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Caso 018 |
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Autor: |
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Andrea Espuch Oliver |
Grupo: |
A3 |
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DIAGNÓSTICO FINAL |
HEMORRAGIA SUBARACNOIDEA EN SURCOS FRONTAL, BIPARIETAL Y TEMPORAL DERECHO |
Comentarios |
La hemorragia subaracnoidea (HSA) es un síndrome, más que una entidad patológica aislada, que tiene lugar como consecuencia de ruptura de uno o más vasos sanguíneos. Cuando esto ocurre, la sangre irrumpe en el espacio subaracnoideo con una elevada presión y generalmente se manifiesta clínicamente como una cefalea de gran intensidad, explosiva y aguda, que puede acompañarse o no de una disminución del nivel de conciencia, el cual puede ir desde la simple somnolencia hasta el coma profundo.
La HSA es el ictus que cualitativamente presenta una mayor morbimortalidad. Representa entre el 4% y el 7% de todos los ictus y, a pesar de la considerable evolución de los procedimientos diagnósticos y las técnicas quirúrgicas, endovasculares y anestésicas, sigue caracterizándose por su elevada morbimortalidad: el 45% de los pacientes fallece en los primeros 30 días y en el 50% de los supervivientes queda algún tipo de secuela irreversible.
La hemorragia subaracnoidea puede ser causada por sangrado de un aneurisma cerebral, sangrado a raíz de una malformación arteriovenosa, trastorno hemorrágico, TCE, uso de anticoagulantes o causa desconocida.
Concretamente, la HSA originada por la ruptura de un aneurisma cerebral es muy común en personas de edades comprendidas entre 20 y 60 años y es ligeramente más frecuente en las mujeres que en los hombres.
El síntoma principal es un dolor de cabeza intenso que comienza súbitamente y, a menudo, es más intenso en la zona occipital. La cefalea puede comenzar después de una sensación de estallido o crepitación en la cabeza.
Otros síntomas pueden ser: disminución del estado de conciencia, fotofobia, confusión e irritabilidad, cambios en el estado de ánimo y de la personalidad, mialgias, náuseas y vómitos, rigidez de cuello, diplopía, parestesias o convulsiones.
El diagnóstico de este síndrome se realiza mediante la clínica y pruebas complementarias.
La TC el la prueba de imagen radiológica más importante para valorar la hemorragia intracraneal aguda, la hemorragia subaracnoidea, la existencia de un efecto masa e hidrocefalia, entre otros. Además, nos permitirá diferenciar entre el ictus isquémico (75% de todos los ictus) y el hemorrágico (25%). Por tanto, la TC simple es la prueba más sensible para detectar un sangrado intracraneal en fase aguda, el cual se nos presentará como una hiperdensidad focal. Por otro lado, si la tomografía es normal, se debe efectuar una punción lumbar.
Otras pruebas complementarias que se podrían realizar son angiografía cerebral de los vasos sanguíneos del cerebro, angioTAC, Ecografía Doppler trascraneal, RM y angioRM.
El objetivo del tratamiento de la HSA será proteger la función residual del cerebro, además de prevenir las complicaciones neurológicas y sistémicas que pueden interferir con la adecuada recuperación de los pacientes.
La cirugía tiene varios objetivos:
Eliminar grandes acumulaciones de sangre o aliviar la presión en el cerebro si la hemorragia se debe a una lesión.
Reparar el aneurisma si la hemorragia se debe a la ruptura de éste.
Si el paciente está extremadamente inestable, es posible que la cirugía tenga que esperar hasta su recuperación.
Pronóstico
El pronóstico de un paciente con HSA depende de muchos factores, entre ellos la ubicación y la cantidad del sangrado y de las complicaciones. Así, una persona de edad avanzada y síntomas más graves tendrán un pronóstico peor. La recuperación puede ser completa en algunas personas después del tratamiento, pero otras pueden morir incluso con un tratamiento intensivo.
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