MARTINEZ TORNER, Eduardo

Pseudónimo/nombre adoptado

TORNER, E. M.

Lugar de nacimiento

Oviedo

Fecha de nacimiento

07-04-1888

Fecha de fallecimiento

17-02-1955

Lugar de actividad

Asturias
Madrid
Londres

Profesión

Músico/a
Profesor/a

 

Nació en Oviedo en una acomodada familia de industriales. Abandonó tempranamente el Instituto para emprender en 1904 la carrera de piano en el Conservatorio de Oviedo, concluida en el de Madrid en 1910. En esos años se había iniciado ya en la recogida y análisis musicológico de las músicas populares asturianas, influenciado seguramente por la investigación sobre el folclore que por entonces comenzaba en nuestro país Concluida la carrera, solicitó una beca para el Centro de Estudios Históricos (CEH), dependiente de la Junta para Ampliación de Estudios (JAE), dirigido por Ramón Menéndez Pidal, buscando probablemente una “dirección técnica” a sus afanes, acerca de cuya fundamentación metodológica manejaba ya ideas precisas. Así lo evidencia la carta enviada a Menéndez Pidal el 22 abril 1910, el cual comenzaba entonces a incorporar la dimensión musicológica en sus investigaciones sobre el Romancero, en el convencimiento de que “la música es una poderosa fuerza vital (del romancero …) como las alas que le llevan a través del tiempo y del espacio, pues al par que ella brota insistentemente en la memoria (…) ayuda a recordar más fácilmente los versos por ella animados (Asensio, 859).

Siéndole denegada la beca, se inicia en el estudio científico de la musicología en la Schola Cantorum de París dirigida por Vicent d´Indy, y en las clases de Thiersot en l´École de Hautes Études Sociales. Tras dos años de estancia (1912-1914), la I Guerra mundial le obligará a retornar a Asturias, donde afianza su faceta folclorista, aconsejado por d´Indy. En estos trabajos de campo coincide ocasionalmente con Josefa Sela, hija del catedrático universitario Aniceto Sela, gran recopiladora del romancero astur-leonés a requerimiento de María Goyri, esposa de Menéndez Pidal. Oviedo era por aquellos años un lugar con importantes estímulos culturales susceptibles de asumir y estimular el folclorismo, con tertulias artísticas vanguardistas (Torner forma parte de la llamada La Claraboya), una universidad muy dinámica y una red de centros y asociaciones culturales que le facilitarán la difusión de sus investigaciones en un exitoso periplo de conciertos y conferencias por toda la geografía asturiana. El fruto de su trabajo en esos años cristalizaría en el Cancionero musical de la lírica popular asturiana (1920), ambiciosa obra que recopila quinientas canciones populares (479 vocales y 21 instrumentales) recogidas en 70 pueblos de la región y pertenecientes a 33 municipios, clasificadas según el estudio de la línea melódica.

Desde 1910 Torner se vinculó a la Institución Libre de enseñanza (ILE), el Instituto Escuela, la Residencia de Estudiantes y, particularmente, al CEH, integrándose en 1914 en el plantel de investigadores de la Sección de Filología dirigida por Menéndez Pidal, a la que aportó su experiencia y conocimientos sobre recogida, estudio y clasificación de las melodías romances. En diciembre de 1916 fue nombrado jefe de la Sección de Musicografía y Folclore del CEH. Durante esos años la JAE becó su recorrido “palmo a palmo” por las diversas provincias del territorio español, destacando sus trabajos en León y Asturias (verano de 1916), el Alto Aragón (entre 1915 y 1917) y los realizados por encargo de la Comisión de Estudios Gallegos de la JAE para, junto con J. Bal y Gay, recopilar el Cancionero de Galicia, en los veranos entre 1928-1932 (que tendrá que esperar hasta 1973 para ser “recuperado” y publicado).

Su dimensión asturianista fue apoyada por la Diputación Provincial de Asturias, becándolo en 1916 para estudiar en las bibliotecas de Madrid los distintos cancioneros nacionales y extranjeros; y, de nuevo, tras la publicación del Cancionero asturiano, costeándole un largo viaje (de noviembre 1924 a junio 1925) a Cuba y México, países con una importantísima colonia asturiana entre la que difundir los valores de la música popular regional. Buscando suavizar la aridez de sus eruditos análisis sobre el “valor histórico de la música tradicional y la importancia de los estudios folklóricos para la comprensión del espíritu de los pueblos», sus conferencias serían “amenizadas” por el intérprete de la tonada asturiana José Menéndez Carreño y su hija Faustina, quienes le acompañaron en el viaje. Con la misma finalidad amenizadora, las conferencias fueron precedidas por la proyección de un film sobre las costumbres regionales cedido por la empresa Valle, Ballina y Fernández, SA de Villaviciosa. A su regreso de ultramar, y coincidiendo con el auge de los films producidos, rodados y revelados en Asturias para consumo principalmente de nostálgicos emigrantes al otro lado del Atlántico, Torner se encargó de la selección de la música y los cantos populares del Principado para la banda sonora del film Bajo las nieblas de Asturias. Dirigido por Manuel Noriega en 1927, sería la cinta astur más representativa del cine mudo español. Sus zarzuelas La Promesa (1929) y La Maragata (1931) recogen también su labor investigadora sobre la música popular.

En 1930 Torner representaba la vanguardia de la investigación académica sobre el folclore en España. Un área que se verá reconocida con la creación ese mismo año del Archivo de la Palabra y las Canciones Populares, que incorporaba una nueva línea de investigación lingüística y musical en la Sección de Filología del CEH. Destinado a reunir los materiales sonoros que proporcionaran información sobre los lenguajes y la música popular de la cultura hispánica, fueron sus responsables el fonetista Navarro Tomás y el mismo Torner, folclorista. Son “años republicanos” en los que Torner continua su intensa actividad investigadora y divulgadora (además de conciertos y conferencias siguió activo en los cursos para extranjeros organizados por el CEH), profundizando en la faceta pedagógica de su trabajo, en cuya orientación institucionista se mueven sus familiares y allegados (Florentino Martínez Torner, Alejandro Casona, Luis Álvarez Santullano…) y en la que encajan perfectamente sus convicciones sobre el valor formativo del folclore. La canción, afirmaba “influye poderosamente en los instintos populares. Ella es el libro inmortal de la sabiduría y de los sentimientos del pueblo y en ella está reflejada el alma de los hombres con una imagen mucho más precisa que ninguna otra manifestación espiritual”.

Institucionista en su convicción sobre la importancia de la música en la formación escolar (fue profesor de música en la ILE y en el Instituto Escuela), la verá igualmente esencial en las actividades de ocio ciudadano, siendo un dinamizador de las realizadas en la Residencia de Estudiantes, las Misiones Pedagógicas, las Colonias escolares, las Excursiones, el Lyceum Club, la Residencia de Señoritas, las “veladas familiares” organizadas por el Grupo escolar Cervantes de Madrid, etc. Contribuyó a la pedagogía musical elaborando materiales para la docencia publicados por la Residencia y el Instituto-Escuela (Cuarenta canciones españolas, Armonizadas por Eduardo M. Torner. Madrid, 1924; Cancionero musical. Selección y armonización de Eduardo Martínez Torner, 1928), por la Revista de Pedagogía (Metodología del canto y la música, 1935; El folklore en la escuela, 1936) y participando como experto en la representativa obra de pedagogía escolar republicana, Libro Guía del maestro (1936), con el capítulo “La enseñanza del canto”. Su contribución más emblemática será, empero, la creación y dirección del Coro de las Misiones Pedagógicas (1931), obra sobre la que su responsabilidad fue total, desde la selección de sus miembros, del repertorio de canciones populares a incluir la armonización de las mismas, así como del Servicio de Música (incluido el equipamiento técnico) que acompañaba a las Misiones Pedagógicas

Desde su nombramiento en 1932 (Gaceta de Madrid, 7 diciembre 1932) y hasta 1937 fue profesor interino de la asignatura Prácticas de Folclore en el Conservatorio Nacional de Música y Declamación de Madrid; asistiendo en calidad de tal a eventos internacionales como el Congreso de la Sociedad Internacional de Musicología (Barcelona 18-25 de abril 1936), en el que presentó la ponencia “Los ritmos en la música popular castellana”. Siguió siéndolo desde1937, confirmado en su cargo (BOE 23 junio 1937) aceptándose su reingreso nominal por estar en “funciones guerra”, es decir, en las actividades de los Coros desarrolladas entonces básicamente en guarderías y hospitales.

Afiliado a Izquierda Republicana, recibió nombramientos del gobierno republicano de carácter profesional. Entre 1931 y 1934 fue miembro del Consejo Nacional de Música. Ese mismo año (Gaceta de Madrid, 8-10-1934) fue nombrado Vocal del Comité Ejecutivo del Museo del Pueblo Español y, entre ese año y 1939, Vocal del Consejo Central de la Música (creado en 1937).

Durante la guerra, Toner siguió los desplazamientos del personal gubernamental de la Republica. En 1937 fue trasladado a Valencia junto con el personal del CEH. Desde allí pasa a Barcelona en 1938 y finalmente a Francia. Refugiado en el campo de Argelès (allí compuso el “Himno de los refugiados españoles” e impartió alguna conferencia), el Comité de Ayuda Inglés logró su entrada en Inglaterra el 3 de septiembre de 1939, trasladándolo a Londres junto con otros intelectuales comprometidos con la República. Depurado y separado de sus cargos (entre 1941-1942), a día de hoy no se conocen las acusaciones.

Durante un exilio que fue definitivo y en completo ostracismo, a la persona non grata que era Torner se le prohibieron durante ocho años los contactos familiares, perdiendo además sus materiales de trabajo y su obra inédita. Mantuvo sin embargo su empeño docente, divulgativo e investigador. Poco después de llegar a Londres fue profesor, hasta 1955, de Literatura avanzada española en la Fundación Canyon House. Colaboró con el Instituto Español y con la Fundación Luis Vives de Londres en cuyo Boletín publicó artículos. También con la BBC, en una sección semanal dedicada a la música popular y el folclore de las distintas regiones españolas. Sin apenas materiales fue capaz de escribir el Índice de analogías entre la lírica española antigua y la moderna (publicado en entregas en la revista Symposium entre 1946-1950) y el Cancionero Musical español. Sobre la base de estos trabajos, ampliada, incorporando lo portugués, lo hispanoamericano y lo sefardí, dejo compuesta e inédita a su muerte las monumentales obras Lirica hispánica (compilada más tarde por Homero Seris y finalmente publicada en España por sus deudos en 1966, si bien con gestiones exteriores) y su complementaria Rítmica Hispánica, aun inédita.

Obras del autor/a

 

Cancionero musical. Selección y armonización de Eduardo Martínez Torner. (1928). Madrid: Instituto-Escuela, Música JAE, Biblioteca Literaria del Estudiante III, dirigida por Ramón Menéndez Pidal.

Martínez Torner, E. (1920). Cancionero musical de la lírica popular asturiana. Madrid: Establecimiento tipográfico Nieto y Cia.

Martínez Torner, E. (1935). Metodología del canto y la música. Madrid: Publicaciones de la Revista de Pedagogía.

Martínez Torner, E. (1935). Temas folklóricos. Música y poesía. Madrid: Faustino Fuentes.

Torner, E. M. (1948). Cancionero Musical español. London: George Harrap.

Torner, E. M. (1924). Cuarenta canciones españolas. Madrid: Residencia de Estudiantes.

Torner, E. M. (1936). La enseñanza del canto. En Libro-Guía del maestro. Los problemas y los órganos de la Enseñanza primaria. Didáctica de todas las materias. Obras alrededor de la Escuela. Bibliografía (pp. 581-594). Madrid: Espasa Calpe.

Torner, E. M. (1936).  El folklore en la escuela. Madrid: Publicaciones de la Revista de Pedagogía.

Torner, E. M. (1966). Lírica Hispánica. Relaciones entre lo popular y lo culto. Madrid: Castalia.

Autor de la biografía

TERRÓN BAÑUELOS, Aida

Bibliografía

Asensio Llamas, Susana (2011). Eduardo Martínez Torner y la Junta de Ampliación de Estudios en España. Arbor 751 (187) 857-874.

González Cobas, Modesto (1986). Prólogo y notas a la segunda edición del Cancionero Musical de la lírica popular asturiana. Oviedo. Instituto de Estudios Asturianos.

González Cobas, Modesto (2000). El discreto exilio del musicólogo Eduardo Martínez Torner. En A. Fernández Insuela (coord.). Sesenta años después. El exilio literario asturiano de 1939. Actas del Congreso internacional celebrado en la Universidad de Oviedo 20-22 octubre 1999 (pp. 159-171). Oviedo: Universidad de Oviedo.

Muñiz Toca, Ángel (1961). Vida y obra de Eduardo Martínez Torner (musicólogo, folklorista y compositor). Oviedo: Instituto de Estudios Asturianos.

Pliego, Víctor (2006). El Servicio de música: Eduardo Martínez Torner y Pablo de Andrés Cobos. En E. Otero y M. García (eds.). Las misiones pedagógicas, 1931-1936 (pp. 414-443). Madrid: Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales y Residencia de Estudiantes.

Suárez, Constantino (1956). Martínez Torner, Eduardo. En Escritores y artistas asturianos. Índice bio-bibliográfico, tomo V (pp. 206-212). Oviedo: IDEA.

Serís, Homero (1966). Prólogo. En E. M. Torner, Lírica hispánica. Relaciones entre lo popular y lo culto (pp. 7-11). Madrid: Castalia.

Observaciones

Actualmente llevan su nombre el Conservatorio Superior de Música del Principado de Asturias, una calle de Oviedo y el premio nacional de folclore que otorga el ayuntamiento de Oviedo desde 2005 así como un colegio público de educación infantil y primaria de Gijón.