Autorretrato como ‘nueva mujer’
Self-Portrait (as ‘New Woman’) es un autorretrato realizado a finales del siglo XIX por la fotoperiodista Frances Benjamin Johnston (1864-1952). Su trabajo aportó a la sociedad una nueva visión de la mujer, fuerte y autónoma, alejada de otras imágenes que aparecían en las publicaciones de la época, donde el sujeto femenino se asociaba a ideales clásicos de belleza y sumisión. Consiguió reflejar el principio del cambio de las féminas y de los roles de género.
Johnston nació en Rochester, Nueva York (Estados Unidos), en el seno de una familia acomodada y culta. Su madre era periodista en el Congreso y escribía para el Baltimore Sun. Antes de estudiar fotografía en París (Académie Julian) y en Washington con el director de fotografía del Smithsonian Museum, T.W. Smillie, redactaba artículos para publicaciones periódicas. Sus andanzas en el mundo de la fotografía comenzaron cuando George Eastman le regaló su primera cámara, una Kodak. En enero de 1895 diseñó y abrió su propio estudio de fotografía en Washington D.C., el cual podemos apreciar en la imagen objeto de estudio (Sougez et al. 2007: 386-387).
El lugar en el que se escenifica el Self-Portrait evoca a los cuadros victorianos, donde era común retratar a los personajes en interiores y cerca de una chimenea. Además, la pose y las vestimentas con las que Johnston decide retratarse también tienen tintes de esta corriente. Es notable el choque de realidades representadas que esto supone pues, aunque la estética bebe de la tradición, la intención es romper moldes. Las mujeres victorianas se colocaban en estos espacios para sugerir el ambiente doméstico, sin embargo, Johnston lo hace para mostrar su zona de trabajo. La autora juega con la idea de la corriente pictorialista en la que los fotógrafos imitaban la estética pictórica, y que en esta imagen se refleja en la visibilidad del grano, que aporta valor al arte fotográfico, pero persiguiendo unos objetivos modernos (Frady 2012: 17).
Johnston reconoció que buscaba con sus obras lo mismo que un pintor cuando compone la pose de sus modelos. Por ello, no dejaba nada al azar y se planteaba la postura a adoptar y la disposición de los elementos: “En el retrato, sobre todo, hay muchas posibilidades de efectos pintorescos que afectan a la composición, la luz y la sombra, el estudio de la pose y hasta la disposición de las cortinas”[1] (Johnston cit. en Frady, 2012: 19).
El motivo fotográfico muestra a la autora de perfil en el centro geométrico de la imagen; con una mano sujeta un cigarrillo y, con otra, una cerveza. Como podemos observar, por la disposición de los detalles y la puesta en escena, este autorretrato está producido para asemejarse a un cuadro, más que a una fotografía realista. Evitó deliberadamente la nitidez y la claridad incorporando a su imagen el efecto flou: algunas partes de la fotografía, como el marco de la esquina superior derecha, se encuentran ligeramente fuera de foco, pretendiendo así suavizar las líneas.
El uso que hace de las líneas genera dinamismo, pero sirve a su vez para delimitar dos planos diferentes. Los contornos siguen la ley de la figura-fondo, creando una clara distinción entre la protagonista, Johnston, y el resto de la obra, su estudio y los objetos que lo decoran. Por otro lado, cabe destacar el predominio de líneas horizontales en la propia naturaleza de los materiales, como ocurre con los ladrillos de la chimenea, el friso subrayado por la disposición en hilera de los retratos o las líneas del tejido de la alfombra, que consiguen resaltar aún más el contraste entre una zona dominada por las cuadrículas o ajedrezados y otra totalmente lisa como es la pared. Otro uso de las rectas, en este caso, el de las líneas verticales de la columna central, es el de separar el espacio en dos zonas diferentes. A la derecha, conforme se mira la imagen, queda de espaldas a la protagonista una mesa de té, que marca el espacio doméstico. A la izquierda, se encuentra el estudio fotográfico propiamente dicho, al que dirige su mirada. Estamos ante una perspectiva artificialis.
El contraste tonal, que se consigue mediante el uso de sombras y luces dentro de la escala de grises, otorga vida a la imagen ante la composición reposada del conjunto. A pesar de ser una imagen en blanco y negro, el juego de luces y sombras, así como la temperatura de color de la fuente iluminante, en este caso más alta, provoca que la dominante cromática sea más azulada y que dote a la imagen de una fuerte expresividad.
La textura queda, en parte, condicionada por su estética pictórica. La iluminación consigue marcar aún más los planos de la composición. El primer plano del autorretrato centra la nitidez y los objetos del fondo pierden progresivamente iluminación y, por ende, ganan grano. Precisamente, la iluminación natural y su calidad le otorgan rigidez y un fuerte contraste de tonos. Johnston utiliza una iluminación clásica, en clave baja, con predominio de las sombras. Como ocurría en los estudios de pintores tradicionales, la fotógrafa tenía un gran ventanal que ocupaba una pared entera, equipada con una cortina ajustable para controlar la iluminación (Frady, 2012: 33-34). La atmósfera abierta de su estudio en Washington, D.C., concretamente situado en la parte trasera de la casa de sus padres en 1332 V Street, NW, le permitió utilizarlo como instrumento de promoción para su carrera y de configuración para su identidad propia como artista involucrada en el entorno creativo emergente local (Frady, 2012: 30).
El punto como concepto morfológico, en este caso, no coincide con el centro geométrico pero sí con el eje diagonal izquierdo. Al tratarse de una imagen rectangular, el punto contribuye a incrementar la fuerza tensional de la composición. Así pues, el punto de enfoque está desviado ligeramente al ángulo superior izquierdo y el punto de interés (punctum) estaría centrado en la cara de Johnston.
El carácter obstinado e independiente, que trasluce la expresión de su rostro, la llevó a convertirse en una pionera dentro del sector; de hecho, es considerada la primera fotoperiodista de la historia. C. B. Moore decía que “la señorita Johnston… es de pluma fácil, y sus descripciones son tan gráficas y reales como lo es su trabajo con la cámara”[2] (Greenhill, 2004: 24). Estas mismas características son las que consigue en su Self-Portrait (as ‘New Woman’). Su forma transgresora de mostrar la ropa interior, de fumar y beber, rompe con la idea de mujer recatada de la era victoriana, y tiene una simbología abiertamente reivindicativa. Estos elementos tan esenciales para la imagen —su rostro, el cigarrillo que mantiene encendido y la cerveza— componen un triángulo de interés central. Su postura, notoriamente masculina y relajada, y la mirada esquiva al fuera de campo, son otra clara muestra del espíritu rebelde de Johnston.
La labor social de su trabajo publicado en prensa ha sido descrita por el especialista en fotografía y arte Verna Posever Curtis: “Tanto en su carrera como en los temas que fotografió, ella estaba en la corriente de lo ‘nuevo’ que vivía la sociedad americana: la ‘Nueva Mujer’, ‘la Nueva Educación’, el ‘Nuevo Negro’ y la ‘Nueva Escuela’ de la fotografía americana”[3] (Frady, 2012: 8). Los retratos de la élite social que hacía y su denominación como la fotógrafa de la Casa Blanca dejaron paso a su labor como fotoperiodista en la que retrataba la situación de los mineros, la explotación de las mujeres en las fábricas y la lucha por el derecho a la educación de los africanos y nativos americanos de ambos géneros. Al final su trabajo se enfocó más en la arquitectura y el paisaje pero sin perder de vista el compromiso social que hasta ahora había seguido (Frady 2012).
El Self-Portrait (as ‘New Woman’) de Johnston se enmarca al final de su primera etapa fotográfica, en un momento en el que Estados Unidos vivió muchos acontecimientos que dieron lugar a nuevas percepciones e ideas sobre el papel de las mujeres: el ascenso de los movimientos de sufragio, su mayor participación en el trabajo remunerado, los cambios en la moda y el reconocimiento de su importancia económica. Mediante una forma nunca vista hasta el momento fue capaz de reflejar todos los avances logrados, no solo en el conjunto de la sociedad, sino también en ella misma, pues consiguió mostrarse al público como una mujer nueva, liberada del peso de la tradición, y una fotógrafa profesional.
Crea una imagen atemporal, pero que al mismo tiempo refleja cambios diacrónicos. La fotografía presenta un tiempo subjetivo porque es susceptible de ser interpretada por el espectador, por ejemplo, el punctum presente en el cigarrillo refleja una escena concreta, de modo que nos detiene en la fotografía para observar con detalle la representación, una realidad ficticia. A la vez que el cigarrillo se consume existe un paso implícito de los minutos. No solo eso, los objetos que la rodean, como las fotografías de las personas, muestran también el transcurso de su vida, ya que son recuerdos de su trayectoria; lo que relaciona las representaciones del espacio y el tiempo. Hasta elementos como jarrones o figuras, que parecen meramente decorativos, son recuerdos que fue adquiriendo en sus diferentes viajes como corresponsal. Cabe mencionar que la evolución temporal (la transformación social que persigue la imagen) también se puede apreciar en la idea que alberga los retratos de la repisa de la chimenea: Johnston se rodea de hombres que fueron fundamentales para ella, pero ahora, en ese momento y con esa puesta en escena, lucha contra el dominio establecido por el patriarcado.
Como ya hemos visto, la fotoperiodista no dejaba nada al azar. En el escenario natural de su estudio, la fotoperiodista recrea una representación compleja mediante la coexistencia de piezas visibles con aquellas que se encuentran fuera de campo (marcos, reflejos de los cristales, sombras, luces, las llamas flameantes de la chimenea). La representación es frontal, salvo el sujeto que está de perfil. Además, el espacio es habitable en tanto a que el espectador puede sentirse parte de la representación, como si, de hecho, se hallara en ese lugar observando. Con ello queremos apuntar que este vínculo en la fotografía está marcado, principalmente, por la intención de Johnston de mostrarse a sí misma dentro de un entorno planificado del que nos hace partícipe. Toda imagen cuenta una historia; en este caso, la imagen sirve, además, no solo como una reivindicación social, sino también personal.
Johnston fue un ejemplo para muchas mujeres de su época y de las posteriores. En su primer artículo publicado en The Ladies’ Home Journal señala que a las mujeres les espera una gran carrera en la profesión. “La fotografía como profesión debería apelar particularmente a las mujeres […] Los requisitos —como se han ido formando en mi mente después de una larga experiencia y pensamiento— son los siguientes: La mujer que hace una fotografía útil debe tener como cualidades personales el sentido común, paciencia ilimitada para ir más allá de los fallos, el tacto igualmente ilimitado, el buen gusto, una vista rápida, un talento para el detalle y genio para el trabajo duro. Además, se necesita formación, experiencia, algo de dinero, y un campo por explotar”[4] (Greenhill, 2004: 24).
De esta manera, Frances Benjamin Johnston fue la primera en defender los derechos de la mujer a través de la fotografía. Ella luchaba por la independencia y el reconocimiento en su profesión; otras la han seguido por intereses sociales o personales, como es el caso de Nan Goldin y su autorretrato (Nan Goldin, autorretrato), en el que refleja la lucha contra la violencia de género o Sherman y la homosexualidad.
Este autorretrato resulta a primera vista sencillo, pero a raíz de la síntesis realizada a lo largo de este análisis podemos decir que la autora lo dota de una gran complejidad formal y simbólica. Partiendo de un entorno tan cotidiano como es para Johnston su estudio, elabora un profundo discurso. Con tintes pictorialistas, la fotografía Self-Portrait (as ‘New Woman’) refleja el victorialismo tardío que, en ese momento, estaba teniendo lugar en la sociedad.
La fotógrafa consigue captar la atención del espectador simplemente con la expresión de su rostro. Sin interpelar directamente al público con la mirada, no se le excluye del retrato. Johnston guía la mirada del espectador por los puntos centrales de la composición, del rostro al cigarrillo y de este a la jarra de cerveza. Como cualquiera en un entorno desconocido, el resto de elementos de la sala serán observados posteriormente y necesitarán de un conocimiento más profundo sobre la autora para llegar a comprender lo que connotan.
Johnston fue un ejemplo a seguir para las fotógrafas pioneras que no sucumbieron al miedo del cambio, que iniciaron una transformación en el statu quo de la nueva sociedad del siglo XX. Su autorretrato resulta atemporal por muchos aspectos, pero en concreto lo es por su capacidad para llegar al espectador con independencia del tiempo en el cual es observado. La sociedad tiene en él un espejo en el que reflejarse: muestra la lucha contra la dominación masculina del mundo. Este espejo va más allá de la muestra de una simple fotografía, pretende movilizar a las mujeres que deseen romper los estereotipos de género y, de ese modo, abrir las puertas de la igualdad.
El aire de rebeldía subyacente en el trabajo de la autora es historia viva. Si no hubiéramos contado con profesionales como Johnston, con valor para reclamar, por un lado, el reconocimiento que las mujeres merecen en sus respectivos campos de trabajo y, por otro, la igualdad en base a la irracionalidad de la división sexual de los roles, el mundo no habría comenzado a transformarse en el que, poco a poco, está llegando a ser en las sociedades democráticas.
Notas
[1] “In portraiture, especially, there are so many possibilities for picturesque effects—involving composition, light and shade, the study of pose, and arrangement of drapery.”
[2] “Miss Johnston… possesses a facil pen, and her descriptions are as graphic and spirited as is the camera work”.
[3] “In both her career and through the subjects she photographed, she was riding the waves of what had gained currency as ‘new’ in American society: the ‘New Woman,’ the ‘New Education,’ the ‘New Negro,’ and the ‘New School’ of American Photography”.
[4] “Photography as a profession should appeal particularly to women […] –but only under very well-defined conditions. The primer requisites – as summed up in my mind after long experience and thought- are these: The woman who makes a photography profitable must have a, as a personal qualities, good common sense, unlimited patience to carry her through endless failures, equally unlimited tact, good taste, a quick eye, a talent for detail, and a genius for hard work. In addition, she needs training, experience, some capital, and a field to exploit”
- Referencias bibliográficas
GARCÍA FELGUERA, M., Sougez, M., Pérez Gallardo, H., & Vega, C. (2007). Historia general de la fotografía. Madrid: Cátedra.
GREENHILL, G (2004). Promoting Women Photographers in The Ladies’ Homes Journal. Nineteenth Century, vol. 24, n. 2.
JOHSTON, F. (2000). What a Woman Can Do with a Camera. L. Wexler (ed.), Tender violence: domestic visions in an age of U.S. imperialism. The University of North Carolina Press.
—(1896). Frances Benjamin Johnston, full-length portrait, seated in front of fireplace, facing left, holding cigarette in one hand and a beer stein in the other, in her Washington, D.C. studio. Recuperado de <http://www.loc.gov/pictures/item/98502934/>.
MARIEN, M. (2011). Photography (pp. 165-189). Upper Saddle River, NJ: Pearson Prentice Hall.
RAVER, A. (2012). Capturing the Gardens of America. The New York Times. Recuperado de <http://www.nytimes.com/2012/04/12/garden/frances-benjamin-johnstons-photos-at-the-library-of-congress.html?_r=1>.
ROMERO ESCRIVÁ, R. (2014). Las dos mitades de Jacob Riis, vol. II (pp. 388-390, 507-512). La Laguna, Tenerife: Sociedad Latina de Comunicación Social.
FRADY, K. (2012). Frances Benjamin Johnston: Imaging the new woman through photography (Master). University of Alabama.
WEXLER, L. (1988). Black and White and Color: American Photographs at the Turn of the Century. Prospects, 13, 341-390. Recuperado de <http://dx.doi.org/10.1017/s0361233300006785>.
VV.AA. Clio: Frances Benjamin Johnston online exhibit. (2016). org. Recuperado de <https://www.cliohistory.org/exhibits/johnston/>.