Aunque el TAC es una prueba de imagen de gran importancia en la exploración de la patología cerebral, en este caso la prueba de elección es la RMN con contraste de gadolinio, ya que presenta mayor resolución de contraste para tejidos blandos, alta sensibilidad para tejidos edematizados y para la valoración del flujo sanguíneo, así como para definir malignidad, recidiva o persistencia tumoral. También nos permite visualizar mejor la fosa posterior que con el TAC, así como obtener imágenes topográficas reconstruidas en cualquier eje o plano del organismo. Además no presenta riesgos biológicos por irradiación, a diferencia del TAC.