Ante la presencia de traumatismos la prueba de imagen inicial, después de la historia clínica y exploración física, es la radiografía convencional. Se utiliza principalmente para evaluar los huesos y las articulaciones. Esta técnica tiene ventajas importantes que hacen que tenga especial interés en situaciones de urgencia: está disponible casi universalmente, es relativamente barata en relación con otras pruebas de imagen y la dosis de radiación que recibe el paciente es pequeña.
Las proyecciones radiográficas que se deben realizar en un paciente cuando se sospecha fractura o luxación son como mínimo dos (en planos perpendiculares entre sí) y a veces se incluyen proyecciones especiales. Eligiendo cuidadosamente qué estudio se solicita podremos obtener la mayor cantidad de información posible (presencia o no de fractura, grado de aposición de los fragmentos, de torsión…)
La gammagrafía ósea y la resonancia magnética no se realizan de urgencia ante situaciones similares a ésta, utilizándose habitualmente para el cribado de metástasis óseas y evaluación de tejidos blandos, respectivamente. La ecografía penetra con dificultad en el hueso por lo que no resulta útil en este paciente.
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