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29 de marzo de 2017
cronobio

Ahora que ya se acerca el buen tiempo llega el momento de ponerse en marcha con la “operación bikini”. Aunque es cierto que la conciencia social ha aumentado, aún queda mucho por hacer en el refutamiento de las dietas milagro frente a la combinación de dieta equilibrada y ejercicio físico. Pero incluso entre los convencidos de la importancia de la dieta y el ejercicio, el sueño sigue siendo el gran olvidado. De hecho, con frecuencia sacrificamos horas de sueño para satisfacer nuestras obligaciones laborales o nuestro tiempo de ocio. Actualmente, la sociedad occidental se encuentra inmersa en una crisis de sobrepeso y obesidad y son numerosos los estudios que la relacionan, entre otros factores, con una reducción severa del número de horas de sueño.

Comenzaremos mencionando algunos hallazgos que involucran a variables antropométricas, se ha visto que las personas que duermen alrededor de 5 horas/día presentan un mayor perímetro de la cintura y un mayor porcentaje de grasa corporal en general, y abdominal en particular, que las que duermen 7-8 horas/día. Este aumento de grasa corporal provoca  también un mayor riesgo de accidentes cardiovasculares y otras enfermedades como la diabetes. Sin embargo, no se debe bajar la guardia, ya que también quienes duermen más de 9h al día son más propensos al sobrepeso. Finalmente, un estudio muy reciente realizado con más de 100 000 personas, ha puesto sobre la mesa nuevas evidencias sobre papel negativo que juegan algunas características del sueño, como su corta duración, las alteraciones por trabajo a turnos o el cronotipo vespertino; en la regulación epigenética de la predisposición a la obesidad.

Para terminar, nos adentraremos brevemente en la perspectiva molecular de esta historia. El llamado sistema de las hipocretinas/orexinas está involucrado de lleno en la regulación del apetito y del ciclo sueño-vigilia. Está conformado por dos neurohormonas hipotalámicas denominadas hipocretinas. Previamente, se ha descrito que la grelina, una hormona encargada de promover el apetito, aumenta con la restricción de sueño, mientras que la leptina, que contribuye a la sensación de saciedad, se reduce en las mismas condiciones. Tanto la grelina como la leptina modulan la actividad del sistema de las hipocretinas/orexinas, potenciando e inhibiendo su actividad respectivamente. Es decir, en términos generales, cuanto peor es la calidad de nuestro sueño mayor es nuestro apetito.

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En definitiva, sueño, vida activa y dieta equilibrada son pilares indispensables para nuestra salud, física y mental. ¡No lo olvides!

Artículo escrito por Carmen Ortega Sabater

Si quieres saber más:

Beccuti, G. & Pannain, S. (2011). Sleep and obesity. Current Opinion in Clinical Nutrition & Metabolic Care. 14(4), 402-412.

Celis-Morales, C. et al. (2017). Sleep characteristics modify the association between genetic predisposition to obesity and anthropometric measurements in 119,679 UK Biobank participants. American Journal of Clinical Nutrition. 

Patel, S. R. (2009). Reduced sleep as an obesity risk factor. Obesity Reviews, 10, 61–68. 

Taheri, S. et al (2004). Short sleep duration is associated with reduced leptin, elevated ghrelin, and increased body mass index. PLoS Medicine, 1(3), 210–217. 

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