Mariattu Kanu, 4 años, yace en el suelo de una sala de Ébola
El recuerdo del Ébola
La fotografía a comentar originalmente se titula Mariattu Kanu, 4, in Makeni, Sierra Leone, lies on the floor of an Ebola Ward. Fue captada por Samuel Aranda el 27 de Septiembre de 2014 durante el brote del virus Ébola en Makeni, una ciudad situada en Sierra Leona. Ilustró la portada del New York Times del 2 de Octubre del 2014. La imagen tuvo una gran repercusión, ya que gracias a ella y al artículo que la acompañaba, se consiguió un mayor número de recursos para el Hospital de Makeni. Ambos, texto e imagen, pretendían mostrar la devastación del Ébola y la falta de ayuda internacional.
- La expansión del Ébola
El Ébola es un virus que fue identificado por primera vez en 1976 al sur de Sudan y al norte del Zaire (la actual República Democrática del Congo), en la región del rio Ébola que le dio nombre. El primer enfermo por Ébola fue un varón que acudió al Hospital de Yambuku con una fiebre muy alta[2]. A los siete días murió. Todo parecía haber acabado, pero días después 21 personas (familiares y amigos) habían contraído la enfermedad. De estas 21, fallecieron 18 incrementando, por tanto, el número de muertos por este virus. El número de personas contagiadas se multiplicó exponencialmente con el paso del tiempo. Estábamos ante una nueva enfermedad desconocida hasta el momento.
Los principales síntomas eran fiebre alta, hemorragias por las encías y ojos, y diarrea sangrante. Se alcanzaron un total de 318 infectados en un solo mes. Una vez que se tuvo conocimiento de este virus, la Organización Mundial de la Salud (OMS) envió a científicos para intentar frenar la expansión del virus e investigarla. Desde la aparición del virus en 1976 hasta 2012, según la OMS, se han detectado un total de 2.387 casos, de los cuales 1.589 han acabado en defunción. Pero el mayor brote del Ébola se dio en el periodo 2014-2016.
2014 fue el año en el que mayor número de casos y muertes se registraron desde que se había tenido conocimiento del virus. Se contabilizaron un total de 30.000 casos y más de 11.000 muertes. El Ébola pasó a convertirse en la protagonista de la mayor parte de los informativos de radio, prensa y televisión. Este protagonismo se incrementó con la llegada del virus a lugares donde nunca antes se había registrado, como en España, Italia o Reino Unido, con un caso en cada uno; en Estados Unidos hubo cuatro casos y un fallecido.
- La Cobertura fotográfica de Samuel Aranda
Fue en 2014 cuando Samuel Aranda, un fotógrafo español nacido en Santa Coloma de Gramanet (Cataluña) y que ha trabajado como reportero gráfico para El País, El Periódico de Catalunya, La Agencia Efe, La Agencia France Presse y The New York Times, decidió seguir de cerca la labor de Médicos Sin Fronteras y de Naciones Unidas en la lucha contra el Ébola. Cubrió durante aproximadamente ocho meses la situación en África para el New York Times. En una entrevista que se le realizó en el diario Ara.cat, comentó: “Nos avisaron para que fuéramos a este hospital porque no estaba recibiendo nada de ayuda de las Naciones Unidas; los infectados estaban encerrados en pabellones y la única manera que tenían de hacerles bajar la fiebre era con mangueras de agua fría; no tenían ni ibuprofeno ni nada: cero recursos” (cit. en BASSAS, 2015).
Cuando Samuel Aranda llegó a aquel hospital, la estampa que encontró era dantesca. Personas fallecidas o moribundas (entre ellas, niños infectados por el Ébola), compuestos químicos por el suelo, etc.… Captó la fotografía objeto de análisis, que sirvió de testimonio y que el New York Times publicó en portada (véase la Figura 1), junto con el artículo antes mencionado de Adam Nossiter, A Hospital from Hell, in a City Swamped by Ebola[1], en el que se denunciaba la falta de ayuda internacional y de preparación sanitaria, y que iba ilustrado con ocho fotografías más de Aranda. A los tres días de la publicación, una ONG de Estados Unidos acudió al hospital para estudiar el caso, mientras la embajada estadounidense enviaba camiones con material sanitario.
Con sus imágenes, Aranda trató de denunciar la situación en la que se encontraba el hospital de Makeni y el mensaje trascendió: la inoperancia de las agencias internacionales como Médicos Sin Fronteras era visible; según el fotógrafo, había muchas donaciones, pero faltaba la última parte de la cadena, que llegaran a su destino. Tras la alarma mundial ante la expansión del virus, en julio de 2015 se consiguió dar luz verde a una vacuna (VSV-ZEBOV) que resultaba ser segura y efectiva al 100%. En la actualidad el virus se encuentra estabilizado, ya que no se han registrado nuevos casos[3].
- Aranda, un fotógrafo comprometido
Samuel Aranda se considera a sí mismo un periodista independiente comprometido con la denuncia social, según se aprecia en varios de sus reportajes, como La Crisis de los Refugiados o La Crisis Española. Este último, también publicado en The New York Times bajo el título Spain Recoils as Its Hungry Forage Trash Bins for a Next Meal, de Suzanne Daley. En el reportaje se visibilizan vagabundos buscando en la basura (véase la figura 1), comedores públicos, manifestaciones…, lo que le valió un gran número de críticas. El objetivo de Samuel Aranda[4], como buen muckraker, como él mismo confiesa, fue mostrar lo que se encuentra oculto en la sociedad, las disfunciones del sistema. :
Teníamos muy claro que no íbamos a perseguir lo que ya había, como han hecho otros periodistas, es decir, no íbamos a fotografiar a vagabundos en las calles o gente pidiendo en los semáforos, porque lo que queríamos era reflejar los efectos de la crisis… Y nos encontramos con gente que perdía sus casas, gente que buscaba comida en la basura, marchas como las de los mineros… (cit. en MATEO, 2012)
En la línea de Jacob Riis y otros fotógrafos de la tradición documental americana, Samuel Aranda intenta con su obra despertar la conciencia pública, creando fotografías que logren un impacto social y emocional en el espectador con el fin último de recabar la ayuda necesaria para poder solucionar los problemas que denuncia.
- Mariattu Kanu: análisis de la imagen
A nivel formal, hay que destacar que estamos ante una fotografía documental, ya que sirve de testimonio para informar sobre un hecho (la propagación del Ébola). El propio periodista, Adam Nossiter, describe en su crónica el discurso denotativo de la imagen de Aranda:
En la sala, una niña de 4 años de edad yace en el suelo entre orina, inmóvil, sangrando por la boca, con los ojos abiertos. Un cadáver yace en la esquina. Un niño pequeño en una cuna mira cómo se llevan el cuerpo, rodeando a otro niño acostado inmóvil junto a cubos negros de vómito. El equipo rocía el cuerpo y a la niña en el suelo, con cloro mientras se van (NOSSITER, 2014).
Al fondo de la fotografía, junto a los cubos negros llenos de vómitos, se aprecia a otro niño moribundo en el suelo. En la parte izquierda se muestran las camillas del hospital y en el centro de la fotografía se pueden ver dos botes. Además, todo el suelo se encuentra lleno de líquidos corporales de los pacientes. Hay que destacar que en esa habitación permanecían los cuerpos de las personas que habían fallecido la noche anterior a causa del Ébola, todavía no retirados, y que, por tanto, compartían espacio junto a las personas que iban a recoger los análisis que les habían realizado.
Los colores de la camiseta que lleva Mariattu Kanu (rosa, rojo y azul) destacan respecto a las tonalidades pardas que dominan la imagen, lo que resalta su carácter protagonista. La connotación de los colores que vieste la niña, que representan respectivamente la dulzura, libertad y fortaleza, quedan reprimidos debido al acecho de la enfermedad y la muerte.
Si nos fijamos con detalle, el fondo de la fotografía no se encuentra enfocado, por lo que Samuel Aranda dirige el punto de foco a lo que quería transmitirnos. La imagen de la niña es el elemento principal que reclama nuestra mirada y aviva la empatía. Además, la iluminación natural que se cuela por las ventanas, refleja los líquidos del suelo, que dotan la composición de un aspecto poco saludable. El reflejo, de hecho, traza un recorrido que termina justamente en la cabeza de la niña, deteniéndose en su mirada perdida.
Por otro lado, siguiendo con el análisis del discurso denotativo, hay que decir que la composición es dinámica, ya que los elementos de la imagen se encuentran descentrados, si bien la cabeza de la niña coincide con uno de los puntos fuertes que aparecen al dividir la imagen en tres tercios. El plano general permite observar al niño que se encuentra al fondo, las camillas, el suelo con los líquidos, dándonos, por lo tanto, una visión global de la situación del hospital.
En relación al punctum barthesiano, los elementos que consiguen punzarnos son la mirada de Mariattu Kanu y los líquidos corporales del suelo que guían nuestra mirada en diagonal hacia el cadáver del fondo. La niña “punza” nuestras conciencias, crea en el espectador un impacto psicológico que aumenta la preocupación al mostrar que no se trata de un caso aislado, sino que es un asunto generalizado. Mariattu Kanu es la cara visible de una tragedia de dimensiones mayores.
La imagen fue captada sin ningún tipo de manipulación ni puesta en escena. Muestra la situación, sin ambages ni adornos que vivía África. Para Aranda, lo importante era captar la realidad del momento; el resultado estético es secundario. De acuerdo con Ferro (2012), «hay momentos en que consigues imágenes más bonitas o más plásticas, más gráficamente interesantes, pero lo importante es documentar lo que está pasando».
La enfermedad del Ébola era algo ajeno, desconocido para el Primer Mundo, sin embargo, cuando llegó a Europa pasó a ocupar una posición privilegida en la agenda mediática de los medios de comunicación por cuanto nos podía afectar directamente. Se entiende entonces que la imagen de Aranda conmoviese profundamente al espectador, no tanto por su proyección sentimental, como porque funciona a modo de alquimia. De acuerdo con Susan Sontag (2003: 93), una de las características de las fotografías testimoniales es que “se las valora como relato transparente de la realidad”.
Notas
[1] El artículo que acompaña al reportaje fotográfico de Samuel Aranda, Mariattu Kanu, 4, in Makeni, Sierra Leone, lies on the floor of an Ebola Ward. firmado por Adam Nossiter, puede consultarse online.
[2] Debido a la carencia de instrumental sanitario en el hospital, la jeringuilla que se empleó para inyectarle cloroquina fue utilizada después para otros pacientes. Hay que destacar que se pensaba que este hombre había contraído la malaria.
[3] El último caso que se registró fue el 11 de Mayo de este mismo año en la República Democrática del Congo, donde fallecieron cuatro personas.
[4] Samuel Aranda ganó el World Press Photo en 2011 con la fotografía de una mujer con velo que abraza a un familiar herido. La imagen fue captada durante el conflicto de Yemen.
- Referencias bibliográficas
ARANDA, Samuel (2014). Samuel Aranda Photography (Página web oficial del fotógrafo). Recuperado de <http://www.samuelaranda.net/>. [Fecha de consulta: 11 octubre 2017]
ARBOLEDAS BRIHUEGA, David (2012). Fiebre Hemorrágica por Ébola. Editorial Club Universitario. [Páginas 41-52]
BASSAS, Antoni (2015). Entrevista al fotoperiodista catalán Samuel Aranda. Ara.cat. Recuperado de <http://www.ara.cat/es/entrevista-bassas-samuel-aranda_0_1493850762.html>. [Fecha de consulta: 11 octubre 2017]
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