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Ante un paciente con clínica de focalidad neurológica sugerente de ictus, la técnica de elección es la tomografía computerizada. Aunque la RMN define mejor la extensión de la isquemia, la TC es más eficaz para descartar la hemorragia intracraneal en su fase aguda, lo que permite distinguir entre ictus isquémico e ictus hemorrágico. Este punto es de vital importancia para establecer o desestimar el tratamiento trombolítico. Además la RMN es una técnica menos disponible, más lenta y que requiere la colaboración del paciente. Por otra parte, la TC simple puede ser patológica en las primeras 3 h del episodio hasta en el 75% de los pacientes con infarto de la arteria cerebral media, pudiendo aportar información de forma precoz.
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