Las fuentes clásicas denominan iberos, en un sentido geográfico, al conjunto de pueblos que en época prerromana habitan la costa mediterránea y parte del Valle del Ebro, desde el río Ródano hasta Andalucía.
La amplitud del área nos muestra ambientes geográficos y económicos variados, zonas con diferentes sustratos étnicos y culturales y abiertas, en distinta medida, a las influencias que llegarán desde el Mediterráneo oriental y el continente europeo. Esto determinará que dentro de unos rasgos comunes, la arqueología distinga variantes en cuanto a la cultura material y espiritual, dentro de lo que se ha llamado «cultura ibérica».
La cultura ibérica se puede encuadrar aproximadamente desde el 500 a.C hasta la romanización. Durante este período los pueblos indígenas desarrollan unas formas culturales propias bajo los influjos del mundo griego y fenicio púnico. Las formas culturales ibéricas no desaparecieron radicalmente con la conquista romana, sino que algunos elementos pervivirán hasta época altoimperial.
Se realiza en este apartado un recorrido por distintas facetas de la cultura ibérica: la religión, de tipo naturalista, con divinididades poco conocidas, interpretada principalmente por los exvotos aparecidos en los santuarios y en el ritual funerario, sufrirá una sincretización con los cultos y divinidades fenicios y griegos; la economía, básicamente agropecuaria, pero en la que la industria textil, la producción cerámica, el trabajo de la madera y el comercio con los pueblos colonizadores alcanzó un gran desarrollo; la sociedad, fuertemente estratificada, liderada por un caudillo o reyezuelo cuyo poder estaría más o menos limitado por la importancia de una nobleza con un fuerte poder económico y militar; por último, el ejército y la guerra, que testimonia el marcado carácter aristocrático de la sociedad ibérica, que se manifiesta en las luchas tribales, en la participación de los iberos como mercenarios en todas las contiendas que afectan al Mediterráneo en esta época y en que buena parte de los enterramientos masculinos se caracterizan por la presencia casi generalizada de armamento en sus ajuares.
Este recorrido se realiza a la luz de la información que proporcionan los ajuares descubiertos en las diferentes necrópolis de Coimbra del Barranco Ancho (la Senda, del Barranco y del Poblado), un yacimiento enclavado en una región donde las fuentes sitúan a los contestanos, y bastetanos, que será el lugar donde confluirán con más vigor las influencias de los pueblos colonizadores, griegos y fenicio-púnicos.
En Coimbra concretamente la cultura material es predominamente contestana, aunque étnicamente pensamos que pueden ser bastetanos.