RIGADA RAMÓN, María Encarnación de la

Ser profesora de Escuela Normal significaba para las mujeres ocupar un puesto de relevancia en la España del primer tercio del siglo XX. María de la Rigada fue profesora y directora de Escuela Normal con protagonismo en numerosos ambientes culturales y sociales.

Estudió en la Escuela Normal Central de Maestras donde obtuvo el título de Maestra Normal, siendo nombrada unos días después Profesora auxiliar interina y, desde 1899, Profesora numeraria dedicada principalmente a las asignaturas de Aritmética, Geometría, Álgebra y Trigonometría.

Realizó los cursos impartidos en la Escuela de Institutrices, en 1904 formó parte del grupo de maestras matriculadas en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central en la asignatura de Pedagogía Superior, recién creada en los estudios de Doctorado e impartida por Manuel Bartolomé Cossío, y durante siete años estudió Matemática pura y aplicada en la Escuela de Estudios Superiores del Ateneo de Madrid. En 1913 solicitó una pensión a la Junta para Ampliación de Estudios, para conocer experiencias sobre Escuelas al aire libre, Sanatorios y Colonias Escolares que le fue denegada.

En septiembre de 1917 pasó a ocupar la Dirección de la Escuela Normal -y fue nombrada Vocal del Consejo Universitario-, cargo que empezó desempeñando con gran reconocimiento del Claustro, el cual manifestó su satisfacción en varias ocasiones; una de ellas, en julio de 1918, otorgándole: “Un voto de gracias por sus iniciativas, que han dado como resultado transformar esta Normal en el sentido que marcan las corrientes modernas; así como el acierto que supone la implantación de las conferencias que, como extensión cultural, han desarrollado diferentes autoridades científicas”.

Durante cinco años en los que, con un peculiar estilo de gestión, hizo del Centro un lugar de difusión de cultura, de formación permanente, de actividades extraescolares y de intercambio de relaciones con otras instituciones. Organizó Cursillos de Extensión Cultural, Cursillos intensivos de Pedagogía Experimental, Seminarios de Matemáticas y viajes culturales con las alumnas a Toledo, Segovia, El Escorial, el Monasterio de Piedra, Zaragoza, Cuenca, etc. En 1922 fue destituida del cargo como consecuencia «de varios recursos de queja contra el proceder arbitrario y poco equitativo» con que consideraban lo desempeñaba.

Colaboró con la Asociación para la Enseñanza de la Mujer como conferenciante, en el Centro de Cultura Femenina de la Unión Ibero-Americana fue profesora de matemáticas y formó parte de la Comisión permanente de Enseñanza, profesora en el Seminario Pedagógico para Maestros y Médicos de la Infancia mentalmente anormal, y como conferenciante, en el Fomento de las Artes, en la Sociedad Española de Higiene, en la Liga Antituberculosa y en el Ateneo de Madrid en un Ciclo organizado por la Juventud Universitaria Femenina». En 1902 fue Jurado Calificador de la Exposición Nacional de Caligrafía y Artes similares, celebrada por iniciativa del Centro Instructivo del Obrero en Madrid.

Recibió diferentes premios y diplomas en Concursos, Asambleas y Exposiciones Pedagógicas; entre otros, Mención Honorífica de la Exposición Universal de Barcelona de 1888, siendo todavía estudiante, en 1900 el Primer accésit del Concurso convocado por la Sociedad Española de Higiene, Diploma de Colaboración en la Exposición Nacional celebrada en Valencia en 1910, la Medalla de Alfonso XIII y en 1925 la Patente de un mueble para las fichas de alumnos y alumnas Normalistas y de las Escuelas de primera enseñanza.

En el Congreso Pedagógico Hispano-Portugués-Americano de 1892 intervino en el debate de las Secciones dedicadas a la «Educación de la mujer»; en el IX Congreso Internacional de Higiene y Demografía de 1898 presentó una Comunicación sobre «Importancia y Necesidad de la Antropometría en la Higiene Infantil».

En 1901 intervino en la Asamblea Nacional de Amigos de la Enseñanza en los debates sobre el carácter de las Escuelas Normales y la necesidad de aumentar el profesorado de las mismas; sobre la enseñanza de la mujer, y sobre Instituciones Complementarias de la Escuela de primera enseñanza.

Participó en el XIV Congreso Internacional de Medicina en 1903; en el Congreso de Ciencias celebrado en Madrid en 1912 con una comunicación sobre «Enseñanza y Metodología de la Geometría»; en el II Congreso Internacional de Ciencias Administrativas de 1915; en el Congreso Nacional de Pediatría celebrado en San Sebastián en 1923, también con una comunicación. Formó parte de la Comisión organizadora del Congreso Internacional de Protección a la Infancia de París en 1928.

Fue socia fundadora de la Sociedad Matemática Española y Vocal Adjunta de su Junta Directiva de 1913 a 1920; e igualmente de la Institución Española de Educación Física donde ocupó el cargo junto a la médica Concepción Aleixandre.

Colaboró en diferentes Conferencias Pedagógicas de Madrid; en 1911 con el tema «Intervención del Médico en la Escuela. Compenetración de las funciones del médico y del maestro en la Escuela. Jurisdicción de cada uno». En 1914 presentó una Ponencia en la Asamblea Nacional de Protección a la Infancia y Represión de la Mendicidad, sobre «Instauración de dos Escuelas de Maternología en España» orientadas por la Inspección Médico-escolar. En 1915 impartió diez lecciones de Paidotecnia en un Curso sobre «Estudios y Pedagogía de los niños anormales».

Importante publicista en la prensa profesional pedagógica y en otros medios sobre temas de educación, culturales y de divulgación científica. Desde 1906 fue directora, y desde 1908 propietaria, del periódico profesional Gaceta de Instrucción Pública y Bellas Artes que se durante casi treinta años, hasta 1917 editó 1425 números difundiendo informaciones y ofreciendo servicios de interés para el profesorado.

Colaboró en otras publicaciones periódicas, al menos en Álbum artístico literario del siglo XX, dirigido por Carmen de Burgos, Escuela Moderna, Revista Unión Iberoamericana, Mundo Gráfico, El Estudiante, La Defensa, etc. Y publicó libros, en 1896 un manual de Aritmética Elemental junto a la también Profesora Mercedes Tella.

Atenta a los cambios en la condición de las mujeres en España censuró la escasa preparación que recibían las mujeres para poder decidir el valerse por sí mismas. Un artículo sobre feminismo de Alejandro Sawa la llevó a manifestar su propia opinión bajo el significativo título de «Justicia distributiva»; y lo hizo exponiendo que esta justicia exigía tener en cuenta a ese «numeroso ejército de mujeres con ansia de ser personas en toda la plenitud de su derecho, con anhelos de ser útiles a la sociedad, con ánimo resuelto para luchar por la existencia». Aprovechó para denunciar que las Profesoras de Normal «perciben 500 pesetas menos de sueldo que sus compañeros [...], siendo igual el plan de estudios y trabajando más las primeras que los segundos».

En 1909, la Guía Escolar de España editada por la Unión Ibero-Americana, incluyó un capítulo suyo titulado «Enseñanza de la mujer en España», donde recogía casi todos los estudios y carreras, de enseñanza oficial y no oficial, que entonces podían cursar las mujeres.

En 1918, en un Cursillo de Extensión Cultural celebrado en la Escuela Normal Central de Maestras, dedicó el discurso a las mejoras y reformas que necesitaban las Escuelas Normales: locales adecuados, becas, materiales, viajes, cursillos para obreras, etc. Propuso la creación de Escuelas Técnicas y Escuelas Medias para niños y niñas; ampliar a ocho grados las escuelas graduadas, crear una Escuela maternal aneja a la Normal para atender a hijos e hijas de obreras.

En 1928 publicó una obra dirigida a futuros educadores del niño delincuente, con el título de Psicología especial del niño en la que explicaba las características de este grupo de población infantil insuficientemente estudiado y atendido.