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Dada la alta sospecha de cáncer de mama que presenta esta paciente (por su edad y las características clínicas del nódulo), la prueba de elección es la mamografía. La mamografía es una de las pruebas más útiles y con mayor rendimiento en el diagnóstico del cáncer de mama y el screening poblacional. Se considera la prueba diagnóstica por excelencia. Presenta una sensibilidad del 90%, y es de utilidad fundamental en el diagnóstico precoz de las lesiones malignas. Además, la mamografía es especialmente útil en mujeres de más de 40 años, y sobre todo en postmenopáusicas, puesto que poseen unas mamas menos densas y en las que la grasa permite un mejor contraste de densidades.
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