FLÓREZ URDAPILLETA, Antonio

Lugar de nacimiento

Vigo (Pontevedra)

Fecha de nacimiento

29-09-1877

Fecha de fallecimiento

27-10-1941

Lugar de actividad

Madrid

Profesión

Arquitecto/a

 

Hijo del arquitecto  Justino Flórez Llamas y de la guipuzcoana Daría Urdapilleta Lasa, Antonio fue criado en un ambiente liberal, cursando sus estudio en el centro de la Institución Libre de Enseñanza, de la que su tío, el jurista Germán Flórez, había sido miembro fundador. Tuvo como maestro en el ámbito artístico a Manuel Bartolomé Cossío, y a arquitectos como Ricardo Velázquez Bosco, Carlos Velasco o Román Loredo.  

En 1894 comenzó los estudios de arquitectura, que remató en 1904. Una vez titulado, ganó por oposición una plaza de pensionado en la Academia de España en Roma, ciudad en la que permaneció cuatro años. En 1909 se incorporó como docente a la Escuela de Arquitectura, al obtener una plaza de profesor auxiliar de Dibujo y Enseñanzas Artísticas. En 1910 fue nombrado arquitecto auxiliar de la Junta Facultativa de Construcciones Civiles de la Dirección General de Bellas Artes, de la que llegaría con el tiempo a ser vocal nato, implicándose en trabajos de conservación de monumentos. En 1915 ganó la plaza de profesor numerario de la asignatura de Copia de Elementos Ornamentales en la Escuela  de Arquitectura de Madrid.

A partir de 1920 simultaneó esta actividad docente con su trabajo al frente de la Oficina Técnica de Construcciones de Escuelas, un cargo que le permitió concretar su principal aportación a la arquitectura española de los años veinte, gracias a sus inconfundibles soluciones para la arquitectura escolar.

También ejerció entre 1915 y 1932 como arquitecto conservador del Teatro Real de Madrid. Desde 1923 hasta 1939 se hizo cargo de la conservación de la Mezquita de Córdoba. En medio de estas variadas actividades, en 1919 fue nombrado por Alfonso XIII comendador de número de la Orden Civil de Alfonso XII, distinción que unió a su condición de gran oficial de la Orden de la Corona de Italia. Miembro de los patronatos del Museo de Arte Moderno y del Museo Sorolla, artista con quien mantuvo una estrecha amistad, fue también vicepresidente del Círculo de Bellas Artes de Madrid. Ya en su madurez profesional, en 1930, fue elegido académico de número de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

El estallido de la Guerra Civil le sorprendió en Madrid, sufriendo en el mismo año 1936 una hemiplejía que le dejó en un estado de salud precario. Su actividad profesional se vio interrumpida en 1937, al ser destituido por el gobierno de la República al considerarlo desafecto, dado que por su talante moderado estaba lejos de las posturas políticas más radicales. Estas dificultades profesionales y personales coincidieron con su traslado a San Sebastián, ciudad que le sirvió para pasar la convalecencia de su enfermedad hasta el final de la guerra. Una vez terminada la contienda fue expedientado y sometido a depuración, recuperando su cátedra en la Escuela de  Arquitectura de Madrid gracias a la intercesión del director Modesto López Otero.

Su primera incursión en el campo de la arquitectura escolar se produjo en 1909, cuando procedió a levantar los nuevos pabellones docentes en el jardín de la sede de la Institución Libre de Enseñanza. Dos años después ganó el concurso para las nuevas escuelas Fröebel de Pontevedra.

En 1913 se creó en Madrid un patronato encargado de fomentar la construcción de escuelas públicas. A instancias de Manuel B. Cossío, director del Museo Pedagógico, el ministro de Instrucción Pública, Joaquín Ruiz Jiménez, contactó con Antonio Flórez, que redactó los proyectos para las escuelas Cervantes y Príncipe de Asturias. En ellas ya está definido el tipo de grupo escolar característico de Flórez: construcciones austeras en sus formas y tradicionales en los materiales, concebidas como casas para los niños, adaptadas a una vida sana e higiénica, buscando la mejor orientación y la máxima entrada de luz y ventilación.  Tras estas experiencias diseñó el proyecto destinado a las nuevas escuelas de la Fundación González Allende en Toro (Zamora).

Paralelamente, junto al arquitecto Francisco Javier de Luque, intervendría en el proyecto de construcción de un gran centro cultural y de investigación promovido por la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas en la denominada Colina de los Chopos de Madrid, conformado por varios edificios, entre ellos la nueva sede de la Residencia de Estudiantes. El primer diseño de Flórez contempló el alzado de cinco pabellones, con habitaciones para los residentes y dependencias comunes de comedor, biblioteca, salones, laboratorios, cocina y locales de administración. Entre 1913 y 1914 se levantaron los pabellones gemelos, dos bloques lineales de ladrillo cocido visto para los dormitorios de unos cien residentes. Más tarde, en 1915, construyó un tercer pabellón para laboratorios. A partir del verano de 1915 Flórez abandonó su trabajo en la Residencia alegando sus muchas obligaciones.

En 1920 fue nombrado arquitecto jefe de la Oficina Técnica de Construcciones de Escuelas, dependiente del Ministerio de Instrucción Pública. La tarea de este gabinete técnico era diseñar y ejecutar los proyectos para todas las escuelas financiadas por el Estado, examinando también los edificios ya existentes de cara a su eventual modificación o reforma. Su trabajo, adaptado a las instrucciones técnico-higiénicas aprobadas por la propia oficina en 1923, se extendió hasta la Guerra Civil, contando con la colaboración de un amplio equipo de  arquitectos,  proyectistas y directores de obras para todas las provincias, en el que destacaban entre otros institucionistas Bernardo Giner de los Ríos, Leopoldo Torres Balbás, Joaquín Muro y Jorge Gallegos. Teniendo en cuenta unos modelos básicos acordes con la organización escolar graduada o unitaria, los proyectos amoldaban sus características al clima y materiales de cada zona. La formalización de estas escuelas denota un concienzudo estudio de la arquitectura popular, empleando materiales tradicionales como el ladrillo recocho en climas cálidos, o la piedra en los fríos y lluviosos.

D. Antonio diseñaría en 1922 la primera Escuela Normal levantada en España, la Escuela Normal de Maestros y Maestras de Granada,  y después la Escuela Normal de Valladolid en 1929. Junto al arquitecto municipal madrileño, Pablo Aranda Sánchez proyectó los seis grupos escolares aprobados para Madrid en 1923, que se cuentan entre sus obras más coherentes: grandes pabellones lineales, con las aulas de grandes ventanales orientadas al norte para garantizar una iluminación constante, mientras que los espacios colectivos miran al sur, completándose con amplios corredores para trabajos prácticos o juegos, y terrazas-solarium superiores. Junto a los arquitectos Bernardo Giner de los Ríos y Felipe Trigo  intervendría en la redacción de los proyectos de los grupos escolares madrileños alzados durante la II República.

Sin duda alguna, la mayor aportación de Antonio Flórez como arquitecto reside en su condición de pionero en la renovación de la arquitectura española del siglo XX, en especial la relacionada con el ámbito escolar, que convirtió en campo de ensayo para lograr un modelo que sirviera de soporte a la renovación pedagógica impulsada por la Institución Libre de Enseñanza. A través de unas construcciones presididas por la sobriedad, racionalidad y examen crítico de la tradición, intentó superar tanto las tendencias eclécticas como regionalistas en alza desde comienzos de la centuria, y así abordar una peculiar aproximación a las corrientes europeas de vanguardia.

 

Obras del autor/a

 

Flórez, Antonio (1932). El arquitecto, su formación y fines profesionales. Madrid: Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

Flórez, Antonio (1923). Notas para una posible reforma de la enseñanza de la arquitectura. Boletín de la Institución Libre de Enseñanza, XLVII, 236-242.

 

Autor de la biografía

GARCÍA SALMERÓN, María del Pilar

Bibliografía

 

Anguiano de Miguel, Aida (1991). Grupos escolares de Antonio Flórez Urdapilleta en Madrid (1913-1914 y 1923-1929). Una propuesta anticipadora. En Cinco siglos de Arte en Madrid (XV-XX). III Jornadas de Arte.  Madrid: Centro de Estudios Históricos-Consejo Superior de Investigaciones Científicas.

Baldellou Santaloria, Miguel Ángel (2005). Arquitectos en Madrid. Madrid: Ayuntamiento de Madrid-Fundación Antonio Camuñas-Fundación Madrid Nuevo Siglo.

Burgos Ruiz, Francisco Jesús (2007). La arquitectura del aula. Nuevas escuelas madrileñas, 1868-1968.  Madrid: Ayuntamiento de Madrid.

García Salmerón, Mª Pilar (2018). Radiografía de las construcciones escolares públicas en España, 1922-1937. Madrid: Ministerio de Educación y Formación Profesional.

Giner de los Ríos, Bernardo (1952). Cincuenta años de arquitectura española (1900-1950). México: Patria.

Lahoz, Purificación (1993-1994). Los modelos escolares de la Oficina Técnica para la Construcción de Escuelas”. Historia de la Educación. Revista Interuniversitaria, 12-13, 121-148.

Rivera, Javier (1989). Antonio Flórez y la Escuela Normal de Valladolid: entre el regionalismo y la modernidad. En Arquitecturas en Valladolid. Tradición y modernidad, 1900-1950 (pp. 145-167). Valladolid: Colegio de Arquitectos.

Rodríguez Méndez, Francisco Javier (2004). Arquitectura escolar en España (1857-1936). Madrid como paradigma (Tesis doctoral). Madrid: Universidad Politécnica de Madrid.

Vega, Juan (coord). (2002). Antonio Flórez, arquitecto. 1877-1941. Exposición de febrero a marzo de 2002 en la Residencia de Estudiantes. Catálogo de la exposición. Madrid: Publicaciones de la Residencia de Estudiantes.