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A diferencia de la TAC, la RMN no precisa emitir rayos X para transmitir imágenes de la zona estudiada. La imagen se consigue empleando campos magnéticos, por lo que su uso está contraindicado en personas portadoras de algún tipo de elemento metálico en el interior del cuerpo. También precisa la inyección de un producto de contraste, pero diferente al utilizado en la TAC. Permite ver con gran claridad cualquier alteración y en el caso de los tumores cerebrales es la prueba diagnóstica de primera elección, pues es la que permite las imágenes más precisas. Durante su realización el paciente permanece acostado en una camilla que se introduce en un cilindro y que puede provocar una sensación de claustrofobia aunque también existen aparatos de resonancia abiertos.
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