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Caso 041

     
 

Autor:

 

Tania Álvarez Balseca

Irene Blanco Candel

Grupo:

D3

 

 

TAC craneal

El estudio complementario de elección es el TAC, que demuestra con mayor sensibilidad la presencia de sangre en el espacio subaracnoideo. Su localización preferencial en alguna cisterna puede orientar sobre la ubicación de la fuente de sangrado; además aporta datos sobre el compromiso parenquimatoso y las diferencias en el tamaño ventricular.

Conclusión: ante sospecha de hemorragia intracraneal, la prueba de elección es el TAC.

En el TAC podemos identificar estructuras:

- Isodensas (si su densidad es similar a la del parénquima encefálico)
- Hipodensas (si fuera menor, y por ello más oscuras) como el LCR, zonas de edema o isquemias…
- Hiperdensas (más claras que el parénquima) como la sangre extravasada, las calcificaciones y los depósitos de metal.

Además, la HSA produce un incremento densitométrico del espacio subaracnoideo. La elevación de la densidad es proporcional a la intensidad del sangrado y puede generar tres tipos de imagen en TAC en los pacientes con cuadro clínico constituido:

a) HSA no detectable, por la dilución hemática. Se requiere generalmente una punción lumbar complementaria para descartar un falso (-). Esta situación se da sobre todo en HSA con más de 3 días de evolución, y muy ocasionalmente en hemorragias mínimas o en HSA de origen medular.

b) HSA con “borramiento de cisternas” por igualarse la densidad del LCR con la de la corteza cerebral.
c) HSA con elevación densitométrica patognomónica.

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