MIAJA FERNÁNDEZ, Pablo

Nació en Oviedo el 4 de marzo de 1876. Su padre fue industrial y su madre ama de casa. Maestro Superior en 1894 y director de escuela graduada a partir de 1919. Ejerció siempre en Asturias: como interino en Oviedo, Quirós y Langreo. Tras la oposición de acceso al cuerpo de maestro fue destinado en El Franco y mediante otra oposición de ascenso en Vega de Ribadeo, pasando luego a Cerdeño (Oviedo) y a la capital en 1914 en las escuelas del 4º distrito que se graduaron en 1919 y de las que se le nombró director aquel año y donde desarrolló el resto de su labor educativa hasta 1937. En su desempeño docente recibió varios votos de gracias de diversas instancias. Fue representante del magisterio asturiano en la Asociación Nacional del Magisterio en 1924-26, aunque se desvinculó de la misma en 1930 por discrepancias ideológicas. En 1926 participó en el primer viaje de los maestros asturianos al extranjero en el curso del cual visitaron varias instituciones educativas europeas. Se le nombró director de las Colonias que promovía la Universidad de Oviedo en Salinas (Castrillón) en 1927. Allí pasó el curso 1936-37 en difíciles circunstancias y a continuación se le designó para dirigir la expedición de casi 1.100 niños y niñas que acogería la Unión Soviética. El ideologizado sistema de educación soviético y quizás su postergación como director, le empujaron en 1938 a salir hacia Argentina desde donde, tras un terremoto, volvió a España en 1943 y cuatro años más tarde, a pesar de haber sido expulsado y baja en el escalafón, se le concedió la jubilación hasta su muerte en 1957.

Su pensamiento educativo se hallaba probablemente influido por el de los catedráticos institucionistas del “Grupo de Oviedo” que concebían la educación como elemento básico para el progreso social, incluso como un preventivo contra las luchas sociales. Con tal objetivo intervino en la prensa para mejorar la entonces muy deficiente escolarización en su ciudad. Aceptó con el mismo fin la designación como concejal corporativo en el ayuntamiento ovetense al comienzo de la Dictadura de Primo de Rivera pero, frustrado, dimitió. Incitó a sus conciudadanos (sin obtener el eco deseado) para que se implicaran en el patrocinio de la escuela, especialmente para proteger a la infancia pobre porque concebía a la escuela como compensadora de las desigualdades sociales. En sus publicaciones dedicó especial atención al higienismo escolar y por ende, a anteponer la salud del niño a cualquier actividad escolar y siempre la primacía de la educación en valores sociales sobre la instrucción para llegar a una sociedad sana y solidaria. A tal fin, fue un firme defensor y difusor de la dotación de bibliotecas escolares como medio para inculcar desde la escuela la afición a la lectura para la edad adulta. Se mostró asimismo como un entusiasta partidario del excursionismo como elemento didáctico, cuya práctica recomendó a sus colegas. En 1915 colaboró firmemente en la fundación de una revista pedagógica, Revista Escolar de Asturias, que se concebía básicamente como instrumento de renovación profesional y que, tras unos cuantos números, desgraciadamente se frustró. En el aspecto ideológico su modelo de escuela era la única, en cuanto espacio que albergara a la infancia de diversas extracciones sociales y laica porque defendió que la enseñanza del dogma debía reservarse al hogar. Con la llegada de la II República mejoró la escolarización de su ciudad y en su distrito concretamente se construyó el anhelado edificio escolar al que se le dio su nombre en reconocimiento a sus desvelos. Como expresión de su convicción por sacar la escuela a la sociedad, en dicho colegio se fundó una asociación de antiguos alumnos a los que, en los domingos, ilustraba sobre reproducciones pictóricas, obras musicales o sacaba de excursión.

Durante su vida, esta figura pedagógica ya tuvo reconocido prestigio en su región. Sus esfuerzos por mejorar la escolarización, innovar la enseñanza, la inculcación en los alumnos del amor a la lectura y, a su través, procurar una vida adulta sana y sus excitaciones a los compañeros con tales fines merecieron el respeto -y también el desdén- de sus conciudadanos. No obstante, su buen hacer llevaron a que la escuela por él dirigida llegara a ser propuesta (de manera informal) como modelo. Buena prueba de ello lo constituye que el primer Boletín de Educación provincial publicado en los años republicanos (1934) dedicara un reportaje al funcionamiento de la escuela de su dirección y a su dedicación a los antiguos alumnos. Desde 2010 el colegio cuya construcción él impulsó y dirigió en un entonces barrio de Oviedo, ha recuperado el nombre de este maestro que ya se le había dado en vida. Publicó artículos en El Carbayón, La Escuela moderna, El Noroeste, Revista de Pedagogía, Revista Escolar de Asturias y La Voz de Asturias.