ELEICEGUI LÓPEZ, José Ignacio

Hijo del ingeniero de minas Antonio Eleicegui Ituarte y de Carmen López Ferreiro (hermana del canónigo e historiador Antonio López Ferreiro), realizó sus estudios básicos y universitarios en Santiago de Compostela, donde se licenció en medicina y obtuvo también el título de maestro superior en la Escuela Normal de la ciudad. Colaboró en El Pensamiento Gallego, dirigió El Boletín de Medicina y Cirugía  y la revista Galicia en Madrid, y fundó España Médica (1911), considerada la revista renovadora del periodismo médico en España, que se publicó hasta 1936. En Madrid profundizó su formación en el campo pedagógico y de higiene escolar.

Desde los años veinte fue considerado un notable pediatra; fue presidente de la sección pedagógica del Congreso Pediátrico de San Sebastian (1923), profesor de Higiene escolar en la Escuela Superior del Magisterio y en la Escuela Nacional de Puericultura creada en Madrid en 1925. Con anterioridad había sido médico director del Balneario de Fonte Nova de Verín en 1910 y lo fue también en el Balneario de Zuazo. En 1932 fue nombrado director do Centro Secundario de Higiene Rural de Villalón de Campos. Entre otros premios recibió las palmas académicas de la francesa Legión de Honor  por sus valiosos trabajos sobre higiene infantil, materia sobre la que impartió actividades de formación en diversos puntos de la geografía española y para la formación del magisterio.

Desarrolló una considerable actividad en la publicación de libros y de entre ellos aquí atenderemos a los relacionados con los conocimientos médicos, la biología de la edad escolar, la higiene escolar y la educación. Textos en los que su autor alude a referencias que se sitúan en el ámbito de la pedagogía experimental contemporánea. «Para educar al niño es preciso conocerlo», frase con la que abre su texto Para educar al niño (1926), o «es preferible un campo de juego sin escuela, que una escuela sin campo de juego», frase que aparece en su texto Los juegos en la infancia (1925), en boca de un autor norteamericano (p. 67) nos pueden orientar sobre la tonalidad de sus escritos.