Investigación

El Sol, al igual que la mayor parte de la materia visible del universo, es un plasma. En física llamamos plasma a un gas formado por partículas con carga eléctrica que interaccionan entre ellas y con campos eléctricos y magnéticos externos. A pocos radios solares sobre la superfície del Sol, el plasma se atenúa y se ve acelerado, expandiéndose desde una distancia cercana a la superficie del Sol hasta los mismos confines del sistema solar. Esta emisión de plasma solar recibe el nombre de viento solar y constituye la capa superior y más extensa de la atmósfera del Sol, llamada Heliosfera.

Todos los cuerpos celestes del sistema solar se encuentran inmersos en la Heliosfera. En el caso de los planetas con campo magnético propio, como la Tierra, el viento solar se ve obstaculizado por este. A poca distancia de la magnetopausa, nombre que recibe la frontera entre el campo magnético terrestre y el del viento solar, se encuentra una onda de choque en el plasma heliosférico llamada choque en arco. Una vez pasado el choque en arco, el viento solar se ve comprimido contra el campo magnético terrestre. Esta zona de mayor densidad de plasma envuelve la magnetopausa y recibe el nombre de envoltura magnética. Así, el interior de la magnetopausa, la magnetosfera, queda aislado del plasma solar.

El trabajo de nuestro grupo se centra en el estudio de la reconexión magnética, la turbulencia, las ondas electromagnéticas ion-ciclotrón (EMIC en sus siglas en inglés) y la presencia de iones pesados en la magnetosfera terrestre y su entorno. Estos mecanismos físicos actúan en todos los plasmas espaciales y son primordiales para entender su propiedades y su evolución.