Hª de la Investigación

Hasta el siglo XX.

Las primeras noticias acerca de restos romanos en el Balneario de Archena se las debemos a Ignacio López de Ayala, que en 1777 publica su Poema “Phisico de los Baños Calientes de la Villa de Archena en el Reino de Murcia”. En el recoge la noticia de la aparición de la inscripción de los duoviros. A partir de ese momento el balneario se va a convertir en una referencia obligada en las obras que traten sobre las antigüedades romanas. Es el caso del canónigo Lozano. Cuando en 1794 publica su “Contestania y Bastetania del Reino de Murcia con los vestigios de sus ciudades sus ciudades subterráneas”, vuelve sobre la lápida pero además recoge una serie de datos inéditos, como la existencia de estructuras de mampostería romanas o la aparición de monedas y cerámicas: los barros saguntinos, que es como en la época se conocía la cerámica romana de barniz rojo.

Años después, en 1832, Cean Bermúdez publica el “Sumario de las antigüedades que hay en España”, donde reproduce los datos aportados por Lozano, en especial la lápida. en 1905 Manuel González Simancas recorre Murcia comisionado por el Museo Arqueológico Nacional  para hacer un catálogo de elementos de interés arqueológico, histórico y artístico, volviendo a recoger la lápida de los duoviros, además de otras piezas de metal y cerámica.

Al margen de historiadores y anticuarios, el interés que las aguas de Archena despertaban a partir del siglo XVII, hizo que autores médicos y no médicos describieran el lugar y las propiedades de las aguas. Entre ellos cabe destacar a Jaime Breix que publica en 1801 una memoria del manantial de Archena.

Siglo XX.

Durante el siglo XIX, tuvo lugar la gran transformación del balneario gracias al decreto de 1816, por el que se crea el cuerpo de médicos directores de balnearios, y el paso de la propiedad del balneario a manos privadas. se acomete una reforma planificada y estructural que intenta, no sólo adaptar el manantial a los buenos usos médicos, sino también general el ambiente que los clientes de la época demandaban, en especial los de clases acomodadas.

Hasta ese momento, el balneario no ha sufrido grandes alteraciones puesto que la inversiones realizadas han sido mínimas. los pocos documentos que describen las instalaciones y los resultados de las excavaciones arqueológicas, sugieren que la estructura romana se mantuvo hasta bien entrado el siglo XIX.

Sin embargo, a pesar de haber sido obligatorio que, con las grandes remociones, aparecieran multitud de restos romanos, no tenemos ningún conocimiento de ello. Es más, algunos de los que eran conocidos, como la inscripción fundacional de las termas, desaparecieron.

Por testimonios de testigos, sabemos que cuando en la década de los 60´se realizó el túnel de comunicación entra la galería termal y el hotel Levante, aparecieron muchos restos arqueológicos. También que en los años 80, el derribo del antiguo hotel Madrid, no puso al descubierto ningún vestigio, cosa que no es de extrañar y que confirma el gran movimiento de tierras en el siglo XIX.

Aunque la investigación arqueológica no halla ningún dato nuevo durante esta centuria, a excepción de unas cuantas referencias acerca del Cabecico del Tío Pio, merece la pena destacar el avance que para el conocimiento del balneario moderno y contemporáneo y para la propia historia de Archena supuso la edición del libro de Manuel Enrique Medina Tornero “Historia de Archena” en 1990. Libro que en su portada tiene la imagen de la lápida de los duoviros a los que por supuesto hace referencia en el interior.

A finales del siglo XVII, la obra de Limón Monterio “Espejo cristalino de las aguas de España”, amplía esta descripción. En cualquier caso, éstos y muchos más documentos, están recogidos en la citada obra de Medina Tornero y en la recientemente publicada de Lisón y Lillo Carpio.

Siglo XXI.

Desde que en 1751 apareciera la lápida de los duoviros hasta el año 2001 no se ha avanzado nada en el conocimiento del balneario de época romana. La lápida se convirtió en la enseña histórica del establecimiento y posiblemente también de Archena. Todo el mundo la citaba, la mayoría sin haberla visto ya que aparece mal transcrita en casi todas las obras.

En 2001, las obras que se estaban realizando en la galería termal pusieron al descubierto una columna completa de travertino que encajaba bien con las descripciones antiguas de hallazgos de fragmentos de columnas. La sensibilidad de la Dirección actual del Balneario respecto al patrimonio hizo que éste quisiera que la Dirección General de Cultura permitiera la realización de excavaciones arqueológicas en la galería termal aprovechando el cierre de parte de la misma a los clientes. Lo cierto es que la iniciativa fue cortada de raíz por la administración. La columna se recuperó, pero se perdió una oportunidad única de excavar en el centro de lo que fue el antiguo balneario romano.

Dos años después, la adecuación de un acceso para minusválidos permitió cerrar dos salas del reciento perimetral de la galería termal. La sensibilidad por el patrimonio del Balneario de Archena seguía siendo la misma, pero en la Dirección General de Cultura había habido cambios y esta vez sí que se pudo excavar.

Se trataba de la primera intervención arqueológica científica en las instalaciones termales, y aunque la dificultad de excavar en el interior de un edificio no es pequeña y la percepción de los restos exhumados es muy limitada, los datos aportados, unidos a los históricos, permitieron plantear la hipótesis de la configuración global de los baños romanos. Por otra parte la variedad de materiales arquitectónicos aparecida y el ajuar mueble nos informaban de la vitalidad del lugar durante el siglo I. d.C., de su monumentalización y de la magnitud del movimiento económico que había en torno a él. Finalmente, la estratigrafía reflejaba desbordamientos y riadas que en época romana habían afectado al lugar.

En 2004, se realizaron excavaciones justo detrás de la surgencia, no hallándose ningún resto constructivo romano aunque si algunos del siglo XVIII. A principios de 2005, la necesidad de construir un ascensor para personas con movilidad reducida que comunicara la galería termal con el pasillo de conexión con el hotel León posibilitó una excavación justo delante del nacimiento, donde según los documentos del XVIII se habían encontrado columnas y en el lado opuesto al de la aparición de la columna en el 2001. El resultado fue el hallazgo de un pavimento de losas de piedra adosado a un muro de mampostería que separaba eses lugar del manantial. Sobre ese pavimento se encontró otra columna y una inscripción votiva. Esta última intervención confirmó que las obras realizadas durante el siglo XIX tanto por la Encomienda de la Orden de San Juan en la primera mitad del siglo como por los propietarios particulares en la segunda mitad, alteraron de tal forma los restos de épocas anteriores que desaparecieron por completo. Los cimientos de los edificios del XIX están directamente sobre los restos romanos o se quedan a pocos centímetros de ellos.