Entorno

Tell Qara Qûzâq comparte las características climáticas de Tell Jamîs, ubicándose a escasos kilómetros de dicho yacimiento, y principalmente todos sus rasgos geográficos

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Uno de los problemas planteados por Qara Qûzâq desde el comienzo fue la posible existencia de una ciudad baja en alguno o todos los nievles documentados de la excavación. La colina ocupada por el sistema de almacenamiento durante el Bronce Medio podría explicarse mejor con la existencia de un entorno urbano en el llano. Lo mismo ocurriría para el complejo sacro del Bronce Antiguo III y para el palacial edl Bronce Antiguo II.

Además, la existencia de un inmenso cementerio contemporáneo al pie del Tell, así como las casas particulares, caminos y tierras de cultivo no han facilitado la tarea de la excavación en el llano. Sin embargo, se realizaron algunos sondeos que, sin ser determinantes, excluyeron la posibilidad de un poblamiento en llano concentrado durante el Bronce Medio II, aunque sí verificaron este tipo de poblamiento para el Bronce Antiguo III No existe, para el Bronce Antiguo II, una evidencia, ni positiva ni negativa.

Por otro lado, fueron localizadas dos necrópolis, una del Bronce Antiguo IV a unos 500 m. al norte del yacimiento, de la que sólo se han podido excavar unas pocas tumbas, pues se introduce bajo un cementerio moderno. De esta lo más destacable es la presencia de una tumba colectiva casi megalítica que, a modo de panteón, se abrió en múltiples ocasiones para recibir nuevos cadáveres que eran depuestos y cubiertos de masa de adobe. La otra necrópolis, más alejada, ocupa de forma dispersa las alturas del monte que se eleva al este de Qara Qûzâq, tratándose de una necrópolis de túmulos de diversas épocas, en donde sólo se ha podido intervenir en tareas de limpieza en uno de ellos.

La proximidad a Qara Qûzâq, la inmediatez visual y la existencia de materiales del Bronce en superficie conectan la necrópolis con el yacimiento.

En cuanto a épocas posteriores, si bien en la cima del Tell encontramos un pequeño asentamiento de carácter militar que no puede ir más allá del traslado del “limes” romano de Éufrates al Tigris en época de Trajano, tanto en la aldea actual como a pie de un yacimiento e incluso en un área de casi un kilómetro desde el establecimiento arqueológico principal, hay diseminados una serie de restos que completan el panorama de este amplio periodio.

Así, desde un mosaico de comienzos del siglo III d.C. hasta estructuras domésticas de los siglos VI al X se encuentran presentes. A esto se añade el hallazgo de innumerables monedas tardías y bizantinas en toda el área, alguna de las cuales llega hasta el s.XI. Aunque es un fenómeno generalizado en toda la zona, en el entorno inmediato también tenemos dos hipogeos del s.VI con planta de cruz griega de los que se ha excavado uno.

Los sondeos y las prospecciones nos muestran esta fase, a partir del s.III, como una época de gran vitalidad.