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Caso 007

     
 

Autor:

 

Miriam Fuentes Bermejo

Andrés García Lax

Grupo:

A3-A4

 

 

TC toraco-abdominal

Los tumores uroteliales son poco frecuentes, representan alrededor del 5% de todos los tumores renales. Se trata de tumores que suponen un gran consumo de recursos (situándose el cáncer de vejiga como el quinto tumor de coste más elevado), pues son muy recidivantes y necesitan seguimientos a muy largo plazo. Como factores etiológicos se señalan la nefropatía endémica de los Balcanes, la nefropatía por abuso de analgésicos (fenacetina) y el hábito de fumar cigarrillos (3,8 de riesgo relativo), citándose asimismo la influencia de factores ocupacionales (industrias de tintes, petroquímica y plásticos).

En el 90% de los casos son carcinomas del epitelio de transición (carcinoma transicional), siendo raros los otros tipos tumorales (carcinoma de células escamosas, adenocarcinoma, etc.). Asientan en cualquier localización a lo largo de la mucosa del aparato urinario: cálices, pelvis, uréter, vejiga e incluso uretra. Pueden ser únicos, pero a menudo son múltiples, existiendo varios tumores por siembra a lo largo de la vía urinaria. Los tumores con células de alto grado de malignidad tienden a ser más agresivos y a invadir el parénquima renal o la pared ureteral y metastatizar por vía linfática o vascular.

En la topografía, hay que tener en cuenta un fenómeno que se produce en este tipo de tumores, que recibe el nombre de implantación descendente. Es un fenómeno tal que si tengo un tumor en el tracto urinario superior, es muy probable que también tenga en el inferior. Es decir, siempre hay implantación descendente en la vía urinaria desde el tumor primario hacia abajo. Este proceso se relaciona con la facilidad de descamación celular de estos tumores, utilizando la orina como vehículo de diseminación. Es muy importante a la hora de la intervención, pues hay que hacer una resección del tumor hacia abajo ya que, si cortamos y empalmamos sin más, puede recidivar.

Por lo general, son tumores de aspecto papilar, muy friables y vascularizados, por lo que sangran con facilidad, siendo la hematuria el síntoma revelador más frecuente, a veces con coágulos y crisis esporádicas de cólico renal.

Ante la presencia de una masa renal en población superior a 40 años, hay que diferenciar entre quiste renal simple (la lesión más frecuente y benigna) y carcinoma renal.

A continuación, vemos un esquema en el que se detalla el algoritmo diagnóstico ante una masa renal solitaria. En nuestro caso, al haber tenido el paciente antecedente de tumor urotelial en riñón izquierdo y, por tanto, haber sido intervenido del mismo, al aparecer en riñón contralateral una masa sólida de características similares a la anterior se decide hacer TC para valorar el tamaño del tumor y la estadificación del mismo.    

 

El procedimiento inicial es la citología urinaria, con una sensibilidad del 90%. Los tumores uroteliales tienen una característica: descaman células a la orina; con lo cual aprovechamos esto para analizar el sedimento celular urinario.

El siguiente paso es la ultrasonografía, que permite diferenciar claramente las lesiones líquidas de las sólidas. La fiabilidad diagnóstica del ultrasonido en la detección de quistes es aproximadamente del 90% de los casos.

La tomografía computarizada junto con la urografía (uro-TC) es muy importante para determinar la extensión extrarrenal de los tumores, sobre todo la afectación de ganglios de la región paraaórtica y de la cava, la invasión de la fascia de Gerota, la invasión posterior de los tejidos paraespinales y los músculos psoas. Por tanto, la TC se utiliza hoy fundamentalmente para evaluar la extensión de los tumores y en quistes complejos. La presencia de recidiva local se detecta mejor por TC que por ninguna otra técnica. Los hallazgos son habitualmente los de masa de partes blandas en la fosa renal, con frecuente irregularidad o aumento del psoas por afectación, así como la invasión de las áreas vecinas tales como colon, piel, etc.

Aunque, según hemos leído en la bibliografía, el estudio de masas renales se puede realizar con ultrasonido, en los tumores uroteliales debe estudiarse adecuadamente con TC para tener un factor pronóstico exacto.

Las principales indicaciones del TC en el examen del aparato urinario son:

1.     Masas renales complejas no claramente definidas por ultrasonido.

2.     Hidronefrosis de origen indeterminado.

3.     Riñón no funcionante.

4.     Desplazamientos renales por probables masas.

5.     Complicaciones de la cirugía renal y del transplante renal.

6.     Lesiones del espacio perirrenal.

7.     Estadiaje de tumores renales.

8.     Trauma renal.

9.     Recidiva de hipernefroma.

10. Cálculos dudosos.

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