VAZQUEZ QUEIPO, Vicente

 

Nació en la Casa Grande del lugar de Lusío, de la parroquia de San Cristovo (Samos, Lugo). Sus padres pertenecían a la hidalguía gallega y a la nobleza asturiana. Estudió, junto a sus hermanos varones, en el Colegio de Nuestra Señora de la Antigua de Monforte de Lemos, y al concluír sus estudios secundarios pasó a la Universidad de Valladolid en 1818. Aquí recibió los grados de bachiller en Filosofía y bachiller, licenciado y doctor en Leyes. Siendo alumno, a partir de 1822, el Claustro de la Universidad lo nombró profesor substituto de las cátedras de Matemáticas Sublimes, Matemáticas Elementales y Derecho Español. En el mes de agosto de 1826, a los 22 años, obtuvo por oposición la cátedra de Física Experimental y Química, que desempeñó al tiempo que se dedicaba al ejercicio de la abogacía.

En 1829 se le concedió una beca de 12.000 reales anuales para viajar a París y cursar estudios en la École Central des Arts et Manufactures, que se inauguraba en noviembre de aquel año con la finalidad de formar ingenieros calificados orientados a la industria. Debido a sus vastos conocimientos, los profesores tuvieron con Vázquez Queipo toda clase de deferencias, e incluso se le nombró preparador de Física y de Química, materias impartidas por Jean Claude E. Péclet y Jean B. Dumas. Durante su permanencia en esta École, debido al constante trabajo en el laboratorio con intensa luz artificial y a los efectos de una deflagración, sufrió lesiones graves en los ojos y oídos que derivaron en una discapacidad visual y auditiva que lo acompañó durante toda su vida.

Tras su regreso a España, en 1833, fue nombrado comisionado y agente del gobierno en el extranjero para que informara de los adelantamientos progresivos de las ciencias y de las artes. Vázquez Queipo viajó entonces por Europa y se interesó principalmente por el progreso de la industria y por la situación de la enseñanza. En  1835 fue nombrado oficial primero de la sección de Instrucción Pública del Ministerio del Interior, que poco después se denominó de la Gobernación, lo que le permitió formar parte de comisiones de trabajo sobre la reforma del sistema métrico nacional y de la que se ocupó de redactar el plan de instrucción pública, conocido como el Plan del Duque de Rivas de 1836, que en pocos meses quedaría en suspenso. A consecuencia de los sucesos políticos decidió entonces exiliarse en París, donde su amigo Adolphe Blanqui, director de la École Supérieure de Commerce, lo invitó a impartir docencia.

En mayo de 1837 Vázquez Queipo ponía fin a su exilio francés y retornaba a Galicia. Su familia, ese mismo año, había presentado su candidatura en las elecciones generales de diputados por la provincia de Pontevedra, en las que resultó electo. En aquella legislatura formó parte de diversas comisiones, entre otras, la de Instrucción Pública. Fue restituido en su anterior cargo y el ministro Alejandro Mon lo nombraba fiscal de la Superintendencia Delegada de la Real Hacienda de la Isla de Cuba, lo que motivó la renuncia a su escaño en el Congreso el 21 de mayo, iniciando su estancia en la Habana en enero de 1839 donde desarrolló una intensa y diversa actividad, pudiendo destacarse su intervención en la reforma de la Universidad de la Habana, que entonces quedó secularizada, y en la elaboración del Plan General de Estudios de la Isla, que rigió en Cuba hasta la adopción de la Ley Moyano en 1857. Lo más notable del nuevo plan era la enseñanza simultánea de la Filosofía, la admisión de las disciplinas de Ciencias Naturales y la amplitud que recibían las ciencias Físico-Matemáticas; un plan en el que, sin duda, se dejaba sentir la influencia de su sólida formación científica.

El retorno de los moderados al poder, condujo a la reposición de Vázquez Queipo en su anterior destino en enero de 1844, que desempeñó hasta mayo de 1846, si bien desde la primavera de 1844 había sido elegido diputado a Cortes por la provincia de Lugo En las elecciones de diciembre de 1846, ya en España, fue elegido nuevamente diputado en esta ocasión por el distrito lucense de Quiroga. En los comicios de 1851 volvió a ser elegido por aquel distrito, pero renunció al ser nombrado senador vitalicio.

Vázquez Queipo, matemático

A finales de 1835, al recrearse el Ateneo científico y literario, Vázquez Queipo había entrado a formar parte de la dicha entidad, adscribiéndose a la Sección de Ciencias Matemáticas y Físicas con el cargo de secretario. Esta Sección estaba presidida por el ilustre matemático granadino José Mariano Vallejo, que ya había pertenecido al primer Ateneo en la época del Trienio Liberal y también compartía con Vázquez Queipo su preocupación por la enseñanza de la juventud. La labor académica más destacada de Vázquez Queipo se inició, con todo, en los años centrales del siglo XIX. En 1847fue elegido presidente de la Sección de Físicas y Químicas, cargo ejercido hasta su muerte. Fue vicepresidente de la Academia desde 1867 hasta 1875. Traspasado el ecuador de su vida y ya desvinculado de la política activa, en 1853, publicó unas Tablas de logaritmos que le hicieron estar presente en las aulas durante más de un siglo.

En la primera edición de sus Tablas, Vázquez Queipo explicaba que se había decidido a escribirlas en 1830, cuando estaba de becario en la École des Arts y Manufactures de París, y al serle encargada la revisión de una nueva edición de las Tablas de Jérôme Lalande. En ellas observó que se daba por conocida la teoría de los logaritmos que sólo se explicaba al escasísimo número de los alumnos que ingresaban en las carreras científicas. Vázquez Queipo se propuso extender el empleo de los logaritmos a todos los usos de la vida civil para ponerlos al alcance de quien lo precisase. Sus Tablas iban precedidas de una introducción para que los usuarios pudieran adquirir una idea clara y precisa de la naturaleza de los logaritmos y de sus múltiples y útiles aplicaciones. Poco después de su publicación fueron declaradas libro de texto para las escuelas de instrucción primaria superior y alumnos de Filosofía de los institutos y de las universidades. Fueron premiadas en la Exposición Universal de París de 1867 y en la de Barcelona de 1888. Se hicieron 45 ediciones de las Tablas, muchas de ellas con múltiples tiradas. Las primeras proporcionaban el cálculo de los logaritmos de los números enteros desde el uno hasta el once mil. En el año 1873, en la edición décimo séptima, el cálculo se ampliaba hasta el número veinte mil. En 1872 y 1876, las dos versiones fueron traducidas al francés y publicadas en París por las editoriales Dunot y Gauthiers Villars.

El 27 de octubre de 1861, ingresó en la Real Academia de la Historia, a la cual hizo donación en 1864 del catálogo de la biblioteca del Padre Sarmiento, que había recibido como regalo de su tío Vicente Valcarcel y Vázquez, abad del convento benedictino de Sano Rosendo de Celanova.

A los 76 años intervino en la construcción, plan de estudios y dotación científica del Instituto privado Fernando Blanco de la villa coruñesa de Cee, en representación de los fideicomisarios del filántropo Fernando Blanco de Lema, residente en Cuba. El Instituto fue un centro pionero en dotación y enseñanza científica y aplicada.

Y en 1886, ya octogenario, Vázquez Queipo dio a la imprenta la Aritmética Mercantil, con el objetivo de aplicar los logaritmos a la aritmética mercantil con la finalidad de convertir en operaciones automáticas las que se usaban en la banca. En la inscripción de su lápida mortuoria (1893) se mencionaba su pertenencia a las Reales Academias de Ciencias y de la Historia, al Institut Imperial de Francia y a otras corporaciones científicas nacionales y extranjeras. Su sucesor en la de la Historia, Luis Vidart, se refirió a él considerándolo un héroe de la ciencia en la lucha intelectual de la razón contra la ignorancia.