En la patología isquémica es fundamental
instaurar lo más precozmente posible el
tratamiento trombolítico a fin de
mejorar el pronóstico y evolución del
paciente, pero una de las condiciones
necesarias para que se pueda aplicar
este tratamiento es que se haya
conseguido la exclusión de hemorragia
cerebral por neuroimagen. La TC es el
método más eficaz, rápido y de bajo
costo para el estudio de un evento
isquémico agudo, debido a que está
inmediatamente disponible a toda hora en
la mayoría de los hospitales principales
y a que produce imágenes con rapidez;
pero también a que tiene beneficios
diagnósticos únicos, pues descarta
rápidamente una
hemorragia cerebral o la
presencia de signos radiológicos
tempranos que sugieran evento isquémico
extenso en evolución, que contraindiquen
la trombolisis. Luego la finalidad del
TC de urgencias es descartar hemorragia
y poner fibrinólisis.
Por otro lado, la RM requiere mucha
mayor colaboración del paciente que el
TC, ya que la adquisición de las
imágenes requiere mayor tiempo, y esto
no siempre es posible en pacientes con
ACV agudo, quienes suelen estar confusos
y no cooperan. Además los pacientes con
ACV agudo requieren una monitorización
con equipos que son incompatibles con la
RMN.
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