Aprendices en un mundo digital

La integración de Internet (y de los numerosos servicios que ofrece) en nuestra realidad y en nuestras propias vidas nos brindó la posibilidad de disponer de nuevos entornos donde llevar a cabo actividades docentes. En el año 2000 Harasim, Hiltz, Teles, y Turof hablaban de que uno de los requisitos básicos de la educación en el siglo XXI sería preparar a los alumnos para participar en una economía cognitiva en donde el conocimiento sería el recurso más importante para el desarrollo social y económico. Sin embargo, algunas veces en educación continuamos empleando modelos educativos desfasados y desligados de las necesidades sociales que se plantean hoy en día.

Las redes telemáticas han puesto de manifiesto que antiguos modelos educativos rígidos, únicos y universales que tenían como eje principal la figura del profesor y sus conocimientos hayan dejado de tener sentido debido a las posibilidades que éstas ofrecen para flexibilizar los procesos comunicativos que se producen entre profesor y alumno. Martínez (2004) nos señalaba que los alumnos deben mejorar en todos los campos y esto no podemos alcanzarlo desde un único modelo. Por eso, el progreso de la enseñanza consiste en el dominio creciente de una variedad de modelos y en la capacidad de usarlos con eficacia.

Los modelos en los cuales se fundamentan los diseños de enseñanza-aprendizaje deben caracterizarse por atender la diversidad y por su flexibilidad curricular. Así, el mismo autor añade que no podemos entender los principios de la enseñanza como dogmas estáticos, sino como interacciones dinámicas con las metas cognoscitivas y sociales, con los procedimientos que subyacen a las teorías del aprendizaje y con las características personales e individuales del binomio profesor-alumno (2004).

Los cambios en los modelos de enseñanza obligan a docentes y a alumnos a tener en cuenta nuevos enfoques y perspectivas de la realidad.

  1. Cambios en el rol del docente.

Frente a la antigua concepción del profesor que dirigía por completo el aprendizaje del alumno, los nuevos escenarios de aprendizaje están haciendo que surja un nuevo modo de abordar la educación de los estudiantes hacia un papel más cercano al ayudante que al encargado de impartir lecciones. Las redes telemáticas ofrecen espacios para el aprendizaje colaborativo donde el alumno aprende a su ritmo lo que precisa, recibiendo del docente un tratamiento más personalizado y adaptado al ritmo y progresión del alumno en función de sus actuaciones, aunque dentro de las opciones contempladas en la planificación docente.

Así, desarrollar procesos de enseñanza personalizados supone ofrecer al alumno una elección real de cuándo, cómo y dónde estudiar, ya que puede introducir diferentes caminos y espacios los cuáles pueden encontrarse fuera del espacio formal y presencial de formación. Esta flexibilidad permite que el alumno satisfaga en mayor medida sus necesidades educativas pero requiere por parte del profesorado un cambio en la forma de concebir la actividad educativa que se ve materializado en el rol que desempeña en su función como docente.

En cuanto a este cambio que el profesor debe emprender, el profesorado no sólo se ve obligado a modificar su metodología y reformular el significado del proceso educativo que emprende con el alumnado, sino que también se ve obligado a desarrollar nuevas habilidades y destrezas como la creatividad, las estrategias de resolución de problemas y el trabajo colaborativo.

Fruto de los cambios que se le exige al profesorado, comienza a ser imprescindible que los docentes reciban formación para adaptarse a los nuevos escenarios y procesos educativos.

En este sentido, el aspecto principal que debemos tener en cuenta es que cuando se habla de formación del profesorado, no sólo nos referimos a las competencias técnicas que deben adquirir sino también a las competencias metodológicas y de diseño basadas en prácticas pedagógicas innovadoras que preparen al estudiante para vivir en un mundo digital, a las competencias para el uso y creación de recursos multimedia, así como a las competencias para la gestión de la información y de su propia identidad digital. Por ello, debemos favorecer una formación más completa.

No se trata de dejar de lado la formación en los componentes técnicos sino de conceder una mayor importancia a la formación en cuestiones relativas a los modelos colaborativos y participativos que se pueden aplicar con las TIC, a la formación para la producción y el diseño de materiales didácticos y a la formación para el uso de las metodologías flexibles, abiertas e individualizadas de las que hablábamos antes. Pero también, atender con mayor perseverancia los aspectos prácticos que los teóricos y aprender a realizar tareas de orientación hacia el conocimiento, de planificación del proceso educativo y de facilitación de información relevante. Se trata de actuar como motor que estimule en los alumnos la autonomía, el autoaprendizaje y la colaboración.

  1. Cambios en el rol del alumno.

Como observamos, el rol del docente es determinante cuando integramos herramientas telemáticas que configuran espacios virtuales para la socialización y la colaboración en educación. Sin embargo, no podemos olvidarnos de que el aprendizaje del alumnado se convierte en el objetivo de todo proceso de enseñanza y estos espacios virtuales configuran el tipo de aprendizaje que realiza el estudiante en dos sentidos fundamentales. Por un lado, las redes telemáticas estimulan el aprendizaje diacrónico, cuya principal ventaja es la posibilidad de adquirir el conocimiento a su propio ritmo y en función de sus propias necesidades (Martín-Moreno, 2004; Martínez y Prendes, 2003; Prendes, 1995 y 2000).

Pero aparte de este tipo de aprendizaje, con las redes telemáticas y la interacción que los alumnos pueden realizar a través de ellas, se lleva a cabo en educación lo que se denomina aprendizaje interactivo “que comprende un amplio rango de actividades en las que los participantes en un evento (discusiones, ejercicios, roles, simulaciones y juegos) interactúan con otros con propósitos de educación y aprendizaje” (Salinas, 2000, 203). Con la interacción que permiten las redes telemáticas estamos ofreciendo la posibilidad de que el aprendizaje de los alumnos se apoye más aún en las relaciones sociales, lo que constituye un aprendizaje mucho más significativo porque se basa en las experiencias de los individuos.

Pero además, el aprendizaje en red ofrece otras posibilidades a los alumnos como el aprendizaje en colaboración. El aprendizaje colaborativo permite a los alumnos trabajar en grupos heterogéneos para ofrecer soluciones a sus actividades, dudas, tareas y problemas. A través de estos grupos, los estudiantes pueden tomar decisiones y lograr el conocimiento. Según (Martín, 2010), “en los planes de formación, el aprendizaje colaborativo y el uso de herramientas interactivas están cobrando importancia, ya que la utilización de estas aplicaciones favorece el trabajo en grupo, el autoaprendizaje, la interacción y la comunicación entre todos los actores del proceso de enseñanza-aprendizaje. La formación en red se dirige hacia un modelo constructivista, donde los alumnos aprenden practicando e interactuando entre sí y con los docentes” (p. 142).

Como consecuencia de éste último aprendizaje, utilizar la red en educación puede promover un aprendizaje activo. Significa que se requiere del alumno una participación activa en el proceso. Debido a que el trabajo se desarrolla principalmente en grupo, las intervenciones de los participantes se hacen imprescindibles. Por ello, es preciso que el alumno adquiera a la misma vez, una mayor responsabilidad e implicación en el trabajo y en su propio aprendizaje.

El aprendizaje a través de la red permite también la fluidez de roles y protagonismo de los alumnos. Debido a la mayor implicación del alumno, éste se convierte en el centro del proceso, realizando actividades más complejas que en una situación de enseñanza tradicional como puede ser la adquisición de materiales para el aprendizaje, la dirección que tomará el estudio, las aportaciones al grupo, etc.

Como observamos, los profundos cambios que tienen lugar en la educación como consecuencia de la integración de las TIC en los procesos formativos afectan a algunos de los pilares fundamentales sobre los que ésta se sustenta como pueden ser los modelos educativos, los roles del docente o el sentido que adquiere el aprendizaje de los alumnos. Sin embargo, estos cambios tienen lugar debido que las TIC proporcionan no sólo espacio para la comunicación, la interacción o el intercambio de información sino verdaderos espacios virtuales destinados al desarrollo de actividades educativas.

Referencias

  • Harasim, L., Hiltz, S.R., Teles, L. y Turoff, M. (2000). Redes de aprendizaje. Barcelona: Gedisa.
  • Martín, J.L. (2010). Web 2.0. Una descripción muy sencilla de los cambios que estamos viviendo. La Coruña: Netbiblo.
  • Martínez, N. (2004). Los modelos de enseñanza y la práctica de aula. Recuperado de http://dewey.uab.es/pmarques/dioe/modelosnicolas.doc
  • Martín-Moreno, Q. (2004). Aprendizaje colaborativo y redes de conocimiento. IX Jornadas andaluzas de organización y dirección de instituciones educativas, pp. 55-70. Grupo Editorial Universitario: Granada. Recuperado de http://www.ugr.es/~sevimeco/biblioteca/orgeduc/redes/Quintina%20Martin%20Moreno.pdf
  • Martínez, f. y Prendes, m.p. (2003). Redes para la formación. En Martínez, F. Redes de comunicación en la enseñanza. Las nuevas perspectivas del trabajo corporativo, pp. 31-62. Barcelona: Paidós.
  • Prendes, M.P. (1995). Redes de cable y enseñanza. En Cabero, J. y Martínez, F. Nuevos canales de comunicación en la enseñanza, pp. 61-90. Madrid: Centro de estudios Ramón Areces.
  • Prendes, M.P. (2000). Trabajo colaborativo en espacios virtuales. En Cabero, J., Martínez, F. y Salinas, J. (Coords.). Medios audiovisuales y Nuevas Tecnologías para la formación en el S.XXI, pp. 223-246. Murcia: Diego Marín.
  • Salinas, J. (2000). El aprendizaje colaborativo con los nuevos canales de comunicación. En Cabero, J. Nuevas tecnologías aplicadas a la educación, pp. 199-228. Madrid: Síntesis.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*