MAGÁN: «Y el mismo camino que la otra andó,
pos lo andó ella. Andando, andando, se encontró el
peral» (Cultura tradicional de Jumilla.
Los Cuentos populares. Murcia, R. Academia Alfonso X el Sabio, 1990, 215).
(1991)
Francisco GÓMEZ ORTÍN: general andó (Vocabulario del Noroeste Murciano.
Murcia, Editora Regional, 1991).
(1992) Cristóbal CORRALES – Dolores CORBELLA – Mª.
Ángeles ÁLVAREZ: «Atestiguo el perfecto analógico del verbo andar (andé, andáhte, andó, andámo, andáro), según la
tendencia vulgar en el dominio castellano» (Tesoro
lexicográfico del Español de Canarias. Madrid, Real Academia, 1992).
(1992)
Ana Mª VIGARA TAUSTE: «Extensión analógica del sistema.- El aspecto que con más claridad manifiesta
esta tendencia espontánea del hablante al menor esfuerzo y a lo más cómodo en
la comunicación es la extensión analógica
del sistema (código) de la lengua en su empleo coloquial; extensión que
hablante y oyente, que han interiorizado inconscientemente desde niños las
reglas de la gramática, hacen sin ninguna dificultad» (Morfosintaxis del Español Coloquial. Madrid, Gredos, 1992, 191).
«Regularización incorrecta de las formas verbales: “Yo conducí un 1.500 y era la gloria”; “Peor sería si andara (el niño)”»
(O. c., 192).- Añado mi pertinente
comentario. Esta sería la explicación psicológica de esa tendencia del hablante
al uso analógico. Pero no se puede olvidar la presión histórica de tal empleo
desde los orígenes medievales.
(1992)
Luis GOYTISOLO: «Es improbable, con todo, que un académico empleara la forma andase (p. 226),
ni escribiera travejos
(24) por trebejos» (Crítica de Fernando LÁZARO CARRETER a Estatua con palomas, de Luis Goytisolo (Barcelona. Destino, 1992),
en ABC Cultural, nº 14, 7-2-1992, p.
7).
(1992) Antonio QUILIS – Matilde GRAELL
STANZIOLA: «Hemos encontrado en nuestras
encuestas las siguientes formas de los pretéritos irregulares, por analogía con
el infinitivo: maldecí, andé, en el
informante no universitario de Panamá. n. 51: En el resto (de informantes),
siempre más generales, maldije, anduve,
cupimos, mantuve» (“La lengua
española en Panamá”, en RFE, LXXII, 3-4 (1992), 623).
(1992) Mauro ARMIÑO: «El Ayuntamiento del pueblo
malagueño de Arenas ha decidido multar todo cartel, muestra de tienda, señales
públicas que contengan faltas de ortografía… En el pueblo conquense de Raúl del
Pozo, al lado de formas palmariamente latinas como ”vide” por vi, la moderna
corrosión gana el esqueleto del idioma simplificando formas como “anduvo” en
otras erróneas como “andó”. Remedio, bien lo sé, no
lo hay; pero, mientras avanza el caos, por lo menos en Arenas, el concejo hace
una mueca para frenarlo» (El Remedio,
en ABC, 22-7-1992, p. 18). Falsa
apreciación la del periodista, pues no se trata de una moderna incorrección, como
podría creerse, sino de un uso muy arraigado, tal vez medieval, conservado en
el español vulgar de muchas regiones
hispanoparlantes, al igual que vide, vido, otro arcaismo.
(1992) Nélida Esther DONNI de MIRANDE: «Podríamos
mencionar otras muchas características morfológicas del sistema verbal en
Argentina, algunas como rasgos de unidad y otras de diferenciación del
diasistema (distintas desinencias de tiempos y modos, cambios acentuales de
diversos tipos, formas regularizadas de caber,
andar y otros verbos, alternancias
vocálicas, conservaciones de antiguas formas romances y de vulgarismos
dialectales, confusiones en la expresión del plural en verbos con enclíticos
pronominales, etc.) » (“El sistema verbal
en el español de
(1993) José María SOLER GARCÍA (n. Villena, Alicante): «andé. Anduve» (Diccionario Villenero.
Alicante, Diputación, 1993).
(1994)
José María GALIANA (n. Murcia): «Desde el corazón del albero Pepín citó al
moraco de angustiosa arboladura que se había quedado en tablas. Liria insistió,
le gritó retador, abaniqueó el capote, andó unos pasos, se cruzó en la trayectoria mientras crecía
la expectación» (“Feria de San Isidro. Un
Liria heroico conquista Madrid”, en
(1994) Almudena GRANDES, madrileña: «Alguna
simplificación de urgencia… o el repetido error morfológico de “andara” (pp. 115 y 506) suponen apenas motas de fácil
limpieza que ahora no deben empañar la favorable acogida de esta valiosa
novela» (Malena es un nombre de tango.
Barcelona, Tusquets, 1994. Crítica de Ángel BASANTA, en ABC Cultural nº 129, 22-abril-1994).
(1994) Lourdes ORTIZ, madrileña: «Hay que advertir
que en su acierto general se han deslizado algunos errores como “andara” (p. 173), que deben se corregidos» (Urraca. Madrid, ed. Debate, 1991.
Crítica de Ángel BASANTA , en ABC
literario, 7-9-1994).
(1994) Camilo José CELA: « A mí no me gustaría nada
que mi esposo, si lo tuviera, que no lo tengo ni falta que me hace, andase (anduviera) hurgando a desconocidas y se trajese
para el hogar lo que ni tenemos ni necesitamos. A mí no me solazaría que mi
esposo, es un suponer, andara (anduviese) en tratos
sanitarios con esas pelanduscas descaradas y medio podridas» (“Como la vida misma”, en ABC, 5-2-94, 13). - El tono irónico del
artículo encaja bien con la burla que hace de las formas vulgares andara, andase.
Pero, demuestra la vigencia del vulgarismo.
(1996) Antonio SOLER (Málaga, 1956): «un erróneo andara» (Las bailarinas muertas, novela, 1996, p.
210. Crítica literaria de Ángel BASANTA, en
ABC Cultural nº 266, 6-diciembre-1996,
p. 9).
(1997)
Antonio PRIETO: «El juego del abuelo exigía más, porque pedía que la
imaginación del lector de sus fragmentos caminara entre suposiciones, andara entre los indicios y testimonios de una escritura» (Isla Blanca, novela. Barcelona, Seix
Barral, 1997, 148). El empleo de “andara” puede obedecer a doble motivo: el origen murciano
(Águilas) del autor, o la edición del libro en Barcelona, donde las imprentas
son proclives a poner las formas analógicas regularizadas (andé,
etc.), al ser estas también corrientes
en el habla popular catalana.
(1997)
Antonio ENRIQUE (Granada, 1953): «Hay algunas incorrecciones inadmisibles, como
andase (p. 32) y andaron
(pp. 327 y 349)» (La luz de la sangre.
Granada 1997. Crítico literario Ángel BASANTA, en ABC Cultural, nº 315, 14-noviembre-1997, 14)
(1998)
Mª. Josefa GARCÍA PAYER: «En general se evitan los pretéritos fuertes y sus
derivados, tendiendo a la regularización del idioma. Tal es el caso de las
siguientes formas: andé, conducí, maldecí, reducí, etc. » (Aproximación dialectal al castellano hablado
en la comarca de Casas-Ibáñez. Albacete, Diputación, 1998, 111).
(1999) Miguel ORTUÑO PALAO - Carmen ORTÍN MARCO: «andé. int. Anduve. Vulgarismo» (Diccionario del Habla de Yecla. Murcia,
R. Academia Alfonso X el Sabio, 1999).
(2000) Diego RUIZ
MARÍN: «andé.
pret. indef. anduve» (Vocabulario de las
Hablas Murcianas. Murcia 2000, 50).
(2004) Carsten SINNER: «Andar es uno de los verbos
que suele considerarse problemático en las clases de castellano de las
Universidades en Cataluña, y se hace especial hincapié en la conjugación
irregular del mismo. Por esta razón, decidimos no incluir el verbo andar en
ninguno de los test, a pesar de haber documentado usos de las formas
regularizadas del verbo en todos los registros y en personas de todos los
estratos sociales. Se supone que en los “verbos
de uso más corriente han podido
resistir la asimilación a la conjugación regular” (Entwistle
1969, 246) (222) … La analogía es un mecanismo general del cambio lingüístico.
Habría que analizar los usos de las demás verbos irregulares. Sin apoyar los juicios en estudios empíricos, es posible realizar un estudio
diacrónico de la neutralización de la conjugación de los verbos irregulares en textos
escritos de las diferentes épocas, pero no es posible estudiar la
neutralización en la lengua oral, pues no podemos obtener corpus orales de
épocas pasadas (224)» (El castellano de
Cataluña. Estudio empírico de
aspectos léxicos, morfosintácticos, pragmáticos y metalingüísticos. Tübingen, Max Niemeyer Verlag, 2004). Argumento falso y
absurdo es afirmar que no podemos saber el uso oral en el pasado del verbo
andar regularizado, al no vivir hoy personas de otros siglos. No podremos saber
la fonética de tales formas, pero sí la composición de ellas, pues hay
testimonios que confirman el empleo vulgar de andar, v.gr.
el Diccionario de Autoridades (1726).
(2005)
R. ACADEMIA ESPAÑOLA: «andar. Las
formas con la raíz irregular anduv- del pretérito
perfecto simple o pretérito de indicativo (anduve), pretérito imperfecto o
pretérito de subjuntivo (anduviera o anduviese) y futuro de subjuntivo
(anduviere) son las únicas admitidas hoy en la norma culta. Así pues, no se
consideran correctas las formas de estos tiempos con la raíz regular and-: andé, andara o andase, andare» (Diccionario panhispánico de dudas.
Madrid 2005).
(2005)
Dolores RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ: «Indicativo. Pretérito
indefinido: andé, andaste, andó, andemos, andasteis,
anduvieron. Subjuntivo. Pretérito Imperfecto:
andara
o andase, etc. (Contribución
al estudio del habla local en Totana y su comarca. Totana, Ayuntamiento,
2005, 33).
(2007)
Fernando SÁENZ: «En relación con errores lingüísticos en ABC, algunos lectores
siguen remitiéndonos sus quejas. En la información “El acusado por el crimen de
Fago se enfrentará a veinte años de prisión (28 de marzo), detectó Fernando
SÁENZ que en el texto se decía que «la defensa del acusado va a solicitar un
peritaje para comprobar si su defendido andó determinado
número de kilómetros. Respetando el mejor criterio de los peritos –ironiza el
lector-, mi modesta opinión es que no los andó. La duda está en si los anduvo o no los anduvo» (ABC y sus lectores.
8-4-2007, 8).
(2008) Francisco GÓMEZ ORTÍN:
Es al presente detectable la vigencia
del uso regular de andar (andé, andó, andaron) (Habla y Folclore de Baza y Comarca, Péndulo, revista, nº 9. Baza 2008, en Filologando.
Murcia 2010, 122).
(2012) Información
directa de su uso en ALMANSA (Albacete).
Traducciones bíblicas.-
Texto de ISAÍAS (Cap. 38, 8):
(1944) E. NÁCAR – A. COLUNGA: «Y el sol retrocedió
diez grados». (Sagrada Biblia. Madrid,
BAC, 1944).
(1947) J. M. BOVER, sj - Francisco
CANTERA: «Y el sol retrocedió diez
grados« (Sagrada Biblia. Madrid, BAC,1947).
(1964)
Serafín de AUSEJO, ofmcap.: «Y el sol retrocedió los
diez grados que ya había descendido» (Sagrada
Biblia. Barcelona, Herder, 1964, 899).
(1975)
Luis ALONSO SCHÖKEL, sj. (Antiguo Testamento): «Y desandó el sol en el reloj los diez grados que había
avanzado» (Nueva Biblia Española.
Madrid, Ed. Cristiandad, 1975, 839).- Nótese que Schökel,
pese a su apellido alemán, es un preceptista de estilo en español.
(1981)
TEXTO OFICIAL LITÚRGICO: «Y desandó el sol en el
reloj los diez grados que había avanzado» (Leccionario
IV. Tiempo Ordinario. Lectura continuada. Semana XV (Año par). Viernes,
664).- Sin duda, para el texto litúrgico se tomó la traducción de Alonso Schökel, sin más disquisición, pues literalmente es la
misma que la de
(2010)
CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA: «Y el
sol retrocedió las diez gradas que había avanzado sobre la escalera» (Sagrada Biblia. Madrid, BAC, 2010).
En
conclusión. Toda lengua, oficialmente establecida en un territorio, ha de tener
una norma lingüística universal, con fonética, gramática y ortografía propias,
sin detrimento de que pueda haber otras normas particulares de habla en ciertas partes de ese territorio. Así, en
el dominio hispanófono, los sonidos (tanto
vocálicos como consonánticos) tienen su general pronunciación, comúnmente
aceptada. No obstante, hay grafemas que poseen peculiar sonido en ciertas áreas
del territorio, v.gr la c, la ll, norma fonética especial, que ni siquiera
coincide con límites de naciones.
Ciñámonos
al ámbito del español murciano. Aunque en el habla oficiosa y culta de Madrid
sólo podría decirse con naturalidad “aceituna (fruto) / olivo (árbol)”, o
“adelfa” (planta), esas voces, en
cambio, disonarían en Murcia, donde lo normal sería decir “oliva (fruto) /
olivera (árbol)”, o “baladre” (planta). El residual léxico murciano, aún
vigente, se acogería a la norma regional del habla murciana. Asimismo, entraría
en esa norma regional el uso morfológico
regularizado del verbo andar, que como se ha visto, está muy difundido en
diversas regiones peninsulares y en América, y ha invadido ya el área
literaria, donde por mucho que escandalice a hablantes de otras regiones y a
escritores puristas y a hipercríticos literarios, se va generalizando en
algunas, como Murcia, donde nadie lo siente como incorrección, incluidos
catedráticos, excepto los originarios de otras regiones. Yo, por mi parte, no
puedo estar a favor ni en contra, sino simplemente me limito a constatar y analizar
este singular fenómeno, que las próximas generaciones verán si se consolida o se diluye.
Yo tengo la experiencia de que el giro
“a por”, condenado expresamente por
ISOGLOSAS
DEL VERBO “ANDAR” REGULARIZADO
A
tenor de los datos arriba aportados, enumeramos los puntos específicos que
tocan las isoglosas del arcaismo y vulgarismo andar, contra la norma culta.
España:
Aragón, Navarra, Rioja.
León,
Salamanca, Madrid, Cuenca.
Andalucía: Jaén, Málaga, Granada, Baza.
Albacete:
Región
de Murcia: Murcia, Cartagena, Lorca, Águilas, Totana, Caravaca, Cehegín, Moratalla, Jumilla, Yecla, más Mula (información directa).
Alicante:
Orihuela, Villena.
Valencia:
Ayora.
Cataluña: Barcelona.
Mallorca.
Canarias
América:
Venezuela,
Panamá, Argentina.
II. BOTIJUELA / BOTIFUERA
Propina o gracia, del vendedor al
comprador; alboroque o invitación.
Este raro vocablo, de probable origen
aragonés, hoy de vigencia limitada al cuadrante suroriental de la península,
registra variedad de cambios formales: botifuera, botijuera, botijuela, botafuero.
Suponiendo que la forma primigenia sea la aragonesa botifuera, las demás podrían
derivar de aquella por un proceso fonético de velarización, si ya no es que la
forma académica botijuela procede
directamente de botija.
PRESENCIA LEXICOGRÁFICA
(1726) R. ACADEMIA
ESPAÑOLA: «botijuela. dim. de
botija La vasija pequeña de barro en forma de botija: “Habiendo socorrido al
dicho Padre un hombre honrado con un frasco de azeite,
y no quedando gota en la botijuela donde lo sacó” Ovalle, Historia Chilena» (Diccionario
de Autoridades. Madrid 1726).
(h. 1950) Alberto SEVILLA PÉREZ (Murcia,
1877-1953): «botijuela. Se aplica esta palabra cuando el vendedor le entrega al
que compra más que se acordó al cerrar el trato» (Vocabulario Murciano. Murcia, 1ª ed. 1919; 2ª ed. 1990). Solo
aparece esta voz y su definición en la
ed. de 1990, que había dejado ultimada el autor para su publicación antes de su
muerte, y que han editado sus herederos Emilio Estrella Sevilla y Mª. Dolores
Sevilla. La torpe redacción de la acepción asignada al término botijuela revela que tal vocablo debió
serle desconocido al autor por no ser corriente en Murcia y Huerta, y por ello debió
de comunicárselo tardíamente algún amigo de la zona murciana donde el uso de
botijuela es corriente (Jumilla, Blanca, etc.), aunque no se indique la
procedencia.
(1951) Antonio ALCALÁ VENCESLADA: «botafuero.
Convite que hace a los recolectores de aceituna el dueño el último día (Jaén):
“Del botafuero de este año, de mi aceituna, vinieron
varios borrachos”» (Vocabulario Andaluz.
Madrid, R A E, 1951).
(1951)
«botifuera.
Botafuero.
Convite que el dueño de olivos hace a los trabajadores el día en que termina la
recolección: “El botifuera del año pasado me costó más
de mil pesetas” » (V. Andaluz).
(1951) «botijuela.
Botafuero, botifuera
(Jaén): “El día del remate de la aceituna tendréis la botijuela de costumbre”»
(V. Andaluz).
(1951) «botijuela.
Entre mercaderes, parte o porción pequeña que el vendedor regala al comprador:
“Esta pastilla de jabón es la botijuela que me han dado en la tienda”» (V. Andaluz).
(1951)
«botijuela. En el modo adverbial “de botijuela”, graciosamente, gratis:
“Si compro esas veinte cabras, esta chiva ha de entrar de botijuela” » (V. Andaluz).
(1951) «botijuera. Final de la varada de trabajo que se celebra con
comida excepcional de carne, vino, etc. (Jaén): “Tan mísero es, que no quiso
darnos la botijuera del agosto”» (V. Andaluz).
(1983)
José S. SERNA: «botijuela. f. d. de
botija // caerle a uno algo de botijuela.
fr. fig. y fam. Por añadidura, de propina» (Diccionario
Manchego. 2ª ed. Albacete 1983; 1ª ed. 1974).
(1984)
Rafael ANDOLZ: «botifuera.-
f. 1. (Pardo Assó) Gratificación o descuento que se
hace al comprador. // 2. (Monzón) Propina a los criados. // 3. (Monzón) cierto
derecho que cobra por cántaro el medidor de vino. // 4. comida extraordinaria
que se da a los trabajadores al terminarse la recolección o alguna obra de
albañilería» (Diccionario Aragonés.
2ª ed. Zaragoza 1984).
(1993) José María SOLER GARCÍA: «botijuela. Alboroque. Cantidad de vino u otro líquido que cabe en una bota o
barrilillo, y que se da de gracia a los que acarrean la partida del mismo
género objeto de la transacción» (Diccionario Villenero,
Alicante, Diputación, 1993).
(2000) Diego RUIZ MARÍN: «botijuela. Alboroque. Cosa
gratuita. Propina.//
2. Copla de aguilando que se cantaba como
despedida» (Vocabulario de
las Hablas Murcianas.
Murcia, 2000)
(2001)
Alejandro Faustino IDÁÑEZ DE AGUILAR: «botijuela.
Invitación que el propietario da a los
trabajadores al acabar la recolección de la aceituna (zona de Cazorla)» (Vocabulario del Nordeste Andaluz. El habla
de las Sierras de Segura y de Cazorla. Jaén, Diputación, 2001).
(2001)
REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: «botijuela
(del dim. de botija).-
(2004)
Emiliano HERNÁNDEZ CARRIÓN: «botijuela.
Propina que se da en especie. Dar o hacer más de lo que se acuerda o debe,
“Toma, y esta de botijuela”. Admitida en el DRAE» (Palabra de calle. El léxico de Jumilla. Murcia, R. Academia Alfonso
X el Sabio, 2004).
(2005)
Dolores RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ: «botijuela (de). Frase
adverbial. Ir a un lugar gratuitamente»
(Contribución al estudio del habla local en Totana y su
comarca. Totana, Ayuntamiento, 2005, 150).
(2007)
Pedro José del REAL FRANCIA – Juan Manuel SÁNCHEZ MIGUEL:
«botijuela.
(de botijo) f. Diversión (
(2007)
«botifuera.
Cosa no contada (Pedro Muñoz). No en DRAE» (Diccionario
del Habla de
(2011) Manuel SECO – Olimpia ANDRÉS – Gabino RAMOS: «botifuera. (regional) Convite que el dueño del
olivar hace a los trabajadores el día que acaba la recolección.// Jaén,
9 :”Aquellos ritos festivales del botifuera - júbilo final de la
cosecha – constituyen un magnífico exponente fraternal”» (Diccionario del Español Actual.
2ª ed. actualizada. Madrid,
Aguilar, 2011). – Este Diccionario
oficioso ha recogido el vocablo en la forma botifuera, frente al oficial DRAE (botijuela) y al Vocabulario
del Nordeste Andaluz (botijuela).
Ruta
de Isoglosas (norte < sur) de botijuela-botifuera:
Aragón, Ciudad Real,
III. E L H O D I E R N O A N G L I S A P O C O N
B O R I A
No
pasa día sin que los medios nos atraganten el desayuno con anglisapos
y culebras “anorre”, asaz vomitivos, que si bien a
los anglocultiparlas les harán reir
hasta los huesos; por contra, a los filólogos nos hacen echar los hámagos
revueltos con los kiries. La anglorrea hoy por hoy es
el rayo que no cesa. No se conforman con el estomagante coach / coaching,
que, un día sí y otro también, los periódicos y demás medios compiten en
“engargantárnoslo” hasta la náusea, como a los pavos, sino que acabo de
tropezarme con un espeluznante verbo, perfectamente prescindible, pues comporta
el mismísimo significado de ‘personalizar, individualizar’, adaptar la ropa al
gusto de cada cliente. A más de uno se le caerá la baba ante el flipante “anglopalabrusco”
(del inglés customize < customer
‘personalizar la ropa al cliente’), y en cambio despreciamos nuestros vetustos murcianismos residuales. No
sabría decir cuál es mayor, si la horripilancia del vocablo en sí, o la descarada osadía de
quien se ha atrevido a mimetizar el término inglés, sin encomendarse a Dios ni
al diablo. He aquí el cuerpo del delito: «Los bañadores de Raquel Mosquera han
sido los más acertados. Lydia Lozano pidió que le customizaran
los suyos... Pero customizando trajes de baño nadie
gana a Falete» (Alba Castilla: “Los bañadores de los famosos saltan a la playa”, en
Mientras
tanto, se evidencia el desdén a las escasas voces aún vigentes que restan de
nuestro entrañable hablar murciano. No se trata ya de dignificar o realzar los
vocablos genuinamente murcianos, pero sí, al menos, de no descalificarlos, colgándoles el
sambenito de “argot” o “jerga”, términos que conllevan un matiz despectivo, cuando
resulta que son palabras castizas murcianas
cien por cien, cuya pervivencia actual, en el caso de “boria”, es vivo
testimonio de un sustrato catalán medieval. Al respecto, he detectado recientemente dos casos en
F.
Reyes: «Un raro fenómeno meteorológico tuvo lugar ayer en Torrevieja, provocado
por las densas nieblas, conocidas también en el argot local como “borias”»
(Corresponsal en Torrevieja de
Antonio
Colomina, oriolano: «En alguno de mis libros ya he comentado la costumbre que
había en Orihuela de volar la cometa – “milocha”, en la jerga oriolana -… Por
estas fechas los chicos de mi época solíamos acudir en masa a los parajes más
idóneos para echar al vuelo nuestra milocha. » (“Y en mayo a volar la milocha”, en Portada, revista quincenal. Orihuela, 1ª quincena de mayo, 2013, p.
4). - No es fácil demostrar si el murciano bilocha / birlocha (forma ya recogida en el Diccionario de Autoridades, 1726) proviene del valenciano milotxa, con cambios fonéticos por equivalencia
acústica (m=b, más r de refuerzo), o es un mozarabismo independiente. El autor
se doblega, por puro complejo, a denigrar su propia habla oriolano-murciana,
llamándola jerga.
IV.
H A B E R / H A I G A
La
forma vulgar haiga, hoy residual en
el habla rural y totalmente estigmatizada en el habla común, mantuvo una larga
lucha frente a la culta haya, su
contrincante, a tenor de los testimonios que aporto, cronológicamente
ordenados.
(1712) Empadronamiento de Orihuela: «En conformidad de lo que Su Magestad tiene resuelto por
(1725) Libro Capitular de Cehegín:
«Se les ayga de entregar la existente (f. 21 v.)…
declaren lo que a su saber y entender aya existente … que los Lugares acopiados
que aigan sacado el todo de la sal… que los lugares
que no aygan sacado porzion
alguna de sal de sus acopios (f. 22 v.) (AMCehegín. Instrucción Real de 6 febrero de 1725,
inserta en Auto del Gobernador de Cieza, Ramón Félix de Benavente y Maldonado,
de 16 de febrero de 1725). - Es copia del original.
(1730)
No sé cómo calificar este singularísimo caso de morfología diacrónica, si de
confusionismo grafemático o de consciente
eclecticismo ortográfico. Es sin duda el ejemplo más diáfano de un período
anárquico, plagado de vacilaciones tanto en la ortografía como en la
morfología, al que pondrá fin la
autoridad de
Compendio breve de las
Ceremonias que usan los Religiosos de esta Santa Provincia de Cartagena, assi en el Coro, como en otros exercicios
de Comunidad. Compuesto o Recopilado de varios Autores por el P. Fr. Geronimo Garcia, Predicador y
Vicario de Coro en el Convento de N. P. San Francisco de Murcia. Impresso en Murcia, por Joseph Díaz, año de 1730.
Aprobación de los PP. Fr. Pablo de los Ríos y Fr. Salvador Serón. Licencia de
Examinemos
pormenorizadamente el cuerpo del delito. La forma vulgar (h)ayga aparece 12 veces, frente a
10 veces la culta (h)aya. No creo
que la mínima prevalencia numérica de ayga
indique predilección del autor por la
forma vulgar, pues 12 y 10 son cifras casi igualadas. Intercalamos totalmente las citas de las dos
formas, siguiendo el orden del discurso textual: «Qualquiera
otra Missa que
ayga fuera de la conventual (p. 11)… para que de
esta suerte no ayga
falta (13)… hasta que el Diacono aya
tomado
En
definitiva, este libro muestra inconcusamente la soterrada y multisecular lucha
del habla vulgar contra la prepotente habla culta, siempre apoyada esta por
(1734) Diccionario
de AUTORIDADES : «Haber. Poseer,
tener alguna cosa en su dominio. Es verbo anómalo; en el presente de subjuntico se dice Haya,
que algunos barbaramente dicen Haiga» ( Diccionario de
(1740) Colegio San Leandro: «Quedando al cuidado del
Señor Rector prefinir el tiempo en que hayan
de ir a dar lección los que estudiasen fuera del Colegio algún instrumento,
para lo que en él no haiga Maestro»
(Constituciones del Colegio de San
Leandro, Murcia, año 1740, 31).
(1758-1776) José
Francisco de ISLA, sj.: «Ni le hay ni le ha
habido ni es verisímil que jamás le hayga (Prólogo
con morrión, p. 10)…Apenas se hallará tampoco, no digo religión, sino casa o
comunidad tan reducida donde no haiga otros hombres sabios que lloren los
desaciertos (21)… Supongamos que en nuestra nación haiga muchos predicadores
Gerundios, indignos de ejercitar tan sagrado ministerio (30)…Aunque entre estos
últimos, haiga algunos, que o no se proponen este fin, o no aciertan con los
medios (43)».- Pero en esta misma
página, cita El Verdadero Método de predicar
según el espíritu del Evangelio, de Luis Abelly,
obispo de Rodas: “No debe pues causar admiración haya tan pocos predicadores
que conviertan”. Libro VI, cap. III, párrafo 28: «Dio por supuesto que el Buen
Ladrón se llamaba Dimas y el Malo Gestas, sin embargo de que sobre el verdadero
nombre de los dos haiga tanta variedad en los autores». Cap. IV, párr. 7: «Hácenos más fuerza
(1763)
En las Actas de la antigua Hermandad de
(1769)
«Estas limosnas, antes de consumirlas dicho convento, puede retraerlas el donante,
sin que aiga derecho de retenzion
en los religiosos para no debolberlas (f. 82)… es mui de estrañar que sin haber prezedido las Justificaziones que
se apetezen y dejo referidas, se aia
prozedido a las ejecuziones
despachadas contra mi parte (f. 85 v.)» (Obra
pía de Isabel Terán, 14 –VII-1769, archivo
del convento de Cehegín).
(1771)
El escribano del ayuntamiernto de Cehegín,
Martín Manuel Sánchez Lorencio: «Manda anotar a cada
uno el estado que goza procurando que no ayga queja
ni agravio de parte» (AMCehegín. Libro de Repartimientos, 1770-1775, 20 febrero
(1772)
El escribano de Murcia, Andrés Portillo Valcárcel: «En las regaderas no han de
consentir haiga agua alguna, sino en los días de riego» (AHMU, protocolo 3803,
año
(1773) El mismo escribano de Cehegin,
citado en 1771, Martín M. Sánchez Lorencio, con
distinta letra: «Prebiene se anote a cada uno el
estado que goze
procurando en todo no aia agravio» (AMCehegín. Libro de
Repartimientos 1770-1775, 19 marzo
(1784)
Gaspar FERNÁNDEZ Y ÁVILA, párroco de Colmenar (Málaga): «Sólo hay que reseñar
los vulgarismos generales habemos y haiga» (V, 103 y IV, 69,
respectivamente). (La infancia de
Jesucristo. Estudio y ed. crítica de F. Torres Montes, Granada, Universidad,1987.
1ª ed. Málaga, 1784).
(1784) «Una misa cantada y quatro
rezadas anualmente y que todas precisamente se haygan
de celebrar en dicha Capilla» (A. CatedralMurcia. Capellanías y Pías Memorias, nº 9).
«que se haygan todas las misas así rezadas como cantadas
de celebrar en
(1787) Ramón DE
(1812)
Joaquín CHICO DE GUZMÁN escribe a su hermano Pedro (25 mayo 1812): «No dejo de
recibir un gran consuelo el saber ha sido bien asistido (su padre fallecido),
tanto en lo espiritual como en lo corporal, a efecto de los buenos oficios de
F. Juan Baiona, que me ha alegrado mucho no aiga fallecido» (Juan González Castaño, Cuatro generaciones de una familia española.
Los Chico de Guzman, 1736-1931. Murcia 2012, 262).
- El mencionado Joaquín, teniente del Regimiento Provincial de Lorca,
pertenecía al estamento noble de Cehegín.
(1922)
Mariano DE CAVIA, fino escritor purista
ya descubrió, entre los vendedores de
(1957)
Enrique SAPORTA Y BEJA: “Lavar que hayga,
que salú no manca” (= Lavar que haya, que salud no
falta). (Refranero sefardí oriental. Madrid, CSIC, 1957, 112).
(1974) Ángel ROSENBLAT, venezolano: «En el
terreno gramatical, cuando coexisten dos formas se tiende hoy a considerar una
de ellas como incorrecta: haiga era
en la época clásica tan legítimo como haya
(se apoyaba además en la analogía con caiga y traiga), y hoy es evidente
vulgarismo. En la lucha por la existencia triunfa siempre una de las dos, y no
siempre la más legítima» (Buenas y malas
palabras en el castellano de Venezuela. II. Madrid, Editorial Mediterráneo,
1974, 127).
(1977)
Pascual PASCUAL RECUERO: «ayga, presente subjuntivo de aber» (Diccionario
básico ladino-español. Barcelona, Ameller, 1977, 21).
(1981)
José Luis CALERO LÓPEZ DE AYALA:
«Conjugación del verbo haber.
Presente de subjuntivo: haiga, haigamos, haigan” (El Habla de Cuenca y su Serranía.
Cuenca, Diputación, 1981, 53).
(1983)
Manuel ALVAR – B. POTTIER: «El presente de subjuntivo evolucionó desde el
clásico habeam al vulgar haiam
que dio haya. Lo mismo que hemos
señalado en el verbo ir, hay una forma analógica haiga» (Morfología Histórica
del Español. Madrid, Gredos, 1983). (nota: “Virtualmente, cubre el dominio
de todas las hablas vulgares de España y América” (Rosenblat, Notas , pp. 244-().
(1990) Pascuala MOROTE MAGÁN: «Me presentas un traje
mejor que el de mis hermanas y mejor que ninguno que haiga en el pueblo» (Cultura
tradicional de Jumilla: Los Cuentos Populares. Murcia, R. Academia Alfonso
X el Sabio, 1990, 228).
V.
LOTERÍA DE LOS
IGUALES EN EL
SURESTE ESPAÑOL
ABSTRACT
There is a typical case of popular lottery, called Iguales, and generally sold by the blind people on the
streets in southeastern Spain (from Valencia to Almería). It
consists of one hundred numbers, each with its own name, according to its
different areas. The author makes
special comments about some names of obscure origin.
KEYWORDS. lottery – blind - ONCE -
iguales – Valencia – Alicante – Murcia – Cartagena – Almería – Torrevieja –
Villena – valenciano - J. Mariano
González Vidal – Pregón de Ciegos
RESUMEN
Existe
un caso típico de lotería, conocido por los Iguales, cuya venta callejera
está a cargo de los ciegos. Arraigada en
el Sureste español (de Valencia a Almería),
consta de cien números con sus respectivos nombres, según las varias
zonas de difusión. El autor examina y comenta ciertos nombres de oscuro origen
y explicación.
PALABRAS-CLAVE.
lotería – iguales – ciegos - ONCE –
Valencia – Alicante – Murcia – Cartagena – Almería – Torrevieja – Villena –
valenciano – J. Mariano González Vidal – Pregón
de Ciegos
PREÁMBULO
Hay
un curioso caso de antroponimia popular, cuyo origen no se remonta a las brumas
medievales ni al consabido tiempo inmemorial, sino que se ha gestado
cerca de nosotros, a caballo de los siglos XIX y XX: tal la rifa de los Iguales, cuya venta callejera está hoy
a cargo de los ciegos de
Copiamos
la información que sobre el asunto nos proporciona la global Wikipedia: «El
origen de este sorteo tuvo lugar en Alicante, cuando en el barrio de San Antón,
por el año 1903, se tenía por costumbre, cada 17 de enero, la rifa de un cerdo
(el porquet de San Antón), que era paseado por calles
y plazas para estimular la compra de papeletas. Esta rifa se asimilaba a la que
se hacía en Murcia y Almería con el nombre de los Iguales. La aceptación de
este sorteo fue excepcional por lo que fue copiado en las ciudades próximas,
como Murcia (1910), Cartagena (1918), Almería (1921), Alcoy (1926) y Valencia
(1933). En Murcia fue Antonio el Baldao el que puso
en funcionamiento este tipo de sorteo. La experiencia de Murcia pronto pasó a
Cartagena, siendo
REPASO LEXICOGRÁFICO
(1927) Jerónimo
RAMÍREZ XARRIÁ: «Hay otros muchos
vendedores y tipos callejeros que no pueden titularse netamente murcianos, y
son: el basurero, el amolador, esterero,
horchatero…el de las hierbas pa la sangre, el
lechero, el de los iguales, el de
cuplés y romances» (El Panocho.
Vocabulario popular murciano y otros apuntes de interés. Murcia, Tip. Carlos García, 1927. Apéndice, Voceros Tipicos, 117).
(1932)
Justo GARCÍA SORIANO: «igualicos. m. pl. Cierta rifa
popular, en que se repiten en series números iguales, a los que se les da
nombres caprichosos y pintorescos, como la palmera, el jarrito, etc. Los
premios son en metálico. (“que me quedan cuatro iguales/ la lechuga, la escarola, / er pimiento y er tomate».
Francisco Frutos y Enrique Soriano, La inquinia de los panochos, 31» (Vocabulario del Dialecto Murciano. Madrid 1932).
(1974) José GUILLÉN GARCÍA: «iguales. Lo mismo que igualicos. Pl. 1) Rifa popular, en la que se
repiten en series números iguales, que se reconocen por llevar cada uno de
ellos un nombre caprichoso como apodo:
el 13 es San Antonio, el 28 es Alicante, el 45 es el tambor, el 69 es la
mudanza, etc.» (El Habla de Orihuela.
Alicante, Diputación, 1974. 2ª ed. 1999)
(1983) Francisco José RUEDA CASSINELLO: «iguales. Lotería de ciegos, como en
toda España. Aquí cada número tiene un nombre y por él la vocean los ciegos (la
cabra, el burro, etc.)» (Diccionario
Almeriense. (1ª ed. 1983. 2ª ed. Almería, Crónica, 1991). - Se detectan dos
errores: “como en toda España”, es
falso, pues los iguales se desconocen en la
mayor parte de España, y el ejemplo de “el burro” es un dislate, pues no
existe tal nombre en la lista almeriense, pero sí “la mula”. ( = DAl). - Esta obra no se cita en VHM.
(1990)
José Luis PÉREZ MAESO: «Cupones
que hasta el año 1983, fecha en que los números pasaron de
(1991)
Francisco GÓMEZ ORTÍN: «iguales.
Rifa popular diaria, a cargo de
(1993)
José María SOLER: «iguales (los).
Rifa de los ciegos» (Diccionario Villenero. Alicante, Diputación, 1993, 315). (= DVi)
(1997)
Ángel SERRANO BOTELLA: «iguales (los):
Cupones del sorteo de la institución benéfica cartagenera Casa del Niño y de
(2000)
Diego RUIZ MARÍN: «iguales. Rifa
popular antigua, actualmente sorteo de
(2001)
La última edición del DRAE, la 22ª.,
silencia totalmente la voz y rifa de los
Iguales, adjetivo sustantivado, con significado especial y concreto.
(2011)
Manuel SECO: «igual (col, hoy raro) En pl: Cupones de la lotería de ciegos, que suelen venderse en
series de un mismo número. Carandell Madrid 19: Ha habido pintores que han
firmado el metro de Lavapiés, la taberna de los gitanos del Rastro, o un ciego
vendiendo los iguales» (Diccionario del
Español Actual. 2ª ed. actualizada. Madrid 2011).- De raro, nada; al contrario, tiene plena
vigencia entre las clases populares en las regiones que se indican. (= DEA)
Noroeste Murciano (Cehegín, etc.).- «Lotería casera (de cartones, tipo bingo).
Nombres populares de algunos números: el martillo (7), el mejor mozo de Bullas
(8), los tísicos (11), la docena (12), Santa Lucía (13), carga malo (14), los dos patitos (22), las dos docenas (24), la
edad de Cristo (33), arriba y abajo
(69), las dos alcayatas (77) y los anteojos de Mahoma (88)». El VHM copia mi obra Folclore del Noroeste Murciano. (I.
Murcia, Editorial Espigas, 1996, p. 113), sin mencionar la fuente, y la
atribuye a Bullas arbitrariamente.
PERFIL LITERARIO
El
único ensayo sobre el tema que nos ocupa es el debido al galardonado escritor
murciano José Mariano GONZÁLEZ VIDAL, Pregón
de ciegos (Murcia 1972) ( = PC.).
Me permito hacer un extracto prolijo de
esta obra: «Parece, a lo que cuentan fuentes de la tradición oral, que fueron
los ciegos valencianos los pioneros en el arte de vestir con el ropaje de las
imágenes los cien primeros números en el voceo de los iguales de su rifa.
Levante abajo, los ecos del pregón ribetearon la orilla mediterránea hasta (p.
115) encallar en Almería y la marca vocinglera de las tiras anegó a su paso,
las costas de Alicante y Cartagena (116)… como ámbito de resonancia de su
pregón un delgado triángulo geográfico con Murcia cabalgando en su cima y los
cabos de
Los
ciegos de Valencia exportaron generosamente los motes de sus iguales, y sólo
retuvieron como muestras exclusivas la perdiz (21), la paquera
(34), la mala noche (54) y los calzones (99). Los primitivos vocablos
dialectales –chiquet,
bacora, pajareta,
figa y bufa- también fueron exportados y aún se cobijan en otros pregones.
Conservaron la guitarra (16), tradicional instrumento de acompañamiento de los
ciegos, misteriosamente ausente de Murcia, y los coprólogos
–la figa, las mamellas, la bufa y el orinal- como exponente de un talante
levantino proclive al cultivo de la escatología y la ironía gruesa, disfrazando
la mierda (86) con el fingimiento del ful. La
proximidad fronteriza de Aragón introdujo el tema del viaje (29), que ya se ha
visto que también viajó a otras tiras del pregón de ciudades alejadas del reino
aragonés, y acaso por la misma razón mantuvo
Dejando
a un lado las variantes y el trueque de imágenes en traslaciones dialécticas o
sinónimos –chiquet por chiquillo, ramo por ramillete,
abuela por vieja, y paella por arroz, utilizando aquí un tropo gastronómico-
los ciegos alicantinos comparten con los de Cartagena el privilegio de contar
con la uva (15) y con los valencianos y almerienses el verde (13). Como
patrimonio exclusivo y ciertamente alegórico cuando de gritar se trata,
detentan el clarín (44), la gamba (89) –ingrediente indispensable en la
confección de la paella- (36). Este último apodo supone un curioso fenómeno de
metamorfosis lingüística, al transformarse el vocablo primitivo en selá con apoyo en el seseo levantino y degenerar en sala en
los restantes pregones. Como elemento urbanístico local dominante es
comprensible que la explanada (96), sustituya al parque en Alicante. El pregón
de los ciegos de Cartagena es el único que ha merecido los honores de la letra
impresa de la mano ilustre de Camilo José Cela. En
También dedicó Antonio CRESPO al tema
de los iguales un artículo, titulado “Intención y fantasía de los pregones de
ciegos”, en Cuadernos Murcianos, nº
29 (VHM).
L I S
T A S
D E L
O S I
G U A
L E S
I. M U
R C I A
(PC y VHM)
«Motes
de los números de los ciegos:
1.
El
galán
2.
El
sol
3.
El
chiquillo
4.
La
cama
5.
La
pincha
6.
El
corazón
7.
La luna
8.
La dama
9.
El arpa
10. La rosa
11. El
clavel
12. La
talega
13. San
Antonio
14. Las
cerezas
15. La
niña bonita
16.
17. El
navío
18. El
ramillete
19. San
José
20. España
21. Francia
22. La
poma
23. El
melón
24. La
galera
25. El
cañón
26. El
pollo
27. La
pajarita
28. Alicante
29. Aragón
30. El
león
31. El
caballo
32. La
bomba
33. La
torre
34. El
pato
35. El
infierno
36. La
sala
37. Espada
y daga
38. El
perro
39. El
toro
40. La
campana
41. El
negro
42. La
estrella
43. La
corona
44. El
escapulario
45. El
tambor
46. El
sombrero
47. El
mundo
48. La
negra
49. La
bacora
50. El
cartucho
51. La
cabra
52. El
tomate
53. El
pimiento
54. El
cólera
55. Los
gallegos
56. La
lechuga
57. La
zanahoria
58. El
limón
59. El
canario
60. La
vieja
61. La
pipa
62. El
piojo
63. El
arroz
64. La
casa
65. La
pelea
66. Las
monjas
67. El
fraile
68. El
rosario
69. La
mudanza
70. El
albaricoque
71. El
maestro de escuela
72. La
figa
73. El
conejo
74. La
escalera
75. El
gato
76. El
agua
77. Las
banderas
78. El
abejorro
79. El
marrano
80. La
lavandera
81. El
matrimonio
82. El
jarro de mear
83. La
dama y el niño
84. El
casamiento
85. La
palmera
86. La
con perdón mierda
87. El
pescado
88. Las
mamellas
89. La
bufa
90. El
abuelo
91. El
borracho
92. El
palomo
93. La
revolución
94. La
rata
95. El
pavo
96. El
parque
97. La
gallina
98. El
borrego
99. La
agonía
100.
La muerte»
Sobre el núm. 47, el mundo, anotamos que mundo no se refiere al planeta tierra que
habitamos, sino al baúl mundo; de ahí que al caer en desuso este
sintagma, se optó por dejar mundo
sólo. En cambio, en Almería quedó baúl sólo, por más conocido.
En
La inquinia de
los panochos, (citada en VHM) se mencionan la escarola y el catre.
Este será la cama, pero la escarola
junto a la lechuga parece raro e inexplicable.
II.
A L M E R Í A
(PC, DAl, pp. 343-346 y VHM)
«Nombres con que se vocean los iguales:
1.
El galán
2.
El sol
3.
El niño
4.
La cama
5.
El primo
6.
El corazón
7.
La luna
8.
La dama
9.
La col
10.
La rosa
11.
Los claveles
12.
Lo que pone la gallina ( Los huevos)
13.
El verde
14.
La cereza
15.
La uva
16.
La guitarra
17.
Barco velero
18.
Ramillete
19.
San José
20.
El dinero
21.
La naranja
22.
Los patitos
23.
Los melones
24.
El coche
25.
El cañón
26.
Los pollos
27.
La pajarera
28.
El avión
29.
El viaje
30.
El león
31.
El caballo
32.
La bomba
33.
La torre
34.
El garrote
35.
El fuego
36.
La sala
37.
La espada
38.
El perro
39.
El toro
40.
La campana
41.
El negro
42. La naranja
43.
La corona
44.
El baile
45.
El tambor
46.
El sombrero
47.
El barril
48.
La negra
49.
La breva
50.
El cartucho
51.
La cabra
52.
El tomate
53.
El pimiento
54.
El colorín
55.
El peine
56.
La lechuga
57.
El rábano
58.
Los limones
59.
El canario
60.
La abuela
61.
El azúcar
62.
El pica-pica
63.
La cebolla
64.
La casa
65.
La pelea
66.
Las viudas
67.
El chocolate
68.
El tabaco
69.
La mudanza
70.
El albaricoque
71.
La verbena
72.
La mesa
73.
El conejo
74.
Las escaleras
75.
El gato
76.
El agua
77.
Las banderas
78.
La cucaracha
79.
El marrano
80.
La lavandera
81.
Matrimonio
82.
La jara cuca
83.
La dama y el niño
84.
Casamiento
85.
La palmera
86.
87.
El pescado
88.
Las calabazas
89.
La mula
90.
El abuelo
91.
El borracho
92.
Los palomos
93.
La fiesta
94.
La rata
95.
El pavo
96.
El parque
97.
La gallina
98.
El borrego
99.
La agonía
100.
La muerte»
En
PC leemos: “Al filo de la terminación
de este ensayo, una reciente decisión de la autoridad ha proscrito el pregón de
los ciegos en Almería” (p. 127). Esta prohibición de los Iguales en Almería
(1971) debió de quedar en agua de
borrajas, pues el DAl, en sus dos ediciones (1981 y
1991) trae la lista completa de la lotería, sin la menor alusión a que hubiera
sido prohibida ni a que haya desaparecido en Almería.
Sobre las peculiaridades de los
Iguales almerienses escribe el mismo PC:
“En ningún otro pregón de ciegos de la comarca se cuentan tantas imágenes
privativas: el primo (5), la col (9), los huevos (12), el dinero (20), la
naranja (21), el avión (28), el garrote (34), el baile (44), el baúl (47), el
peine (55), el azúcar (61), la cebolla (63), la viuda (66), el chocolate (67),
el tabaco (68), la verbena (71), la rueda (72), las calabazas (88), la mula
(89) y la fiesta (93)” (p. 126). En cuanto al número 47, el barril, en el DAl, creemos ha de ser una errata, por baúl, pues PC
y VHM coinciden en poner baúl.
III. C A R T A G E N A
«A
cada número, del 1 al 100, se le adjudica un nombre. Estos son:
1.
El galán
2.
El sol
3.
El niño
4.
La pincha
5.
La cama
6.
El corazón
7.
La luna
8.
La dama
9.
La música
10.
La rosa
11.
Los claveles
12.
La talega
13.
San Antonio
14.
La cereza
15.
La uva
16.
17.
El barco
18.
El ramillete
19.
San José
20.
España
21.
Viaje a España
22.
La manzana
23.
El melón
24.
La galera
25.
El cañón
26.
Los pollos
27.
La pajarita
28.
El viaje a Aragón
29.
El viaje a Francia
30.
El león
31.
El caballo
32.
La bomba
33.
La torre (o la edad de Cristo)
34.
Los patos
35.
El fuego
36.
La sala
37.
La espada y la daga
38.
El perro
39.
El toro
40.
La campana
41.
El negro
42.
La estrella
43.
La corona
44.
El escapulario
45.
El tambor
46.
El sombrero
47.
El mundo
48.
La negra
49.
La breva
50.
El cartucho
51.
La cabra
52.
El tomate
53.
El pimiento
54.
El cólera
55.
Los gallegos
56.
La lechuga
57.
La zanahoria
58.
El limón
59.
El canario
60.
La abuela
61.
La pipa
62.
El piojo
63.
El arroz
64.
La casa
65.
La pelea
66.
Las monjas
67.
El fraile
68.
El rosario
69.
La mudanza
70.
El albaricoque
71.
El maestro escuela
72.
La figa
73.
El conejo
74.
La escalera
75.
El gato
76.
El agua
77.
Las banderitas de Italia
78.
El abejorro (o el escarabajo)
79.
El chino
80.
La lavandera
81.
El matrimonio
82.
El jarro de mear
83.
La dama y el niño
84.
El casamiento
85.
La palmera
86.
La mierda (la “eme”)
87.
El pescao
88.
Las mamellas
89.
La parrala
90.
El abuelo
91.
El borracho
92.
El palomo
93.
La revolución
94.
La rata
95.
El pavo
96.
El parque
97.
La gallina
98.
El borrego
99.
Los caracoles
100.
La muerte
(Ángel
Serrano Botella, Diccionario Icue. 2ª ed. Cartagena, 1997).
En
Cartagena, variantes peculiares: 15 La
uva. 16 La guitarra. 21 El viaje a Francia. 28 El viaje a Alicante. 29 El viaje
a Aragón. 35 El fuego. 45 El tenedor. 77 Las banderitas de Italia. 78 El
escarabajo. 80 Las banderas. 89 La bula (o la parrala)
(VHMu,
340).
IV. T O R R
E V I E J A (ALICANTE)
“Iguales.
Cupones que hasta el año 1983, fecha en que los números pasaron de
1.
El galán
2.
El sol
3.
El niño
4.
La cama
5.
La pincha
6.
El corazón
7.
La luna
8.
La dama
9.
La música
10.
La rosa
11.
Los dados
12.
La talega
13.
San Antonio
14.
La cereza
15.
La uva
16.
17.
El barco
18.
El ramillete
19.
San José
20.
España
21.
Viaje a España
22.
La manzana
23.
El melón
24.
La galera
25.
El cañón
26.
Los palos
27.
La pajarita
28.
Alicante
29.
El viaje a Francia
30.
El león
31.
El caballo
32.
La bomba
33.
La torre
34.
Los patos
35.
El fuego
36.
La sala
37.
38.
El perro
39.
El loro
40.
La campana
41.
El negro
42.
La estrella
43.
La corona
44.
El escapulario
45.
El tambor
46.
El sombrero
47.
El mundo
48.
La negra
49.
La breva
50.
El cartucho
51.
La cabra
52.
El tomate
53.
El pimiento
54.
El cólera
55.
Los gallegos
56.
La lechuga
57.
La zanahoria
58.
El limón
59.
El canario
60.
La abuela
61.
La pipa
62.
El piojo
63.
El arroz
64.
La casa
65.
La pelea
66.
Las monjas
67.
El fraile
68.
El rosario
69.
La mudanza
70.
El albaricoque
71.
El maestro
72.
La figa
73.
El conejo
74.
La escalera
75.
El gato
76.
El agua
77.
Las banderas de Italia
78.
El abejorro
79.
El chino
80.
La lavandera
81.
El matrimonio
82.
El jarro de mear
83.
La dama y el niño
84.
El casamiento
85.
La palmera
86.
La mierda
87.
El pescao
88.
Las mamellas
89.
La parrala
90.
El abuelo
91.
El borracho
92.
El palomo
93.
La revolución
94.
La rata
95.
El pavo
96.
El parque
97.
La gallina
98.
El borrego
99.
Los caracoles
100.
La muerte
(José
Luis Pérez Maeso, Diccionario
Torrevejense. Torrevejense, 1990)
Variantes
de Torrevieja: 9 La música, 11 Los
dados, 15 La uva, 17 El barco, 21 El viaje a España, 26 Los palos, 29 El viaje
a Francia, 35 El fuego, 39 El loro, 60 La abuela, 79 El chino, 89 La parrala, 99 Los caracoles.
V. V I L L
E N A (ALICANTE)
“Nombre
que se les da a los números en
1.
El galán
2.
El sol
3.
El niño
4.
La cama
5.
La puncha
6.
El corazón
7.
La luna
8.
La dama
9.
El arpa
10.
La rosa
11.
Los claveles
12.
La talega
13.
San Antonio
14.
Las cerezas
15.
La niña bonita
16.
La guitarra
17.
San Pascual
18.
El ramo
19.
San José
20.
España
21.
Francia
22.
La poma
23.
El melón
24.
La galera
25.
El cañón
26.
El pollo
27.
La pajareta
28.
Alicante
29.
Aragón
30.
El león
31.
El caballo
32.
La bomba
33.
La torre
34.
Los patos
35.
El infierno
36.
La ensalá
37.
La espada
38.
El perro
39.
El toro
40.
La campana
41.
El negro
42.
La escuela
43.
La corona
44.
El clarín
45.
El tambor
46.
El sombrero
47.
El mundo
48.
La negra
49.
La breva
50.
El cartucho
51.
La cabra
52.
El tomate
53.
El pimiento
54.
El cólera
55.
Los gallegos
56.
La lechuga
57.
La zanahoria
58.
Los limones
59.
El canario
60.
La abuela
61.
La pipa
62.
El piojo
63.
La paella
64.
La casa
65.
La riña
66.
Las monjas
67.
El frail
68.
El rosari
69.
La mudanza
70.
El albaricoque
71.
El maestro escuela
72.
El higo
73.
El conejo
74.
La escalera
75.
El gato
76.
El agua
77.
Las banderas
78.
El escarabajo
79.
El cochino
80.
La lavandera
81.
El matrimonio
82.
El orinal
83.
La dama y el niño
84.
El casamiento
85.
La palmera
86.
La mierda
87.
El pescao
88.
Los chulos
89.
La bufa o la gamba
90.
El abuelo
91.
El borracho
92.
El palomo
93.
La revolución
94.
La rata
95.
El pavo
96.
La explanada
97.
La gallina
98.
El borrego
99.
La agonía
100.
La muerte
(José
María Soler García, Diccionario Villenero. Alicante, Instituto de Cultura Juan
Gil-Albert, 1993, p. 315).- El nº 17 es aquí San Pascual, santo muy venerado en
la comarca.
VI. ALICANTE ≠
MURCIA
Estampamos,
por último, el sorteo de los iguales, que confronta la fórmula castellana y
valenciana (José Antonio SÁNCHEZ PÉREZ, Supersticiones
Españolas. Madrid, Edit. Saeta, 1948, 181-182):
«En
Alicante y Murcia existe desde hace muchos años una lotería de sorteo diario en los mercados, que actualmente ha sido sustituída por la “lotería de los ciegos”. El influjo de la
superstición hizo que los primitivos recibos fueran los recuadros y figuras de
los clásicos “pliegos de aleluyas” y cada uno se representó por una figura.
Actualmente, es decir, en el año 1948, se puede
oir en el mercado de Alicante a una muchacha
que le dice a un ciego: - Deme usté el tomate y el
conejo. Y resulta que lo que quiere la tal muchacha es un número que termine en
52 y otro que termine en 73. Las equivalencias
de los cien primeros números en Alicante y en Murcia son:
- Galá
(Galán)
- Sol
- Chiquet
(Niño o Chiquillo)
- Llit (Cama)
- Puncha
(Punza)
- Cor (Corazón)
- Lluna (Luna)
- Dama
- Arpa
- Rosa
- Clavellina (Clavel)
- Taleca (Talega)
- Verde
- Sireres (Cerezas)
- Raim (Uva)
- Guitarra
- Navío
- Ramo
- San Jusep (San José)
- España
- Fransia (Francia)
- Poma
(Manzana)
- Meló
(Melón)
- Galera
San
Joan (San Juan )
- Cañó (Cañón)
- Pollastre (Pollo)
- Pajareta (Pajarita)
- Alicant (Alicante)
- Aragó (Aragón)
- Lleó (León)
- Caball
(Caballo)
- Bomba
- Torre
- Pato
- Infern (Infierno)
- Salá (Ensalada)
- Espada y Daga
- Gos (Perro)
- Bou
(Toro)
- Campana
- Negre (Negro)
- Estrella
- Corona
- Clarí (Clarín)
- Tambor
- Sombrero
- Mon (Mundo)
- Negra
- Bacora (Breva)
- Cartucho
- Cabra
- Tomate
- Pebrera (Pimienta)
- Cólera
- Gallegos
- Copé
(Lechuga)
- Safanoria (Zanahoria)
- Llimó (Limón)
- Canario
- Abuela
- Pipa
- Pollós (Piojoso)
- Ros en seba (arroz con cebolla)
- Casa
- Pelea
(Riña)
- Monjas
- Flare (Fraile)
- Rosari (Rosario)
- Mudansa (Mudanza)
- Albercoc (Albaricoque)
- Mestrescuela (Maestre escuela)
- Figa (Higo)
- Conill (Conejo)
- Escala
(Escalera)
- Gat (Gato)
- Auya (sic) (Agua)
- Banderas
- Escarabat (Escarabajo)
- Marrano
- Lavandera
- Matrimoni (Matrimonio)
- Orinal
- Dama y niño
- Casament (Casamiento)
- Palmera
- Merda (Porquería)
- Peig (Pescado)
- Mamellas
(Las de Quica)
- Bufa
(Vejiga)
- Abuelo
- Borracho
- Palomo o Paloma
- Revolusió (Revolución)
- Rata
- Pavo
- Explaná (Explanada)
- Gallina
- Borrego
- Agonía
- Muerte
En Alicante se vocean las variantes
siguientes: 13. El verde, 15. La uva, 36. La celada, 44. El clarín, 89. La
gamba, 96. La explanada.- En el 36
ocurre un caso curioso de ultracorrección, que el seseo valenciano agrava. La celada (pronunciado selá) equivale a la sala (Murcia, Almería, Cartagena,
Torrevieja), a la ensalá (Villena) y a salá (ensalada) (Alicante / Murcia).
En
Valencia, el VHM señala estas variantes: «12.
El
nº 78 ofrece las variantes: abejorro (Murcia, Cartagena,
Torrevieja), cucaracha (Almería y
Valencia), escarabajo
(Cartagena, Villena, Alicante / Murcia) y escarabat (Alicante / Murcia). Tal vez estos cambios se
deban a que los supersticiosos consideran
de mal agüero estos insectos, si son negros.
VI. EL
MURCIANISMO RAIGUERO
P R E S E N T A C I Ó N
El
vocablo raiguero, ya anticuado,
entre latente y moribundo, solo y escasamente se ha documentado en el Sureste
español, o más concretamente, en el espacio de la cuenca del Segura. Raramente
se usa esta palabra como apelativo; en cambio, su empleo se mantiene fosilizado
en la toponimia. Así,
Su
significado exacto, más que ‘ladera o
falda’, sería la ‘parte llana contigua a la pendiente o cuesta del monte, la
base o raíz de un monte’, coincidente con los sinónimos ‘oripié’ y el
tecnicismo geológico ‘piedemonte’. Por supuesto, las ausencias de la voz raiguero son más que las presencias en
los léxicos, excepto en los murcianos, que luego aduciremos. Entre las
ausencias más notables, destacan las 22 ediciones del DRAE, el del Español
Actual, o el de María Moliner, el Diccionario Aragonés, el Vocabulario Andaluz,
el del Nordeste Andaluz o el Diccionario Manchego. Mi mayor sorpresa ha sido el no hallar raiguero en el gran Diccionario de
Corominas-Pascual, siendo ese vocablo, de indudable origen catalán, un testimonio
patente del sustrato lingüístico que dejaron los repobladores catalanes en el
español murciano.
T E X T O S D
I A C R Ó N I C O S
(siglo
XIV) «En escala descendente el olivar, que tiene mayor difusión en algunas
alquerías y raigueros próximos al regadío, especialmente en Sangonera, Tiñosa, Beniaján y Cinco Alquerías» (Juan Torres Fontes, “Ordenaciones
para la guarda de
(1432) «El “rayguero”,
falda o ladera de un fenómeno orográfico, es el término siempre usado
popularmente en relación con los
ganados, extremeños o cabañiles, forasteros o locales; utilizado siempre en los
vedamientos de caza que afectaban al entorno montañoso en la cuenca media del
Segura; en 1432 se confirmaba la prohibición de la caza a la ordenanza antigua
que lo establecía, “en quanto tocava
a los raygueros alrededor de la huerta de la dicha çibdat”» (Mª. de los Llanos Martínez Carrillo, Los paisajes fluviales y sus hombres en
(s.
XVI) Ginés PÉREZ DE HITA: «Tornó el morisco bando aquel rayguero
/ que dicen de la sierra de Aguaderas: / hacen, pues, por allí muy gran sendero
/ llevando bien tendidas sus banderas» (Libro
de
(1565) PODER: «Como herederos que somos en el
Raiguero Secano que llaman de Churra» (De un poder otorgado ante Diego Pérez, escribano, a 22 de noviembre de 1565) (cit. en A.
Sevilla, 2ª ed. VMu).
(1695)
ORDENANZAS: «Ordenamos y mandamos que ninguna persona passe
ganado de un rayguero a otro, ni lo saque del término
desta Ciudad» (Ordenanzas
de
(1695)
SENTENCIA: «Por pretender ser Realengo todo el sitio de dicho Lugar y la parte
del Raiguero» (Sentencia dictada por
(1741)
Pedro MOROTE PÉREZ-CHUECOS, ofm. (Lorca, 1680-1763):
«raiguero. “En frente de la ciudad,
y a su vista, en el rayguero de la opuesta sierra,
está la famosa fuente de Felix, antigua Villa… En el rayguero de la sierra que mira al Poniente, antes de llegar
al puerto de Nogalte, están las casas y fuente de Véjar… En todo lo restante de este rayguero
ay otras fuentecillas» (Antigüedad y
blasones de
(1819)
Juan Antonio
(1884)
CONDE ROCHE – J. PÍO TEJERA: «En la casa de su hacienda del Raiguero, situada
entre dicho pueblo y
(1887)
Pedro DÍAZ CASSOU): «Ocurrióse a algunos propietarios del raiguero de Churra
asociarse para llevar agua a sus tierras» (
(1901)
Joaquín BÁGUENA: «Contra los enemigos que corrían por el raiguero y falda del
monte» (Historia de Aledo. Madrid
1901, 58) (cit. en A. Sevilla, 2ª ed. VMu).- El autor se ve forzado a usar el sinónimo ‘falda’, al
sentir anticuado el término raiguero.
(1901) Francisco CÁCERES PLA: «Por el camino que
llaman de Raiguero, cerca de dos leguas de Lorca» (Tradiciones lorquinas. Lorca, Montiel, 45) (cit. en A. Sevilla, 2ª
ed., VMu).
(1929)
Luis ORTS: «En un paraje de
R E V I S T A L E X I C O G R Á
F I C A
(1919)
Alberto SEVILLA (n. Murcia): «raiguero. Parte inferior de un monte.
Estribación» (Vocabulario Murciano.
1ª ed. Murcia 1919. 2ª ed. 1990).
(1927) Jerónimo RAMÍREZ XARRIÁ: «raiguero.
Nom. mas. Falda de un monte» (El Panocho. Vocabulario Popular Murciano. Murcia, Tip. Carlos García Martínez, 1927).
(1932) Justo GARCÍA SORIANO (n. Orihuela): «raiguero.
Falda o ladera de un monte (Del ant. cat. “raiguera”, terreno quebrado)» (Vocabulario del Dialecto Murciano. Madrid, R. Academia Española,
1932).
(1991) Patricio MOLINA FERNÁNDEZ (n. Lorca): «raiguero. Falda, ladera de un monte. Ca
uno e los costeros d’un caezo.
“Trompezó y ruló raiguero ebajo”»
(Parablero Murciano. Murcia, Mediterráneo, 1991).
(1993) José Mª. SOLER GARCÍA: «raiguero.
Falda o ladera de un monte. “Se acordó que
(2000) Diego RUIZ MARÍN: «raiguero.
(aporta sendas definiciones de los vocabulistas A. Sevilla y J. Gª. Soriano).
// Top. Raigueros de Algezares, de Bonanza, de Zeneta, de Totana» (Vocabulario
de las Hablas Murcianas. Murcia 2000).- El Raiguero de Bonanza forma una
pedanía de Orihuela, a un kilómetro de esta.
R E G I S T R O D E
T O P Ó N I M O S
(1998)
Antonino GONZÁLEZ BLANCO: «Raiguerico: Totana»
(Repertorio Alfabético de
(2005)
Dolores RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ: «Raiguerico. Toponímicos» (Contribución al estudio del Habla local en Totana y su Comarca.
Totana, Ayuntamiento, 2005, 141).- Solo como topónimo.
(2009) ACADEMIA VALENCIANA: «El Raiguero de los Frailes (Orihuela); El
Raiguero (Almoradi, Alicante); Raiguero de
Levante (Orihuela,
«”Zona de predomini
valencianoparlant”: Raiguer. Camí del Raiguer
(Guardamar del Segura); El Raiguer (Alacant)» (O. c.,
786).
ETIMOLOGÍA
El
étimo latino de raiguer es ‘radicariu’
> raigairu > raigueiro
> raiguer / cast.
raiguero. La forma “raiguer” es del catalán oriental, mientras “raiguera” se adjudica al occidental (Compárese oliver ‘olivo’, catalán oriental, y olivera ‘olivo’, occidental y murciano). En
Murcia se castellanizó el término “raiguera”, por
cambio de sufijo (raiguero).
(1996) Joan COROMINES: «raiguer i raiguera semblen ser les formes correctes
a llegir en Muntaner per a ‘peu,
faldar de la muntanya’» (Diccionari Etimológic i Complementari de
(2007) INSTITUT D’ESTUDIS CATALANS: «raiguer.- m. La part mès baixa
d’una muntany, on comença la pujada» (Diccionari de
VII. J O P O, I N É D I T O M U R C I A N I S M O
No
quisiera despedirme de mi incansable filologar
sin dedicarle una cata lingüística a un
adorable trozo de tierra, ubicado en el cogollo de
El
carril o vereda, que conduce al entrañable lugar descrito, conserva de tiempo
inmemorial el apelativo del Jopo (‘hopo
de la caña, rabo de la zorra’). Desentrañemos el insólito significado de este microtopónimo, con
acepción exclusiva, que se aplica al vocablo jopo en el partido de
Rincón de Beniscornia, pero que nunca han recogido
vocabularios murcianos.
El término jopo aquí conlleva o expresa
el concepto de un carril, estrecho y
alargado, que se adentraba en la hondura de la huerta. Así es y era el “jopo”
que habitaban los Ortines, hoy señalizado como Jopo
de
Restan
todavía por analizar varias sorpresas léxicas.
El entrañable nombre Beniscornia provendrá de
alguna familia mudéjar, que a la vista del paraje, se prendó de este bello
Rincón, regado por el Segura prepotente,
antes de ser domeñado por los pantanos.
El inicial Beni indica diáfanamente su
procedencia árabe. El segundo componente
Scornia es discutiblr, dado
que pudiera ser latino, formando el raro
hibridismo Beniscornia. Pero, ¡ojo!, resulta que
hasta el mismísimo nombre común Rincón
es un documentado arabismo, de rukn ‘ángulo, rincón’, de donde derivan < runkun < rancón < rincón,
amén del catalán ‘racó’.
Aún
queda el bombazo, el efecto que provocó mi descubrimiento del arabismo
semántico pararse ‘ponerse de pie’,
peculiar de cierto enclave murciano, localizado en la vega media del Segura,
donde más arraigo tuvieron los últimos moriscos expulsados. Curiosamente solo
lo detecté en los pueblos de la margen derecha del río, faltando en los de la izquierda. Persiste el uso actual
de pararse con su doble sentido
(‘detenerse’ y ‘ponerse de pie’) desde
arriba (Cieza y Ricote) hasta Molina, Javalí Nuevo, Alcantarilla, Librilla, Barqueros, Puebla de
Soto,
Cumple
subrayar aquí que la gestación del disémico pararse (detenerser
/ levantarse) podría datarse en el siglo XIV, en época muy anterior al año
1505, fecha de publicación de El
Vocabulista arábigo (Granada), de Fr. Pedro de Alcalá, franciscano, quien
aclara muy bien la disemia del verbo árabe wákaf y de su equivalente castellano pararse.
Es
difícil barruntar lo que saldrá del magma de la emigración masiva sudamericana,
que por supuesto también utilizan el aludido pararse ‘ponerse en pie’, habida cuenta de que tan especial
acepción es un expandido panamericanismo. Hay, por ello, posibilidad de que tan
privativo uso murciano, no solo no se extinga, sino que se extienda o mantenga
en la zona murciana donde vige tal uso, fuertemente
apoyado por los sudamericanos que lo emplean a su vez. Lo que durante siglos
impidió la barrera del río o factores ocultos, hoy la riada de
hispanoamericanos, desbordada por toda
Murcia, logrará su expansión invasiva. En definitiva, lo que antes chocaba oirlo en seriales de allá
(“párate, que nos vamos”), ahora las empleadas de hogar bolivianas o
ecuatorianas, que, a falta de brazos nativos, asisten a personas mayores o
impedidas, acabarán por implantar acá el particular pararse, tan suyo como nuestro.
“Al
fin y a la prepartía”, ese recóndito terruño murciano
descubre un haz de vocablos: uno propio, el topónimo Beniscornia; un segundo común,
el arabismo rincón; otro privativo
murciano, Jopo, toponimizado;
y por último, una ausencia llamativa, el arabizado pararse, arraigado en la ribera opuesta del río.