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null De la teoría a las calles

Fuente: La Verdad

«Déjales que pasen y que cuenten lo que tengan que contar», escuchó de fondo David Sánchez-Hernández, cofundador de la empresa tecnológica Emite, cuando aquel día de 2015 alguien con acento latino descolgó por fin el telefonillo de las oficinas en Austin de AT&T, la mayor compañía de telecomunicaciones de Estados Unidos, después de una semana tirando abajo el timbre sin éxito. Era martes. Lo recuerda porque el día anterior, lunes, había concluido el plazo que se había dado a sí mismo de margen para lograr que alguien le hiciera caso. Estaba a punto de darse por vencido y emprender el regreso a España con las manos vacías cuando un zumbido eléctrico desbloqueó el resbalón. Todavía no sabía que la puerta que se abría ante él, la que ya creía que no se abriría nunca, sería a la vez una llave que serviría para desbloquear el futuro de su empresa, surgida en el seno de la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) y dedicada la evaluación de conexiones y redes inalámbricas.

EBTs

EMITE INGENIERÍA

  • Origen. Grupo de Investigación de Ingeniería de Microondas, Radiocomunicaciones y Electromagnetismo de la UPCT.

  • Línea de negocio. Evaluación de redes de telecomunicaciones con tecnología propia. La empresa tiene 25 empleados, sede comercial en 25 países y trabaja con las principales empresas tecnológicas del mundo.

AT&T necesitaba evaluar el comportamiento de los terminales móviles 4G que iba a incluir en su red y había organizado un concurso para escuchar las propuestas de las principales compañías del sector en el mundo. «Nosotros no estábamos invitados -recuerda David, director del Grupo de Investigación de Ingeniería de Microondas, Radiocomunicaciones y Electromagnetismo (Gimre) de la UPCT-, pero nos enteramos del concurso, agarramos uno de nuestros sistemas de evaluación, una cabina de 3x2x2 metros, y nos fuimos a Texas». No solo lograron que les escucharan aquel martes: «Nos llevamos el concurso», presume.

Entonces eran relativamente desconocidos en el mercado. «Que AT&T nos seleccionara nos puso en el punto de mira». Empezó a sonar el teléfono y al otro lado estaban Qualcom, Microsoft, Panasonic o Samsung. Hoy la empresa factura «varios millones de euros», cuenta con 25 empleados y un edificio propio en el Parque Tecnológico de Fuente Álamo.

Emite es un ejemplo de éxito de 'spin-off' en la Región de Murcia, un término que define a aquellas empresas creadas desde las universidades con la intención de conseguir que el conocimiento generado mediante su labor investigadora llegue al mercado y redunde en beneficio de la sociedad. Un tipo de iniciativa en auge en toda España y que en la Comunidad cuenta ya con 30 ejemplos entre la Universidad de Murcia (UMU), que acoge 20 de estos proyectos, y la UPCT.

Las materias son tan heterogéneas como la propia universidad: biotecnología, salud, derecho, informática, educación, desarrollo de cosméticos, control logístico, producción agroalimentaria o energía son algunos de los campos en los que las innovaciones surgidas del trabajo universitario en la Región se han convertido en iniciativa empresarial.

Pablo Artal. Vóptica

«Un error típico es pensar que sabemos de todo»

Pablo Artal (4i), junto con miembros del equipo de Vóptica, en sus instalaciones del Campus de Espinardo.

Pablo Artal (4i), junto con miembros del equipo de Vóptica, en sus instalaciones del Campus de Espinardo. / ROS CAVAL / AGM

VÓPTICA

  • Origen. Laboratorio de Óptica de la UMU, grupo líder en el mundo en investigación en óptica visual, adaptativa y biomédica.

  • Línea de negocio. Fabrica el único simulador visual del mundo basado en óptica adaptativa, diseña unas innovadoras lentes intraoculares en forma de menisco que mejoran la calidad de la visión periférica.

La vía de transferencia de conocimiento a través de las 'spin-off', poco explorada en España hasta hace unos años, la inauguró en la Comunidad el catedrático de Óptica de la UMU Pablo Artal con la fundación en 2010 de Vóptica, dedicada al desarrollo de alta tecnología en el campo de la Oftalmología. «Hay que ser un poco Quijote -reconoce-, porque esta es una aventura muy difícil».

Si Artal y otros profesores del Laboratorio de Óptica se lanzaron a las aguas abiertas del mundo de la empresa juntos fue por el convencimiento de que los hallazgos que estaban realizando merecían una salida mejor de la que estaban teniendo. «Llevábamos más de 15 años desarrollando tecnología e instrumentación y nos pasaban dos cosas: una, que veíamos cómo algunos nos copiaban y se aprovechaban; otra, que firmábamos contratos y proyectos con empresas, pero veíamos que luego la monetización era difícil y no muy exitosa». Contaban con un simulador visual de óptica adaptativa único en el mundo, capaz de permitir a los pacientes ver como lo harán tras una intervención quirúrgica, y se lanzaron a venderlo ellos mismos y, aunque el recorrido no ha sido fácil, la empresa acumula ya 12 años de vida en constante evolución.

«Hay muchas formas de entender el éxito», subraya Artal. Para las 'spin-off', el mayor posible es establecer las vías para que el conocimiento investigador aporte soluciones a las necesidades de la sociedad, que estas fomenten el empleo de calidad y el avance científico. Vóptica cumple con todos los preceptos. Da trabajo a unas diez personas de forma estable en alta tecnología, abre retos investigadores y avanza en la comercialización de una tecnología capaz de mejorar la vida de personas con problemas de visión.

Económicamente, todavía no ha encontrado la viabilidad, pero sus máquinas, fabricadas bajo demanda, están ya «en todos los continentes salvo África y la Antártida». El problema es que «se han visto como una especie de Porsche o de Maserati, un producto de muy alto nivel y coste -señala-, con lo cual las ventas potenciales son muy reducidas».

Por eso Vóptica se ha volcado en los últimos años en otra línea de negocio: el diseño y comercialización de unas lentes para la cirugía de cataratas de altísima calidad, que ofrecen una mejor visión periférica que otras soluciones, donde hay «un mercado más amplio». La principal dificultad en esa transformación en la que se hallan inmersos es contar con «unas buenas redes comerciales y distribuidores en el mundo», un problema habitual en las 'spin-off'. «Es en lo que estamos ahora».

Artal explica que «un error típico en estas iniciativas es el que el personal universitario piensa que sabe de todo y quiere hacerlo todo por sí mismo». «En realidad, sabemos de pocas cosas», dice. En Vóptica han intentado comercializar los productos por sus propios medios durante años, fundamentalmente porque «hacerlo de otro modo cuesta mucho dinero», reconoce Artal, pero ahora cuentan con una directora comercial para abrirse hueco en el mercado internacional. De momento, más de 3.000 personas se han beneficiado de sus lentes.

Ildefonso Méndez. Educar para Ser

«La transferencia es la gran asignatura pendiente»

Ildefonso Méndez, junto a docentes de American School Murcia, trabajando en los materiales del programa educativo.

Ildefonso Méndez, junto a docentes de American School Murcia, trabajando en los materiales del programa educativo. / ROS CAVAL / AGM

EDUCAR PARA SER

  • Origen. Centro de Estudios en Habilidades no Cognitivas y Evaluación Económica de la UMU.

  • Línea de negocio. Implantación de actividades y materiales para el desarrollo de habilidades de autogestión de los niños en centros escolares. Más de 80 colegios -con 15.000 alumnos- aplican ya el programa, 50 de ellos en Madrid, pero también hay en La Rioja, Portugal y Argentina.

Con esa vocación de causar un impacto positivo en la sociedad surgió también la 'spin-off' de la UMU Educar para Ser, responsable de la creación del primer currículo educativo de estimulación de habilidades de autorregulación de los niños que se puede compatibilizar con el oficial.

La baja natalidad ha fomentado, según afirma su fundador, Ildefonso Méndez, director del Centro de Estudios en Habilidades no Cognitivas y Evaluación Económica de la UMU, que «los niños no cuenten hoy con esa tribu en casa, ni estén acostumbrados a compartir, tomar turnos, gestionar la espera, etcétera. Y esas habilidades son claves para su bienestar», señala. La empresa ha desarrollado materiales y diseñado actividades para evitar problemas de convivencia, mejorar la atención sostenida y favorecer una mejor gestión de las emociones. Lo que arrancó como un programa piloto en 2019 está implantado ya en 80 centros y beneficia a 15.000 alumnos. «Trabajamos fundamentalmente con gobiernos autónomos o locales para darles acceso a esos recursos», explica el fundador. En 2020, Educar para Ser fue nombrado proyecto prioritario para Madrid. Nació con financiación de la Fundación Séneca. «En Murcia hicimos una fase piloto, pero hubo varios cambios en la Consejería de Educación que no facilitaron que el proyecto se mantuviera», asegura.

Para Méndez, «la transferencia es la gran asignatura pendiente de la universidad española». «No es fácil porque a veces los incentivos de la propia carrera académica no van por ahí -lamenta-, sino que la promoción y los méritos se miden por la publicación de artículos científicos. Habría que revisar los incentivos para enfocarlos a la transferencia de conocimiento y la resolución de problemas reales de la sociedad».

Diego García. Ingeniatic

«En el papel todo es muy fácil, pero luego llegas al mercado»

Diego García comprueba una alarma de Ingeniatic instalada en una granja de La Aljorra.

Diego García comprueba una alarma de Ingeniatic instalada en una granja de La Aljorra. / PABLO SÁNCHEZ / AGM

INGENIATIC

  • Origen. Grupo de investigación Dintel (División de Innovación en Sistemas Telemáticos y Tecnología Electrónica) de la UPCT.

  • Línea de negocio. Actualmente su principal producto es el sistema de alarmas AvIoT para detectar y notificar incidencias en tiempo real incluso en caso de fallo eléctrico o de comunicación, destinado a instalaciones críticas.

En la UPCT, el camino de las 'spin-off' lo abrió Ingeniatic, una compañía especializada en industria 4.0 e internet de las cosas fundada en 2012 por un grupo de profesores y alumnos del Departamento de Tecnologías de la Información.

Como le ocurrió a Vóptica, Ingeniatic tardó un tiempo en encontrar su camino en el mercado. «Nuestro primer producto fue una guía virtual para museos, que mostraba información contextual al visitante», cuenta Diego García, cofundador de la empresa junto a los profesores de la UPCT Fernando Cerdán y Juan Suardíaz. Los años y las investigaciones han ido moldeando otras soluciones y productos. En 2020, dieron forma a la que ahora es su principal línea de negocio: un sistemas de alarma técnica inmune a los problemas eléctricos o de conexión para industrias críticas y granjas donde la robustez de las alertas es clave para evitar daños materiales e incluso la muerte de animales. «Cuando empezamos había tecnologías que no existían y que ahora sí, que nos han permitido crear productos como ese».

Eso sí, «sobre el papel todo es muy fácil, pero luego llegas al mercado», advierte. Para él, como para muchos investigadores, «la parte comercial es mucho más difícil que la de desarrollo». Pese a todo, el negocio no va mal. Ya hay 50 instalaciones de este tipo en Murcia, Andalucía y Galicia, y García prevé doblar el número este año.

En la UMU, también en el internet de las cosas, destaca OdinS, donde tres profesores de la Facultad de Informática de la UMU, entre ellos, Antonio Skarmeta, dieron forma a una iniciativa para desarrollar soluciones de eficiencia energética, que les ha acabado llevando al mercado de las ciudades inteligentes y que se ha convertido en referente internacional en 'smart agro' y una de las empresas que gestiona más proyectos europeos de la Región.

Félix García. Bleecker

«Nos dimos cuenta de que teníamos algo disruptivo»

bajadores de Bleecker, en la sede de la empresa, en Murcia.

bajadores de Bleecker, en la sede de la empresa, en Murcia. / CEDIDA

BLEECKER

  • Origen. Grupo de investigación de Computación Móvil y Visión Artificial de la UMU.

  • Línea de negocio. La empresa está especializada en visión e inteligencia artificial y aprendizaje automático. Diseña y comercializa un sistema de códigos para el control logístico. El gigante ID Logistics ya implanta su tecnología.

Pilar de la Rúa, directora de la Oficina de Transferencia de Resultados de Investigación de la UMU (Otri), que conoce bien ese trayecto, destaca la relación directa entre las 'spin-off' y las colaboraciones de transferencia: «Hay grupos de investigación que han tenido muchos contratos de servicios, que han trabajado mucho con empresas y que ven que un tipo de colaboración se estabiliza, y se deciden a dar el salto». Así fue también en el caso de Bleecker.

El grupo de Computación Móvil y Misión Artificial de la UMU llevaba varios años haciendo proyectos de transferencia cuando una empresa agroalimentaria del Campo de Cartagena les propuso un reto, dar con una solución para identificar sus palés que solventase los problemas que tenían con otras tecnologías como el RFID, los QR o los códigos de barras. «Creamos unos códigos similares a la piel de una cebra que pueden ser leídos a distancia e incluso en movimiento, y nos dimos cuenta de que era algo completamente disruptivo», destaca Félix García, fundador y profesor titular en el área de Arquitectura y Tecnología de Computadores de la Facultad de Informática. El proyecto, que ha recibido ayudas CDTI Neotec para su desarrollo y fue reconocido por el Info como mejor 'start-up' de 2021, se encuentra trabajando con el gigante de la logística ID Logistics para aplicar su solución en España, con la esperanza de extender el trabajo luego a centros de Europa y América Latina. Romper las barreras del mercado internacional es uno de los logros clave para el futuro de muchas de estas 'spin-off' que llevan la ciencia murciana a la vida de millones de personas.

«Hay un interés creciente en la creación de estás empresas», destaca Mario Rosique, técnico de la Unidad de Investigación y Transferencia de la UPCT. «Los investigadores quieren transferir ese conocimiento a la sociedad», concluye.