Elam y Awan

Elam y Awan

Los primeros reyes que dominaron sobre Elam pertenecían a la dinastía de Awan, cuyo fundador se llamaba Peli, y se componía de doce reyes. Esta ciudad de Awan ya había ejercido el poder en Sumer, según la tradición sumeria, en una época protohistórica. Sin embargo, con anterioridad Elam debía ser una región de peso, pues sus conflictos con Sumer empiezan desde muy temprano, precisamente con Enmebaragesi, rey de la I dinastía de Kish (ca. 2700 a.C.), del que se dice que venció a Elam. No volvemos a oir hablar de Elam hasta la época de la I dinastía de Lagas, cuando Eannatum (ca. 2450 a.C.) tuvo que luchar en su propio país, contra los elamitas, a los que consiguió expulsar y posteriormente someter. Esta guerra debió tener importantes repercusiones, dado que este rey la menciona insistentemente, lo que demuestra la enorme importancia de Elam ya en este momento tan lejano en la historia. Nada se dice respecto a sus causas, aunque el imperialismo de Eannatum dejó pocos territorios vecinos sin conquistar. La siguiente información proviene del quinto año de reinado de Enanatum II (ca. 2370 a.C.), rey de la misma dinastía que Eannatum, donde se menciona una incursión elamita en Lagas.

Estas son las pocas noticias de contenido histórico anteriores al imperio de Akad, si se exceptúa una lacónica referencia del rey de Kish, Ennail, que dice haber vencido a Elam. En cambio, las relaciones comerciales entre Elam y Lagas en este periodo reflejan un intenso intercambio de mercancías. Así, Lagas obtenía de Elam, por vía marítima, plantas aromáticas, madera, vestidos y un raro frasco portador de un valioso líquido, puesto que se hace mención habitual de él. La vía terrestre se utilizaba en la obtención de objetos de madera, carros con todos sus arreos, plata, ganado, lana y esclavos, especialmente mujeres. Lagas compraba también productos elamitas en el mercado neutral de la ciudad de Der, al norte, particularmente esencias, aceites, resinas, esclavos y animales, que eran marcados en la misma ciudad, pagando todo ello con plata. A cambio, Elam importaba de Lagas alimentos, como cebada, harina, sebo, trigo, dátiles y queso, así como ungüentos.

Un texto nos informa de una entrega de estaño por Lagas a Siku, gobernador de la ciudad elamita de Urua, para la obtención de bronce, que se fabricaba en Elam debido al alto nivel metalúrgico de los elamitas. Este envío de estaño, que Sumer importaba de Elam o por su mediación, indica que esta ciudad de Urua, aunque elamita por su situación geográfica, debía estar sometida a Lagas ya desde los tiempos de Eannatum, que menciona expresamente su conquista. Otro texto, refiere el envío de ingredientes para la elaboración de cerveza a un funcionario lagasita que se encontraba en Pashime, también en poder de Lagas, pues Eannatum hace mención de su conquista. La tradición literaria sumeria que aborda las relaciones comerciales con Elam, confirma esta información. Del mismo modo las listas lexicales nos ofrecen otra serie de exportaciones elamitas a diversas ciudades de Sumer, e incluso a culturas ajenas al entorno mesopotámico. De este modo, metales preciosos y lapislázuli eran envíados a Nipur; y lana al país de Dilmun; asimismo Elam era renombrado por ciertos géneros, como los carros, perros, higos, piedras preciosas y tronos, que también exportaba, aunque no conocemos el lugar de destino. La riqueza del país de Elam es celebrada por los sumerios, que hacen alusión a ella constantemente. Todo este acervo de bienes, el alto nivel en el trabajo del metal y su situación geográfica, que los convertía en intermediarios de los intercambios comerciales de Sumer con Marhasi, explica las constantes guerras de los sumerios con los elamitas por razones económicas, en su deseo de abaratar los productos lejanos, que pasaban por manos elamitas.

Es el imperio acadio el que nos ha dejado una constancia mayor de sus relaciones con Elam. Ya hemos mencionado las guerras de los reyes acadios. Baste decir que los componentes del ejército elamita se presentan como aliados de Elam, no como regiones integradas en su imperio. La capital Anshan nunca fue conquistada por estos reyes. En ella se refugiaron los elamitas, que unidos a la gente de la costa intentaron sacudirse el yugo acadio. De esta época data el texto elamita más antiguo que se conoce. Consiste en un tratado, conservado fragmentariamente en lengua elamita, celebrado entre Naramsin y un rey cuyo mombre se ha perdido, aunque pudiera tratarse de Helu, el rey de Awan sucesor de Hishepratep. La muerte de Sarkalisarri marcó el fin de la época acadia, durante la cual los elamitas sufrieron su fuerte influencia. Susa se convirtió en una capital provincial, se construyeron en ella numerosos monumentos y fue asociada al circuito comercial de la Baja Mesopotamia; los gobernadores elamitas son designados por el rey de Akad, a quien le están sometidos; las actas oficiales están redactadas también en acadio, idioma del imperio.

Puzurinsusinak, último rey de la dinastía de Awan, era hijo de Shimbishuk y originario de la ciudad de Zaban, capital de Simurrum. La actividad de este rey, fue no sólo militar y conquistadora, sino también constructora y organizativa, lo que hace de él la personalidad política más relevante de la historia de Elam durante el III milenio. Comenzó como gobernador de Susa. Más adelante pasaría a denominarse gobernador de Susa y virrey del país de Elam, nomenclatura propia de los dirigentes servidores del rey de Akad, aunque ya gozaba de cierta independencia, pues dirigió expediciones contra territorios teóricamente sometidos a la autoridad de aquél. Se dedicó a una intensa actividad en Susa, en cuya acrópolis se han encontrado gran cantidad de trofeos suyos y en la que construyó gran cantidad de monumentos, entre ellos estatuas de la diosa Narundi.

De acuerdo con numerosos documentos económicos y administrativos, tenemos una idea aproximada de la sociedad susiana de su época. En este sentido, la propiedad privada de las tierras parece ser que estaba muy extendida; aunque entre los poseedores figuraban los templos, se menciona más a menudo al rey, a su familia, a los funcionarios del palacio y a simples particulares. Para conmemorar la apertura del canal de Sidari, erigió una estatua suya y dispuso todos los días un carnero por la mañana y otro por la tarde; además colocó músicos a la puerta del templo de Insusinak mañana y tarde; dedicó 20 medidas de aceite para embadurnar la puerta, 4 medidas de plata, un emblema de plata y oro, una gran espada y un hacha de 4 lenguas. Se jactó también de reanudar las ofrendas de este dios y de juzgar un juicio justo en su ciudad.

La inscripción más importante de este soberano relata una expedición contra los países de Kimash y Hurtum, que se rebelaron contra él, destruyendo hasta setenta ciudades en un día. Entre las ciudades capturadas se encontraban Hupsana y Huhnur, ciudades elamitas bien conocidas, así como posiblemente también Anshan, la capital de Elam. Se trataba pues de una guerra contra Elam, controlado por la dinastía de Simaski, a la cabeza de la cual se encontraba un rey desconocido, que le rindió homenaje. Habiéndose adueñado de Elam, dirigió una nueva campaña contra las ciudades del norte de Sumer, apoderándose de Akshak, Marad, Kazallu, Awal, Kismar, Mashkansharri, Eshnuna, Tutub, Zimudar y la propia Akad, tras lo cual se llegó a llamar rey de las cuatro regiones. Las últimas noticias sobre la vida de Puzurinsusinak corresponden a su enfrentamiento con Urnammu de Ur (ca. 2100 a.C.), que lo expulsó de los territorios de Sumer que había conquistado. Tras la derrota, Puzurinsusinak desaparece de la historia, pero sabemos que su familia fue hecha prisionera, junto con gentes de Simurrum y Lulubum, ya que formaban parte de su imperio.

Tras la desaparición de Puzurinsusinak el dominio de Elam pasó a Simaski. Aunque esta dinastía llegó a apoderarse de Anshan, no pudo alcanzar la Susiana, en manos de una familia real elamita, al frente de la cual se encontraba el rey Hutrantemti. Su sobrino y sucesor Indatuinsusinak nos informa que era hijo de Pepi y llevaba por título gobernador de Susa y virrey del país de Elam, a imitación de Puzurinsusinak. Los trabajos de fortificación que este soberano llevó a cabo en Susa sugieren una guerra con Simaski, que esta nación acabaría por ganar, arrebatando Elam a la dinastía elamita de Susa. Estos reyes de Susa pertenecían a la casa de Tanruhurater y controlaron Susa durante los reinados de los reyes sumerios Urnammu y Shulgi, hasta que éste la conquistó hacia el final de su reinado, suscitando la venganza de Kindatu, hijo precisamente de Tanruhurater, pues se aliaría con Simaski y destruiría Ur. Finalmente se haría con el control completo de Elam. Su hazaña destructora de Sumer le supondrá ser incluido en la lista de reyes de Simaski, así como ser recordado por los soberanos medioelamitas en sus inscripciones.

La debilitación de Elam en esta época se hizo sentir también en las regiones del norte, que se independizaron del poder elamita, lo cual permitió la consolidación del imperio de Ur III. Las guerras de Shulgi con Elam fortalecieron a Simaski, única región de Elam no sometida a los sumerios, pero los intentos ésta de ocupar la Susiana fueron infructuosos, pues el nuevo rey sumerio Shusin lo impidió. Finalmente en el reinado del último rey Ibisin, los simaskianos, aliados con las gentes de Subartu, saquearon Ur y se llevaron a su dios Nanna. Ibisin fue hecho prisionero y llevado hasta Anshan.

Puede concluirse que las relaciones de Ur con Elam se llevaban en estrecho contacto, no sólo a nivel comercial sino también político. Los motivos de los enfrentamientos militares son desconocidos, pero podrían explicarse por el expansionismo de Simaski hacia occidente, debido tal vez al incremento de su poderío o a problemas con los estados vecinos orientales. En cualquier caso, Elam se muestra como una civilización de gran nivel, en continuo crecimiento y expansión, detentadora de una gran riqueza material, pero sobre todo independiente de Mesopotamia. La poderosa Simaski se convertirá en la protagonista de los próximos sucesos. Bien asentada en Elam, dividirá el país en dos partes. A partir de ahora habrá un rey de Elam -Indatu I- y otro de Simaski -Kindatu-. La capital permanecerá en Anshan, pero Susa adquirirá una importancia cada vez mayor.

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