GALLEGO CATALÁN, Juan Teófilo

Lugar de nacimiento

Herencia (Ciudad Real)

Fecha de nacimiento

1881

Fecha de fallecimiento

1970

Lugar de actividad

Asturias

Profesión

Escritor/a
Maestro/a

 

 

Natural de Herencia (Ciudad Real), se trasladó a Gijón en 1899 junto con su madre, Mariana Catalán Díaz, igualmente maestra. Obtuvo el título de maestro elemental en la Escuela Normal de Albacete (1899) y el título de maestro superior en Oviedo (1904). Sus destinos en escuelas, todas en Asturias, fueron: “auxiliar” en la escuela superior de la calle Cabrales de Gijón, maestro en la Asociación de Caridad del barrio de La Calzada de la misma ciudad y después como interino en Cué (Llanes). Tras aprobar las oposiciones de ingreso en el magisterio en 1910, ejerció en Cardo (Gozón) y Fontaciera en Gijón, a cuya ciudad pasó nuevamente a las escuelas de la calle Cabrales en 1912 de las que llegaría a ser director desde 1925.

En 1920-21 fundó en su escuela una Hucha Escolar de Caridad con la que incitaba a sus alumnos a privarse de sus caprichos para socorrer a otros más necesitados. Transformada luego en “Liga de Bondad” con la misma finalidad, sus miembros debían prometer: “ser piadosos con las personas desgraciadas, ayudarles y auxiliarlas (…) no asistir a peleas de gallos, capeas ni boxeo, ni a espectáculos inmorales o bárbaros (…) y no maltratar animales y plantas.” En junio de 1929 fue nombrado secretario de la Asociación de Cultura e Higiene que, como su nombre indica, promocionaba estos valores en los barrios de Gijón. En aquel mismo año fundó en su escuela una Biblioteca Escolar Circulante y, a partir de las clases de adultos, una Asociación de Antiguos Alumnos en 1933 en la que había tres actividades: una biblioteca circulante, una sección de excursionismo y otra de declamación. También en 1933 solicitó al Ministerio de Instrucción Pública que fuera declarada de utilidad para la enseñanza una obra suya titulada Hojas de Sinceridad con informes favorables previos de la Inspección y del Consejo Nacional de Cultura, pero su petición fue denegada por cuanto “la conveniencia de su sistema moral no es tan indiscutible que permita declararla a este ministerio” (Orden de 10 de abril de 1933, Gaceta de Madrid, 5 de mayo de 1933, p. 342).

Cuando estalló la guerra civil no fue apartado de la enseñanza por las autoridades del Frente Popular ejerciendo su profesión durante el azaroso curso 1936-1937. Cuando llegó la depuración franquista del magisterio también la superó y se reintegró en su escuela hasta su jubilación en 1951.

Al llegar a Asturias escribió en Porvenir asturiano y en El comercio. Cultivó su faceta de literaria escribiendo siete comedias, cinco dramas, cinco zarzuelas, tres guiones y seis novelas, pero ninguna de ellas fue editada. Su familia conserva la novela El Senador (1913-1914) y algunas obras teatrales. Buscando la cédula. Las codornices La criatura. La muerte del César La ocasión la pintan calva.Se necesita criada. Siempre contigo (1934). Tu secreto. Viendo la realidad (1934). Entre los años 1945-1948 fueron representadas algunas de estas obras de teatro, pero siempre por aficionados de Gijón.

Es autor de una obra de carácter pedagógico: La educación popular en Gijón que resultó ganadora en un concurso convocado por el Ayuntamiento de Gijón y publicada a su costa. A manera de introducción el autor recuerda el concepto de educación en China, Grecia, Roma, en el cristianismo, Kant, Dupanloup y Montaigne. Distingue entre instrucción, enseñanza, cultura e intelectualismo. En consecuencia, concibe cuatro tipos de escuela: la escuela meramente instructiva que él aborrece porque adolece de intelectualismo, utilitarismo, rutina y pasividad. La educativa, caracterizada por la armonía, la integridad, la gradación, el progreso, la materialidad y la actividad. La popular, que sale de su local y lleva el hogar a la escuela, estableciendo relación entre los padres y el maestro para caminar en el mismo sentido. Finalmente, la escuela social cuyo objeto es la educación de todas las clases sociales “se rinde culto ferviente a la moral y a la igualdad educativa y se enaltece el mérito individual.” Presenta después un exhaustivo informe sobre el estado de los establecimientos de enseñanza en la ciudad: públicos, privados, de segunda enseñanza y profesional y de las asociaciones y sociedades que fomentaban de la educación popular. En el capítulo de consideraciones, critica la insuficiencia del número de escuelas existentes, lo inadecuado de sus edificios y las retribuciones del magisterio. Juzgaba como negativos los exámenes para comprobar el estado de la enseñanza, consideraba mejorables las escuelas de adultos y echaba en falta la ausencia de orientación pedagógica por parte del Ayuntamiento y en cuanto a la actividad del magisterio la calificaba de individualista y dispersa. Lamentaba la pasividad de los ricos ante este panorama y la de los pobres por no aprovechar los medios existentes e incluso su connivencia con la rebeldía frente a la autoridad. Concluía en definitiva que el progreso educativo de la ciudad iba por detrás del económico.Sugería medios para perfeccionar y aumentar la educación popular en Gijón tales como incrementar el número de escuelas, construcción de edificios adecuados, creación de colonias, reorientar los exámenes como medio de comprobar el estado de la enseñanza, hacer más atractivas las escuelas de adultos, implantación de la Fiesta del Árbol, instalación de cantinas, necesidad de la Inspección Médico Escolar y celo municipal para evitar la presencia de infancia sin escolarizar en las calles. En cuanto a lo que correspondía a los maestros proponía la dotación de botiquines a las escuelas, museos, Cajas Escolares de Ahorros, Cajas (fondos) para las escuelas, constitución de una Sociedad Local de Pedagogía que atendiera los progresos de la Pedagogía, conferencias y bibliotecas pedagógicas para los maestros y educativas para los padres.Los particulares podrían colaborar con una sociedad de Caridad Escolar que protegiera a los niños pobres, la fundación de una Casa Educativa que acogiera a los niños desamparados y en general, evitar que los niños “se pongan a oficio” antes de los 13 años sin haber recibido la enseñanza elemental.

En cuanto a la educación de la mujer,critica la educación que se impartía en los pocos establecimientos existentes en la ciudad para las niñas porque enseñaban a ser “señora” y no “mujer”. Creía en la igualdad intelectual del hombre y la mujer, pero habida cuenta delas diferencias de “actuación” en su constitución física. La mujer debía ser educada para ser madre, pero también debía estudiar. Rechaza la educación de las niñas ricas del momento porque recibían clases de “adorno”, en tanto las pobres asistían poco a la escuela y la abandonaban pronto porque se ponían a servir o a trabajar. Criticaba que algunas de éstas adoptaban comportamientos masculinos inconvenientes, en tanto otras se relacionaban con mesura. También para las niñas proponía una Casa Educativa y una Escuela Profesional Femenina y un Ateneo para la Mujer donde se dieran clases de cultura general, pero también las convenientes para ser esposa y madre, concluyendo que esas actividades promocionarían su personalidad.

Esta obra pedagógica pasa así a constituirse en una fuente básica para el conocimiento de la escolarización en Gijón en aquellos años y de las instituciones que reseña. Por lo mismo se convierte en cita obligada en la historia de la ciudad y concretamente de la educación.

 

Obras del autor/a

 

Gallego Catalán,Juan Teófilo (1907). La educación popular en Gijón. Gijón: La Escolar. Reeditada en 2007 por el Ateneo Obrero de Gijón y KRK Ediciones.

 

Autor de la biografía

BORQUE LÓPEZ, Leonardo

Bibliografía

 

Borque López, Leonardo (2007). Prólogo. En. La educación popular en Gijón (IX-LXV). Oviedo: Ateneo Obrero de Gijón y KRK Ediciones.