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Revista de estudios filológicos
Nº29 Julio 2015 - ISSN 1577-6921
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Nuevos tiempos…verbales” por Iñaki Ezquerra

 

 ABC, Opinión, 17 de mayo de 2015 

 

http://sevilla.abc.es/historico-opinion/index.asp?ff=20150517&idn=1621045478079

 

EL plural mayestático que aterrizó en las Europeas con Podemos amenaza con inundar el mapa electoral español. Después vino Ganemos y ahora en Granada ya hay un partido que se llama Vamos mientras en Oviedo ha surgido otro que se llama Somos. Como puede observarse, el fenómeno va acompañado de una irrupción del tiempo verbal de presente en la escena pública que contrasta con los nombres de los partidos clásicos, formados por sustantivos y adjetivos estáticos e inmutables que apelaban a entidades impersonales y a conceptos ideológicos. El Partido Comunista o el Partido Socialista Obrero Español, así como todos los que formaron la sopa de letras leninista-estalinista-trotskysta de la Transición, ya son pura arqueología para esta nueva izquierda que no quiere definirse ni conceptual ni ideológicamente y que ha sufrido -¡paradojas de la vida!- una evolución pareja a la del marketing comercial de nuestra economía de mercado.

Antes, los negocios se llamaban cosas como «Viuda e hijos de Avelino Sánchez» que, por su simple nombre, no permitían averiguar si se dedicaban a las pompas fúnebres o a la venta de juguetes. Esto era así porque la viuda y los vástagos de ese buen hombre aspiraban a que el prestigio y el buen resultado de su producto convirtieran las palabras «Sánchez» y «Avelino» en una ineludible referencia de calidad. Las cosas han cambiado tanto que hoy las empresas se llaman «Acciona» o «Soluciona», es decir que huyen de los nombres propios y apellidos que antes permanecían idénticos a sí mismos a lo largo del tiempo y tienden a temporalizarse, a llamarse de un modo que sugiera aventura y ruptura, actividad y efectividad, acción y solución. Los Podemos, los Ganemos, los Vamos o los Somos usan una primera persona que es tan plural y abarca a tantos que no se refiere a nadie y que huye tanto de la nostalgia como de la utopía. Suspendidos en el aire de un presente efímero, ni se erigen en herederos del pasado ni garantizan el futuro. El presente y el movimiento, el Carpe diem político y el cambio son las claves de estos nuevos partidos que también proliferan en una tercera persona que elude la identidad aludiendo al nombre de la localidad en la que se presentan. «Úbeda Quiere», «Huelva Participa», «Se Puede Recuperar Alhaurín El Grande» son algunas de las marcas nacidas para el 24-M que andan entre la posmoderna y aideológica promesa de la mera capacidad de ejecución y el tradicional «tente-mientras-cobro».

Frente a este fenómeno de la personalización y temporalización falsas del mensaje electoral, el partido del Gobierno agita un lema publicitario explícitamente despersonalizado en extemporáneos infinitivos -«Trabajar, hacer, crecer»- que recuerda al de Rubalcaba en la generales que lo sepultaron -«Escuchar, hacer, explicar»- y que parece diseñado por los indios de las películas de mi infancia. Frente a la demagogia, el perfil bajo, el lenguaje plano, la asepsia... Tengo serias dudas de que esa táctica dé muchos votos..