RESTOS MATERIALES.

INSCRIPCIONES.

Las inscripciones halladas en Begastri no eran numerosas, pero han ido aumentando con el tiempo y el progreso de la excavación (ver nota 2). El 12,5 % son inscripciones de carácter votivo, y el 29,2 % funerarias. Hay un importante porcentaje de inscripciones cristianas (33,3 %), y algunas que todavía resultan dudosas o desconocidas (8,3 %) (ver nota 2). Todos los restos indican que Begastri comenzó a cobrar importancia en la Antigüedad Tardía, para alcanzar su cenit en época visigoda.

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  Fragmento de inscripción de un sarcófago.

MONEDAS.

Hasta ahora han aparecido una pequeña cantidad de monedas romanas que abarcan el espacio temporal del año 14 al 354, pero casi todos los hallazgos se pueden datar desde la época dorada de los Antoninos a los Segundos Flavios. Es curioso que la mayoría de las monedas pertenezcan a la época en la que casi con total seguridad se erigieron las murallas; así, tenemos restos numismáticos de dos emperadores de la Anarquía Militar, Treboniano Galo y Claudio II, y posiblemente se puedan añadir otras tantas pertenecientes a este periodo, una moneda de Victorino y otra de Probo, si finalmente las identificaciones resultan positivas (ver nota 3). Cabe destacar que la parca aparición de hallazgos numismáticos en la ciudad sigue siendo una constante hasta la actualidad (ver nota 4).

ENTERRAMIENTOS.

De importancia extrema entre los hallazgos de este yacimiento son los sarcófagos paleocristianos; su riqueza y su datación, ya que en el siglo IV fueron importados desde Roma, es una prueba que refuerza la posible existencia del obispado begastrense ya desde esa época, en opinión del profesor Antonino González Blanco (ver nota 5). Algunos de ellos revisten tal riqueza y suntuosidad que muy bien podrían haber servido para el eterno descanso de un obispo o un rico prócer cristiano.

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             Inscripción en un sarcófago.

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                  Relieve de un sarcófago.

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      Restos de un sarcófago de Begastri.

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Imagen de un relieve perteneciente a un sarcófago.

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         Restos de relieves de un sarcófago.

VIDRIOS.

Entre los hallazgos encontrados podemos ver una cantidad importante de vidrios, de diseño y carácter semejante al que se impuso en el siglo IV, procedente de los talleres renanos que inundaron de sus producciones todo el Imperio; no obstante, se puede apreciar en ellos fuertes caracteres de diseño local, que no terminaron de perderse a lo largo de toda la existencia del yacimiento. De cualquier modo, sería de vital importancia encontrar los hornos donde se realizaron tales piezas, que muy bien podrían estar en la misma ciudad (ver nota 6). Una vez más, los restos indican una mayor riqueza e importancia de la ciudad en época tardía.

CERÁMICA.

Con todo el material cerámico encontrado (ver nota 7), se puede realizar una división muy básica entre dos grupos principales: el que utiliza como material la sigillata gris procedente de la Galia, principalmente en ámbito paleocristiano, y la sigillata clara, de marcado carácter local, producida en la zona. La mayoría de los fragmentos encontrados y clasificados arrojan una datación entorno a los siglos IV – VI. De 1980 a 1983 se hallaban inventariadas una totalidad de 4465 piezas, de las que 634 son fragmentos de cerámica pintada (ver nota 8). Asimismo, tenemos un 12,5 % de objetos domésticos de cerámica, y sólo el 4,2 % son de de bronce.

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 Fragmento de una cerámica Sigillata Clara.

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                  Cerámica Sigillata Clara.

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                  Cerámica tardía Gris.

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       Recipiente de cerámica tardía gris.

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                       Sigillata africana.

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                        Sigillata africana.

RESTOS ANIMALES.

Una población de la Edad Antigua en un entorno tan marcadamente rural debía proporcionar por fuerza una gigantesca cantidad de restos en este sentido, y Begastri no es una excepción; su núcleo urbano enmarcado visiblemente en el campo quedó enteramente imbuido de una continua y constante presencia agrícola y ganadera que hoy deja numerosos testimonios para los especialistas. Sólo en la campaña de 2000 se encontraron un total de 1286 restos óseos en el yacimiento, con un predominio notorio de los ovicaprinos, tendencia acusada que parece ser usual en todos los estudios llevados a cabo hasta ahora (ver nota 9).

MURALLAS Y FORTIFICACIÓN.

Podemos encontrar que las murallas de Begastri son enormes, cinco metros de grosor, y se ha comprobado como fueron construidas con mucha prisa, usando los restos de estatuas y también de grandes edificios que se demolieron ex profeso. Todo el muro tenía un primitivo recubrimiento a cal o mortero que daba la apariencia de una Ciudad Blanca, “muy llamativa y de gran belleza (ver nota 10)”. Delante de la muralla de la acrópolis (ver nota 11) se encuentra una línea de defensa del siglo VI, y es muy posible que en total haya tres de estos perímetros, al uso y costumbre de la ingeniería militar bizantina del momento. De cualquier modo, el grosor de la última defensa no es demasiado consistente, aproximadamente un metro de grosor, y parece que esta fortificación de Begastri está dirigida a defenderse de los ataques de bagaudas o bandidos y a las invasiones bárbaras, más que a un hipotético Ejército Romano provisto de instrumentos de asedio pesados y artillería. No tenemos constancia que las guerras del fin de la Tetrarquía alcanzasen Hispania, pero aunque esto hubiese sido así, resulta poco probable que las murallas se erigiesen con ese fin; si aquí hubiesen existido partidarios de los Licinios (como parece atestiguado por los miliarios) dispuestos a participar en la lucha armada, sabrían de sobra que no había posibilidad alguna de resistir con tales fortificaciones un asedio serio de las tropas de Constantino (o de las de Maximino Daya, si hubiesen logrado llegar hasta aquí).

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                  Muralla Begastri.                     

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Restos de la muralla.

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Vistas de la altura de la muralla.

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Restos de la muralla.

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   Visión de la muralla, con zona de torreón.

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                      Muralla de Begastri.

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                            Panorámica de las murallas de Begastri.

1. Sobre todo en el caso especial de las inscripciones cristianas, Cf. Antigüedad y Cristianismo I, 1994, pp. 45-87.
2. CIL II, 3535 a 3537 (p. 478), Berlín, 1869.
3. M. LECHUGA GALINDO, Antigüedad y Cristianismo I, 1994, p.158.
4. M. LECHUGA GALINDO, Alquipir 12, 2002-2004, pp. 95-96, donde no obstante se da fe de la aparición de tres nuevos ejemplares: una moneda de Tiberio, hasta ahora la más temprana cronológicamente hablando, y una más de Claudio II (campaña 1997); la otra es una posible pieza del emperador Galieno (campaña 2003).Las monedas de la Anarquía Militar siguen siendo mayoritarias y además aparecen con más abundancia.
5. Cf. Begastri bajo el dominio árabe .Las etapas de destrucción de la ciudad (en prensa).
6. F. FERNÁNDEZ MATALLANA, Alquipir VII, 1997, p.36.
7. S. RAMALLO ASENSIO, Antigüedad y Cristianismo, 1984, pp. 78-79.
8. J. MOYA CUENCA, Alquipir12, 2002-2004, p. 67.
9. E. NICOLÁS PÉREZ, Alquipir 12, 2002-2004, p. 155.
10. J. L. GARCÍA AGUINAGA, M. P. VALLALTA MARTÍNEZ, Antigüedad y Cristianismo, 1984, p.55.
11. La acrópolis es de forma ovoide, con unas medidas de 50 por 150, aproximadamente; se ha señalado que esta característica no se corresponde con el tradicional esquema de fortificaciones bizantinas, pero habría que comprobar y dictaminar si la morfología del terreno no permitió otra cosa en este caso.