Nueva publicación del Lab en la revista International Journal of Sports Physiology and Performance:  Enlace

Se presentan en este trabajo los primeros resultados en la literatura internacional sobre los efectos del confinamiento obligatorio asociado al COVID-19 en el rendimiento de deportistas de élite, en concreto de ciclistas profesionales.

Mediante una monitorización individualizada de un grupo de 18 ciclistas profesionales del Team Caja Rural – Seguros RGA, se han podido constatar los efectos que el confinamiento ha tenido en la distribución de las cargas de entrenamiento, tanto en el volumen total, como por cada zona de intensidad, así como su repercusión sobre el propio rendimiento funcional de estos deportistas.

Aunque la disponibilidad de rodillos y ergometrías en el ciclismo durante las 7 semanas que duró el confinamiento ha permitido que esta sea la especialidad deportiva con menor impacto en el cumplimiento de las rutinas habituales de entrenamiento, dadas las características propias de los esfuerzos indoor (menor capacidad para la disipación del calor y mayor deshidratación, mayor consumo de glucógeno y deriva cardiaca, ausencia de recuperaciones en pendientes negativas, mayor exigencia psicológica..), los preparadores de este equipo programaron un 34% menos de volumen de entrenamiento semanal, especialmente a intensidades por debajo del Umbral Aeróbico (un 52% menos), y a intensidades iguales o superiores al Máximo Estado Estable (40% o menos del volumen total semanal previo al confinamiento).

A pesar de que en las últimas tres semanas de confinamiento todos estos ciclistas realizaron simulaciones de carreras virtuales en los que alcanzaron la máxima percepción del esfuerzo en repetidas ocasiones para distintos tiempos de exposición, las mejores potencias medias en 5 y 20 min (P5 y P20, respectivamente) sufrieron retrocesos muy notables: [P5 de 6.5 ± 0.4  W/kg a 5.7 ± 0.5 W/kg; P20 de 5.5 ± 0.3 W/kg a 5.0 ± 0.4 W/kg], lo que significó pérdidas individuales de rendimiento de entre el 1% y el 19 %.

En su conjunto, los resultados de este trabajo demuestran que una reducción parcial del entrenamiento, alcanzado un volumen total promedio de 12 h semanales, con tan solo 6 horas o menos de entrenamiento a baja intensidad (por debajo del Umbral Aeróbico), y menos de 2 h a intensidad superior al Máximo Estado Estable, no permiten retener las adaptaciones cardiorrespiratorias, neuromusculares y metabólicas que ostentan deportistas de este nivel competitivo.