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Caso 003

     
 

Autor:

 

María Julia Hernández Vidal

Grupo:

A1

 

 

DIAGNÓSTICO FINAL

Infarto agudo-subagudo en el territorio irrigado por ACM izquierda.

 

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La enfermedad cerebrovascular es la tercera causa de muerte en los países desarrollados tras la enfermedad cardiaca coronaria y el cáncer (sumando todos los tipos de éste). Esto nos da una idea de la relevancia de esta patología y la importancia de un diagnóstico adecuado y precoz, el cual  puede mejorar las tasas de morbilidad y mortalidad.

Se define la enfermedad cerebrovascular (ECV) como la interrupción, tanto por mecanismos isquémicos como hemorrágicos, de la llegada de sangre a cualquier parte del cerebro. También se le conoce como accidente cerebrovascular (ACV) o ictus. 

Clasificamos el ACV en dos grandes bloques: ACV de origen isquémico y ACV de origen hemorrágico.

El ACV de tipo isquémico supone el 75-80% de los ictus y en él hemos de diferenciar dos tipos según su intensidad y duración: el AIT y el infarto, según la duración de los síntomas. En el infarto la duración es mayor de 24 horas y existe lesión objetivable por neuroimagen.

La arteria cerebral media (ACM) es el vaso más frecuentemente afectado en los ictus isquémicos. Lo más frecuente es que se produzca por un embolismo arterio-arterial o cardíaco o que sea criptogenética. Más rara es la aterotrombosis in situ (intracraneal). La clínica puede ser muy florida debido al gran territorio vascularizado por esta arteria, el cual comprende zonas de los lóbulos frontal, parietal y temporal.

Entre las alteraciones que se pueden apreciar, si se afecta el hemisferio dominante, encontramos:

o      Afasia que puede ser de Wernicke, de Broca, o global, según el territorio afectado.

o      Hemiparesia y hemihipoestesia contralaterales de predominio faciobraquial.

o      Hemianopsia o cuadrantanopsia contralaterales.

o      Desviación oculocefálica hacia el lado de la lesión.

 

         

Irrigación de los territorios cerebrales                        Homúnculo de Penfield.  

 

Comparando ambas imágenes entenderemos las variadas manifestaciones clínicas que se presentarán según qué tipo de arteria esté afectada.

La isquemia produce necrosis al privar a las neuronas de glucosa, que a su vez impide la producción de (ATP) en las mitocondrias, lo que lleva a un fallo en las bombas de membrana y a la despolarización de las neuronas. La isquemia moderada, como la que se observa en la zona de penumbra isquémica, favorece la muerte por apoptosis, donde las células se destruyen días o semanas después.

Diagnóstico.

Aunque la historia clínica y el examen neurológico son casi siempre suficientes para hacer el diagnóstico de apoplegía, la crucial diferenciación entre ictus hemorrágico e isquémico sólo puede establecerse con neuroimágenes. La llegada de la TC a principios de los 70 facilitó gradualmente el diagnóstico y manejo de los ACV. Con el TC es posible establecer un diagnóstico no invasivo y fidedigno, y distinguir entre el ACV causado por infarto y el causado por hemorragia. Además otras lesiones cerebrales que se podrían presentar como un cuadro de ACV, tumor cerebral, absceso cerebral y un hematoma subdural, podrán ser claramente diferenciadas en el examen con TC.

La TC simple puede ser patológica en las primeras 3 h del episodio en el 75% de los pacientes con infarto de la arteria cerebral media (ACM). Los signos precoces incluyen hipodensidad o edema tisular focal en la sustancia gris de la corteza cerebral y núcleos de la base. Entre las 8 y 24 horas después del comienzo de los síntomas isquémicos, la TC sin contraste revela una tenue pérdida de la diferenciación de sustancia gris y blanca en el área del infarto, mostrando una hipodensidad media afectando principalmente a la sustancia gris profunda y al córtex. Esta hipodensidad se distingue mejor después de unos días y adopta una forma triangular con la base en la superficie del cerebro y se confirma en el territorio vascular de la arteria ocluida.

Tratamiento.

La causa de la obstrucción es, en la gran mayoría de ictus is- quémicos, de origen trombótico. Nuestro objetivo es claro: restaurar el flujo sanguíneo cerebral precozmente, evitando el daño irreparable de la isquemia mantenida. La eliminación del obstáculo se realiza mediante fármacos (trombolíticos) o mediante catéteres intravasculares.

 

BIBLIOGRAFÍA

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6. Pedro Navarrete Navarro, Francisca Pino Sánchez, Rafael Rodríguez Romero, Francisco Murillo Cabezas, M. Dolores Jiménez Hernández. Manejo inicial del ictus isquémico agudo Med. Intensiva v.32 n.9 Madrid dic. 2008 en http://scielo.iscii.es

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