La base de la economía ibérica, pero también de las culturas protohistóricas que se documentan en el cerro, fue la agricultura y la ganadería, predominando una u otra según el emplazamiento del hábitat, en llano o montaña.
En el yacimiento está constatado, incluso desde la Edad del Bronce, el cultivo de cereales, posiblemente leguminosas y la vid. También se ha documentado la recolección de plantas textiles como el esparto, el lino, el junco y la anea, cuyos restos se han hallado en ocasiones carbonizados en el yacimiento.
Molino de mano.
Los cultivos, por tanto, habrían sido una de las más importantes fuentes de recursos de materias primas de los hábitats del cerro. Los dos afluentes que circundan el cerro, junto con la fuente de agua situada cerca del propio cerro, que pudo haber tenido un caudal de casi un litro por segundo, proporcionaban importantes recursos acuíferos para el cultivo. Además, las espasmódicas y estacionales riadas cubrían las áreas llanas inmediatas al cauce fluvial, que tras su retirada enriquecerían los resecos suelos además de humedecerlos.
Lógicamente, también la pesca sería otro importante modo de suministros de recursos. Las excavaciones han documentado diferentes instrumentos usados en la pesca (anzuelos y plomos de red), que demuestran que esta actividad tuvo una considerable importancia, realizándose la pesca en los dos riachuelos de forma sistemática.
El sistema económico de las sucesivas etapas culturales debió sustentarse sobretodo en un sólido sistema pecuario. Entre los distintos periodos que se documentan en el cerro de los Molinicos hay variaciones en cuanto a la existencia de diversas clases de ganado pero las especies son prácticamente las mismas en los dos mil años de historia del cerro.
Vivienda.
Un considerable ganado de ovicrápidos debió proporcionar entonces la base fundamental de aportes en proteína animal y la lana, base fundamental de la tradicional industria artesana del vestido. Los bóvidos y los équidos siguen a los ovicrápidos en cuanto a la proporción de restos animales hallados en las excavaciones.
Todo este entramado económico alimentario permitía la alimentación de la sociedad allí asentada y aún proporcionar excedentes para permitir cierto comercio de intercambio con las poblaciones cercanas. Las comunidades que se desarrollaron en el cerro estuvieron alejadas de estímulos exteriores, como parece documentar las escasísimas cerámicas de importación documentadas en el cerro, al contrario de otros asentamientos más cercanos a las costas y a las grandes vías de penetración hacia el interior.