Actualmente ante una
paciente con cáncer de mama, junto al
estudio preoperatorio, debe realizarse
la identificación y detección del
Ganglio Centinela con anestesia
local, en los casos en los que está
indicado.
Entre las aportaciones
más significativas de la medicina
nuclear en el manejo del enfermo
oncológico en los últimos años se
encuentra, en un lugar preeminente, la
técnica de detección y localización
gammagráfica del ganglio centinela,
especialmente en el cáncer de mama. Los
últimos estudios han demostrado que el
factor pronóstico más importante para el
cáncer de mama, en la actualidad, es el
estado de los ganglios axilares. Su
afectación disminuye hasta en un 40% la
supervivencia a los 5 años de los
pacientes.
El drenaje linfático
mamario muestra predilección por la
axila (85%), seguida por la cadena
mamaria interna (35%) y los ganglios
supra e infraclaviculares (17%). La
atención se ha centrado sobre las
metástasis ganglionares axilares, por
ser las más frecuentes. Sin embargo, la
detección de metástasis ganglionares en
otras cadenas del drenaje mamario es
también importante, y quedan muchas
preguntas por resolver acerca del
pronóstico y tratamiento de los
pacientes con metástasis no axilares.
La linfogammagrafía de
detección del Ganglio Centinela es un
método sencillo y muy eficaz, con una
sensibilidad superior al 95%.
Fundamentada en la teoría
de la diseminación ordenada de los
tumores sólidos, según la cual el
Ganglio Centinela correspondería con el
primer ganglio que recibe el drenaje
linfático directamente desde el tumor
primario, por lo tanto es el ganglio que
presenta mayor riesgo de albergar
metástasis, la detección gammagráfica
del ganglio centinela ha demostrado,
en los diversos trabajos publicados
hasta la fecha, unos excelentes
resultados en cuanto a la capacidad de
detección del primer ganglio de la vía
de drenaje tumoral, y pasa a ser el
mejor tejido de referencia para tomar
una biopsia de forma selectiva y
analizarlo histopatológicamente mediante
técnicas apropiadas.
La exploración se aplica
en todos aquellos casos de tumor
palpable T1 o T2 (preferentemente menor
de 2 cm de diámetro), con ganglios
axilares no palpables (N0) o bien N1
clínicos y en ausencia de extensión
sistémica de la neoplasia.
En nuestro caso concreto,
la paciente no muestra signos clínicos
de afectación adenopática axilar (N0),
de manera que tiene indicación de
realización de linfogammagrafía para
detección del Ganglio Centinela. Ello
permitiría, a la luz de los resultados
obtenidos, proponer a la paciente la
actitud quirúrgica:
- Sin necesidad de
realizar un vaciamiento axilar en el
caso de que el ganglio centinela sea
negativo.
- Con vaciamiento axilar
reglado en el caso de que el ganglio
centinela sea positivo.
Técnica:
Veinticuatro horas antes
de la intervención quirúrgica, se
inyecta
3 mCi de 99m
Tc nanocoloide de albumina, por vía
intratumoral,
si la lesión no es
palpable se realiza la punción guiada
por ECO.
Posteriormente, a los 5,
30, 60 y 90 minutos de la inyección se
adquieren imágenes planares en
proyección anterior, utilizándose para
ello una gammacámara. Si en la imagen de
90 minutos no se observa actividad
sugestiva de corresponder al Ganglio
Centinela obtenemos un último registro a
las 4 horas post-inyección.