MARTÍN MATEOS, Nicomedes

Nicomedes Martín Mateos, (1806-1890), nace y muere en Béjar (Salamanca). Estudia Derecho en la Universidad de Salamanca, donde contacta con catedráticos de explícito ideario liberal doceañista, que le impulsan a criticar con intensidad la filosofía escolástica tradicional y a abrazar las propuestas liberales. A partir de 1834,  después de haber desempeñado diferentes puestos como asesor jurídico en Madrid, en el mismo corazón de la corte, y de ser abogado y registrador de la propiedad en Cieza (Murcia), y Piedrahíta (Ávila), regresa a Béjar, donde desarrolla su principal producción filosófica y pedagógica. Pero desde su rincón serrano, su cantón bejarano, va a mantener una estrecha vinculación personal e intelectual con Madrid y todo su mundo intelectual y político, sobre todo del sector de la política liberal,  al tiempo que desempeña tareas pedagógicas y ciudadanas comprometidas en esta ciudad del Oeste de la Península Ibérica que vive una etapa de fuerte ascendencia industrial, en la que se ven obligadas a convivir dos posiciones sociales y políticas antagónicas e irreconciliables, como por entonces dejaron ver la activa burguesía industrial textil-lanera allí asentada, y la numerosa y sometida clase trabajadora de los productores bejaranos de las fábricas textiles.

  En ese marco de difícil convivencia ciudadana nuestro filósofo y pedagogo va a levantar el arma de la tolerancia y la educación, derivada de un sólido pensamiento filosófico espiritualista de raíz platónica. Por ello se va a convertir en icono de la ciudad de Béjar, pacificador y defensor de la justicia, educador mediante sus propuestas formativas en instituciones escolares y mediante escritos que publica en forma de opúsculos o de artículos en diferentes revistas locales y de Madrid, donde ha alcanzado un predicamento intelectual de primera categoría.

  Como educador y profesor Nicomedes Martín Mateos pasa por ser el creador, docente y primer director de la Escuela Industrial de la ciudad, que funciona hasta nuestros días desde 1852, después de haber superado difíciles tramos de su trayectoria y supervivencia como centro educativo. Esta escuela industrial fue concebida al servicio de la formación técnica y moral de los trabajadores de la industria textil, pero también para mejorar el grado de calidad técnica que necesitaba aquella industria para competir en los mercados textiles españoles y europeos. También promovió Nicomedes desde su posición de alcalde la creación de escuelas en la ciudad, que llegaron a ser reconocidas como las mejores de la provincia y el entorno. Así mismo, ejerció como profesor de filosofía en el Colegio de Segunda Enseñanza de Béjar a partir de 1875, y fomentó la sociabilidad y la cultura entre sus paisanos mediante la creación de diferentes Ateneos culturales, en especial al ser co-fundador del llamado Casino Obrero en 1881, establecimiento que mantiene actividad continuada hasta el presente, y cuyo lema de cabecera es “instrucción, moralidad y recreo”

  Como pensador pedagógico Martín Mateos construye un edificio intelectual sólido, sobre todo en su impresionante “Curso de Filosofía” (1861-1863), en el que la educación ocupa una posición activa en la parte de la ética, de lo que denomina la filosofía práctica. El es ante todo un metafísico muy respetado en sus  cualificadas opiniones filosóficas y prolífico autor de textos filosóficos y pedagógicos, difundidos en opúsculos  y artículos de filosofía,  publicados en revistas tan prestigiosas como varias de las que aparecen en Madrid en la segunda mitad del siglo XIX: Revista de Instrucción Pública, Revista Ibérica, Revista de España, Boletín Revista de la Universidad de Madrid. También Martín Mateos cultiva el género periodístico de la opinión filosófica y pedagógica difundida en semanarios locales o de circulación provincial en Salamanca.

  En estos artículos se erige en un hábil y reconocido polemista en defensa de sus posiciones de liberal democrático y de católico partidario del progreso, frente al escolasticismo, pero también frente el positivismo a veces, el krausismo otras, el marxismo en ocasiones, la filosofía alemana, o la pobreza intelectual dominante en el entorno del pensamiento español. Su propuesta filosófica y pedagógica se inscribe en la corriente espiritualista de origen platónico, que encuentra en el pensador francés Bordas Demoulin a su mejor exponente, y a quien Martín Mateos admir casi con veneración . Nicomedes no tiene empacho en polemizar públicamente con las mejores espadas de la filosofía española del siglo XIX (Gumersindo Laverde, Sanz del Río, Cánovas del Castillo, entre otros).

  En la obra educadora, pensamiento filosófico y pedagógico de Nicomedes Martín Mateos se aprecia una coherencia profunda, que marca un elevado grado de continuidad moral en la conducta observada con sus vecinos, también interlocutores intelectuales (aunque discrepe de ellos a veces), que le han hecho acreedor de una actitud pedagógica permanente, caracterizada por el respeto y la tolerancia, ganada siempre en el proceso educativo permanente en que se convirtió su vida, para sí y para los ciudadanos de su entorno.