VÁZQUEZ CORES, Francisco

Republicano federal gallego y masón que se exilió a Montevideo al fin de la Primera República española, donde ejerció la docencia durante más de 30 años con el título de profesor de Tercer grado, obtenido en concurso público de oposición. Fue aquí, en 1879, uno de los fundadores y también presidente del Centro Gallego de Montevideo y colaborador de El Eco de Galicia (1882―83) y de La Unión Gallega. Desde América continuó manteniendo lazos con las vibraciones democráticas y galeguistas, como lo puso de relieve en diversos escritos de prensa, publicados por ejemplo en el Almanaque Gallego que en Buenos Aires dirigía su amigo Castro López. En 1907 le concedieron la presidencia honoraria en Montevideo del comité de las Escuelas Valle Miñor, que desde Buenos Aires atendía Ares de Parga.

Como docente fue un importante autor de libros de texto de Historia, Geografía, Geología, e Historia Natural y también editor y librero en el campo de la educación. En 1883 abrió el establecimiento Librería Universal con el apoyo del también gallego Antonio Barreiro Ramos y la propaganda de la Librería incluía regularmente esta indicación: «Toda persona puede entrar en esta librería, tomar los libros de los estantes y sin pedir permiso revisarlos uno por uno y retirarse sin comprar nada. Lectura de balde. Casa única en su jénero (sic).». Con estas ediciones y Librería contribuyó al éxito de la reforma educativa uruguaya de José Pedro Varela, según recogen los estudiosos, que señalan además que los cuadernos de escritura por él diseñados sirvieron por varias décadas para el aprendizaje de la escritura de los niños uruguayos, a tal punto que de él pudieron decir: «vivió para los niños.»

Debido a motivos políticos y dado su rechazo dictatorial en 1882 fue destituido como profesor, junto con otros ocho, por ser tachado de Varelista, y en ese momento tuvo ocasión de escribir: «He enseñado a mis alumnos él amor a la humanidad,  a la libertad, a la patria, a la ciencia y al estudio; horror a la tiranía, al fanatismo y a la intolerancia. Abnegación y austeridad hasta él sacrificio.»

Como indicamos, fue autor de 21 libros de texto y otros recursos didácticos, además de las libretas de escritura. Con ellos procuraba «no fatigar al alumno con detalles minuciosos, poniendo atención en la claridad de las nociones, mediante la explicación de lo que se podía leer para comprender bien su contexto, la definición de las palabras, la presencia de preguntas para que los niños usaran las palabras presentes en los libros.».

Unas indicaciones que hacía aparecer, con adecuación, en sus libros, dirigidas a los maestros, como en el caso de su Geografía de Norteamérica, donde, como por ejemplo, indicaba:

«De la latitud y altitud se deduce él clima; de la configuración del suelo se originan los ríos; del clima, ríos, y naturaleza del suelo se deducen, lógica y naturalmente, las producciones generales, y de las producciones se viene en conocimiento de la riqueza del país y de sus elementos de vida. Haciendo servir de base al estudio de la geografía estos principios y circunstancias, se acostumbran insensiblemente los alumnos a ver en un espacio geográfico un miembro vivo y parte integrante de la vida de este gran cuerpo que se llama Tierra (p. 8).»