MANJÓN MANJÓN, Andrés

Lugar de nacimiento

Sargentes de la Lora, Burgos

Fecha de nacimiento

30-11-1846

Fecha de fallecimiento

10-07-1923

Lugar de actividad

Valladolid
Salamanca
Madrid
Santiago de Compostela
Granada

Profesión

Autor/a
Profesor/a
Sacerdote
Educación

 

Andrés Manjón y Manjón fue un sacerdote, canonista y pedagogo español que nació el 30 de noviembre de 1846 en Sargentes de la Lora (Burgos) en una familia humilde de labradores. “En su casa paterna padeció durante su infancia los rigores de una vida austera, pero también encontró ejemplos de laboriosidad y reciedumbre moral que le marcaron para toda su vida” (Álvarez Lázaro, 2012, p. 1). La enseñanza rural en la época isabelina era de muy baja calidad, lo que influyó en que la educación primaria de Andrés Manjón, como él mismo atestiguó en sus Hojas históricas del Ave María, fuese muy escasa y pobre al no poder asistir con regularidad a la escuela de la aldea de Sargentes y a su mala experiencia con un profesor que utilizaba la palmeta para suplir lo que no conseguía a través de sus métodos pedagógicos. Gracias a la mediación de su tío y párroco del pueblo, Domingo Manjón, Andrés ingresó con doce años en una pequeña academia (Polientes, Cantabria) que preparaba para acceder a la carrera sacerdotal. Tres años permaneció en el centro donde recibió, bajo una severa y rigurosa disciplina, una instrucción muy básica en principios fundamentales del cristianismo y en el cumplimiento riguroso de las prácticas religiosas. Sin embargo, solo fue formado en Gramática Latina. Para poder subsanar las carencias que tenía en retórica y poder acceder a la carrera sacerdotal superior, ingresó en el seminario de San Carlos de Burgos donde cursó cuarto año de Humanidades y Latinidad. En 1862, pudo ingresar en el seminario conciliar de San Jerónimo de Burgos donde permaneció hasta 1868. El seminario tuvo que cerrar debido a los acontecimientos derivados de la revolución de septiembre de ese mismo año. Andrés tuvo que trasladarse a Valladolid para finalizar sus estudios teológicos. Además, comenzó a estudiar, simultáneamente, los estudios jurídicos en la Universidad. En 1873, y tras haber participado de forma activa en las actividades de Acción Católica y de la Academia Jurídico-Escolar y de haber sido una de las cabezas visibles de los universitarios católicos en su enfrentamiento con los exaltados, finalizó con éxito sus estudios de doctorado en Derecho Civil.

La obtención de su doctorado lo llevó a ser docente en la enseñanza universitaria hasta su jubilación en 1918. Andrés Manjón comenzó siendo profesor interino en la cátedra de Historia de la Iglesia, Concilios y Colecciones Canónicas de la Universidad de Valladolid. Este empleo lo compaginó con una academia que fundó para alumnos de secundaria, aunque en 1874 tuvo que cambiar su plaza como profesor interino por la de auxiliar de la cátedra de Derecho Romano de la Universidad de Salamanca. En ese mismo año, la titularidad de la cátedra salió a concurso, aunque Andrés no consiguió ganar la oposición, por lo que fue contratado, en 1875 y gracias a la intervención de un tío suyo, en el colegio de San Isidro de Madrid como profesor de Historia y Geografía y como inspector. Esta experiencia en la enseñanza secundaria duró hasta 1879 y la complementó trabajando como jurista. En ese mismo año ganó la oposición a la cátedra de Derecho Canónico de la Universidad de Santiago de Compostela, aunque su experiencia en Galicia duró poco, ya que, un año más tarde, consiguió ganar la plaza en la cátedra de Canónico de la Universidad de Granada. Andrés se asentó en esta ciudad donde “se implicó seriamente en la vida universitaria, formando parte de numerosos tribunales y desarrollando brillantes lecciones magistrales” (Álvarez Lázaro, 2012, p. 2), como los discursos que pronunció en la apertura del curso 1897-1898 de la Universidad de Granada sobre Las Condiciones pedagógicas de una buena educación y cuáles nos faltan, y en la apertura del curso 1903-1904 en la Facultad de Derecho de la Abadía de Sacromonte sobre Soberanía de la Iglesia. Andrés compaginó su trabajo en la Universidad de Granada con las clases sobre Derecho Canónico que impartía en la Facultad de Derecho de la Abadía de Sacromonte. Dada su fuerte implicación universitaria, a Andrés le ofrecieron la posibilidad en 1899 de ser rector de la Universidad de Granada y decano de la Facultad de Derecho, en 1902 le ofrecieron ser Senador y en 1908 vicerrector, aunque rechazó todas estas propuestas. Además, recibió otros reconocimientos como la Gran Cruz de Alfonso XII en 1902, año en que Romanones lo nombró consejero de Instrucción Pública; en 1908 fue elevado a Académico de la Lengua; en 1914 ocupó el cargo de vocal del Patronato del Museo provincial de Bellas Artes de Granada; y en 1923, unos meses antes de fallecer, el Ayuntamiento de Granada aprobó colocar una estatua en su memoria. Andrés no se ordenó presbítero hasta 1886, año en que también ganó por oposición una canonjía en la Abadía de Sacromonte.

“Además de los muchos trabajos propios de su ministerio, durante años fue consiliario del Centro Social Católico de Obreros de Granada y aportó sustanciosas colaboraciones en los más importantes foros eclesiásticos nacionales” (Álvarez Lázaro, 2012, p. 2). Andrés Manjón fue un firme defensor de la educación/escuelas católicas lo que le llevó a mantener un enconado enfrentamiento con las escuelas laicas. En 1910 publicó un folleto (30.000 ejemplares) en contra de estos centros a los que denominó como anticristianos, ateos y antihumanos. Su lucha contra la secularización continuó en el tiempo y en 1913 se trasladó a Valladolid para defender en el Congreso Catequético Nacional la conveniencia de establecer el Catecismo como una asignatura central. Manjón fue un firme defensor de la educación, instrucción y escolarización de todos los niños, sobre todo de los más necesitados, ya que para él esa era la única vía para la regeneración social y la erradicación de la pobreza, de la marginación y de la ignorancia. Esta concepción le llevó a fundar su obra maestra: las Escuelas del Ave-María.

Estas escuelas nacieron del trayecto que realizaba Manjón todos los días desde la Abadía de Sacromonte hasta la Universidad desde donde divisaba las cuevas donde vivían los gitanos. Un día se sintió atraído por un canturreo de la doctrina cristiana que procedía de una cueva cercana al Camino del Monte, y se acercó hasta allí descubriendo a una mujer anciana rodeada de un grupo de niñas a las que cuidaba y enseñaba a leer y a rezar por un pequeño estipendio. Maravillado ante tal descubrimiento le ofreció a la “maestra de migas” una cueva mejor para que continuase realizando su labor, lo que también permitió duplicar el número de alumnas. Andrés Manjón costeó la comida y el alquiler de la cueva con la condición de que todos los domingos y festivos acudiesen la “maestra” y las niñas a la Iglesia del Sacromonte para escuchar misa. En 1889, esta “maestra” viajó hasta Barcelona y no regresó, por lo que Manjón decidió comprar un carmen (casa de campo con jardín y huerto) situado cerca de la cueva anterior, contratar a una maestra que dispusiese de título oficial y fundar una escuela de niñas, ya que los niños podían asistir a una escuela que había en los sótanos de la Abadía de Sacromonte (Canes Garrido, 1999). El número de alumnas continuó aumentando y, con ello, la presencia de niños pequeños que debían asistir con sus hermanas pues éstas no podían dejarlos solos. Esta situación llevó a Manjón a crear una sección de párvulos para atenderlos y puso al frente al marido de la maestra. Ante el crecimiento de peticiones para asistir a la escuela, Manjón decidió adquirir otros cármenes colindantes al inicial donde instalar habitaciones para el capellán y los maestros, imprenta, comedores, etc. En tres años ya había un carmen para niñas y otro para niños y en 1894 este número aumentó a tres al sumarse un carmen para párvulos. “Los alumnos del curso 1895-1896 se repartían en doce clases que, a su vez, se subdividían en varias secciones graduadas por edades y sexos” (Canes Garrido, 1999, p. 152). Esta experiencia le llevo a tejer, progresivamente, “una red escolar que vertebró un poderoso movimiento de educación católica popular” (Álvarez Lázaro, 2012, p. 3) tanto en España como en Latinoamérica. El objetivo de estas escuelas manjonianas era “la regeneración de España por medio de la educación, pero con unas características peculiares”, ya que su enseñanza se caracterizó por ser “cristiana, popular, infantil, práctica, española o patriótica, racional o humana, y gratuita para que sea ‘simpática y atrayente’”, y para ello empleó “un sistema educativo mixto: individual y colectivo, cíclico y concéntrico y usa muchos procedimientos entre los que cabe destacar tres: el diálogo, la acción y la intuición” (Arce García, 2002, p. 99).

Su obra educativa no finalizó con esta red de centros escolares, ya que en 1905 fundó un Seminario de Maestros y publicó, de forma periódica, las Hojas del Ave-María, una serie de artículos cuya finalidad era informar sobre el desarrollo de la institución, examinar los problemas pedagógicos y proporcionar una orientación didáctica del Catecismo. Estas Hojas y el discurso que pronunció en 1897 en la Universidad de Granada fueron una fuente muy útil para conocer el pensamiento pedagógico y educativo de Manjón, un pensamiento que forjó de la lectura y crítica de las ideas y actividades pedagógicas y educativas que se estaban desarrollando en su entorno y en todo el mundo. Para el pedagogo burgalés, la pedagogía “Es la ciencia y arte de educar e instruir al hombre, esto es, un conjunto de principios científicos y reglas prácticas cuyo objetivo final es hacer hombres cabales y completos, tal cual Dios los quiere y la sociedad los necesita”; y educar “es cultivar y desarrollar cuantos gérmenes de perfección física y espiritual ha puesto Dios en el hombre” (Manjón y Manjón, 1897a, p. 5). Atendiendo a Montero Vives (1958), el concepto de educación de Manjón estaba sustentado en tres pilares: el perfeccionamiento personal, la dimensión social y la trascendente. Además, el pedagogo tenía que ser antropólogo, ya que debía conocer la naturaleza del educando, y poseedor de conocimientos fisiológicos, históricos, jurídicos, morales y religiosos (Arce García, 2003). Finalmente, en su discurso pronunciado en la Universidad de Granada, Manjón estableció cuales eran las condiciones pedagógicas de una buena educación: comenzar desde la cuna; ser integral; gradual y continua; ser una; progresiva, ir desde lo sensible a lo espiritual, del exterior al interior, de lo espontáneo a lo reflexivo…; ser secular, tradicional e histórica; orgánica y armónica; educadora e instructiva; ser convergente; activa, tanto por parte del alumno como del maestro; ser sensible o estética; moral; imprimir carácter; ser religiosa; libre; y artística y manual.

Manjón compaginó su ideología católica, ortodoxa y enemiga del liberalismo con una práctica pedagógica moderna, basada en el contacto con la naturaleza y centrada en la actividad de los alumnos y en el juego. “Su pedagogía es ante todo pedagogía del niño. El arte del maestro consistirá en crear las circunstancias que la favorezcan” (Arce García, 2003, p. 78), por lo que, al introducir en su sistema educativo el método activo intuitivo, Manjón llegó a ser un pionero en España en introducir este método y estos procedimientos educativos, llegando a adelantarse a los planteamientos de la Escuela Nueva y de la Escuela Activa. Manjón estipulaba que los niños tenían que cantar, jugar con el agua, el barro, moverse, crear, dibujar… Además, la pedagogía manjoniana estaba basada en el método de la lectoescritura y del método simultáneo y en la utilización de diversos materiales de lectoescritura como carteles, cartillas, tableros, encerados con cuadrículas y letras, abecedarios fijos, impresos y móviles, cintas extendidas o plegadas, etc. Todas estas innovaciones atrajeron a numerosos visitantes y fue una gran influencia en la pedagogía y pensamiento de otros pedagogos como, por ejemplo, Baltasar Pardal Vidal (1886-1963) fundador de La Grande Obra de Atocha. La pedagogía manjoniana sigue viva en las Escuelas del Ave-María, incluso ha evolucionado gracias a la introducción de nuevos métodos y técnicas.

Obras del autor/a

 

Manjón y Manjón, Andrés (1885). Derecho Eclesiástico General y Español. Granada: Imprenta de José López Guevara.

Manjón y Manjón, Andrés (1892). Memoria de las Escuelas del Camino del Sacro-Monte ó Colegio del Ave María 1889-1892. Granada: Imprenta de José López Guevara.

Manjón y Manjón, Andrés (1895). Pensamiento de la colonia escolar titulada Escuela del Camino del Sacro-Monte. Granada: Imprenta de Indalecio Ventura.

Manjón y Manjón, Andrés (1897a). Discurso leído en la solemne apertura del curso académico de 1897 a 1899 (1898) en la Universidad Literaria de Granada. Granada: Imprenta de Indalecio Ventura.

Manjón y Manjón, Andrés (1897b). Las Escuelas del Ave-María en el curso 1896 á 1897. Granada: Escuelas del Ave-María.

Manjón y Manjón, Andrés (1898a). Las Escuelas del Ave-María en el curso 1897 á 1898. Granada: Escuelas del Ave-María.

Manjón y Manjón, Andrés (1898b). Memoria de las Escuelas del Ave-María en Sargentes (Burgos) de 1893 á 1898. Granada: Imprenta de Indalecio Ventura.

Manjón y Manjón, Andrés (1900 - 1ª parte, 1901 - 2ª parte, 1902 - 3ª parte, 1903 - 4ª parte, 1905 - 5ª parte, 1906 - 6ª parte). El pensamiento del Ave-María. Granada: Imprenta de las Escuelas del Ave-María.

Manjón y Manjón, Andrés (1902a). Derechos de los padres de familia en la instrucción y educación de sus hijos. Discurso presentado al Congreso Católico de Santiago de Compostela en 1902. Granada: Imprenta de las Escuelas del Ave-María.

Manjón y Manjón, Andrés (1902b). Hojas del Ave-María. Las grandes cuestiones actuales vistas desde una escuela. Oviedo: La Cantábrica.

Manjón y Manjón, Andrés (1906). Hojas coeducadoras del Ave-María. Granada: Imprenta de las Escuelas del Ave-María.

Manjón y Manjón, Andrés (1907). Hojas educadoras del Ave-María. Granada: Imprenta de las Escuelas del Ave-María.

Manjón y Manjón, Andrés (1909, 1910, 1912 y 1914). Hojas catequísticas y pedagógicas del Ave-María. Granada: Imprenta de las Escuelas del Ave-María.

Manjón y Manjón, Andrés (1910). Las escuelas laicas. Barcelona: Herederos de Juan Gili.

Manjón y Manjón, Andrés (1913). El catecismo como asignatura céntrica. Memoria presentada al Primer Congreso Catequístico Nacional, celebrado en Valladolid en junio de 1913. Barcelona: Herederos de Juan Gili.

Manjón y Manjón, Andrés (1915a). El maestro mirando hacia dentro. Madrid: Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos.

Manjón y Manjón, Andrés (1915b). Hojas históricas del Ave-María. Granada: Imprenta de las Escuelas del Ave-María.

Manjón y Manjón, Andrés (1916). El maestro ideal. Granada: Imprenta de las Escuelas del Ave-María.

Manjón y Manjón, Andrés (1920). Hojas evangélicas y pedagógicas del Ave-María. Madrid: Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos.

Manjón y Manjón, Andrés (1921a). Cosas de antaño contadas ogaño (Memorias de un estudiante de aldea). Granada: Imprenta de las Escuelas del Ave-María.

Manjón y Manjón, Andrés (1921b). Hojas cronológicas del Ave-María. Granada: Imprenta de las Escuelas del Ave-María.

Manjón y Manjón, Andrés (1923 (lib. 1-4), 1924 (lib. 5) y 1925). El maestro mirando hacia fuera o de dentro a fuera. Madrid: Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos.

Manjón y Manjón, Andrés (1945-1956). Edición nacional de las obras selectas de don Andrés Manjón. Granada: Patronato de las Escuelas del Ave María.

Prellezo García, José Manuel (Ed.) (1973). Diario del P. Manjón, 1895-1923. Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos.

Autor de la biografía

MOLINA POVEDA, María Dolores

Bibliografía

 

Álvarez Lázaro, Pedro (2012). Grandes de la Educación: Andrés Manjón y Manjón y las escuelas del Ave María. Padres Y Maestros / Journal of Parents and Teachers, (348), 1-4. Recuperado de https://revistas.comillas.edu/index.php/padresymaestros/article/view/592

Arce García, Victorino de (2002). Manjón, educador. Pulso: revista de educación, (25), 87-102. Recuperado de https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=243771

Arce García, Victorino de (2003). Manjón y su obra. Pulso: revista de educación, (26), 71-84. Recuperado de https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=499160

Canes Garrido, Francisco (1999). Las Escuelas del Ave María: una institución renovadora de finales del siglo XIX en España. Revista complutense de educación, 10(2), 149-166. Recuperado de https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=150270

Gómez Gómez, Mª Carmen, Escudero Vidal, Jacinto e Iglesias Polo, Mª Teresa (2016). Influencias pedagógicas de Andrés Manjón en Baltasar Pardal. Cabás, (15), 131-144. Recuperado de http://revista.muesca.es/articulos15/363-influencias-manjon

Montero Vives, José (1958). Manjón, precursor de la Escuela activa. Granada: CEPPAM.