ALFAYA LÓPEZ, Concepción

Lugar de nacimiento

Madrid

Fecha de nacimiento

24-12-1886

Fecha de fallecimiento

17-10-1945

Lugar de actividad

León.
Cuenca.
Segovia.
Madrid.
Toledo.

Profesión

Etnógrafo/a
Político/a
Profesor/a Escuela Normal

Concepción Alfaya López nació el 24 de diciembre de 1886 en Madrid, aunque el origen de la familia era gallego. A los dieciocho años inició sus estudios de magisterio en la capital. Entre 1902 y 1906 obtuvo los títulos de Maestra de Primera Enseñanza y Maestra Superior en la Escuela Normal Central de Maestras de Primera Enseñanza de Madrid, con sobresaliente y premio extraordinario.

Su primera intención fue trabajar, o bien opositando en 1908 para escuelas elementales de niñas, o bien como parte de la Escuela Normal Central de Maestras, para la que solicita la plaza de Auxiliar de Labores en febrero de 1909. Pero ese año se inaugura la Escuela de Estudios Superiores del Magisterio y decidió matricularse en octubre de 1909, dejando las clases escolares que para entonces impartía.

Hizo los tres años de estudios con beca, empleados para enfrentar las enfermedades de su padre (tuberculosis pulmonar) y hermano (problemas de visión), y los estudios de una hermana Mª Paz, posterior inspectora de primera enseñanza. Como estudiante siguió siendo excelente. Titulada en 1912 en la especialidad de Historia (Sección de Letras), obtuvo reconocimientos a sus calificaciones y esfuerzo durante los tres cursos, quedando la tercera de su promoción.

Concepción Alfaya inició de inmediato su ejercicio como profesora numeraria normalista, primero en la Escuela Normal Elemental de Maestras de León, en agosto de 1912, y un año y medio después en la Escuela Normal Superior de Maestras de Cuenca.

Su afán por la investigación le llevó a disfrutar de una beca de ocho meses en el Centro de Estudios Históricos, con Rafael Altamira, y de cuatro meses al Colegio Nacional de Sordomudos para el estudio de Psicología. Incorporada de su excedencia de un año a la Escuela de Cuenca, solicitó en enero de 1915 la consideración de agregada a la Inspección médico-escolar para realizar estudios de Psicología infantil en relación con la Metodología de la Historia. Pero en mayo de ese año, mediante concurso de traslados, se le nombró profesora numeraria de la Normal Superior de Maestras de Segovia, adonde marchará. Volvió a solicitar el grupo de Historia y, finalmente, logró ser profesora de Metodología de la Historia en este centro. En Segovia permanecerá hasta la llegada de los sublevados en 1936, trasladándose en ese momento como profesora a la Normal nº2 de Madrid. Fue sancionada en 1937 por la comisión de depuración de Segovia.

Es reseñable su papel como organizadora de exposiciones de labores (en Segovia principalmente, y cuyo catálogo obtuvo reconocimiento en el extranjero); conferenciante sobre cuestiones políticas, históricas, feministas y artísticas; organizadora de viajes de carácter educativo a Madrid, con sus alumnas, para visitas históricas. Por su labor de investigación historiográfica y etnográfica, resultado del disfrute de una pensión en Francia y Bélgica en 1924, obtuvo en 1929 el Premio de la Academia de Ciencias Morales y Políticas, de la que era académica, y de la Fundación de José Santa María de Hita por su libro Noticias sobre algunas transformaciones sociales de la post-guerra en Bélgica. Asistencia y beneficencia, junto al homenaje que le brindaron sus alumnas. Ese mismo año, la Real Academia de la Historia, a la que estaba vinculada, consideró “obra de mérito” su texto Noticias para la Historia Económica y Social de España. Teorías económico-sociales (1800-1820). Esta obra tuvo una excelente acogida en el ámbito de la historia de la economía, reseñada en varias ocasiones por su estudio de las bases liberales de la economía norteamericana.

La pasión por la educación, la etnografía y la docencia de la historia la vinculó a la Residencia de Señoritas de Maeztu, con enseñanzas sobre Historia de la Pedagogía; a los cursillos de maestras y maestros de la Junta para Ampliación de Estudios a lo largo de dos décadas; en 1934, a la Universidad Popular de Segovia para adultas y adultos, creación de Antonio Machado, y cuyo funcionamiento ya había estudiado en Bélgica; miembro de algunas misiones pedagógicas por Segovia. También en periodo republicano estuvo vinculada a la sección de Etnografía de Madrid y al Comité Ejecutivo del Patronado del Museo del Pueblo Español, de perfil histórico y también etnográfico.

En su faceta política, al inicio de la II República, fue militante del Partido Radical Socialista y candidata a diputada para las Cortes Constituyentes por Acción Republicana, en junio de 1931. Fue incluida como candidata a Cortes Constituyentes en la coalición republicana “Alianza Republicana” por el Partido Republicano Vigués. En Segovia, se unió ese mismo año a la iniciativa de Antonio Machado y Ortega y Gasset  “Agrupación al Servicio de la República”. En todos sus discursos introdujo la situación de las mujeres en la política, su cultura y la mejora de su trabajo.

Con la llegada de la guerra civil, fue depurada y sancionada en 1937 con la separación del ejercicio profesional como normalista, en Segovia. Para entonces se había trasladado a la Normal nº2 de Madrid, en la que permanecerá hasta el curso 1938-39. La comisión golpista le imputó cargos de pertenencia a partidos políticos, organización y propaganda política en Segovia, ser simpatizante de la F.U.E., no ser católica ni practicante y ser amiga y miembro del partido de Azaña. Le fue concedida la revisión de la sanción el 17 marzo 1941, lo que acabará habilitándola para el ejercicio de maestra en una escuela de niñas fuera de la provincia de Segovia. En su expediente de depuración consta una segunda revisión en 1945, que la confirma como profesora de Normal en la Escuela Normal Superior de Maestras de Toledo. Murió ese mismo año en Madrid, ciudad donde residía, el 17 de Octubre.

En Concepción Alfaya se dan varias singularidades propias de las mejores docentes e investigadoras escolares del primer tercio de siglo XX: su participación en muchas de las iniciativas reformadoras puestas en marcha por la ILE, su actividad extensa en la esfera pública y su participación política. Maestra de formación, decide incrementar sus estudios y especializarse en Historia en la Escuela de Estudios Superiores del Magisterio, lo que la puso en relación con gran parte del institucionismo más pedagógicamente activo. Una vez situada como profesora de Escuelas Normales, inició un periplo de estudio e investigación, principalmente de la mano de Rafael Altamira, una relación extensa en el tiempo y muy rica en publicaciones y enfoques.

Rafael Altamira era en 1913 el responsable del seminario de Metodología de la Historia, un proyecto formación para investigaciones y programas de enseñanza de la Historia de España. Fue a través suya que Concepción Alfaya consiguió vincularse durante dos años al Centro de Estudios Históricos e iniciar, con él, una investigación sobre la cuestión social en España durante el XIX. Al enfoque histórico se unió el empeño de Altamira por la metodología de la enseñanza de la Historia. Allí debatirá, escribirá y ensayará la renovación de programas de estudios en la Historia para las Escuelas Normales. Con Altamira formó parte de la comisión española de la Conferencia Internacional de enseñanza de la Historia, cuyo Congreso se celebró en España en 1933, siendo ella delegada de la Asociación de Profesores de Escuelas Normales.

Entre sus preocupaciones de carácter pedagógico, Concepción Alfaya mostró inquietud por hacer actual la enseñanza de la historia, como quedó evidenciado en sus numerosas publicaciones. Para ella, los métodos de rigor científico eran los que deberían regir la construcción del conocimiento histórico, lejos de la historia como mero relato y de su aprendizaje memorístico. Podemos señalar dos ejes de preocupación y de análisis: en el primero, la historia debía ofrecerse en toda su complejidad, para sacar de ella todos los recursos como enseñanza y como advertencia. Respecto a su enseñanza, evidenció el enorme valor educativo, de profunda formación moral, de férrea disciplina mental, a la vez que criticó que su enseñanza se diera en el espacio inadecuado por falta de preparación científica (se refería a las Escuelas Normales). La historia era para ella –como para Natorp, en quien se apoyó en numerosas ocasiones-, investigación y no narración.

En cuanto a la historia como advertencia, ella partió de la actividad del propio alumnado en su aprendizaje, en la acción personal libre de cada alumna y cada alumno, esto es, que desarrollase su interés a través de su propia labor: el fin de la historia contemporánea sería servir a una sólida educación ciudadana, extraer de ella lecciones de alta moralidad, de profunda ejemplaridad que guíe conductas y deberes (1925, 52).

Una segunda línea de preocupación pedagógica, por la que Concepción Alfaya fue más reconocida, se centró en la promoción del arte popular del bordado. En su labor etnográfica y pedagógica, compartida con su hermana Mª Paz, promocionó la calidad de esta labor en su aspecto docente dentro de la escuela, como una trabajo digno de ejecución por las maestras. Defendió su fundamento formativo para las alumnas que pretendieran dedicarse a esta actividad en un futuro, que reconoció en su obra vinculado al ámbito industrial y artesanal profesional. Es decir, reivindicó una superior y cualificada formación para las niñas y adolescentes en las escuelas donde fueran a aprender estas labores, que en un futuro no lejano les serían útiles, y no sólo en el ámbito doméstico, como se ha señalado.

Desde el punto de vista pedagógico, vio que no se trataba tanto de la modalidad artística cuanto de saber sentir el arte. Para ella, estos trabajos tenían, no sólo una obligada derivación a la labor femenina, sino otra muy interesante, al dibujo aplicado a las artes decorativas e industriales (1930, 133).

Trabajadora incansable, consiguió una pensión y, a su paso por Francia y Bélgica, en 1923, inmersa en el estudio de sus reformas sociales, revisó en profundidad la actuación social de las mujeres antes y después de la guerra a través de sus instituciones, su readaptación social, la moral social y el adiestramiento para la asistencia social a través de la enseñanza. De visita por la Universidad Católica de Lovaina, se fijó particularmente en la Escuela Femenina de Boulevard Clovis. Su preocupación la llevó a explorar la educación de las mujeres, las bolsas de trabajo para su futuro laboral y, como no era menos, los talleres de aprendizaje para bordados, lencería, vestidos y sombreros, creados con el fin de favorecer los oficios femeninos. Decidida a concederle a la labor una versión pedagógica, estética y docente, la enseñanza de los bordados traspasó, tanto para ella como para su hermana Mª Paz, las barreras de la mera enseñanza, convirtiéndose en una labor etnográfica, de búsqueda y recuperación de un legado histórico, resultado de la labor artesanal, comercial e industrial de siglos: todas las obras trabajadas en la escuela y difundidas por ella pueden dar origen a industrias populares y rurales nada despreciables (1930, 134).

La difusión de estos trabajos alcanzaron ámbitos no estrictamente pedagógicos. Vinculada a la Asociación Española para la Difusión de las Ciencias del Hogar, que dirigió Mª Victoria Jiménez Crozat, participó en algún número de la Revista Nuestros Hogares, de carácter internacional, con su enfoque sobre el ámbito artesanal y profesional femenino.

Concepción Alfaya fue un exponente de la cultura y la pedagogía del primer tercio de siglo XX. Como tantas mujeres que se dedicaron a la política, en defensa de sus derechos políticos y civiles, su repercusión aún está por investigarse en profundidad. Fue reconocida como una excelente profesora, trabajadora incansable en la enseñanza de adultas, adultos, maestras y maestros vinculados a la Junta de Ampliación de Estudios. Conferenciante, ligada a iniciativas culturales diversas de Segovia, el arte, el estudio de las corrientes políticas y, sobre todo, la mejora de las condiciones laborales de las mujeres, la relevancia de la artesanía como arte elaborado por ellas y su profundo estudio de la historia como enfoque y metodología dan a su obra un valor singular y único. Fue docente republicana hasta el último momento: la formación les haría ciudadanas y ciudadanos.

Obras del autor/a

Alfaya López, Concepción (1918). El mito y la historia. Su valor educativo. Memoria presentada a la Junta de Ampliación de Estudios.

Alfaya López, Concepción (1921). Las clases sociales en Castilla (premio en el Certamen de Estudios Castellanos). Segovia: Imprenta de Carlos Martín.

Alfaya López, Concepción (1924). Noticias para la historia económica y social de España. Teorías económico-sociales (1800-1820). Segovia: Mauro Lozano, Impresor Librero. Prólogo de Rafael Altamira.

Alfaya López, Concepción (1924). Normal en acción: Aportaciones de material histórico en una clase de la Escuela Normal. Revista de Escuelas Normales, 20, 310-311.

Alfaya López, Concepción (1925). El momento en la enseñanza de la Historia. Revista de Escuelas Normales, 25,  172-173.

Alfaya López, Concepción (1927). Noticias sobre algunas transformaciones sociales de la post-guerra en Bélgica. Asistencia y beneficencia. Memoria premiada por la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas. Madrid: Imprenta viuda e Hijos de J. Ratés.

Alfaya López, Concepción y Alfaya López, Mª Paz (1930). Los bordados populares en Segovia. Madrid: Establecimiento Tipográfico de A. Marzo.

También en: (url: https://ifc.dpz.es/recursos/publicaciones/29/40/_ebook.pdf) y (url: https://bibliotecadigital.jcyl.es/i18n/catalogo_imagenes/grupo.cmd?path=10065814)

Alfaya López, Concepción (1930). Adopción escolar de los bordados populares. Revista de Escuelas Normales, 72, 132-137.

Autor de la biografía

ROBLES SANJUAN, Victoria

Bibliografía

Acebrón Tolosa, Cora Mª (2012). Concepción Alfaya López. En Isidro Sánchez (coord.) Educación, Ciencia y Cultura en España: Auge y colapso (1907-1940). Pensionados de la JAE. Ciudad Real: ALMUD.

 Mainer Baqué, Juan (2009). Inventores de sueños. Diccionario bioprofesional de pedagogos y didactas de Geografía e Historia hacia 1936. Zaragoza, Institución “Fernando el Católico” (C.S.I.C.)/Diputación de Zaragoza (url: https://ifc.dpz.es/recursos/publicaciones/29/40/_ebook.pdf)

Marín Eced, Teresa (1991). Innovadores de la Educación en España (Becarios de la Junta para Ampliación de Estudios). Cuenca: Universidad de Castilla la Mancha, pp.25-27.

Robles Sanjuán, Victoria (2007). Pensamiento educativo y cualificación profesional a través de algunas maestras pensionadas. En Felicidad Sánchez Pascua et. als. (coord.). Relaciones internacionales en la Historia de la Educación: Junta para la Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas (1907-2007) (pp. 251-260). Cáceres: Universidad de Extremadura, Vol. 1.

 

Escuela Normal Superior de Maestras de Toledo (1900-1953). Ramón Sánchez.

https://realacademiatoledo.es/wp-content/uploads/2012/10/files_toletum_0057_toletum57_ramonsanchezgonzalez.pdf

Wikipedia. Concepción Alfaya López. https://es.wikipedia.org/wiki/Concepci%C3%B3n_Alfaya