AVENDAÑO BERNÁRDEZ, Joaquín

Joaquín de Avendaño –pedagogo, gramático y diplomático español– nació en Vigo (Pontevedra), ciudad en la que cursó los estudios primarios y secundarios; comenzó los estudios de Derecho y Teología, nunca concluidos, en la Universidad de Santiago de Compostela. Fue seleccionado por la Diputación Provincial de Pontevedra para estudiar Magisterio en la recientemente creada Escuela Normal Central, en Madrid, con finalización de su formación en 1843. Fue nombrado director de las Escuelas Normales de Zaragoza (1844-1847) y Valencia; en los años centrales del siglo XIX fue nombrado, desde su vinculación al Partido Moderado, Inspector General de Instrucción Pública desde donde promovió la afirmación de las Escuelas normales, de gestión gubernamental en España, fundó y dirigió, en colaboración con Mariano Carderera, la Revista de instrucción primaria quincenal (entre 1949 y 1953) y también La Aurora de los niños entre 1851 y 1853 y compuso –unas veces en solitario y otras en colaboración con el mismo Mariano Cardedera y Potó (1815-1893)– diversos manuales de diversas materias para su utilización en las escuelas españolas. En 1856 comenzó su carrera diplomática: fue cónsul de España en Guayaquil (1857-1858), ante los Estados Pontificios, Malta (1863), Newcastle (1864) o Génova (1868). Los datos sobre los últimos años de su vida son escasamente conocidos. Falleció en 1886 mientras veraneaba en Biarritz (Francia).

Su obra más importante, y la que compendiaba sus incursiones pedagógicas en distintas materias (entre ellas, la Gramática española), fue el Manual completo de instrucción primaria, elemental y superior para uso de los aspirantes a maestros y especialmente de los alumnos de las escuelas normales de provincia. Alcanzó tal éxito que llegó a imprimirse dos veces en el mismo año de aparición en 1844. La obra  fue «reformada, refundida y revisada completamente por el autor», con edición en 4 Tt. (el primero de ellos de 826 pp.) diez años después (1854), haciendo una presentación de las distintas materias del currículum y asuntos de interés de los maestros (con capítulos relativos a Psicología, Moral, Religión, Gramática castellana, Retórica, Poética, Literatura española, Escritura, Lectura, Educación y Organización escolar). Aún tendría una cuarta edición en 1859. El Real Consejo de Instrucción Pública lo colocó en primer lugar en la lista de libros de los profesores en varios de aquellos años. Señala su autor (1854: tercera edición) que se apoyaba, en particular, en las diversas ediciones francesas de manuales escolares a cargo del profesor Émile Lefranc y en Pablo Montesino, que el Manual era «el primer ensayo de este género editado en España», que «proporciona al maestro cuantas ideas debe tener, y solo las que debe tener», y que para su composición había tenido en cuenta lo observado y leído sobre organización y programas escolares, por medio de sus viajes realizados a Portugal, Francia, Inglaterra, Bélgica y Suiza. Es probable que en su éxito hayan pesado su tonalidad conservadora y sus propuestas de organización y reglamentación del día a día escolar; aludiendo a ello sostenía que «el sistema es el alma de la escuela» (T.I, p. 793).

Simultáneamente, Avendaño segregó los capítulos dedicados a la Gramática española, la Retórica y la Poética de su Manual y los publicó de forma independiente (1849); esta obra también se reimprimió numerosas veces en los años centrales del siglo XIX. Solo un año después de la primera edición exenta de 1849, el texto fue adaptado para su uso en escuelas mexicanas, siendo editado en 1850 y en 1868.