En época ibérica la técnica constructiva más utilizada en la construcción de viviendas consiste en la obra de mampostería a base de piedra caliza de pequeño tamaño, trabada con barro de las inmediaciones de la obra. Esta estructura sólida de mampostería nunca se asienta sobre una fosa de cimentación, entre otras cosas debido a la austeridad de las construcciones y a su escasa altura que hacen generalmente innecesario la cimentación. Sobre el muro de mampostería, que generalmente no sobrepasa el metro de altura y que ayuda a preservar de la humedad el interior de la vivienda, se erigen los paramentos de adobe o tapial. Tampoco se apisona sólidamente el área que va a sustentar la vivienda. La zona se rellena, a veces sobre basuras y piedra suelta, se iguala y allana someramente.
En ocasiones se documentan signos de substrucción bajo el suelo y sobre el que se asientan las paredes; cuando este hecho se produce es porque se han reaprovechado muros de construcciones anteriores.
Muro vivienda.
No siempre las edificaciones ibéricas de Molinicos están construidas con esta técnica constructiva, con muros de mampostería y adobe; en algunos sectores del yacimiento, concretamente en las viviendas adosadas a la muralla, los muros están construidos íntegramente de mampostería con una finalidad evidente: servir de contrafuerte a la línea defensiva del poblado a cambio de aprovecharse de su paramento para ahorrarse su cierre posterior.
El interés suntuario no es una de las premisas cumplidas por los constructores ibéricos en el orden doméstico o de poblado. A la pobreza de materiales empleados se suma una escasa prestación de esfuerzos.
La construcción de mampostería tiene muy pocas variantes. Se observa un sistema muy característico de este poblado que se basa en la abundancia de planchas de caliza tabular y que consiste en muros hechos con este tipo de placas de piedra que, por otra parte, proporcionan al muro una notable consistencia.
Otra técnica empleada es el aparejo en espiga; esta técnica la hallamos en viviendas de los ss VI-V a.C, construidas con pequeñas piedras de tamaño aproximado y aplanadas, trabadas con barro. Las series de piedras, inclinadas en unos 45º, se apoyan una sobre otras variando su inclinación. Sin embargo, a pesar de la belleza de este aparejo, se encontraba enlucido, impidiendo que pudiera ser contemplado.
Spicatum.
En cuanto a los materiales de construcción, a parte de las piedras de diferentes tamaños, materia prima empleada en todas las fases de ocupación del cerro, se emplean otros dos materiales:
-Tapial. Tiene como característica, en este yacimiento y para el horizonte ibérico, ser blanco amarillento, con una considerable cantidad de cenizas, componente que le proporcionaba una gran consistencia a este material. Se ha documentado una curiosa técnica para obras de envergadura limitada. La pared o tabique, para delimitar el especio interior de las viviendas, se debió amasar y fraguar en el mismo sitio en el que se iba a erigir; cuando la pieza ya estaba seca se debía levantar y colocar en posición vertical sobre su sitio. Acto seguido se aplicaba la masa suficiente para consolidar esta pieza con la pared maestra y el suelo. En otras ocasiones, cuando el paramento era de mayores dimensiones, este estaba integrado por varias planchas fraguadas que después habían sido levantadas, aglutinadas con el mismo material, formando así una sola pieza.
Altillo vivienda.
-Adobe. Al igual que sucede en todo el área cultural ibérica, los adobes del poblado tienen una proporción aproximada de 10 cm de grosor, 20 de ancho por 30 de largo. Su composición es muy parecida a la del tapial, aunque en ocasiones se le añade también residuos cortos y entrelazados de esparto. Su fabricación debió realizarse también a pie de obra, en una oquedad a propósito hecha al efecto, a modo de lagar. El agua, la ceniza y las partículas vegetales proporcionaban los materiales suficientes para que la masa pasase por el molde, que colocado en el suelo era rellenado con el barro y enrasado en su parte superior para igualar los adobes.
Muros de Adobe.
En las excavaciones en el cerro se ha podido estudiar igualmente las techumbres de las construcciones ibéricas.
Largos troncos de pino recorrían longitudinalmente la estancia. Sobre estos troncos, situados muy juntos, se colocan una serie de hacecillos de aneas, plantas abundantes en los ríos al pie del poblado. Sobre este entramado, los constructores echaban una capa de barro muy fino cubriéndolo todo. Por último, la techumbre soportaría una última capa de tierra amarilla, arcillosa.
El enlucido variaba según fuese para revestir muros exteriores o interiores. En el caso de los primeros, se trataba de gruesos revoques que no siempre se caracterizaban por la calidad del mortero aplicado y la técnica del enlucido. En el caso de los enlucidos interiores, se realizan revestimientos más finos, a los que se aplica una lechada muy fina de barro blanco, cenizas tamizadas y en ocasiones cierta proporción de yeso fino. En algunas viviendas se ha documentado escasos restos de pintura verde y roja.
Viga carbonizada.
Por último, los pavimentos siguen las mismas pautas que en otros poblados ibéricos. El suelo explanado, suele ser cubierto de piedra menuda y cantos rodados, con la finalidad de preservar de la humedad exterior. Este suelo, es recubierto con tierra limpia de lugares inmediatos. Sobre la tierra se suelen colocar series de cascotes o fragmentos de grandes vasos; por último, sobre esta capa aislante de fragmentos cerámicos, se echaba una nueva capa de tierra fina mezclada con ceniza.
Altillo.