Nivel V Bronce Antiguo II

Se caracteriza por la presencia de un gran edificio de adobes rojos que ocupa más de la mitad del yacimiento y que ha tenido dos claras fases de ocupación, la primera como residencia palacial y la segunda como complejo funerario.

Tiene alzados que llegan a los 5 m de altura y grosores de paredes de hasta 2 m. Está construido de forma escalonada desde la ladera occidental del yacimiento, habiéndose documentado hasta la fecha media docena de habitaciones que destacan por haberse convertido en recintos funerarios, con la deposición del cuerpo acompañado de un enorme ajuar entre el que destacan las cerámicas y en especial los elementos metálicos como lanzas y alfileres, estudiados en su momento por el doctor Montero Fenollós.

Se ha podido constatar cómo tras cada inhumación la puerta de la habitación correspondiente se sellaba con adobes, dejando esa parte del palacio inutilizada. Es posible, aunque no se ha podido determinar, que cuando se producen los enterramientos el edificio ya esté amortizado. En cualquier caso y aparte de la espectacularidad de la edificación, que en nada desmerece al Palacio de Ebla y que utiliza el mismo sistema de ocupación de ladera y cima, el conjunto de piezas de metal se sitúa entre los bronces más antiguos del Próximo Oriente.

La mitad oriental del yacimiento, menos excavada para este período, muestra también grandes edificios de adobe. De ellos destaca una habitación enlucida de blanco que conserva un alzado de 5 m y presenta en una de sus caras una puerta y una ventana intacta.

En cuanto a los hallazgos materiales, además de las piezas de los ajuares, merece la pena mencionar en una de las habitaciones la existencia de un depósito de crétulas-precintos (más de 50 fragmentos), muchas de ellas con improntas de sellos cilíndricos, entre los que se han diferenciado hasta ocho motivos diferentes. Nos encontramos, pues, con el reflejo de un complejo sistema de almacenes y a cuyo cargo se encuentran al menos ocho funcionarios diferentes, posiblemente por ser depósitos de distinta naturaleza. Sabemos que las crétulas se almacenaban durante algún tiempo para dar fe del acto administrativo que ha supuesto su ruptura y que con posterioridad eran arrojadas a vertederos. En este caso se encontraban en el interior de una habitación que había sido destruida por un incendio, lo que quiere decir que no hacía mucho que se había procedido a la apertura de los sellados.