La espondilitis anquilosante, también llamada morbus Bechterew, mal de Bechterew-Strümpell-Marie, espondilitis reumática y espondilitis anquilopoyética, es una enfermedad autoinmune reumática crónica con dolores y endurecimiento paulatino de las articulaciones. Pertenece al grupo de las llamadas espondilopatías o espondiloartropatías seronegativas. Seronegativas porque el resultado del análisis de sangre FR (factor reumatoideo) es negativo, a diferencia de la artritis reumatoide que es positivo. Las espondiloatropatías incluye a la artritis reactiva, la artritis psoriásica, y la inflamación intestinal, incluida la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn. Afecta principalmente a la columna vertebral, a los ligamentos, inflamación denominada entesitis de la musculatura esquelética, en especial en la zonas cervical, lumbar, y la articulación iliosacral o sacroíliaca, pero puede afectar también otras articulaciones del cuerpo como la cadera, rodillas, hombros y el talón de Aquiles. Durante el desarrollo de la enfermedad pueden aparecer también inflamaciones oculares en el iris (iritis), en la úvea (uveítis), causando migraña y fotofobia. También pueden ser afectados otros órganos como los riñones y pulmones.
Pues esta enfermedad que durante años ha ocasionado múltiples problemas al paciente, en esta ocasión ha sido probablemente la causa de la no afectación de la fractura a la médula, ya que, la columna debido a su rigidez y soldadura tanto ósea como ligamentosa, ha actuado como un bloque salvando la estructura medular. Además del hecho de que la debilidad de la estructura de la columna, ha permitido su fracturación con un débil impacto.