Amaya Jimeno-Almazán, Ángel Buendía-Romero, Alejandro Martínez-Cava, Francisco Franco-López, Bernardino Javier Sánchez-Alcaraz, Javier Courel-Ibáñez, and Jesús G. Pallarés. (2023). Effects of a concurrent training, respiratory muscle exercise and self-management recommendations on recovery from post-COVID-19 conditions: the RECOVE trialJournal of Applied Physiology. Jan 1;134(1):95-104. ENLACE

Como continuación del estudio recientemente publicado por este mismo grupo de investigadores en Internal and Emergency Medicine (ENLACE) sobre la sintomatología en las personas que sufren condiciones post-COVID-19, en el trabajo actual se muestran los resultados de un programa sistemático y supervisado de 8 semanas de entrenamiento concurrente, con o sin entrenamiento de la musculatura inspiratoria, frente al estándar actual de rehabilitación en Atención Primaria para la Rehabilitación de paciente tras la infección por COVID-19 (recomendaciones autoguiadas de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

En el estudio precedente (también comentando en este Blog) concluíamos que, si mantener una buena condición física durante el curso de la enfermedad impacta directamente en la percepción e intensidad de los síntomas manifestados por los pacientes con condiciones post-COVID-19, y por lo tanto era probable que el ejercicio pudiera paliar los efectos de la COVID-19 persistentes a largo plazo.

Teniendo en cuenta lo anterior, se diseñó un ensayo clínico en el que reclutamos a 80 adultos con condiciones post-COVID-19. Todos ellos eran pacientes que, tras una infección por SARS-CoV-2 confirmada y por la que no habían precisado ingreso, presentaban síntomas persistentes de más de 3 meses desde el inicio de la enfermedad aguda y en los que se habían excluido otros diagnósticos alternativos que los justificaran.

Tras una cuidadosa valoración preparticipativa y examen físico previo que incluyó espirometría, electrocardiograma y ecocardiografía, estos pacientes se sometieron a una evaluación de la condición cardiorrespiratoria mediante un test de esfuerzo submáximo (protocolo de Ekblom-Bak para la estimación de la VO2max) y una valoración de la fuerza en los ejercicios de press de banca, media sentadilla y fuerza de agarre manual. Además, los participantes reportaron información relativa a su estado de salud física y mental mediante escalas validadas (PROM). Los participantes fueron estratificados según su VO2max y posteriormente aleatorizados en una de las 4 posibles intervenciones:

A) Entrenamiento concurrente (CT)

B) Entrenamiento de la musculatura inspiratoria (RM)

C) Combinación de ambas modalidades (CT+RM)

D) Recomendaciones de la OMS (CON)

La intervención de entrenamiento concurrente (CT) consistió en una rutina de 3 días de entrenamiento semanal, con 2 días de entrenamiento de fuerza programado y monitorizado por velocidad (VBT) [50 % 1RM (una repetición máxima), 3 series, 8 repeticiones, 4 ejercicios (sentadilla, press de banca, peso muerto y jalón dorsal)] seguido de entrenamiento de resistencia interválico de intensidad moderada [MIVT: 4–6 × 3–5 min al 70–80 % de la frecuencia cardíaca de reserva (HRR) / 2–3 min al 55 %–65 % HRR], y un día de entrenamiento de resistencia continuo ligero (LICT: 30-60 min, 65%-70% HRR). El entrenamiento de la musculatura inspiratoria (RM) consistía en la realización de 1 serie de 30 repeticiones [62,5 ± 4,6 % de la PIM (presión inspiratoria máxima)], precedida de una serie de calentamiento, dos veces al día, los 7 días de la semana.

Si bien se produjo una progresiva mejoría sintomática en todos los grupos, el descenso medio del número de síntomas y el número de pacientes que mejoraron, fue significativamente superior para los grupos de entrenamiento concurrente (CT y CT+RM) (Figura 1).

Figura 1. Cambios en el número total de síntomas post-COVID-19 tras 8 semanas de entrenamiento para cada uno de los 4 grupos de intervención. *Diferencias significativas entre el Grupo CON; #Diferencias significativas entre el Grupo RM.

Aunque no se detectaron diferencias significativas entre los grupos para el VO2max, sí se evidenciaron notables mejoras individuales, clínicamente relevantes, en los grupos de CT (7,5 %; tamaño del efecto, ES = 0,28) y CT+RM (7,8 %; ES = 0,36). La fuerza muscular en media sentadilla mejoró significativamente en estos mismos grupos (14,5 – 32,6 %; ES = 0,27 – 1,13) en comparación con los grupos RM y CON (-0,3 – 11,3 %; ES = 0,10 – 0,19), y también lo hizo la fuerza en press de banca, aunque las diferencias solo alcanzaron significación estadística en el caso de la fuerza submáxima (velocidad media de todas las cargas comunes PRE-POST). No hubo diferencias significativas en la evolución de la fuerza de agarre entre los distintos grupos (Figura 2).

Figura 2. Cambios en el VO2max (A) y Fuerza Máxima en media Sentadilla (B) tras 8 semanas de entrenamiento para cada uno de los 4 grupos de intervención. *Diferencias significativas entre el Grupo CON; # Diferencias significativas entre el Grupo RM.

 

Resulta destacable que no se produjo ningún evento adverso derivado de las intervenciones de ejercicio en ningún participante, ni abandono atribuible al programa de intervención de ninguno de los grupos esta causa.

Respecto a la evolución de los PROM (Patient Reported Outcome Measures), solo los grupos de CT y CT+RM mejoraron significativamente en la percepción de la disnea y de la fatiga, al igual que ocurrió con el estado general de salud física. Además, se encontraron diferencias significativas entre las intervenciones en las dos escalas de la fatiga (FSS, Fatigue Severity Scale y CFQ-11, Chadler Fatigue Questionnaire) y la depresión (PHQ-9, Patient Health Questionnaire), a favor de las intervenciones de entrenamiento concurrente (CT y CT+RM).

En su conjunto, los resultados del estudio nos permiten concluir que:

  • La combinación de entrenamiento de fuerza y resistencia, también denominado entrenamiento concurrente, en pacientes con condiciones post-COVID-19 que no han precisado hospitalización, es una estrategia eficiente y efectiva para la recuperación de la condición física y de la fuerza muscular.
  • Esta mejoría se acompaña de una mejora en la percepción del estado de salud físico y mental, así como de una recuperación sintomática superior en estos pacientes, especialmente en los dos síntomas principales: la fatiga y la disnea.
  • Estos beneficios se han conseguido en pacientes con bajo riesgo de complicaciones, en un entorno extrahospitalario con salas de entrenamiento deportivo,  de forma eficiente y segura, bajo la supervisión de Educadores Físico Deportivos.
  • No hemos podido evidenciar que el entrenamiento de la musculatura inspiratoria, bajo las condiciones evaluadas, proporcione mejoría en estos pacientes.
  • Las Recomendaciones para la Rehabilitación tras la infección por COVID-19 elaboradas por la OMS (grupo CON) no fueron eficaces en la recuperación de los participantes.