DÍAZ RIVA, María Victoria

Esta Inspectora de Educación nació en la ciudad de Lugo en 1904, donde su padre ejercía como catedrático de latín en el Instituto de Bachillerato, si bien debido a su traslado a Santiago en 1906, María Victoria Díaz Riva vivió su infancia y juventud en Compostela; aquí realizó los estudios medios y también los de magisterio, que finalizó en 1923; fue en 1924 cuando comenzó los estudios universitarios de Filosofía y Letras en Madrid, que finalizó con el grado de licenciatura en 1929, y que compatibilizó con la docencia de la materia de francés como profesora sustituta en el Instituto de Santiago, cuando ya, además, era maestra de escuelas públicas por oposición desde 1925.

Procediendo de un ambiente familiar que valoraba la educación, hay que señalar que María Victoria Díaz pronto destacó en cuanto a su preocupación por la formación pedagógica. Así, no sólo frecuentó las aulas universitarias: durante varios meses de los años 1927 y 1928 siguió un curso de especialización (de disárticos) para el tratamiento educativo de los trastornos del lenguaje por problemas de fonación, bajo la experta guía del profesor Jacobo Orellana, imbuido éste de la preocupación por construir intervenciones educativas con la máxima fundamentación pedagógica, tal como había aprendido de Alfred Binet y de T. Simon, dos grandes de la pedagogía parisina de aquella hora; realizó Díaz Riva un viaje de estudios de dos meses, en tiempo de verano, a Francia, Bélgica y Suiza, en relación con esta formación en trastornos del lenguaje infantil, e hizo en 1929 un curso en la Escuela Nacional de Puericultura de Madrid, como manifestación de este su interés por las cuestiones de la educación sanitaria infantil.

A fines de 1929 Díaz Riva aprobaba con el número dos las oposiciones de ingreso en el cuerpo de inspectores de educación primaria, fue destinada a Oviedo, siendo, pues, en Asturias donde ejerció cómo inspectora hasta 1936, lo que no impidió que desde 1931 fuera considerada también como profesora vinculada al Instituto-Escuela de Madrid. Entró en 1930 en contacto con la Junta de Ampliación de Estudios al solicitar una bolsa para poder mejorar su especialización en el tratamiento educativo de las cuestiones ya aludidas en Francia, en los Países Bajos y en Suiza; mostraba su intención de acudir al Instituto de Sordomudos de Burdeos, al Laboratorio de la Palabra dirigido en París por Marichelli, al Instituto de Asnières, a los Colegios de Sordomudos y Ciegos de Bruselas y de Amberes y al de Anormales de Uccle, y acompañaba la solicitud con el trabajo académico «Perturbaciones de la Palabra», aunque, finalmente, al serle  concedida la bolsa para todo el curso de 1932-1933, serían Burdeos, y sobre todo París y Ginebra, en este caso, en el Instituto de Pedagogía Jean Jacob Rousseau, los espacios de su formación especializada. Espacios en los que, muy probablemente, también acudiría a los museos, a las bibliotecas, al cine, o la diversas conferencias. María Victoria Díaz mandaba a la JAE frecuentes notas, tal como actualmente consta en el Archivo sito en la Residencia de Estudiantes, relativas a los trabajos de laboratorio y a las visitas a aulas y colegios que venía realizando; notas que permiten seguir hoy el panorama europeo de los años treinta del siglo XX en cuanto a las cuestiones de educación especial y los problemas del habla y la sordomudez.

Estaba en Madrid cuando estalló el golpe militar franquista en 1936 y allí permaneció, procurando pasar desapercibida, lo que no impidió que contra ella se siguiese un proceso de depuración política el fin de la guerra, separándola del magisterio y de la inspección en 1940 por un período de dos años, quizás debido al conocimiento de la relación afectiva que Díaz Riva había tenido con el jurista y diputado pontevedrés de Acción Republicana Joaquín Poza Juncal, destacado masón, sufragista universal, defensor del laicismo, azañista, exgobernador civil de Ourense y director de La Libertad; una relación truncada por su muerte en 1934. Al caso, es oportuno señalar que una hermana de la biografiada, Elisa, licenciada en Química por la Universidad de Santiago, casaría por su parte con un hermano del anterior, Laureano Poza Juncal, profesor de ciencias en el Instituto de bachillerato de Vigo, también destacado republicano y masón, viéndose obligados a coger el camino del exilio mexicano, donde ejercieron cómo docentes en la UNAM.

María Victoria, que en 1942 se pudo reintegrar a la Inspección educativa, fue destinada a la provincia de Málaga, donde permaneció hasta el fin de su carrera profesional en 1971 y de su vida en 1972, excepto sus estancias de descanso en Galicia o en Méjico, junto a su hermana. Durante este tiempo desempeñó una acción inspectora  alejada del plano fiscalizador político, concentrada, en cambio, en las cuestiones profesionales: las campañas de alfabetización femenina de la Sección Femenina, el impulso a los comedores y colonias escolares y la formación en servicio del profesorado, fueron asuntos en los que centró mucha atención, disfrutando de un reconocido prestigio entro el magisterio malagueño. En los momentos previos a la aprobación de la aperturista Ley General de Educación (1970), Díaz Riva incluso llegó a desempeñar, desde 1968, la jefatura de la inspección provincial de educación de Málaga.